Otra taza de café e_e
gracias por leer.
Capitulo extra: El demonio de un solo ojo vs el demonio de dos caras.
Finalmente tenía un poco de paz ¡Oh! tan ansiada y esperada paz. Sólo ella y el individuo estúpido de cabellos largos que ahora era su esposo, se encontraban en Okinawa, en medio de su luna de miel. Ya habían pasado dos días desde que se casaron, y estando lejos del sequito de shamanes ruidosos todo era tranquilidad. Suspiró profundamente agradecida de que lo peor ya hubiera acabado, y es que eso de ser el centro de atención como lo fue en su boda era incomodo. Observó gustosa la lujosa habitación de la casa —cortesía de Manta—, mientras hojeaba una revista.
Pensar que hasta hace unos días estaba siendo custodiada por esas tres mujeres odiosas; Asakura Keiko, Asakura Kino y Kyouyama Azami. Su boda con Yoh significó una liberación en muchos sentidos; el problema ahora era la cercanía con el muchacho que la ponía sumamente nerviosa, aparentar delante de él cansaba mucho, y más estando completamente solos. Fuera de eso, le agradaba estar ahí. Tomó nota mental para recordar que obligaría a su marido a comprarle una casa en Okinawa en un futuro.
—¡Ya llegue, Annita! —Ese era él, regresando de quien sabe donde. Hace más o menos una hora lo envió por la cena.
—Te tardaste ¿Acaso planeabas dejar que tu linda esposa muriera de hambre? —lo regañó mientras cerraba su revista.
—No tenían del curry que querías, tuve que ir muy lejos. —se excusó.
Anna había visto en un folleto algo acerca de un curry delicioso que preparaban en ese lugar, por lo tanto le exigió a Yoh que lo trajera para cenar. A decir verdad, las cosas entre ellos seguían tan iguales como cuando sólo estaban comprometidos, a diferencia de que ahora dormían juntos, y él estaba tan ridículamente meloso… —eso le gustaba, pero jamás lo admitiría—.
—También traje algo de sake, bebámoslo esta noche —dijo soltando su singular risa.
—¿No te basto con la borrachera de hace unos días?
Como olvidarlo. Una noche antes de su boda, esa bola de impertinentes corrieron por toda la mansión gritando tonterías acerca del demonio de un solo ojo —que al final, sólo era Ren Tao—, y encima Yoh entró a su habitación sin previo aviso, la vio a punto de quitarse su ultima prenda de ropa para ponerse la yukata con la que suele dormir, y aun así se atrevió a abrazarla ¡El muy sinvergüenza! Obviamente estaba bajo los efectos del alcohol, pues su aliento olía terriblemente.
—Eso fue un pequeño malentendido —explicó el chico recordando el dolor de los golpes que su esposa le dio. Se los merecía por haber roto la tradición de no verla después de las 12 hasta el momento de la ceremonia. Aquella noche todos durmieron en el bosque por ese incidente.
—¿Y que hay del día de la boda?
Esa también era una historia memorable. Estuvo toda la fiesta soportando al grupo de "yoyos" bebiendo sake como si se tratara de agua, incluso la obligaron a tomar también, aunque sólo dio dos pequeños sorbos a una copa. Luego, las cosas se pusieron extrañas con Chocolove haciendo algún tipo de danza interpretativa sobre la mesa, Manta confesando que salía con una americana, Horo-horo y Ren con una actitud bastante yaoi para su gusto, y Ryu coqueteándole a su madre enfrente de su padre. El colmo fue cuando Yoh gritó frente a todos que tendría la mejor noche de bodas, y luego hizo un comentario soez acerca de ella y de cómo la encontró la noche anterior en su habitación.
—Pues eso… —Frotó su cabeza. Aún podía sentir el vidrio de la botella de sake siendo estrellado contra él. Anna no soportaba una simple bromita, tuvo suerte de tener un cráneo duro.
—Ya deberías aprender la lección. Si vuelves a beber de más, te tirare al mar —Su rostro lucía severo, aunque sólo estaba tomándole el pelo—. Después de todo, sería más fácil cobrar una gratificación por viudez —Esto ultimo, tal vez si iba en serio.
Yoh rió con nerviosismo, sabía que Anna era capaz de eso.
Comenzaron a cenar en silencio en una pequeña mesa de la habitación, ese lugar era mucho más reconfortante que el resto de la casa, e igualmente tenían una vista maravillosa. No recordaban haber tenido tanta calma como ahora.
—Es una buena luna de miel —comentó él.
—Claro. —Ella estaba concentrada en su curry.
Si los días a su lado pudieran continuar siempre así… sería grandioso.
El reloj marcaba las 11:00 pm, cuando Anna regresaba de darse una ducha; cogió su cepillo y empezó a desenredar su cabello que también creció con el paso de los años.
—¿No vas a bañarte? —preguntó. Yoh continuaba sentado frente a la ventana, admirando el paisaje.
—Beberé un poco antes de hacerlo. —Sonrío intentando disminuir con eso cualquier oportunidad de que su esposa se enojara.
—No tienes remedio. —Suspiró rendida, la sonrisa había funcionado—. Pero te advierto que deberías tener cuidado.
—Lo sé, no me embriagare.
—No me refiero a eso.
—¿Entonces? —El chico volteo a verla con curiosidad.
—¿Manta no te menciono nada acerca del demonio que aparece en este sitio?
—¿De que hablas? Él no dijo nada al respecto.
—Se trata de un demonio de dos caras —explicó—. Lleva embrujando este lugar desde hace tiempo, y le gusta molestar a las personas cuando anochece.
Yoh rió ¿Anna estaba tratando de asustarlo? —Annita, ya estamos grandes para este tipo de cosas, y somos shamanes, no podemos creer en algo tan ridículo.
—Piensa lo que quieras. —La chica terminó con su cabello.
—De cualquier modo, hemos estado aquí por dos días y no ha pasado nada.
—No nos atacara a ambos al mismo tiempo.
—Claro, claro, no es tan fuerte como el demonio de un solo ojo —bromeó. Le parecía muy gracioso todo lo que la sacerdotisa le decía—. Apuesto a que él le ganaría en un combate.
—No estés tan seguro de eso —dijo. Luego se acostó en su lado del futon—. Buenas noches.
¿Después de tantos años, y Anna intentaba vengarse del pequeño cuento del demonio de un solo ojo? Al menos pudo haber empleado un poco más de creatividad. Ese nombre de "el demonio de dos caras" sonaba absurdo. Se imaginó divertido como sería si tuvieran un encuentro, seguro el que él inventó ganaría, y el de la itako no tendría oportunidad. Bebió el sake sin poder aguantar la risa, su luna de miel y ella se comportaba de ese modo… Ahora comprobaba una vez más que los traumas de la infancia de su esposa eran por su culpa.
Al llegar la medianoche decidió que era hora de asearse y dormir; mañana le tocaba preparar el desayuno temprano, y si no lo hacía sería hombre muerto. Caminó por el pasillo que conducía al baño mientras tarareaba una canción. Las noches de Okinawa solían ser calurosas, pero con la ducha se solucionaría.
—Kimi ni todoke northern lights… —cantaba mientras se desvestía. El grifo del agua ya estaba abierto, y sólo esperaría unos minutos más para que la tina se llenara. Estaba por quitarse la ropa interior cuando escuchó claramente un par de golpes en la puerta ¿Era Anna tratando de asustarlo nuevamente o quería…? Se sonrojo ante tal posibilidad. Dio unos cuantos pasos para abrirle.
—¡Apártate! —El grito de la criatura que estaba al otro lado ocasiono que sus cabellos volaran hacia atrás. Un ser flotante de color rojo estaba frente suyo, y debía ser el origen de los ruidos.
—¡El demonio de dos caras! —gritó echándose a correr semi-desnudo hacia la planta de abajo, tropezando en el camino y rodando por las escaleras. Sin duda, esa era una escena digna de recordarse.
Mientras tanto en la habitación, la rubia sonreía complacida. Eso le enseñaría a ese idiota a no subestimarla ¡Ella nunca mentía! Mucho menos para vengarse, tenía un modo más elegante de hacer las cosas. Se extendió en el futon, algo le decía que esa noche Yoh dormiría fuera.
—Si tu demonio se enfrentara al mío perdería, porque al menos este si existe —murmuró con satisfacción para finalmente quedarse dormida.