La ciudad de NY nunca duerme
Capítulo 1: Sacrificio
Edward Cullen, 24 años.
Camina y no puede evitar ver la altura del tremendo edificio que está en frente a él.
Cullen Company T., la empresa multimillonaria e internacional de tecnología. Comandada por Emmett Cullen, de 27 años, fue el sucesor del gran hombre, padre de ambos, Carlisle Cullen que había decidido que ya era tiempo de alejarse para salir a recorrer el mundo con su linda Esme.
Adentro del edificio desentona, bola de hipócritas piensa Edward, lo miran con desprecio solo por usar un par de jeans negros con su polo rojo desgastado mientras todos están en sus ridículos trajes caros, si supieran que él es uno de los dueños de este edificio. Sube por el ascensor de los grandes, por donde solo suben los Cullen eso marca la diferencia, en el piso de presidencia sí lo conocen y Janine, la mano derecha de Emmett, lo saluda y lo hace pasar sin avisar.
-Hola- dice Edward levantando la mano en un gesto incómodo al ver la formalidad con la que Emmett está sentado. Todo está impecable, desde la alfombra hasta la fotografía de la familia de Emmett en su escritorio.
-Tú siempre tan relajado Edward- Emmett le sonríe mientras Edward se sienta en un sofá.
-¿De qué querías hablarme?- Edward había recibido una llamada de Emmett pidiéndole que fuera a su oficina, lugar que Edward detestaba, para "charlar".
-Rosalie me va a pedir el divorcio-
Para todo niño siempre hay un ídolo, para Edward su ídolo fue Emmett, cuando papá los dejaba por ir a la oficina Emmett siempre supo ocupar un lugar cuando Edward lo necesitó. Con solo 3 años más que él, Emmett se portó siempre como el padre que a veces, pese al esfuerzo de Carlisle, le había hecho falta.
Edward no salía del asombro. Eran la pareja perfecta, se habían conocido hace 4 años en una fiesta que organizó la compañía, se había flechado y se volvieron inseparables desde entonces, hace dos años se casaron y tenían una hermosa niña, Harper, y un bebe en camino.
-¿Te ha dicho por qué?-
La cara de Emmett no tiene precio, si supieras piensa.
-Dejo la oficina o ella me deja a mí. Llegué ayer a la casa y fui para nuestro cuarto y ella ya no estaba. Resulta que ayer era nuestro aniversario. Y ahí empezó todo, los reclamos, los gritos, el llanto… -
Edward sabia de que hablaba. Él había pasado por lo mismo, él había visto como sus papás se peleaban cada vez que Carlisle faltaba a la casa por quedarse en la oficina.
-Me he perdido todo Edward, todo. En el primer cumpleaños de Harper llegué tarde, le brotó su primer diente y tampoco lo vi, no he ido a ninguna ecografía del niño. Sabía que esto era duro, pero quiero a mi familia de vuelta Edward-
-¿Qué tengo que ver yo en eso?-
Emmett mientras dormía en la incomodad del sofá, le había dado muchas vueltas a esta idea. La primera opción era dársela a su vicepresidente, Mike Newton. Un buen hombre de gran corazón pero que no iba contar con muchos años más de vida. Su segunda opción fue encontrar alguien que conociera el negocio, tal vez algunos de sus gerentes o un socio pero inmediatamente en su debate interno había salido a relucir alguien muy interesante, Edward. Él era músico, artista de la calle o cómo quisieras llamarle pero en realidad Edward vivía muy bien, era feliz y sin compromisos.
-Te quiero proponer algo- Edward no es tonto.
-No Emmett, yo no puedo. Yo no pertenezco acá. Lo acordamos hace años, tú querías esto, yo solo quería ser yo mismo, tú conoces este mundo- Edward sigue negando con la cabeza y haciendo lo que hace desde niño, jalarse los cabellos con frustración.
-He llevado a esta empresa a duplicar sus ganancias pero estoy perdiendo al amor de mi vida Edward. Se están escapando de mis manos. Te lo pido por mí, hermano, vendría siempre a ayudarte pero te acostumbrarás, créeme. Edward eres un hombre soltero, eres millonario-
-¿Y mi libertad? Emmett no nací para esto, me levantó a las 11, soy totalmente irresponsable con mis pagos de servicio, no tengo perro porque morirían conmigo, vivo para mi música. Ganó dinero suficiente para mí. Esto es otra cosa- Es un mundo donde él nunca quiso estar.
-Es tu decisión, házmela saber lo más rápido posible- Edward posa su mirada en esa fotografía que tiene Emmett en su escritorio. Esta Harper en un vestido de verano con Rosalie al lado con una barriga pequeña y Emmett abrazando a ambas.
-¿Le has dicho a papá?- Carlisle Cullen, hombre 52 años, con problemas de salud, que en este momento estaba con Esme en el Caribe.
-No, quiero tener el reemplazo ya, sabes cómo se pone con esas cosas, sabes también que mamá me mataría por causarle tremendos problemas- Emmet por un momento vuelve a ser el de antes, el que te mira sin ninguna preocupación, el que cada vez que sonríe le salen dos hoyuelos, pero la vibración de su celular lo hace regresar a la realidad.
-Tú más que nadie sabe como papá lucho por sacar esto adelante, no dejes que se pierda- Edward tira la puerta lo más fuerte posible, el personal que trabaja en ese piso lo miran como bicho raro.
Toma un taxi y se va su departamento. Cuando llega a la puerta se da cuenta que su compañía de la noche pasada salía apurada. Entra y trata que su departamento se vea decente, lava los platos que tiene acumulados desde hace un par de días y limpia su cuarto.
Como siempre cuando dan las seis sale a su bar favorito.
¿Cómo siempre? Ya no, ahora tendrá que acostumbrarse al lujo y la falsedad de la élite de Nueva York.
Edward daría su libertad por la felicidad de su héroe.
Hola! Ojalá les guste, ya tengo escrita como 50 páginas!
:) Besitos :)