Disclaimer: Un aroma lo golpeó de tal forma que casi lo tira al suelo, la boca se le hiso agua y su miembro cobró vida dentro de sus pantalones. Lo que no sabía era que su naturaleza ya había condenado a esa hembra que sería su perdición.

Tu egoísmo nuestra condena

Prologo

Lo único en lo que pensaba era en volver a su hogar, junto a su mujer, descansar y ser bien servido como se debía. Este día iba a estar grabado en la historia de su mundo, una de las grandes batallas donde el cielo y el infierno se enfrentaban en la Tierra, como era de esperar nadie había salido vencedor, sin embargo lo único que le reconfortaba era saber que se llevaba una buena cantidad de ángeles al infierno.

Quizá no había logrado ganar el derecho completo de la Tierra, ni las vidas que en ella habitaban, pero la cantidad de almas que llevaba al inframundo eran su premio consuelo, sobre todo porque él sería el encargado de hacerlas sufrir a cada una de ellas. Sí… definitivamente él había salido ganando, al menos en algo.

Con una sonrisa de satisfacción en su cara, cerró los ojos y canalizó sus pensamientos y poderes hacia su castillo, sintió el aire cambiar a su alrededor mientras su cuerpo se trasladaba. En cuanto abrió los ojos ya estaba en el salón donde se encontraba su trono hecho de los huesos de sus más poderosos enemigos. Volver a casa le trajo tranquilidad a su perturbada alma, pero ese sentimiento se desvaneció de inmediato El ambiente estaba cargado de una energía que él conocía a la perfección junto con un peculiar aroma inconfundible.

Las aletas de su nariz se dilataron al tiempo que respiraba hondo y el olor a sexo llegaba a su cerebro, pero no cualquiera. La ira se abrió paso dentro de su cuerpo, soltando un gruñido aterrador que hiso temblar las paredes, salió disparado a sus aposentos.

Su locura iba creciendo a medida que se acercaba y escuchaba los sonidos intensificarse. Con su mente destruyó las puertas y entró en su habitación, su mujer gritó al tiempo que se tapaba con las sábanas y miraba con desconcierto a los dos hombres iguales.

— ¿Qué…?— murmuró confundida la mujer.

—Tú… maldito hijo de puta— rugió el demonio saltado sobre su doble, quien le sonrió con burla.

Volviendo a su forma original el impostor saltó de la cama, justo a tiempo de que su mayor clavara sus garras en la cama. Enloquecido el demonio se desmaterializó desconcertando al impostor por unos segundos. El cuarto estaba en completo silencio, salvo por las respiraciones agitadas de la mujer.

Con un fuerte chasquido el demonio volvió a aparecer delante de él, pero sin darle tiempo a escapar clavó sus garras en el abdomen del impostor, empotrándolo contra la pared.

— ¿Quién mierda eres y cómo te osas a faltarme el respeto de esa manera?— inquirió Satanás clavando con mayor fuerza sus garras en el abdomen del impostor, quien aulló de dolor.

Satanás frunció el ceño y tiró su cabeza hacia atrás, mirando con atención al demonio menor.

—Un incubo— murmuró reconociendo el aspecto horrible, casi nauseabundo que tenían los de esa especie— Responde a lo que te pregunté.

—Apuesta— dijo con voz estrangulada—. Lucifer apostó conmigo y perdió o ganó, no estoy seguro… supongo que gané— se rió y sin vergüenza miró a la mujer en la cama.

— ¿Qué mierda está mal contigo, gusano?— cuestionó con un poco de sorpresa— ¿acaso quieres morir?

El incubo se encogió de hombros mirando con ojos carentes de emociones a Satanás. El diablo estaba completamente desconcertado por la actitud del incubo, su naturaleza era ser egoísta, impulsivo, vivían solo para saciar su hambre de sexo, eran cobardes cuando veían que su hora de morir se acercaba. Sin embargo el asqueroso espécimen que tenía en sus manos no parecía asustado en lo más mínimo, solo veía un par de ojos verdes sobrenaturales fríos y distantes…

Desenterró sus garras llenas de sangre negra y espesa, observando al incubo caer y sostenerse la herida con manos monstruosas.

— Tu insolencia tiene un castigo…

—Sí, sí… la has cagado con el gran jefe bla, bla, bla. Ya me sé esa cháchara— interrumpió el incubo, acostándose sobre su espalda—. Ahórrate el discurso y haz lo que tengas que hacer.

Satanás bufó ante la interrupción y miró al incubo con rabia.

—No te la haré tan fácil, parásito— ladró— Como dijiste, la cagaste conmigo y matarte sería hacerte un favor.

De un rápido movimiento chasqueó los dedos y la herida del incubo se cerró completamente. El demonio menor se sentó en el suelo y se palmeó el abdomen sano, levantó la mirada y clavó sus ojos en Satanás.

—Oh ¿asustado ahora?— arqueó una ceja divertido—. Te destierro del infierno.

— ¿Qué?— abrió los ojos desmesuradamente.

—Lo que escuchaste. Te condeno a vivir en la Tierra, vagando entre los humanos eterna- — su voz se apagó cuando el incubo comenzó a reírse a sonoras carcajadas.

— ¿Lo estás diciendo en serio?— le preguntó sin dejar de reír— ¿Ese es mi castigo? ¿Vivir con los humanos?— se levantó del suelo y lo miró sin poder creérselo. La sonrisa creció aun más en su boca cuando Satanás le asintió—. Usted no tiene idea del favor que acaba de hacerme— negó con la cabeza soltando pequeñas risitas—. Señor, hermosa dama…― miró a la mujer quien le mostró los dientes siseando―, este afortunado demonio se retira.

Sin esperar a que nadie dijera nada salió despavorido de la habitación. Satanás lo observó con una divertida sonrisa y la malicia brillando en sus ojos negros.

— ¡¿Qué acabas de hacer?— gritó su mujer levantándose y encarándolo— ¡Mátalo! Me ha profanado, te ha engañado ¡Debes matarlo, quemarle el alma hasta que no quede absolutamente nada de ella!

—Mi perfecta mujer— susurró levantando una mano y acariciando las facciones de su esposa que estaban endurecidas por la rabia— ¿Crees que yo soy capaz de dejarlo marchar sin hacerle nada?— se acercó un poco más observando la confusión suavizar el rostro de la mujer.

— ¿Qué le has hecho?— preguntó con curiosidad.

—Vagará eternamente hasta que encuentre una razón para vivir— se inclinó hacia delante y rozando los labios de su amada terminó de recitar la malición al incubo.

Del egoísmo naciste

Del egoísmo te alimentaste

De tu egoísmo los condenaste.

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Bien, esta es una de las sorpresas para esta navidad. No tiene nada que ver con ella… pero bueno xD .

Soy una amante de lo sobrenatural, amo las novelas con todo tipo de seres, que sean romanticos y eróticos. Me declaro culpable. Son mis tramas favoritas. Por eso ahora pruebo suerte viendo cómo irá esto.

En lo particular es una de las tantas historias que tengo en mente que me tienen un poquito loca de la emoción. Leer nuevas novelas paranormales me abrió la imaginación y las ganas de escribir.

Veamos que les parece, este es solo el prólogo.

Gracias por leerme y nos vemos.

Besos. Melo