Hola Fanfiction, por encargo especial de "Princess By Poetry" (Es un completo honor trabajar con ella), publico el siguiente Fic en el que trabajaremos los dos hasta el final, ahora si me comprometo a terminar una historia, pero debo aclarar que el Título, así como la idea original es pertenecia de ella, así que, no los molesto más, pueden leer :P
Princess By Poetry - - Beto33
¿Cómo se podría describir la vida de esta chica en una palabra? ... "Desafortunada" , una palabra que puede describir bien la vida de ella.
Aunque física y moralmente se disponen más de una sola palabra "Belleza interior como exterior", "de buenos sentimientos", aunque la fuerza física no era algo que le faltara a ella.
Cabello rubio ondulado y ojos azules.
En pocas palabras, una adolescente de 18 años normal como cualquier otra.
Situaciones del pasado que afectaron de alguna forma su vida; una madre desdichada que solo se ocupa de que su botella de whisky siga rellena, maltrato intrafamiliar por ésta última, rechazo social por las chicas "superficiales", MIL comparaciones con su perfecta hermana mayor, ¡Por Dios!, ¿Era posible que tanto de eso fuera soportado por ella?... Sorprendéntemente sí.
Y mejor ni hablar de su vida amorosa, todos ellos se encargaban de "jugar" con sus sentimientos y después botarla por otra flacucha con dinero que con ella.
Pero nada más que terminar sus estudios y poder ser alguien en la vida era su principal prioridad.
Una chica que enfrentó todo eso y más, una chica fuerte, una chica que soportó mucho; Samantha Puckett, una chica admirable sin duda alguna.
Ahora, un nuevo día en la vieja, pero conocida ciudad de Seattle; un cielo totalmente azul que discernía a los de días pasados, un gran Sol brillante, un ambiente apacible a la vista, en fin, un excelente día de primavera como cualquier otro.
Un fuerte haz de luz iluminaba el rostro de Samantha, y, al poco tiempo, la alarma comenzó a activarse, provocando así su despertar.
Poco a poco se fue levantando de su lecho gruñendo; la luz del Sol rápidamente le fue molestando los ojos.
Talló un poco sus ojos tratando de espabilarse pronto; miró con resentimiento a su despertador deseando darle azote contra la pared, pero lo más que pudo fue pulsar el botón para desactivar el incesante ruido.
Se levantó de su cama dirigiéndose al baño de su casa, ni siquiera le importó el estar vestida al entrar a la regadera con el agua corriendo, esa mañana se encontraba más dormida que despierta, pero en fin, se relajó un buen rato, salió y cambió su ropa húmeda por otra, se cepilló los dientes; después alistó lo necesario para la escuela, sus libros, sus clases, todo, tomó su mochila y dió marcha hacia abajo.
Al bajar los escalones, se encontró con que su madre tenía una nueva resaca del demonio, decidió no molestarla y silenciosamente se escabulló a la alacena de su cocina, pidiendo a Dios que hubiera dentro de ella algo de alimento y... ¡nada!.
"Bah" Exclamó molesta mientras cerraba la puerta del mueble enojada.
Casi pisaba al gato tratando de salir de su infierno terrenal, exhaló con alivio y se encaminó a la escuela.
Samantha Puckett, aunque entre sus principales prioridades estaba el terminar sus estudios, ser alguien en la industria de la comida o los negocios estaba por encima de todo, pero no podía negar que odiaba entrar siquiera por las puertas de lo que ella llamaba "prisión educativa", y no solo por odiar por demás a los maestros odiosos y discriminantes, sino también por las clases que impartían. Lo único bueno de la escuela era la cafetería, sea lo que sea que sirvan era delicioso, tal vez porque casi nunca hay comida en su casa, cualquier cosa comestible es bienvenida al peculiar estómago de Samantha.
De pronto, un chico en una motocicleta que iba a toda velocidad arrasó con un charco de agua que casualmente aún no secaba, éste empapó en su totalidad a la chica de cabellos rubios.
-¡Fíjate por donde conduces tu porquería, idiota!.- Exclamó muy molesta recibiendo como respuesta un "¡Lo siento!" del chico que aún se alejaba en su motocicleta a toda velocidad, estimulando así, la ira de la chica que fácilmente se apoderaba de ella; ¿Y ahora que haría, no podía entrar a la escuela así como se encontraba físicamente; como no pudo hacer más que maldecir al estúpido que le arruinó la mañana, siguió su camino a la escuela.
Y las burlas no se hicieron esperar de parte de las "princesas malas del cuento" en cada escuela; en casa le fue enseñado no hacer caso a las barbaridades de la gente, pues verían que era débil y la seguirían molestando; pero tanta era la rabia acumulada que era ya aclamada una buena paliza para esas estúpidas "perfectas", sí así se autoproclaman ellas.
Fue directo a su casillero tratando de ignorar todo insulto o provocación en contra de ella; lo abrió y para suerte de ella, tenía una sudadera extra en ella, hizo el intercambio de ropas y sacó los libros que necesitaría para ese día.
No pudo evitar mirar una escena usual; Gibby, un chico gordito siendo molestado por la más vieja de las alumnas que reprobaban año tras año.
Soltó una pequeña risa al ver la escena, no le dió más importancia al asunto y cerró su casillero dejando atrás la escena ilarante.
Samantha entró al aula de clases, pero se encontró con que el Profesor se encontraba atado de las extremidades y con cinta en la boca sobre el escritorio, el aula era la guerra de Francia, significaba "Día Libre no Oficial".
Ella rodó los ojos y salió inmediatamente por donde entró.
Comenzó a caminar de nuevo por el pasillo con su teléfono en mano; primera lección: si caminas, mira el camino, no te distraigas con nada.
Y sintió el frío piso al caer de sentón al colisionar con una persona.
-Disculpame, soy un tonto.- Trató el de disculparse mientras ayudaba a Samantha a levantarse.
Ella lo maldecía por su torpeza, y ya bastante absurdo era el día, dos desgracias en un día era demasiado.
-¡Es increible!.- Comenzó ella a gruñir descontroladamente al levantarse. -Primero, un idiota me empapa totalmente con agua sucia.-
-Pero.-
-Y segundo, me topo contigo, ya tengo suficiente en un día.. pe..-
-Pero si eres la chica con la que topé hace unos minutos en la calle, ¿cierto?.- Preguntó con una cara de "que coincidencia" pero cambió al ver el rostro fulminante de Samantha. -Lo siento.-
Al chico le fue arrebatado el celular que recogió de la rubia.
-¿Y, cómo te llamas?.- le fue extendida la mano a Samantha en ademán de saludo.
-¿Ah?.- Balbuceó sin respuesta audible.
Dudó un poco en estrecharle la mano, Samantha Puckett era una chica insegura, "pocas" eran las personas que se acercaban a ella sin una doble intención, con eso me refiero a hacerle daño emocionalmente; estaba Gibby, por citar un ejemplo.
-Samantha Puckett.- Estrechó su mano finalmente.
- Fredward Benson. -
¿Y qué tal?, les gusta.
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