El capitulo final. Ah que tristeza :'( Abajo agradeceré a todos y me pondré sentimental. No los interrumpo.
iCarly no me perteneció, no me pertenece & jamás me pertenecerá ¿ok? :( Todo es de Dan Schneider.
Fic AU & OCC. Adaptación del libro 'Adorable Rebelde' de Dahlia kosinski : )!
Capitulo 9.- Nuestro final perfecto.
A las siete en punto del día del Baile de Otoño, Nate llegó a mi casa, muy elegante con su traje azul marino y, en lugar de flores, me dio una caja con un ratón muerto adentro. Está bien, está bien, no era realmente un ratón muerto; era un ratón de imitación. Miré fijo el ratón, mientras Nate se reía a carcajadas; luego corrió hasta el auto en busca de las flores verdaderas. Oh, fue algo de veras distinguido, puedo asegurarlo.
Mi madre nos sacó una foto en el porche delantero, parados uno junto al otro. Vi que, enfrente, Freddie subía a su auto.
— Oh, mira, ahí está Freddie — dijo Nate —. ¡Hola, Freddie!
Él miro en dirección a nosotros e hizo un ademán de saludo. Yo no dejé de mirar a otro lado.
Llegamos al baile y la primera persona que vi fue a Shannon. Llevaba un vestido corto de terciopelo rojo con piel blanca en el cuello, el ruedo y las mangas. ¿Dónde encontraba esa ropa? Había recogido su pelo castaño en un gracioso rodete en la base de la nuca y, no obstante la opinión de Freddie sobre las chicas que llevaban el pelo recogido, se le veía estupendo. Su piel parecía terciopelo, sus labios eran rojos como su vestido… Me sentí una bruja a su lado.
La primera persona que vio Nate fue a Tasha, y se apresuró a correr hacia ella para llevarle un vaso de ponche. Suspiré y fui en busca de mi propio vaso de ponche.
Permanecí solitaria junto a la ponchera, sintiéndome invisible, como un fantasma. El gimnasio estaba estupendo. Habíamos hecho un gran trabajo. El salón estaba repleto de sabanas negras con estrellas pegadas.
Miré a mí alrededor en busca de alguien conocido. Wendy pasó del brazo de Brad. Me dedicó una gran sonrisa y un gesto de saludo; evidentemente se sentía generosa para reconocerme.
Un momento después, localicé a Carly no muy lejos, en la pista de baile. Llevaba un vestido corto azul con algo así como lentejuelas cosidas en la tela. Tenía aros brillantes en forma de estrellas. Se miraba hermosa y Jeremy la miraba con reverencia.
Me sorprendió mirándola y levantó ligeramente las cejas. Yo conocía ese gesto. Me estaba preguntado si necesitaba compañía. Sacudí la cabeza.
Gib también estaba allí, con un traje demasiado chico. Había venido solo. Sentí compasión por él. El Baile de Otoño no era un acontecimiento para ir solo. Aunque supuse que yo también puede haber estado sola, teniendo en cuenta la atención que me prestaba Nate.
Shannon pasó con un revoloteo de su vestido de terciopelo.
— Por supuesto, Freddie y yo estaremos allí — le estaba diciendo a alguien —. Freddie lo planeó todo.
No pensé que pudiera experimentar una opresión en el pecho más grande aun, pero en ese momento sentí como si estuviera llena de nudos. ― Freddie y yo. ― Como si fueran una pareja formal.
Levanté la vista hacia las estrellas del salón. Había pasado horas pegando esas estúpidas estrellas, imaginado como una idiota que esa noche seria maravillosa y romántica.
— ¿Te duele el cuello?
La voz de Freddie en mi oído.
— ¿Qué?
Él sonrió.
— Estuviste mirando hacia arriba tanto tiempo que me preocupé.
Me di vuelta y me serví otro vaso de ponche.
— ¿Dónde estuviste ayer? — Preguntó Freddie extendiendo su mano hacia la mía, pero lo ignore. — Te llamé, pero tu mamá dijo que no estabas en casa.
— Entonces no estaba en casa — respondí en tono cortante.
Freddie me estudio un momento.
— Te ves hermosa
— Gracias.
Él sonrió vacilante. El traje oscuro y la camisa blanca hicieron que su sonrisa pareciera especialmente luminosa.
— ¿Quieres bailar?
— No
Me temblaba la mano. Dejé a un lado el ponche y empecé a alejarme.
Freddie me tomó del brazo.
— ¿Qué pasa, Sam? — Preguntó con suavidad—. ¿Estás… estás enojada por que vine con Shannon? No te pongas celosa, ella…
— No es eso — Susurré en seguida.
— ¿Entonces qué es?
No pude Contestar. De repente se me había nublado la vista. Todas las luces brillaban mientras mis lágrimas estaban a punto de caer. ―No voy a llorar— me propuse con firmeza, y miré el piso.
— ¿Sam? — Insistió Freddie. Puso su mano bajo mi barbilla.
―No me toques — dije, pero levante la vista. Vi que descubría mis ojos llenos de lágrimas y que fruncía levemente el ceño.
— ¿Sam? —repitió.
Me Incliné hacia él. Parecía tan sincero que, de pronto, quise contarle todo lo que me preocupaba.
— Es sobre…
— Me encantó nuestra conversación telefónica, Sam — dijo Snotty vivazmente, surgiendo de la nada con Nate a su lado. Snotty era uno de los acompañantes, lo cual resulta una absoluta ironía, pero no importa. Me dedicó una gran sonrisa imbécil y se alejó.
— Hola, Freddie — dijo Nate con naturalidad — Sam, ¿Vienes conmigo?
Lo miré en medio de una bruma. Mi instante de intimidad con Freddie de golpe pareció muy lejano y completamente irreal.
— Oh… sí.
— Sam… — empezó Freddie.
Tome la mano de Nate, sin mirar a Freddie.
— Te veo más tarde — le dijo Nate por encima del hombro.
Miré mi reloj. Habíamos estado cuarenta minutos en el baile. Parecían cuarenta horas.
— ¿Quieres ir a casa de Gibby después de que comamos algo? — preguntó Nate.
Sacudí la cabeza.
— En realidad, no me siento muy bien — murmuré —. ¿Podrías llevarme a casa?
El asintió.
Ya en casa, saqué todo el maquillaje, me puse un pantalón de mezclilla y una blusa de color azul. Baje para cenar.
Permanecí en silencio, ignorando las miradas que me dirigían mis padres. No dejaba de pensar en la fiesta de Gibby. Una parte de mí quería ir, pero la otra se rehusaba.
Suspiré estaba extendiendo la mano hacia la ensaladera cuando Debbie, súbitamente, golpeo su bandeja con el puñito.
— Ve — dijo.
Dejé caer la cuchara en la ensaladera e intercambié una mirada con mis padres.
— ¿Dijo algo? — preguntó mama en tono esperanzado.
— No se — contestó papa, mirando a Debbie con atención—. Debbie, ¿dijiste algo, tesoro?
—Ve — repitió Debbie.
Sentí que la comida se me quedaba atascada en la garganta.
— Vuelve a decirlo — Pedí en voz ronca.
— Ve — Dijo Debbie, obediente. Anne le dio unas palmaditas en la espalda.
Mí corazón empezó a latir con violencia. Reconozco un presagio cuando me lo ofrecen.
— Tengo que ir a un sitio — dije, mientras me levantaba.
Papá pareció sorprendido.
— Pensé que te sentías mal.
Pero mamá se limitó a mirarme y luego miró a Debbie.
— Creo que está bien que vaya — dijo en tono ligero —. No vuelvas muy tarde.
— No te preocupes — dije.
Besé la frente de Debbie, Tomé mi suéter y me dirigí a la puerta del frente. Estaba corriendo incluso antes de llegar a la calle.
Sentí que debería haberme cambiado antes de venir. Tenía la cara pálida, sin una gota de maquillaje. Y mi vestuario no ayudaba mucho.
Bueno, ahora imaginen quien fue la primera persona que vi cuando llegue resoplando a la casa de Gibby, Shannon.
Estaba paseando por el jardín de adelante en medio de unas cien personas. Fruncí el ceño ¿Por qué estaban todos en el jardín y no en el interior de la casa? ¿Había llegado la policía y los obligado a salir? Pero ni, esa multitud se veía demasiado tranquila.
Me abrí paso entre la gente hasta poder llegar al porche. Freddie estaba en camisa, llenando vasos de un ponche misterioso. Gibby se encontraba junto a él.
Pete estaba también junto con otro grupo de gente.
— Oye, Freddie — dijo Pete —. ¿No vamos a entrar?
Freddie sacudió la cabeza mientras le daba a una chica un vaso lleno de ponche y le dedicaba una de sus sonrisas relampagueantes.
— No — dijo — Gibby y yo decidimos que nos quedaríamos aquí afuera.
— Pero…
— ¿Alguien quiere más ponche? — gritó Freddie, y enseguida se vio rodeado de gente que sostenía en alto sus vasos. Le dirigió a Gibby una sonrisa por encima del hombro.
— ¡Sam!
Me di vuelta. Carly estaba detrás de mí, con su nuevo acompañante Griffin. Estaban tomados de la mano. Me pregunte donde había dejado a Jeremy.
— Pensé que te sentías mal.
— Así fue — dije simplemente. Saludé con la mano es dirección a Griffin — ¿Qué paso? — le pregunté a Carly en voz baja — Esperaba encontrarme con un caos total.
—Ya se — contestó Carly bajando la voz. — Cuando Griffin y yo llegamos, había unas pocas personas en la casa y muchas atrás, junto a la piscina. Pero después vino Freddie y los obligó a todos a salir y poner orden.
Fruncí el ceño. ¿Freddie poniendo orden? Yo había pensado que no le importaba lo destruida que quedara la casa…Creía que esa era la razón por la cual quiso que la fiesta se organizara allí.
— ¿Sam? Hola — dijo Carly haciendo castañear los dedos delante de mi cara —.¿Todo bien? Estas como flotando en el espacio.
Sacudí la cabeza para aclarar las ideas.
— Solo pensaba…
— ¿Qué paso entre tú y Nate?
Le aparte el brazo.
— Te lo cuento más tarde — dije —.Tengo que hablar con Freddie.
Me di vuelta, pero Freddie ya no estaba en el Porche. Mi mente daba vueltas. Yo no sabía que pensar ni que sentir ni que iba a decirle a Freddie cuando lo encontrara. Pero me abrí paso entre la multitud y al hacerlo, choqué contra Shannon y le hice derramar su ponche sobre su perfecto vestido. Solo pude articular un — Lo siento. —
Lo encontré en el patio de atrás, con una red en la mano, sacando vasos de plástico, y otras basuras de la piscina. El hecho de verlo hizo resurgir en mí el terrible dolor que había sentido al oírlo hablar con Adam ―No dejes que te engañe― me aconseje por debajo. Me había equivocado al confiar en él antes…No iba a volver a bajar la guardia.
Me detuve junto al borde de la piscina.
— Freddie — empecé — ¿Qué significa este repentino acto de limpieza?
Levantó la vista brevemente; sus ojos relampaguearon.
— ¿De qué hablas? Hay unos vasos en la piscina y, como puedes ver, los estoy recogiendo.
— Oh, y supongo que esto tiene algo que ver con que Gibby haría cualquier cosa que le pidieras — dije con brusquedad — Estás tratando bien a Gibby para que te permita saquear su sótano.
Freddie frunció el ceño.
— Te estás equivocando, Sam. Sé que no cuento con tu aprobación, que ni siquiera me acerco a tu tipo de vida acorde con tus principios, ¿pero tengo que disculparme por limpiar la piscina de alguien?
Levanté las manos al aire.
— ¡Como si esto se tratara de limpiar! Vamos Freddie, oí tu conversación con Adam. Sé que lo de esta fiesta fue idea tuya, sé que planeabas arrasar el lugar. Y sé…
Las palabras no lograron seguir saliendo de mi garganta.
— ¿Qué sabes? ¿Qué fueron exactamente lo que me oíste decir a Adam?
La cara me ardía. Trate de controlar la respiración.
— Que… estabas planeando convencer a Gibby de que te dejara en la bodega. Que…que…
— ¿Qué? — quiso saber Freddie, y apretó la mandíbula.
De repente, los ojos se me llenaron de lágrimas.
— Que te habías… quedado hasta tarde con Shannon…
Freddie torció la boca.
— ¿Qué había hecho qué?
Se incorporó y comenzó a acercarse a mí, pero extendí una mano para mantenerlo alejado.
Las lágrimas habían comenzado a deslizarse por mis mejillas. Una parte de mi quería volver corriendo a casa, pero también necesitaba seguir hablando.
— Me enloqueció pensar que de veras me estabas tomando en serio. Quiero decir, todo lo que hiciste fue insultarme y agredirme desde el principio. Para ti, solo soy un enorme estereotipo. Solo porque soy la hija del director, tú deduces…
— ¿Yo deduzco? ¿Yo deduzco? — Freddie me agarró el brazo. — que yo sepa, eres tú la que ha estado haciendo deducciones todo el tiempo.
— ¿Qué dices? — Pregunté, soltando mi brazo.
— Digo que, no importa lo que haga, siempre me consideras una especie de criminal. Te preocupas demasiado que la gente te vea como una chica seriecita porque eres la hija del director. Pero tú, solo porque a veces me guste divertirme y organizar algunas fiestas, tienes que pensar lo peor de mí. — Freddie respiraba en forma entrecortada. Sus mejillas ardían. — Oyes unas pocas palabras fuera de contexto y te dejas llevar por eso. ¿Acaso se te ocurrió preguntarme a mí que pensaba después de oírme hablar con Adam?...
Me sentí avergonzada.
— Bueno…yo… — Lo interrumpí.
— A veces Adam es un gran idiota — Continuó Freddie —. Si mal no recuerdo. Fue él quien saco a relucir el nombre de Shannon, yo estaba casi dormido. Y lamento no haber corrido en tu defensa, pero, francamente, no me afecta demasiado lo que diga la gente. En lo que a mí respecta, la gente puede tener todas las locas opiniones que se le antoje.
Freddie estaba ahora tan cerca que tenía la certeza de que podía oír los latidos de mi corazón. Todo lo que decía caía sobre mí en oleadas oscuras. Pensé en la conversación que había escuchado… ¿Qué había dicho el con exactitud? No demasiado. Fue Adam el que habló la mayor parte del tiempo. Pero yo enseguida culpe a Freddie de todo.
Levante la vista hacia él.
— Freddie yo... — dije desanimada — Lo siento. Supongo que… no pude olvidarme de tus bromas acerca de ser la hija del director…
— Sam — Freddie me acarició la mejilla. — Es difícil no hacerte bromas. Eres la persona de quien uno más puede burlarse en el mundo…Te enojas con tanta facilidad…— Extendió la mano y tomo un mechón de mi pelo para llevarlo detrás de mi oreja. — Nunca pensé en ti como si solo fueras la hija del director. ¿Cuándo vas a aceptarlo?
Sentí que se me agrandaba el corazón.
— Supongo…supongo que estoy empezando a hacerlo en este mismo instante.
—Te amo Sam — dijo Freddie y entonces una hermosa sonrisa se adueño de mi cara.
Miré a Freddie un segundo y luego me acerqué y lo besé. Pareció sorprenderse, pero al cabo de un instante ya me estaba devolviendo el beso. Le rodeé el cuello con mis brazos. Todo era igual al recuerdo de lo que había pasado aquel día junto a la escalera. Sentí vértigo, el mundo giró lentamente debajo de nosotros. Y los brazos de Freddie temblaron en mi cintura como si él estuviera muy nervioso. O muy feliz.
—También te amo Freddie — dije rompiendo el beso.
Nos fundimos en un cálido abrazo, y entonces me di cuenta de que habría sido mucho más conveniente para Freddie que todo esto hubiera sucedido en el gimnasio, cuando yo estaba maquillada y tenía puesto mi vestido negro. Pero una no puede elegir donde van a ocurrir las cosas y, si se pasa la vida planificando, puede ser que nunca sucedan. No me importaba nada más por que ese momento era hermoso. Freddie y yo éramos uno mismo.
Y este fue nuestro final perfecto…
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Oh por cierto… las estrellas que brillaban en el jardín junto a la piscina de Gibby eran mil veces más relucientes, más hermosas, y más reales que las del gimnasio.
¡He aquí el final! Bien me pondré sentimental, quiero decirles y agradecerles el que me hayan recibido tan bien en mi primer fic aquí en Fanfiction. Nunca espere tener tantos reviews (Para mí es mucho), tampoco espere tener tantas visitas (Muchas personas no dejan reviews, pero su visita es muy importante :p) fue un gran recibimiento.
Pero aquí me tendrán muy pronto de enfadosa con un nuevo fic… tengo varias ideas, que no serán adaptaciones, si no fics propios míos de mí :D Pero aun tengo que aclarar y ordenar todo en mi cabecita.
Gracias a todas esas personas que dejaron reviews y me alentaban mandándome mensajes privados ^^
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Los amo a todos ustedes… y claro a esas personas que aunque no dejaron review leyeron la historia :B ¿Ya les dije que los amo? ¿Sí? o.O ¿muchas veces? Pues no importa, se los digo de nuevo ¡LOS AMO! Nos vemos en la próxima...