Nombre original: Imperio
Autora: Sara Holmes
Traductora: Kialandi
Summary: Draco hubiera estado orgulloso de cuán rápido podía hechizar a alguien, si ese alguien no hubiese sido Harry Potter el cual fue accidentalmente hechizado con un Imperdonable
Capítulos: Siete.
Imperio
Bueno, acepto tu completa cooperación.
Draco Malfoy se sabía los corredores del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería tan bien como los corredores de la Mansión Malfoy, teniendo en cuenta el tamaño de los dos lugares. Tenía la libertad de divagar por ambos hogares sin ser atrapado o encontrado, algo que no mucha gente podía gozar. Había sido capaz de esconderse en la mansión desde los seis años, pero el talento de recorrer el laberinto que era Hogwarts era una nueva capacidad adquirida. Y había sido casi a expensas de su salud y de su cordura, mientras todas sus caminatas reemplazaban su descanso nocturno.
Esta noche en particular, una noche atípicamente agradable e inquieta de fines de septiembre donde el aire era pesado y agobiante, se había dormido alrededor de la medianoche, despertado alrededor de las dos e inmediatamente vestido, dejó su dormitorio para merodear sin rumbo por los vacíos pasillos del castillo.
Había sufrido de insomnio por años, si bien podía recordar. Para empezar, su madre culpó a la imaginación hiperactiva y a la energía excesiva. Mientras iba creciendo, el miedo había tomado lugar, pero ahora la frustración era la fuerza que lo echaba de su cama todas las noches, haciendo que huya de la paz que el sueño le podría proveer. Después de la guerra… todo era diferente, pero de alguna manera era exactamente igual.
Para Draco, el cambio más importante no era el modo en que la gente lo veía con una nueva combinación de lástima y respeto a regañadientes por el rol que él y su varita habían tenido en la guerra. No era el hecho de que su completo panorama político se había abruptamente dado vuelta. No se trataba de que su situación financiera había cambiado rápida y significativamente, o siquiera que el nombre de su familia significaba no más que mierda para él en aquellos días. El único pensamiento del que Draco tenía tiempo para dedicarle era el de que su vida era diferente ante el hecho de que Harry Potter ya no lo odiaba más. Pero lo que era constante, y estaba lentamente volviendo loco a Draco, era que a pesar de la falta de odio, el rubio seguía sin agradarle a Harry. Ni siquiera lo miraba. Ni siquiera contemplaba la idea de cómo sería ofrecerle una mano a Draco y solamente… oh, no sabía lo que quería. Algunos días era completamente feliz con la tregua amistosa con Potter, y luego de veinte minutos odiaba la idea y sabía que solo estaría satisfecho si tenía a Potter debajo suyo y estuviese siendo follado por Draco mismo.
Potter. Seguía siendo la perdición de la maldita existencia de Draco, porque desde que Harry le había salvado la vida y después le haya devuelto la varita con un gracias sereno pero sincero unas semanas después, Draco no podía sacárselo de la cabeza. No era que no lo había tratado por ocho años, pero ahora se estaba tornando ridículo.
Sus pies lo llevaron al baño del sexto piso, y al entrar recordó el momento que pasó allí en su sexto año; en pánico, llorando, preocupándose por su vida. Ahora, era un 'estudiante a tiempo extendido' como el resto de los demás que estaban en octavo año eran nombrados oficialmente, y no pudo evitar ver la triste ironía retornar a él después de dos años: la preocupación y el pánico por su vida. Por lo menos ya superó la lloriqueada.
Caminando hacia la ventana, vio una araña hilando una telaraña entre los dos bordes de ella. La observó inútilmente por un momento, y luego (como últimamente siempre le estaba pasando) se aburrió.
—Impedimenta, —susurró, apuntando su varita a la araña, que se detuvo.
Asombrado, Draco decidió que podía seguir jugando a aquel juego un poco más. Puso a la araña de vuelta en movimiento, hizo que se torne color amarillo, luego verde, y luego la hizo tan larga como su mano, antes de encogerla a su tamaño y transformarla a su color original.
Mientras la araña trataba de ignorar a Draco y continuar con la construcción de su telaraña, Draco se detuvo, embargado por un repentino impulso. ¿Podría posiblemente…? No lo había hecho hace tanto tiempo…y solo lo había hecho correctamente en una ocasión...
Apuntó su varita a la araña y murmuró: —Imperio.
Un agradable cosquilleo corrió por su brazo y por la experiencia que tenía, sabía que estaba conectado a la araña que ahora estaba plácidamente inmóvil en el centro de su telaraña a medio seguir.
Arma tu telaraña… Draco pensó. No se movió.
Draco frunció el ceño. —Arma tu telaraña, —dijo, y en el momento en el que las palabras dejaron su boca la araña se puso en acción, apurándose por cumplir las ordenes requeridas.
—Basta, —Draco dijo, y la araña se detuvo.
—Continúa, —dijo, y se rió mientras la observaba hilar. Al parecer necesitaba órdenes verbales para hacer que le obedezca en vez de ordenarle mentalmente como supuestamente debía ser. Pero eso no le sorprendió, ya que nunca le salieron bien los Imperdonables y solo se había acostumbrado a uno de los tres. Lo que no era muy malo, considerando que el Señor Tenebroso solía vivir en su casa.
—¿Malfoy?
Se volteó con la varita levantada cuando escuchó una voz, y se sorprendió cuando vio a Harry Potter parado al lado de la puerta del baño, mirándolo con indecisión. Rápidamente enmascaró su sorpresa al ver a alguien a estas horas de la noche, y encima al Elegido.
—¿Qué estás haciendo? —Potter finalmente preguntó, curioso.
Era algo parecido a una parodia al día en el que Potter le dio en lleno a Draco con el hechizo Sectumsempra. Por lo menos esta vez, nadie estaba lanzándose hechizos, pero la situación, sin embargo, era extraña.
—Juego con mi nueva mascota, —Draco respondió ociosamente, haciendo que la araña se balancee de atrás hacia delante sosteniéndose de una hebra de seda ante una orden susurrada.
Escuchó pasos y para su estupor, Potter se acercó, deteniéndose a su lado, sus ojos siguiendo el progreso de la araña recientemente acrobática y talentosa.
—¿La tienes bajo el maleficio Imperius? —Potter preguntó después de un momento, con el entrecejo fruncido.
—¿Y qué? —Draco respondió bruscamente, sin importarle cómo su corazón estaba latiendo ante el hecho de que Potter no solamente estaba parado muy cerca suyo, sino que también le estaba hablando sin ninguna malicia u odio perceptible en su tono. En realidad, estaba reconociendo su existencia, casi como si quisiera hablar con él.
—Yo tuve a alguien una vez bajo el maleficio Imperius. Fue uno de los sentimientos más extraños que sentí en mi vida. —Harry dijo inesperadamente.
—Y yo que estaba pensando que me ibas a regañar por utilizarlo en una araña, —Draco dijo suavemente.
—Quédate quieta —Draco dijo, y la araña le obedeció. —Escribe Potter sobre tu telaraña, —dijo, y una pequeña sonrisa adornó la esquina de la boca de Potter mientras la araña inmediatamente construía la letra 'P'
—¿Tienes que decirlo en voz alta para que te obedezca? —Harry preguntó.
—Si. Obviamente no soy tan competente en este maleficio como tú, —Draco agregó de alguna manera astutamente, y Harry le frunció el ceño sin entusiasmo.
—Era una guerra, —Harry dijo, negándose a mirar a Draco y en cambio observando a la araña que hacía su primera 't'. —Tú de todas las personas debería saber que hacemos cosas malas en circunstancias como aquellas.
Draco deseó poder ordenarle mentalmente a la araña, porque sinceramente quería agregar un 'jódete' arriba del 'Potter' que estaba escribiendo.
—Qué amable —dijo fríamente, mirando a la araña terminar su tarea y detenerse al final de la palabra como si fuera un punto negro, haciendo que la palabra 'Potter' pareciera más firme.
—Solo digo… —Harry se encogió de hombros. —Al menos no maté por poco a nadie con el maleficio Imperius. Tú solías ser bastante competente, si bien recuerdo.
—Lo usé una vez- ¿sabes qué, Potter? Vete a la mierda, —Draco dijo malhumorado.
—Tú empezaste, —Harry replicó. —Solo digo que definitivamente yo no soy el único que hizo cosas malas-
—Bueno, si estamos hablando de cosas malas, ¿te acuerdas la última vez que estuvimos aquí? —Draco le preguntó abruptamente.
Sintió a Potter tensarse a su lado. —Sí, —respondió mordazmente.
—Bien, entonces, —Draco dijo duramente, dándole la espalda a Potter, dirigiéndose hacia los lavabos y mirando su reflejo en el espejo de arriba de ellos. —Calla tu maldita boca sobre las cosas malas que yo hice.
—Malfoy, —Potter dijo, en un tono que no dejaba a la imaginación el hecho de que era una advertencia. Draco miró desde el espejo a Potter que lo había seguido y lo estaba mirando y tenía su varita en la mano.
Draco se volteó instintivamente, apuntando con su propia varita a Potter. Su concentración estaba gastada cuando Potter levantó su varita y la dirigió hacia Draco; sintió la conexión que lo había unido con la araña dejarlo, terminando el maleficio y dejando a su brazo sentirse enteramente normal de nuevo.
—¿Por qué demonios estás aquí? —Draco demandó, su voz temblando, pero su mano firme.
—Baja tu varita, —Potter dijo tranquilamente. —No quiero hechizarte.
Draco rió amargamente. —Como si fuera a creérmelo-
—¡En serio! —Harry dijo forzadamente, y sin pensarlo se acercó a Draco, y mientras se acercaba Draco colocó su varita entre los ojos de Potter y el moreno reaccionó al instante, probablemente por instinto, su varita enderezándose, las palabras en sus labios-
—Stu-
—¡Imperio!
Quizás Potter era rápido, pero joder porque Draco era más rápido. El maleficio ya había abandonado sus labios y Potter se congeló en su lugar antes de que Draco se pudiera dar cuenta de lo que había hecho.
Observó a Potter, que estaba parado mirándolo, su rostro en blanco. Su mirada viajó a su propia mano, donde su varita seguía apuntando a Potter, y luego a su brazo donde la deliciosa sensación de hormigueo había vuelto, ligeramente más fuerte que la experimentada con la araña.
Oh mierda.
Le había lanzado el maleficio Imperius a Harry Potter. Al Elegido, al jodido Salvador del Mundo Mágico, y Draco había usado en él un Imperdonable. Draco. El ex Mortífago que por un pelo se había salvado de Azkaban y que supuestamente tenía que tener el mejor comportamiento durante toda la eternidad.
—¿Potter? —dijo vacilante y nervioso, aunque no removió el hechizo, por miedo a lo que Potter haría si le devolviera el derecho de tomar decisiones por sí mismo.
Potter parpadeó una vez, y luego otra vez, y sus ojos parecieron enfocarse en Draco por un segundo pero no se movió ni dijo nada y la sensación seguía presente en el brazo de Draco, conectándolo con Potter a través de invisibles lazos de magia.
Dime tu nombre, Draco pensó probando a Potter, pero se mantuvo inmóvil. Obviamente Draco seguía siendo asquerosamente malo en este tipo de hechizos.
—Dime tu nombre —susurró Draco, aunque Potter debía de escucharlo igual, a causa del silencio sepulcral del baño.
—Harry —Potter dijo repentinamente y Draco exhaló con alivio. Por lo menos tenía a Potter bajo el maleficio Imperius y no había convertido su cerebro en una gelatina, lo que podría pasar si realmente jodías las cosas con ese maleficio.
—Acércate —Draco le dijo y Potter obedientemente se acercó, deteniéndose justo en frente de él.
Draco dudó. La parte racional de su cerebro le estaba gritando que escape, termine el maleficio y se esconda en su dormitorio durante la próxima semana, pero la parte irracional de su cerebro- la parte que había estado obsesionada con Potter desde que tenía once años- le estaba astutamente recordando que nunca más tendría la oportunidad de estar así de cerca de Potter sin ser golpeado.
Estaba jodido. Realmente jodido. Sabía lo que debía hacer, pero en frente suyo estaba la causa y respuesta de todos los problemas de Draco, y no podía dejar que esa oportunidad se le escape-
—Un paso más cerca —susurró y Potter le obedeció. Por supuesto que le obedeció. Ahora estaba tan cerca de Draco que casi se tocaban.
Draco extendió su mano y lenta y gentilmente le sacó los anteojos a Potter, dejándolos caer al suelo, proporcionándole una vista sin obstrucción de aquellos ojos verdes que silenciosamente lo miraban, esperando la próxima orden. Está bien… Draco se dijo a sí mismo. Solo quiero observarlo apropiadamente… Desvió su mirada de los ojos de Potter y pasó sus dedos por un mechón de su cabello y luego por la famosa cicatriz. La trazó con un dedo y luego lo dirigió a la sien y alrededor de su pómulo, y luego por sus labios.
Aún observando el rostro de Potter, no pudo averiguar por qué Potter le afectaba tanto. No era que lo encontraba típicamente atractivo, o lindo… pero había algo allí, ese algo que atormentaba a Draco cuando trataba de dormir y le hacía desear hacerle cosas obscenas durante toda la noche. Draco mentalmente se encogió de hombros mientras tocaba el labio superior de Potter, sintiendo su suave respiración. No tenía sentido analizarlo. Quería a Potter y eso no iba a cambiar por más que no consiguiese averiguar el por qué. Los ojos de Draco pararon de seguir el camino de su dedo; se encontraron de vuelta con los de Potter y Draco repentinamente supo que no se detendría.
Estaba jodido. Aquello era un gran problema y lo sabía, y estaba todo mal, pero no podía evitarlo- Potter estaba allí y podía finalmente saborear lo que había estado queriendo por años, y aparte ya estaba en problemas, así que, ¿por qué no romper-
—Bésame —susurró y sus rodillas casi le fallaron cuando Potter cerró sus ojos y se inclinó hacia delante, gentilmente presionando sus labios sobre los de Draco.
Oh Merlín… Harry Potter lo estaba besando. Aunque bajo la influencia de uno de los más peligrosos hechizos conocidos, pero a Draco no le importó en absoluto, porque los labios de Potter eran gentiles y tibios y podía saborearlo-
El pecho de Draco estaba fuertemente agitándose incluso antes de que Potter retrocediera y continuara mirándolo con una calmada expresión plasmada en su rostro. La falta de respuesta le afectó un poco, pero toda tristeza fue reemplazada rápidamente por un abrumador deseo y necesidad.
—Otra vez —Draco pudo decir, su voz quebrándose. —Más.
Debió haber algún elemento en la conexión mental que estaba involucrado, porque Potter pareció entender la orden 'más' perfectamente. Se inclinó hacia delante una vez más, sus ojos parpadeando y aquella vez cuando sus labios tocaron los de Draco, se abrieron ligeramente y su lengua recorrió el labio inferior del rubio.
—Agárrate de mí —Draco murmuró sobre sus labios y las manos de Harry obedientemente se posaron en sus caderas, sus dedos tomándolas con firmeza mientras se besaban una vez más, Draco deslizando su lengua en la boca de Harry.
Temblores le recorrían a Draco de pies a cabeza, porque nada podía compararse con la manera en que Potter enredaba su lengua con la del rubio, en que Potter mordía su labio y correspondía los besos de Draco con tanta pasión y entusiasmo que hacía que sus piernas se debilitasen.
Oh mierda, esto estaba mal. Estaba tan mal, de tantas maneras, pero era asombroso. Estaba parado en el medio de un baño a las tres de la mañana, besando a Harry Potter como si no hubiera mañana, y nunca nada se había sentido tan bien-
No supo cuánto tiempo habían estado parados besándose antes de que la parte racional de su cerebro decidió hacer un mayor acto de presencia. Con un click que sospechó que fue probablemente audible, se dio cuenta de lo que estaba haciendo y se alejó de Potter como si estuviera quemando, jadeando y cubriéndose la boca con la mano.
—Mierda —dijo, su habla amortiguada por su mano, que la dejó caer. —¡Mierda!
Potter solo se quedó ahí mirándolo.
—Demonios —Draco exhaló, retrocediendo un paso, horrorizado consigo mismo y empezando a sentir pánico. Iba a ir a Azkaban, no había duda de eso. —Potter, lo siento-
Draco se fue, empujando la puerta sin mirar atrás, corriendo a lo largo de los pasillos, a través de un tapiz y por una escalera antes de sostener en alto su varita y murmurar un finite. La hormigueante sensación en su brazo desapareció de inmediato, y luego de eso, Draco continuó caminando tan rápido como pudo, dirigiéndose a la segura sala común de Slytherin. Bueno, la seguridad ahora le parecía relativa; esperaba que Potter destruya el castillo solo para encontrarlo y matarlo cuando se diera cuenta de lo que había sucedido.
Debí haber Obliviado al maldito… Draco pensó desesperadamente, pasando por la entrada sin siquiera molestarse en comprobar si había alguien, lo que hubiese empeorado la situación- aunque Draco sabía que podía formular un encantamiento Desmemorizador si la ocasión lo requería. Si Potter se daba cuenta de que había sido Obliviado hubiera indudablemente levantado sospechas y pensaría que Draco había hecho algo peor que robarle unos besos.
Unos besos robados, que fueron los mejores de su vida. Draco lo sabía- el Universo lo odiaba. Y después de aquella noche, Potter también lo haría.