Universo Alterno.

Género: Sobrenatural/Suspenso/Romance

Pareja: SasuHina.

Autora: DarkAmy-chan (Amy-chan, Amita-chan)

Beta: Konoha Girl (Thankies!)

- pensamientos

- "recuerdos"

- Hablan

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Los Personajes de Naruto no me pertenecen, son del Maestro Kishimoto

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I'll Be There

(Final de la primera temporada)

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Desde hace mucho que no tenía esa sensación en su interior. Desde la muerte de los suyos, solo el odio era lo que le había embriagado. Pero ahí se encontraba esa incomodidad, ese instinto de que algo no estaba bien.

Sin más preámbulos abrió un portal para el mundo de los humanos, cuando un sombrío tono de voz resonó entre las paredes de su habitación. La expresión del moreno reflejo su molestia, el odio que comenzaba a inundar su ser.

Cuidado con el camino que estas por escoger, Yami

Las oscuras orbes del morocho mostraron eje de incertidumbre, ¿Acaso había pasado algo, que él no estaba enterado aún?. La imagen de la Hyuuga inundo sus pensares, logrando que esa sensación que se había implantado en su pecho, se viera acrecentada.

El silencio rodeo el lugar. Solo el aura de destrucción que emanaba del Uchiha era lo que lograba apreciarse. Sus ojos mostraba el vacío que había nacido en su corazón desde la muerte de sus familiares, cuando su mundo solo se rodeo por las tinieblas del odio.

...Mi camino ha estado decidido desde que los mataste. ─ Las paredes del lugar comenzaron a trisarse solo con la furia que seguía creciendo. ─...La próxima vez que venga, será para reclamar tu cabeza.

Tras decir aquello, su cuerpo desapareció en la oscuridad que él mismo había llamado, para dirigirse hacía su objetivo. Al desvanecerse de ese sitio, una risa llena de diversión macabra se hizo escuchar.

...Te equivocas querido Uchiha. Nos veremos más pronto de lo que crees.

...

Al llegar a la habitación de esa humana, el sentimiento de deja vu le asalto. Ese olor a muerte en el aire, esa sensación de miedo mezclada con alpiste inundando sus sentidos. No había duda alguna de lo que estaba ocurriendo.

Sin demora cerro sus ojos en búsqueda de la mujer que vivía en ese lugar. Una maldición escapa de sus labios al no poder hallarla rápidamente. El lugar estaba infestado de presencias oscuras, que no entendía porque no lograba dar con su presencia. Hasta que una llama casi extinguida llego a su mente. Era ella, que estaba a un paso de morir.

Debo darme prisa.

...

Hinata desde hace mucho tiempo que presentía que su existencia llegaría a su fin de esa manera. Aquella idea llego su persona una noche, la cual no sabía realmente como catalogarla. Era tan irreal, tan difícil de creer.

¿Quién te creería que había visto al demonio? ¿Quién no te tacharía de demente al contarle que tu padre había hecho un pacto con el diablo?. Fue un secreto que tuvo que mantener en el fondo de su corazón.

Y aunque no lograba comprender del todo el actuar de su progenitor, y a pesar de que su trato con el solo era escuchar sus malas opiniones para con ella, jamás se atrevió a preguntar, a reclamarle. Si bien la palabra odio muchas veces estuvo latente en su mente, esta desaparecía tal como había llegado.

No podía odiarle, menos al escuchar de sus propios labios que estaba arrepentido de su actuar, pero que ya era demasiado tarde.

Hinata sabía que no era una mentira, puesto que en ese instante su padre se hallaba solo en su despacho, perdido en alguna parte del cuadro de su madre. Jamás pudo olvidar su rostro tan abatido, tan poco propio de su persona.

Desde ese instante juro hacerse más fuerte. Aunque claro, sabía que no tendría oportunidad contra un ser como ese, pero siempre había tenido el pensamiento que quizás podría darles una oportunidad para que su padre y hermana escaparan. Había sido tan doloroso perder a su madre, que para ella perder otra persona era imposible de contener.

Un intenso dolor volvió a inundarla, logrando sacarla de sus memorias. La sangre comenzaba a inundar sus pulmones, provocando que escapara por sus labios. No le faltaba mucho para perder la conciencia, eso lo sabía.

Con sus opacos ojos blancos pudo darse cuenta que la toalla que antes había cubierto su cuerpo, ahora se hallaba tan destrozada, que poco o nada cubría su maltratada piel. No podo evitar sonreír con pesar, ya que en otra circunstancia aquello la hubiera hecho sumirse en la vergüenza, pero ahora que se encontraba en una situación extrema, ¿Qué caso tenía?.

No podía mover su cuerpo, ya que hasta el intento de mover un dedo le causaba un fuerte dolor. Era tan humillante solo permanecer ahí, escuchando las risas de esos demonios, las palabras de esa que se había hecho pasar por amiga.

¿Deseas decir unas ultimas palabras, mujerzuela? ─ La risa llena de burla de la de los cabellos rojizos no se hizo esperar. Todos sus compañeros de igual manera le siguieron en su disfrute, mientras ella se preparaba para darle la puñalada final a la mujer que estaba en el suelo. ─ Descuida. Yo le diré a Yami-kun lo mucho que sufriste antes de morir.

Ante sus vocablos la morena cerró sus blancas orbes a la oscuridad. Por fin podría ir a reunirse con su madre en el más allá. Y a pesar de que no había logrado proteger a su padre, al menos su pequeña hermana seguiría con vida. No todo estaba perdido.

¡Muere! ─ El lugar se había quedado en silencio tras ese grito. Solo un fuerte estruendo estremeció el lugar, causando que la mujer que se hallaba tirada en su propia sangre, abriera sus parpados encontrándose con una espalda conocida. Era él quien había llegado, quien había lanzado a esa demonio contra una pared de un solo golpe.

Todos se habían quedado estupefactos con la aparición del preferido del jefe. Tanto así, que no atinaron a nada cuando este mando a volar a su compañera. Solo observaron en completo mutismo como él volteaba a ver a la peli azul que yacía en el piso ensangrentado.

¡Yami...tú...! ─ Resoplaba furiosa quien salía entre los escombros tras el golpe que había recibido del Uchiha. Pero cuando se disponía a ir a atarle por la retaguardia, una enorme espada se puso en su camino. ─ ¡Hazte a un lado maldito tiburón!

Te dije que algún día pagarías lo que me hiciste, zanahoria. ─ Con una sonrisa siniestra el demonio de los cabellos blancos, poso su atención en la que deseaba fuera su presa, hacía su compañero que la había mandado despedida de un golpe. Él se estaba agachando para quedar a la altura de esa humana que tanto había observado, la cual parecía estar en sus últimas instancias. ─ Pero creo que mi odio no superara al de tu amado.

Al oírle tales palabras, la susodicha dirigió su atención al que una vez fue un Uchiha, apreciando así como este con delicadeza sostenía el cuerpo de esa chica entre sus brazos. Sus puños se apretaron con furia de tan solo presenciar aquella escena.

L-Lo siento mucho... ─ En silencio el moreno trataba de escuchar lo que la humana que había estado entrenando intentaba decirle. Su tono de voz se escuchaba tan bajo, tan cercano a las puertas de la muerte. ─ n-no fui...u-una buena alumna.

Aun puedes serlo Hyuuga. ─ Al verla negar quedadamente, el azabache desvió la mirada. Sabía que estaba en su último aliento, pero ni siquiera él mismo sabía porque le había dicho tales vocablos. Más sus oscuras orbes reflejaron asombro al escucharle una vez más, diciéndole que no importaba lo que él fuera, ella por siempre pensaría que es una buena persona aunque lo trate de ocultar. ─...Eres una tonta.

Una suave sonrisa adorno las maltrechas facciones de quien se perdía lentamente en la oscuridad, de quien murmuraba una suave Gracias antes de que su aliento se esfumara ante la estupefacción del que una vez había sido su salvador.

Al saberla ida este cerro sus parpados, para luego dejarla en el suelo.

Suigetsu veía asombrado como este hacía desaparecer el cuerpo de esa mujer en un portal. No podía creer lo que estaba presenciando, ¿acaso él pensaba...?. Era inconcebible. El retumbar del suelo provoco que saliera de sus pensares, que observara con claro asombro el poder oscuro que comenzaba a emanar el cuerpo del que una vez fue un Uchiha.

Odio, sed de venganza, muerte, sangre mezclada con sufrimiento. Era un sin numero de emociones la que se lograba percibir en el ambiente, provocando que todos los demonios que rodeaban al azabache, se lanzasen mientras él mantenía sus ojos cerrados. Debían acabar con su ser antes de que desatara ese poder que emanaba, antes de que fuera demasiado tarde.

Y-Yami...kun...este es...─ Karin, quien había estado presenciando todo con la furia impresa en sus almendradas orbes, apretó sus puños al ver lo que estaba ocurriendo. ¿Qué tanto hablaban? ¿Por qué el aura de su amado se percibía tan nostálgico?. Su atención se fue a quien la mantenía quieta en ese lugar, pudiendo apreciar como él reforzaba el agarre de su espada, demostrando así, que aunque estuviese viendo a esos dos entes en frente suyo; no perdía la atención en ella. Aquello la ofusco, ya que tenía toda la intención de ir a separarlos, de descargar su despecho. ─ Muévete maldi...

Ya no tienes necesidad de ir a matarla... ─ Los ojos rojos de ella reflejaron por unos instantes asombro. En ese momento se dio cuenta que ya no percibía a esa mujer, que ella había fallecido. Sin poder evitarlo, una sonrisa de satisfacción adorno sus labios. Más aquello desapareció al notar como el de los cabellos negros hacía desaparecer su cuerpo tras un portal. ─ Veo que pensaste lo mismo que yo.

Sin poder evitarlo, bajo su rostro. No podía creerlo, ¿Cómo él se atrevería...?. En ese momento fue sacada de sus memorias al sentir un aura oscura inundar todo el lugar. El miedo comenzó a propagarse por cada poro de su piel. Estaba furioso.

...¡No vayan idiotas! ─ Grito la mujer a todo pulmón al apreciar como todos los demonios que habían ido se lanzaban para detener al azabache, quien aún les daba la espalda. Pero ninguno pareció escucharle, porque ahí estaban, a punto de darle con todo al susodicho.

Todo fue muy rápido para los presentes. Sin siquiera pestañar, la pelirroja vio caer a sus compañeros uno por uno, envueltos por unas llamas negras que habían aparecido de la nada aparentemente.

No, no salieron mágicamente ─ Con atención veía como de uno de los ojos rojos del azabache, brotaba una estela de su sangre. Había sido él quien había invocado a las llamas infernales. Nadie podía escapar de ellas. Quien era alcanzado por esos fuegos, solo podía esperar arder hasta quedar hecho polvo. ─ Amaterasu se llama la técnica, si mal no recuerdo. Pero yo pensaba que solo esa persona poseía esa técnica...

Ya no podrás escapar de tu destino. Pagaras todo el daño que has hecho. ─ Al escucharle, la mujer volvió la vista a quien siempre le había odiado. No es que era que le importase su opinión realmente, puesto que ella era un demonio. Había renacido como tal, todo por haber matado a sus padres. Tras eso su eternidad había sido cumplir ordenes, como la de matar al hermano de ese sujeto que ahora se alejaba para darle paso a su verdugo.

Cerrando sus ojos, la de anteojos se sumió en sus recuerdos, en su oscuridad.

"Un golpe en la mejilla, seguida de una patada en las costillas. Solo el grito desgarrador de una niña de nueve años fue lo que se escucho en la oscuridad de un hogar.

¿Cuántas veces lloro para que la dejasen salir de ese diminuto lugar?, ¿Cuántas lágrimas derramo hasta caer rendida por el cansancio en ese oscuro y maltrecho ático?

Sentada en un rincón, solo las penumbras eran su compañía. Sus padres eran unos drogadictos, y ella más que su hija, era su saco de box y esclava.

Pedir para subsistir, aguantar por miedo a desaparecer. Esa había sido su manera de vivir, si eso se pudiese considerar vida.

Una noche como todas, perdida en su dolor, aguantando para no caer en la inconciencia, una voz llego a ella. No supo porque, pero no tuvo miedo. ¿Qué más miedo podía tener alguien, que había nacido en el infierno?. Más no pudo moverse, sus heridas no se lo permitieron.

Los golpes esta vez habían sido más fuertes, y todo por no haber conseguido la mercancía que deseaban.

¿Quieres librarte de tu sufrimiento, pequeña? ─ Su cansado mirar, fue a parar a una sombra que lograba apreciarse en una esquina. ─ Yo puedo ayudarte a hacer realidad lo que tanto deseas.

No había necesidad de más vocablos. Ese ser había logrado atravesar sus pensamientos, mostrándole lo que había en su corazón, la oscuridad que había crecido desde que tenía memoria."

No tienen derecho a juzgarme, no saben por todo lo que tuve que pasar...─ Murmuro la demonio, apretando sus puños de solo recordar su pasado. ─ ¡Y todo por una humana que tenía una vida perfecta!

El cortar de la carne fue lo que se escucho de improvisto. El movimiento fue tan rápido, que solo el dolor le indico a la mujer, que su espalda había sufrido una herida de gravedad. Trato de contenerse, de mantenerse en pie y enfrentar a quien la había lastimado.

Eres tú quien no tienes idea de nada. ─ La voz siniestra del último de los Uchiha se hizo escuchar. Su oscura mirada no reflejaba nada más que un profundo vacío. Su alma estaba sumida en el odio, en sus deseos de venganza. ─ Aquí no eres la victima. Tu ser está tan podrido como el mío, Karin.

¿Acaso la victima es esa mujer? ─ Entre cerrando sus ojos, Sasuke observaba como su presa reflejaba su molestia tras nombrarla. A su mente vinieron los recuerdos, aquellos donde esa humana había sido maltratada tantas veces por su padre, y aún así por lo visto, ella deseaba hacerse más fuerte para protegerlo junto con su pequeña hermana. Al notar que no obtendría respuesta, la rabia seguía creciendo, causando que la demonio lanzara un certero golpe con su látigo al rostro de su rival. ─ ¡Estas equivocado, y te lo demostrare! ¡Esa mujer merecía morir!

El chico de cabellos blancos, veía en completo mutismo la escena que se estaba presentando, negando con desapruebo lo que había escuchado por parte de quien deseaba muerta. Su mirada color lila se centro en su compañero, logrando captar así el aura oscura que volvía a incrementarse tras los vocablos escuchados.

Mal jugado zanahoria, lo has hecho enfadar aún más nombrándola. ─ Termino con una sonrisa en los labios, la cual se vio acrecentada al ver a su rival salir despedida contra una de las paredes, de tan solo recibir de frente el poder que emanaba del Uchiha.

Lamentaras haberte metido en mi camino, Karin. ─ Los ojos de la susodicha reflejaron horror al notar como las aspas del moreno comenzaban a girar. Nuevamente el destino que se le había mostrado una vez, se hacía presente.

Suigetsu solo logro escuchar el grito de muerte de la mujer, antes de que lo pudiese notar, su cuerpo ya se hallaba todo desmembrado. El movimiento del azabache había sido tan rápido, que ni siquiera había notado cuando su espada había sido desenvainada.

Ahora veo porque es el favorito del jefe. ─ Pensaba en voz alta, sin quitarle la vista al nombrado, quien permanecía quieto observando su obra. ─Sus ataques son muy similares a...

¿Qué haces aquí? ─ Dando un paso hacía atrás, el peliblanco sonrió, tratando de lucir calmado. Sabía que esa persona estando en ese nivel de furia, podría descargar contra el si desease. Sus ojos rojos se lo indicaban, la carencia de sentimiento que expresaba, era realmente aterradora.

¿Quién crees que te ayudo a acercarte al cuerpo de esa mujer? Tsk. Que malagradecido eres. ─ No dijo nada ante sus vocablos, logrando atraer su atención. ¿Acaso lo estaba ignorando después de oírle? ─ Oye, ¿Para donde vas? ─ Le consulto al notar como comenzaba a caminar hacía la salida de ese lugar.

Nada salió de los labios del último de los Uchiha. Solo siguió su camino en completo mutismo, ignorando a quien le seguía muy de cerca. Solo la voz de Suigetsu era la que se escuchaba entre los dos mientras seguían un rumbo desconocido para él. Sus palabras se vieron silenciadas al llegar a las que parecían las ruinas de un hogar. El terreno era bastante amplio, pero parecía que el lugar había sido destrozado hace cientos de años. El sitio se notaba cargado por esa aura que solos los seres como él y el azabache lograban expresar, por lo que supuso que por eso mismo nadie se había atrevido a construir algo sobre ese sitio. O quizás podía deberse a otra razón...

Sus ojos instantáneamente se posaron en su compañero, quien accedía a ese lugar sin siquiera dudar, como si lo conociese perfectamente.

Así que aquí la mandaste. ─ Murmuro el de los cabellos blancos, al visualizar en suelo el cuerpo de la mujer que Karin había mandado al otro mundo. Aún no lograba comprender que tanto podía tener, que había causado ese reaccionar en el cubito de hielo que tenía enfrente suyo, ya que había visto un sin numero de mujeres muertas a mano de esa persona, y sin remordimiento alguno. En cambio ahora...

Sus pensares fueron cortados al visualizar como Sasuke se hacía un corte en la palma de su mano, comenzando a dibujar con esta el pentagrama que solía hacerse al momento de hacer un pacto. ¿Es que en verdad tenía pensado revivirla, aunque eso le costase compartir su vida?. Ella estaba muerta después de todo, por lo que sus almas quedarían unidas.

Si uno moría, lamentablemente el otro sufriría el mismo destino.

Oye, ¿Estas seguro...? Sus vocablos se vieron interrumpidos una vez más, por la voz de quien había comenzado el rito sin siquiera dudarlo un momento. ─ Tsk. No puedo creerlo.

...

Todo estaba oscuro, ¿acaso estaba muerta?. Su cuerpo ya no dolía, incluso al observar su ser en la completa penumbra, no notaba ni rastro de sangre, de las heridas que le habían causado.

Siempre creyó que seria como había escuchado en la televisión, que su cuerpo caminaría por un extenso túnel, que hallaría esa anhelada luz al final del camino, que estaría junto a sus seres queridos que ya no se encontraban presentes en el mundo terrenal, pero todo era tan distinto. No había nada, se encontraba sola, en ningún lugar.

¿Acaso...no existe el cielo? ─ Sus ojos se humedecieron al venírsele a sus memorias la imagen de su progenitora, lo mucho que deseaba verla una vez más. ─ Madre...

Estas equivocada. ─ Los ojos blancos de la Hyuuga reflejaron asombro, ese tono de voz ella lo conocía. Sin esperar un segundo, angustiada comenzó a mirar a su alrededor, en búsqueda de esa persona, hasta que lo hayo a unos pasos más adelante. Su expresión no mostraba nada, como siempre. ─ Tanto el cielo como el infierno existen, Hinata.

Ante sus palabras, la susodicha bajo su mirada. ¿Es que acaso no merecía estar en aquel anhelado lugar, junto a su progenitora?. El azabache noto su amargura, más desecho de su mente ese sentir que ella profesaba. Después de todo, siempre había sido egoísta.

Yo no te he dejado partir. ─ Su atención volvió a quien ahora se hallaba más cerca. Fue en ese instante que se percato de un extraño hilo que los unía. No lograba comprender que ocurría, porque eso salía de su pecho hacía el del moreno que estaba enfrente suyo. ─ Tú alma a sido devuelta, no podrás ir al cielo.

...¿P-Porque...? ─ Murmuro en un susurro esta, sin poder creer aún lo escuchado. ─ ¿Cómo...?

He hecho un pacto contigo. Volverás a nacer, pero ya no serás como eras antes. ─ No había manera de comprender para ella, ¿Cómo podría volver a la vida, en que renacería?. No entendía a que se refería. ─ Serás un demonio como yo.

El Uchiha permaneció en silencio tras anunciar su determinación, contemplando el asombro que esta profesaba. Y sin que ella lo notase, prosiguió a dar por sellada su decisión, dando el último paso.

Los ojos blancos de la mujer se abrieron de par en par al sentir como el posaba sus labios sobre los suyos, como profanaba con su lengua cada rincón de su boca. Sus parpados fueron cediendo lentamente, dejándose llevar por lo expresado, ignorando como unas pequeñas lágrimas descendieron por sus mejillas.

...

Sus ojos blancos se sentían tan pesados. Por más que trataba de abrirlos, el deseo de seguir en la oscuridad volvía a inundarle. Su cuerpo, sabía que ya no se hallaba herido, más aún sentía como si hubiese corrido una maratón. Se notaba cansada, tanto física como mentalmente.

...¿H-Habrá sido un sueño? ─ Murmuro con clara amargura en el instante que sus blancas perlas por fin dieron con la luz del día. Aunque en un comienzo todo le resulto bastante borroso, poco a poco logro visualizar un techo bastante deteriorado.

No fue un sueño, pequeña Hinata-chan. ─ Al escuchar un tono de voz desconocido, la susodicha trato de sentarse con rapidez, cogiendo solo un enorme dolor en el cerebro. Esa persona parecía tener razón, no se sentía como uno. ─ Seguro te preguntaras quien soy...

Disculpe, pero... ¿Donde esta...Sasuke-kun?─ Suigetsu observo con mutismo como la mujer apretaba las colchas que la cubrían, reflejando así lo mucho que le estaba costando asimilar todo.

El muy idiota no se sentía bien, pero aún así no ha dejado de buscar un lugar donde podrán vivir. ─ Era verdad. En ese momento la Hyuuga se percato que no se encontraban en su hogar, sino donde había estado entrenando con Sasuke antes de la tragedia. ─ Ya sabes que no podrás volver a tu hogar, todo a sido cubierto. Tu familia murió debido a un supuesto asalto.

La muerte de su padre. Su sangre derramada en el pulido suelo del dojo, la risa de esos demonios, de esa mujer que se había hecho pasar por su amiga. Todos los recuerdos de ese fatídico día asaltaron sus pensamientos.

Hanabi... ─ La figura de su pequeña hermana vino a sus pensares. Ella se había salvado, había logrado escapar de ese cruel destino. Debía saber donde estaba, si se hallaba con bien.

Con el deseo de ver a su familiar cercano vivo, la morena se impulso para ponerse en pie. Ignorando las palabras de quien la había estado cuidando, comenzó su caminata hacía la salida. Pero sus pasos se vieron detenidos por el chico de cabello blanco, quien le había sujetado el brazo en un intento de impedirle seguir sin hacerle daño.

P-Por favor, déjeme ir... ─ Pero solo recibió una negativa por parte de la otra persona, quien le decía que Sasuke le había dicho que permanecieran ese ese lugar hasta que él llegara. Más sus vocablos se vieron interrumpidos nuevamente por la mujer, quien ahora inundada en lágrimas le repicaba que debía ir a ver si su hermana se hallaba en buenas condiciones. ─ ¡P-por favor, debo ver a Hanabi!

Hinata no supo que había pasado, pero entre tanto forcejeo, de pronto quien la había estado sujetando, salió volando para quedar estampado contra una pared, inconsciente.

¿Q-Que paso...? ─ Con incertidumbre su mirada se poso en sus manos. Estas no lucían diferentes, pero percibía una extraña fuerza en su interior. ─ ¿...Acaso...?

¿Se puede saber que haces, Hinata? ─ Una mirada blanquecina, se topo con una completamente opuesta, más eso no duro por mucho tiempo, ya que esta la desvió con un claro eje de melancolía. ─ ¿Quieres salir en esas condiciones? ¿Te has mirado siquiera?

En ese momento, se percato que solo una camisa blanca, que le llegaba hasta los muslos, cubría su desnudez. Pero eso no era lo que le importaba, en su mente solo estaba esa persona. Fue por eso que se dispuso a seguir su camino, pero nuevamente era detenida por una mano.

No creas que podrás hacer conmigo, lo mismo que hiciste con Suigetsu. ─ Le decía severamente este, mientras forcejeaban. La insistencia fue tanta, que solo le quedo como alternativa empotrarla contra una pared, sujetando sus manos por sobre su cabeza. Cuando le iba a replicar, a decir que ya se calmase, los ojos llorosos de esta le hicieron callar, y aunque soltó sus manos, la mantuvo en ese sitio, esperando que lograra controlarse. ─ Ella esta en la casa de tu tío.

Tras lo escuchado, la peli azul se aferro al pecho del chico, escuchándose solamente sus sollozos en aquel abandonado lugar, hasta caer en la inconciencia nuevamente por el cansancio.

...

Tres días más habían transcurrido desde que había despertado, setenta y dos horas en los cuales medito lo que le habían contado. La policía había clasificado la muerte de los suyos como un asalto, que no se encontraron pistas para dar con los culpables, ya que seguramente eran unos expertos en la materia. Claro que los cuerpos de todos los demonios muertos, desaparecieron del lugar, aparentando que nada de lo realmente ocurrió, había pasado en verdad.

También se entero que seguro las memorias de su hermana habían sido remplazadas de igual manera, ya que aparentemente misma Hanabi había atestiguado que los maleantes habían tratado de llevarse a las dos, pero que su hermana la había ayudado a escapar, quedándose ella como distracción.

Era tan difícil asimilar todo, superar el dolor de perder a un ser querido una vez más, mientras el otro creía que ya no estaba en este mundo.

"Mañana partimos a la cuidad de Konoha. Ya esta todo preparado"

Las palabras de quien la había transformado, asaltaron sus memorias, trayendo nuevamente las dudas en su interior. ¿Podría acaso dejar todo su pasado, volver a comenzar nuevamente?

La luz de la luna que lograba colarse por una de las grietas del techo, era la única testigo de sus sentires, de su deseo de dejar todo en el olvido.

Debo hacerlo... ─ Con cuidado de no despertar a ambos chicos que dormían apoyados cada uno en una pared, Hinata camino rumbo a la salida. Se hallaba dispuesta a dar un paso adelante, más sentía que debía hacerlo de la manera correcta.

Sus movimientos fueron captados desde un comienzo por el azabache, más esta vez no se interpondría en su camino, ya que sabía que era lo mejor. Aunque doliese, era mejor enfrentar la realidad. Por eso la siguió entre las sombras, hasta llegar al lugar que una vez fue su hogar.

Hinata no se sorprendió al ver todo destrozado, ya que con tan solo cerrar sus ojos, las escenas de lo pasado, estaban ahí como si hubieran ocurrido ayer. Todo lo demás parecía estar en su lugar, eso incluían algunos cuadros, adornos...

Sus ojos blancos se detuvieron en uno de los retratos de la que había sido su familia. En este se hallaba su madre junto a su padre, su hermana, pero extrañamente ella no se encontraba. ¿Qué estaba pasando?.

Tu existencia fue borrada... ─ El temblor de su cuerpo se vio detenido al escuchar una voz a su espalda. Más no volteo a ver al recién llegado, su atención estaba netamente en el objeto que yacía entre sus dedos. ─ Esto es lo que siempre pasa cuando tomamos la vida de alguien.

La figura de esa chica que él había matado asalto sus pensamientos. Si borraban la memoria, ¿Cómo es que ella la había recordado?

Si te preguntas por esa mujer, yo lo permití. ─ Ya veo fue toda la respuesta que recibió de parte de quien ahora volteaba a verle.

¿Puedo preguntarte algo? ─ Hablo ella con su tono suave de voz, recibiendo un asentimiento como respuesta. Antes de volver a retomar la palabra, el moreno pudo apreciar como Hinata apretaba contra si el retrato de los suyos, tomando quizás fuerzas para hacer su consulta ─...Cuando muera... ¿Podré ir al cielo?

El silencio los rodeo después de tal interrogante. Instantes que fueron rotos por la voz neutral de quien la había vuelto a la vida.

No, no podrás. ─ Las blancas orbes de la muchacha mostraron por unos segundos su asombro, para luego bajar su rostro sumido en el duro golpe de haber escuchado que no se volverían a reunir, aún cuando falleciera. ─ Tú alma caerá al infierno. Pero eso pasara solo cuando mueras, lo cual no permitiré que suceda.

Yo...quiero estar sola, no se realmente...que sentir en estos momentos. ─ Susurro la mujer, aún con su mirada cabizbaja.

Ódiame si quieres, golpéame si crees que es lo que dese... ─ No termino de expresarse, cuando un calor inundo su mejilla. Sus ojos negros se encontraron con unos blancos sumidos en la tristeza. ─ Que lo hagas, no cambiara nada, Hinata.

Lo se, pero...no me pidas que olvide todo, tan...fácilmente. ─ Sasuke sabía que tenía razón. Él no tenía ningún derecho de pedirle algo como eso, cuando su misma persona no era capaz de dejar el pasado atrás.

Te estaré esperando afuera. Creo que no hay que explicar por qué ¿o si?. ─ Tras verla asentir, salió del lugar sin decir vocablo alguno.

Había llegado el momento de sumirse en los recuerdos una vez más, para así poder dar el primer paso hacía su nueva vida.

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Fin Chapter 4:-

Notas Dark: Hi. Gracias a todos por sus comentarios. No se fijen en las faltas, porque mi betita anda en examenes, y no la he leido. Ah. Y tenganme paciencia con las peleas, ya que soy nueva en esas cosas, y la verdad es que me cuestan bastante.

kisses