Nota: Bueno, aquí os dejo la traducción de un fic titulado Paper Monsters. La historia original es en inglés, pero contacté con la autora pidiéndole permiso para traducirlo y muy amablemente me comentó que no había problema alguno, así que aquí lo tenéis. Mi primera traducción, espero que esté todo correcto, y perdonad si se me cuela alguna falta, escribo desde el WordPad. Más notas importantes de leer al final del capítulo 1.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mi, sino a Marvel; al igual que la historia tampoco, sino que es de Clocks (http: /users /Clocks /pseuds/ Clocks), aquí os dejo el link del original: http: /works /254095 /chapters /395046. Tendréis que quitar los espacios para acceder.

Resumen: Charles conoce a Erik Lehnsherr, su novelista favorito de todos los tiempos en una cafetería, pero Charles no sabe que es él, y Erik tan sólo critica su propio trabajo enfrente de su mayor fan.

En fin, ¡disfrutad del primer capítulo!


Capítulo Uno:

El Café Kafka siempre estaba vacío por las tardes, salvo por los raros y solitarios estudiantes murmurando febrilmente sobre su intento de ensayo, o unos pocos turistas en la búsqueda de un respiro del caluroso sol de Riverside, abanicándose con sus manoseados mapas. A Charles le gustaba la soledad, pensó, e hizo camino hacia allí cada lunes y jueves como un reloj, siempre llegando justo después de la hora de la comida. Por aquel entonces la muchedumbre que había para comer se habría ido, y Sean estaría limpiando las mesas. "¿Qué hay?" diría cuando viese a Charles, quien le devolvería la sonrisa y se sentó en su mesa favorita, la que tenía el mármol ligeramente agrietado, detrás de la columna.

Entonces, pediría su bebida favorita, un triple moka de chocolate blanco, y Sean siempre se aseguraría de que hubieran tres galletas de mantequilla al lado.

Luego, mirando a su alrededor furtivamente, Charles sacaría su libro favorito por el momento -los títulos iban variando, pero el autor raramente cambiaba - y se perdería durante las siguientes horas en un mundo que jamás querría abandonar.

Su rutina iba perfectamente bien con sus horas a tiempo parcial en la universidad, a pesar de que Stryker prácticamente le había rogado que volviera como miembro a tiempo completo de la facultad. Las cortas horas iban con su estilo y le daban tiempo para hacer más de lo que quería, lo cual era leer, básicamente. Siendo un profesor de Literatura inglesa, uno hubiera esperado de él que se aferrara a los básicos como Dickens, Austen y Steinbeck -porque seguramente, ese era el propósito de la academia -y Charles simplemente terminó queriendo algo divertido y descerebrado que leer.

Había sido pura coincidencia, quizás, que aquel día del accidente, Charles estuviera preparándose para viajar a casa y se hubiese parado en la librería del aeropuerto, queriendo algo simple y escrito en los últimos 50 años para liberar su mente de la aflicción y el dolor. La portada de 'Judas' de un tal E. M. Lehnsherr le había llamado la atención, y se había estado debatiendo sobre si comprarlo cuando oyó la llamada para embarcar de su puerta, así que rápidamente pagó y salió de allí.

Tal vez había esperado que el libro fuera malo y una basura, y tal vez había visto en un particular y vulnerable punto en su vida donde su dostanciada madre acababa de morir y él estaba luchando contra una extraña y terrible mezcla de pesar, culpa y alivio. Fuera lo que fuera, Charles había estado inesperadamente abducido, secuestradopor el magistral lenguaje y laapasionante trama de dos hermanos, uno de los cuales aspiraba a ser un líder político y el otro un sicario, con sus vidas terminando en una inesperada traición.

Así que Charles había ido al Amazon para hacerse con el entero catálogo nuevo de E. M. Lehnsherr. Le había costado bastante y muchas palabras desagradables por parte de su sobrecargado cartero, pero él ya había devorado los libros -los quince - como un hombre ahogándose en su sed en el desierto. Algunos tenían defectos, por supuesto, y a Charles no le había preocupado particularmente por 'The Last Hunter', un libro también criticado por la mayoría de sus otros fans en el foro afocial, pero incluso en el peor libro, el lenguaje seguía siendo lírico, colorido, cautivante.

Incluso en lo académico, Charles se sumergió en una búsqueda sobre el elusivo E. M. Lehnsherr, quien parecía ser un tipo como Salinger literalmente ermitaño. Apenas habían entrevistas, y no habían fotos excepto por una borrosa y confusa que había hecho un fan en una exposición de libros. Uno de los compañeros entusiastas de Charles, HankMC1306. había llamado a la foto la 'foto Sasquatch', y el nombre había dado fuerte. Charles miró y más de lo que le hubiera gustado admitir, sus ojos persistentes en ese trasero en vaqueros antes de agitar su cabeza para sí mismo.

En realidad, Charles Xavier, un especialista en los siglos XVIII y XIX de Literatura inglesa, estaba ligeramente obsesionado con un concreto autor, el cual había literalmente salvado su cordura, y si alguien dijera algo burlón sobre E. M. Lehnsherr, ellos se verían envueltos en un cordial debate (y a veces, discutiendo, como Raven desafortunadamente había averiguado) con Charles.

Así que cuando cuando el hombre del suéter de cuello alto se sentó enfrente de Charles en el Café Kafka e hizo un suave y despectivo resoplido cuando reconoció la portada del libro de Charles, éste comprensiblemente notó su vello erizarse. -¿Perdón?

El hombre del suéter de cuello alto simplemente sonrió, sacudiendo su cabeza de lado a lado. -No es nada.

Charles elevó una ceja. -Oh, lo siento. Pensé que te estabas burlando de mi libro.

-Lo estaba. -La sonrisa de satisfacción del hombre se acentuó. -¿Por qué quieres leer eso? ¿No quedaban libros de Stephanie Meyer?

A Charles le había tomado tan por sorpresa que sólo pudo reír. -¿Hablas en serio?

-Totalmente. -La sonrisa ahora había desaparecido. -No soy un fan de la ficción populista.

-¿Populista? -Charles estaba intrigado lo suficiente como para bajar su maltratada copia de 'Judas', la que tenía a Brad Pitt y a Matt Damon en la portada por la adaptación cinematográfica, porque su primera copia era demasiado preciada como para llevársela fuera de casa. -¿Cómo puede ser E. M. Lehnsherr populista? Los temas sobre los que ha escrito casi no tienen seguidores.

-Es obvio en el lenguaje. -El del suéter de cuello alto dijo alegremente, agitando su capuccino -y la irritación de Charles fue en aumento. -A veces siento como si estuviera escribiendo para impresionar a alguien. Y eso no es bueno. Tienes que tener tu propio estilo, como los grandes maestros.

Charles no sabía si reír o no. Era como discutir con una versión de sí mismo de hace cinco años, a la altura de su esnobismo literario antes del accidente, y por lo tanto, el descubrimiento de E. M. Lehnsherr. -Así que lo que estás diciendo es que cualquiera que ha publicado en los últimos 50 años no tiene mérito literario.

-No del todo. -El hombre sorbió su capuccino. Su acento se asentó de forma rara en los oídos de Charles, las consonantes particularmente contundentes. -Hay plenitud de buenos escritores vivos hoy en día. Tristemente, E. M. Lehnsherr no es uno de ellos.

Charles agitó la cabeza, pellizcándose el puente de la nariz y con ganas de volver a conectarse donde él podría quejarse a HankMC1306 sobre su impertinente compañero. -Bien, entonces tendremos que coincidir en que no coincidimos, amigo mío.

-Bien. -El del suéter de cuello alto asintió hacia él de forma divertida antes de sacar su portátil y ponerse con él. -No digas que no te avisé.

-Permanecieron en silencio durante el resto de la hora, los dedos del hombre tecleando e irritando a Charles incluso más, y finalmente Charles dobló su libro y pidió la cuenta, sin molestarse en explicarle a un confuso Sean por qué estaba yéndose más pronto de lo habitual.

La sonrisa del individuo de cuello alto lo siguió a fuera de la cafetería.


El encuentro con el más bien condescendiente hombre del cuello alto pronto demostró ser sólo una de las muchas manchas en la semana de Charles. El ensayo de Northanger Abbey que había mandado para los UZS2101 estudiantes de licenciatura resultó ser una pesadilla, así como que varios estudiantes parecían convencidos de que Charles nunca había oído hablar de Sparknotes (y nunca lo haría, por y para siempre, amén) y ellos habían introducido alegremente trozos del texto de los McAnalyses por los que Sparknotes* era famoso, y Charles se había pasado martes y miércoles acuchillando de mal humor los malditos ensayos con un furioso bolígrafo rojo.

Stryker le había embaucado de alguna manera cubriendo las clases de Moira mientras ella se recuperaba de un ataque de varicela (Charles se debatía entre burlarse de ella por coger una enfermedad de niños o ponerse de rodillas y rogarle que volviese, y no le importaría si los estudiantes de licenciatura corrieran gritando cuando viesen sus manchas.) Comprensiblemente, Charles fue muy ilusionado en un tranquilo jueves al Café Kafka en una una muy esperada re-lectura de 'Magnetic Fields', su novela preferida E. M. Lehnsherr, e indiscutiblemente la obra maestra de aquel hombre.

El jueves llovió

Todavía seguía lloviendo después de la hora de comer, y Charles decidió arriesgar los 15 minutos desde su piso hasta el Café Kafka sin un paraguas. Pasó a ser una decisión de la que se arrepentiría, porque cuando finalmente llegó, estaba perplejo de ver a unos cuantos clientes fuera del local en la lluvia, mirando tan confuso como él lo estaba el cartel de 'CERRADO' todavía puesto en la puerta.

Charles comprobó su reloj. Ya eran las dos pasadas, así que ¿por qué seguían allí todos? La lluvia goteaba por su cuello y se filtró por su ropa, e ignoró la puñalada de irritación cuando vio que el hombre del sueter de cuello alto estaba cerca, sonriendo de forma satisfecha bajo un gran y lujoso paraguas.

-¿Qué ha pasado? -Charles le preguntó a Alex, otro cliente habitual quien no hacía nada más que jugar con su iPad en el café.

Alex se encogió de hombros. -No lo sé, vine esta mañana y estaba cerrado, así que pensé que vendría después de comer. -Al contrario que Charles, a Alex no parecía importarle estar mojado, simplemente poniéndose la capucha. -Puede ser que Sean esté enfermo. Ayer se veía algo raro.

-Ah. -Charles no supo muy bien qué más decir; esta era francamente la conversación más larga que había tenido con Alex. Asintió en agradecimiento y vagó, protegiéndose los ojos de la lluvia. Esperaría quince minutos, y si todavía no habían abierto,tendría que ir al X Factor, una cafetería molestamente ruidosa cerca que parecía deleitarse poniendo la discografía entera de Maroon 5.

Se puso tenso cuando se dio cuenta de que ya no estaba solo, y que la lluvia ya no calaba su ropa. Girándose, reprimió un suspiro cuando se dio cuenta que el hombre de cuello alto estaba ahora a su lado, compartiendo el paraguas. -¿Siempre eres tan masoquista? -Dijo, la comisura de sus labios alzándose formando una leve sonrisa.-¿Disculpa? -Charles decidió que su mejor refugio era la ignorancia fingida.

-Bueno, primero insistes en someterte a autores de mierda. Ahora tú deliberadamente andas bajo la lluvia sin un paraguas, mojándote. -El hombre se encogió de hombros. -Parece se que eres un glotón del castigo.

-Debe ser cierto, porque aquí estoy, hablando contigo. -Charles dijo animadamente, y para su sorpresa, el de cuello alto estaba agachando su cabeza riéndose. De momento, el refugio era el refugio, y Charles no era lo suficientemente idiota como para negarse, incluso si el de cuello alto permanecía un poco cerca, suficientemente cerca como para que Charles pudiese oler un indicio de la limpia y terrosa colonia que estaba llevando.

-¿Vienes aquí todos los días? -Preguntó el hombre cuando paró de reír, y Charles arqueó las cejas. Considerando que no se habían presentado correctamente todavía, el individio con suéter de cuello alto parecía genuinamente interesado en la respuesta, y Charles se preguntó si eso simplemente le daría coba para seguir burlándose de E. M. Lehnsherr.

-Tan sólo unas pocas veces a la semana. -Dijo Charles, decidiendo que no había ningún daño en ser amable. Lo cual habría hecho con este tipo, si no hubiera llamado a E. M. Lehnsherr unescritor de poca montasin talento sin ninguna otra buena razón que sacar de quicio a un completo extraño. -Se está bien y es tranquilo.

-Lo es. -Dijo el de cuello alto razonablemente. Ahora estaba inclinando su cabeza hacia Charles, esa generosa boca ampliándose en una apropiada sonrisa esta vez. -Soy Erik.

-Charles. -Sin apellidos, entonces. Charles se preguntó si era por eso por lo que Erik no quería reunir todos los otros fans de E. M. Lehnsherr y formar un linchamiento móvil para perseguirlo. Agradecidamente, Charles pudo ver a Darwin apresurándose hacia la entrada del café, abordando un '¡Joder, gracias!' de un aliviado Alex.

Erik y Charles se acurrucaron más cerca, todos los clientes viendo a un acosado Darwin probando las diferentes llaves. -¿Qué hapasado, Armando? -Preguntó Charles. -¿Te levantaste tarde y descubriste que te habías convertido en una cucaracha gigante?

Darwin tan sólo parecía confuso, pero había una carcajada por parte de Erik detrás de él, su aliento calentando la nuca de Charles. Ahora Darwin estaba asintiendo al darse cuenta. -Oh, ya lo pillo, muy gracioso. -Le disparó a Charles una mirada igual. -Sean estaba enfermo esta mañana, demasiado enfermo como para decirme que no iba a venir.

-Ah, pobrecito. -Ahora los clientes estaban todos entrando con prisas en el oscuro café, y

Alex y Charles ayudaron a Darwin a bajar las sillas de lasmesas. Erik estaba agitando su paraguas para secarlo, y después se sentó en la mesa de enfrente del sitio favorito de Charles. Otra vez. Charles se negó a sentarse en otro sitio; si lo hiciera, llamaría la atención de Darwin y entonces Erik se pasaría toda la tarde sonriéndole de nuevo. No, Charles Xavier haría frente a su adversario.

Mientras Erik conectaba el adaptador de corriente de su portátil, Charles muy casualmente paseó por su mesa favorita, muy casualmente se sentó y muy casualmente sacó su copia de 'Magnetic Fields'mientras esperaba a que su moka de triple chocolate blanco llegase.

A Erik le llevó alrededor de cinco segundos soltar un quejido, -Oh no, mein Gott, - y cuando Charles levantó la mirada, Erik estaba agitando la cabeza como un viejo desalentado metrónomo.

-¿Pasa algo? -Dijo Chales suavemente, hojeando rápidamente las páginas con más gusto del necesario.

-Hay miles de buenos autores ahí fuera, Charles. -Dijo Erik, un poco más serio de lo que requería la situación. -¿Por qué quieres seguir leyéndolo?

Charles tan sólo miró a Erik con asombro. -¿Y por qué no? Lo disfruto, es bueno y puede tejer un absoluto demonio de una historia. Créeme, tras años vadeando sobre 'Bleack House' y 'War and Peace' y otros libros más gruesos que tu cabeza, este es muy refrescante.

Ahora Darwin estaba trayendo el café de Charles, poniéndolo en la mesa. Su cara se iluminó cuando vio la cubierta de 'Magnetic Fields'. -Oh tío, adoro este libro. Lo leí durante mi último añor y me enamoré de la chica que me lo prestó.

-¿Lo ves? -Charles le dijo a Erik, gestualizando vagamente ante un confuso Darwin. -Lehnsherr inspira a la gente. Sólo porque mucha gente lo lea y su lenguaje sea muy accesible no significa que su escritura no sea de lo mejor.

Erik únicamente se encogió de hombros mientras su dedos tecleaban. -Mucha gente lee los cómis de Archie, ¿eso significa que están a la par con 'Moby Dick'?

-Eres imposible. -Dijo Charles con una risa exasperante, porque jamás había conocido a nadie tan vehentemente en contra del trabajo de E. M. Lehnsherr antes. -Me pregunto si dirías lo mismo si estuvieses cara a cara con él.

Un músculo tembló en la mejilla derecha de Erik, pero continuó tecleando firmemente, su cara impasiva. -No puedo imaginarlo, tendría mucho que decirle.

Permanecieron en silencio tras eso, y esta vez fue Erik el que tuvo que salir de allí más pronto, pero no sin darle una inclinación de cabeza a Charles antes. Charles asintió de vuelta, y después se perdió en el resto de 'Magnetic Fields'. cuando finalmente se levantó para pagar, fue informado por Darwin que Erik había pagado ambas cuentas, dejando una generosa propina para Darwin. -Espero que venga otra vez. -Dijo un feliz Darwin mientras limpiaba la barra del expreso, y Charles bajó la vista a su libro, preguntándose por qué él estaba deseando lo mismo.


Notas finales: Los títulos de los libros los he dejado en inglés, porque creo que ciertos nombres propios si se traducen pierden encanto. De todos modos aquí os dejo la correspondiente traducción al español: Judas - Judas ; Magnetic Fields - Campos Magnéticos.

También pongo la traducción de Mein Gott (sé que muchos la sabréis, pero por si acaso la dejo), que es la expresión alemana para decir Dios mío.

*Sparknotes: es una página web de la cual la gente se puede bajar trabajos o documentos, algo así como un rincondelvago pero en inglés.

Intentaré ir traduciendo al ritmo de un capítulo por semana (de momento la autora lleva subidos 9), aunque la semana que viene no creo que haya ninguno, ya que tendré exámenes. Así que lo más seguro es que el siguiente lo ponga el domingo.

Ya has llegado muy lejos como para no dejar un review, ¿no? Eso siempre anima a traducir con más rapidez~.

Atte: Maguvi.