PRÓLOGO
-¡Ahh!, esto es demasiado aburrido y frustrante.- se quejo la pelinegra acostándose sobre el césped del hermoso jardín de la mansión Kuchiki.
-¿Qué es aburrido?- le cuestiono un chico de cabellos rojos sentado a su lado mientras la miraba fastidiado.
-¡Esto!, no me dejan hacer nada. No puedo ir a mi escuadrón, no se me permite ir a misiones, no puedo ponerme mi traje de shinigami, ¡joder, Renji, ni siquiera se me permite salir de esta casa!- grito exasperada sentándose de golpe con una mirada furiosa dirigida al Teniente de la sexta división.
-No me reclames como si eso fuera mi culpa.- le contesto serenamente girando el rostro para no verla.
-¡Claro que es tuya!, todo es culpa tuya.
-¿¡Mía! Ni que hubiera sido yo el que el que te dejo en ese estado, si vas a culpar a alguien que sea al animal de Ichigo.
-¡No le digas anima! ¡Es tu culpa porque fuiste tú el descerebrado que fue de chismoso a decirle a mi Nii-sama en cuanto se entero!- le grito con la paciencia al límite.
-¿Yo? ¿Chismoso? Lo único que hice fue informarle a mi capitán sobre su hermana, además deberías quejarte porque te obligo a casarte con el idiota ese.
Rukia estuvo a punto de golpearlo con una piedrecilla que estaba en el césped, pero se contuvo.- Te dije que no lo insultaras, además todo se hubiera dado de mejor manera si tu y esa bocaza que te cargas no hubieran intervenido, ahora por culpa tuya tengo prohibido hacer cualquier cosa que le parezca peligroso a Nii-sama y estoy aquí confinada. Y como si todo eso no fuera suficiente, me pusieron un niñero que solo se pasa diciendo chorradas de Ichigo y de mi bebe.- refunfuño mirando con mala cara al pelirrojo de su amigo, quien para ese momento ya estaba molesto y a punto de gritarle.
-Yo en ningún momento dije nada sobre tu bebe,- comento recostándose sobre el césped de manera despreocupada y acomodándose las manos tras la cabeza a modo de almohada improvisada.- ya bastante tiene el pobre con tener el padre que tiene. ¿Sabes algo? Espero que no se parezca a su padre o sufrirá el resto de su vida.- agrego con una sonrisa de lado que hizo enfadar a la ex Kuchiki.
-¡Bah!, tu solo estas enfadado porque es más fuerte que tu.- bromeo la mujer ganándose un gruñido de parte del Teniente.
-¡No es más fuerte que yo!- grito exasperado con una venita remarcándose en la esquina derecha de su frente.- En el momento que el que yo quiera puedo pelear contra él y vencerle sin esfuerzo alguno.
-Aja, sí, lo que tú digas…
-¡Joder, Rukia, deja ese maldito tonito arrogante!- le grito apretando sus puños de puro enfado.- Si te digo que puedo es porque así es.
-¡No puedes!
-¡Que si puedo!
-¡Eres un debilucho!
-¡Tu eres una enana molesta! Toda esta discusión es inútil, Ichigo no puede contra un teniente como yo.
-¡Tu eres demasiado débil para ser teniente!, y por si no lo sabías yo también soy teniente y no me pongo a comparar mi fuerza con la de Ichigo.
Renji se quedo estático reflexionando las palabras de la shinigami antes de encararla y replicar.- Pues ahora que lo mencionas, el treceavo escuadrón si que esta jodido. Su capitán se la vive más tiempo en la clínica del cuarto escuadrón que en su puesto y la barriga de su teniente no la deja ver sus pies, así que no puede hacer nada más que quedarse en casa quejándose de que nadie la deja hacer nada.- finalizo en pelirrojo con una sonrisa arrogante que cabreo a la ojivioleta, quien comenzó a gritarle improperios y palabras poco decentes para una dama de la nobleza.
Tan inmiscuidos estaban en su pelea que no notaron la presencia a sus espaldas hasta que esta hablo.- ¡Hey, ustedes dos!, ¿piensan callarse o van a gritar hasta que harten al todo el Sereitei?
Los tenientes giraron la cabeza para encontrarse al dueño de la voz parado detrás de ellos mirándoles como si fueran dos infantes peleando por un caramelo. Los ojos de la mujer se iluminaron al ver quien era el shinigami que estaba de pie frente a ella e intento levantarse del césped, cosa que le tomo más esfuerzos de los que ella supuso. Una vez de pie camino hacia el hombre y le abrazo por la cintura.
El chico recibió con gusto el gesto que la mujer le mostraba sonriendo complacido. Era digno de admirar el cambio que había sufrido Rukia en los últimos meses, tanto en lo físico como en su actitud, y aunque seguía siendo la misma shinigami fría, su actitud hacia cierto pelinaranja había mejorado favorablemente. Sí, aun se peleaban de vez en cuando, pero esas eran las bases de su relación y no tenían pensado cambiar ese aspecto.
-¿Dónde estabas metido?- le cuestiono la mujer sin soltarle de su abrazo.-, desapareciste como a medio día y Nii-sama me puso al idiota de Renji como niñero.
-¡Que no estoy de niñero de nadie!, el capitán Kuchiki me pidió que te vigilara en lo que aparecía el baka de tu esposo, no fueran a entrarte las ganas de escaparte.- se defendió Renji poniéndose de pie.- Si hubiera sabido a lo que me estaba enfrentando hubiese rechazado la oferta aunque me cortara en pedacitos.
-¿Qué insinúas?
-Que eres insoportable, antes no eras así.
-Pues antes no estaba ni casada ni embarazada.
-Justo ahora tengo pena de tu bebe, Ichigo, mira que tener tus genes y a Rukia como madre… el pobre tiene la vida condenada.- ataco mirando con un fingido sentimiento de compasión al pelinaranja.
Ichigo soltó un suspiro al ver como su esposa y Renji reanudaban su riña verbal. Si aquel comportamiento bipolar por parte de Rukia no era cosa del embarazo no se le ocurría de donde más podría provenir entonces. Rukia nunca había sido así de melosa y cursi como lo era ahora, pero no se quejaba, después de todo era la madre de su hijo y la mujer con la que estaba casado y de la que estaba enamorado.
-Ya basta.- dijo aplicando un poco de presión sobre la cintura de la shinigami.- En la mañana desaparecí porque me cruce con Byakuya cuando venía de hablar con Toushiro, dijo que tenía algo importante de que hablarme y desde entonces estábamos charlando en su oficina hasta que ustedes dos lo sacaron de sus casillas con su gritonerio, así que me mando a callarles la boca.- finalizo soltándose un poco del abrazo.
-Lo siente.- susurro Rukia con el rostro ligeramente sonrojado por haber interrumpido la conversación entre los hombres, pero entonces algo en su cabeza hizo clic y alzo la vista hasta encontrarse con los orbes cafés de Ichigo.- ¿Qué quería hablar Nii-sama contigo?
-Nada.- dijo restándole importancia mientras pasaba la mano por sus cabellos naranjas.- Pregunto sobre el bebe, quería saber si habíamos decidido un nombre y le conteste que aun no, hablamos de un montón de cosas que la verdad ya no recuerdo y… ¡ah, sí!, me pregunto si estaba interesado en algún puesto en el Gotei 13 y que en este tiempo me he hecho tan fuerte como un capitán… y eso es todo.
Tanto Rukia como Renji abrieron los ojos totalmente por la sorpresa.- ¿Te das cuenta de que de manera indirecta te pidió ser un capitán? - pregunto Renji poniéndose frente a él a una distancia de por lo menos dos metros, pues Rukia y su barriga aun estaban en medio.
-Ah…sí, creo que capte algo así… ¿eso es bueno o es malo?
-¡Es más que bueno!- espeto Rukia, quien hasta entonces se había mantenido en silencio sin decir nada, soltando la cintura del pelinaranja y parándose sobre las puntas de sus pies apoyándose en los hombros del shinigami sustituto para verle a los ojos.- Es increíble que Nii-sama te ofreciera ser capitán, eso quiere decir que te va aceptando de poco a poco.
El Kurosaki sonrió ante lo dicho por su esposa, tal vez tenía algo de razón y el estirado de su cuñado por fin lo había aceptado, después de todo el había sido quien los obligo a casarse cuando se entero del embarazo de su hermana adoptiva. Ser capitán no era algo a lo que aspirara cuando dejo Karakura de manera definitiva para vivir con Rukia en casa de los Kuchiki, pero tampoco era que le molestara la oferta, el no tenía la mas mínima idea de lo que implicaba ser capitán, además de que sin duda ocuparía el puesto que Aizen dejo vacante en la quinta división pues el tercer y el noveno escuadrón ya tenían nuevos capitanes.
-Je, supongo que aceptare si eso me da puntos con el estirado de tu hermano.- apunto posando las manos sobre los hombros de la pelinegra para que se para de modo correcto, le asustaba que se fuera a caer o a lastimar.- Además así dejare de ser el shinigami sustituto y me convertiría en el Capitán Kurosaki.
El orgullo con el que el chico dijo la última frase hizo que Rukia ensanchara su sonrisa. Había algo en Ichigo que le recordaba a Kaien-dono: su sonrisa despreocupada, su optimismo, su nobleza, esa necesidad de proteger a todo el mundo que jamás comprendió… pero por otro lado Kaien-dono no fue quien puso de cabeza a la Sociedad de Almas para rescatarla, Kaien-dono no había peleado contra cuanto Arrancar se le puso en su camino, Kaien-dono no fue hasta Hueco Mundo para rescatar a Inoue, Kaien-dono no había peleado contra el maldito de Aizen poniendo el peligro su vida y sus poderes, Kaien-dono no era su esposo y, la más importante de todas, Kaien-dono no era Ichigo. Porque Ichigo era SU Ichigo.
-Felicidades.- fue lo único que dijo antes de tomar desprevenido al chico y apresar sus labios con los suyos propios. Ichigo afianzo su agarre en los hombros de la morena y le correspondió el beso con delicadeza hasta que una tos fingida les interrumpió,
-¿No pueden esperar a que me vaya antes de armar sus escenitas? - espeto Renji con la vista desviada en dirección a las flores que crecían en el jardín.
-Gomen ne, - se disculpo Rukia girando en su dirección y acariciando su abultado vientre.- pero llevas callado tanto tiempo callado que nadie noto tu presencia.
-No es que estuviera callado, ¡pude haber estado gritando y ustedes seguirían mirándose de esa forma cursi y asquerosa!- grito el teniente con la cara roja de furia.
-Eso lo dices porque nadie te quiere.- se burlo Rukia mostrándole la lengua de manera infantil.
-Maldita…- Renji no pudo completar el insulto al sentir la presión de la mirada de Ichigo sobre el.- Como sea…y, amm… ¿para cuándo esperas a tu hijo?
-Pues…etto… tengo cinco meses y estamos en mayo así que nace en… ¡nacerá como a mediados de septiembre!- contesto la ojivioleta con una sonrisa.
-Ci…ci…ci… ¿¡cinco meses!- la cara del pelirrojo era todo un poema.- ¿si tienes cinco meses por que leches tienes esa barriga? Yo… yo te juro que creí que estabas a punto de dar a luz.
Ichigo tomo del brazo a su esposa para evitar cualquier ataque físico dirigido a Renji. No iba a poner en riesgo a su hijo ni a Rukia por una chorrada.- Es por su tamaño.- respondió ganándose una mirada fría por parte de su esposa.- Si tomamos en cuenta su estatura y lo delgada que esta, es totalmente normal que el embarazo se le note tanto. Para el octavo mes no podrá levantarse de la cama.
La explicación del sustituto dejo confundido a Abarai, quien solo quería molestar a la chica, no la explicación medica del estado de la chica.- Da igual, se está haciendo tarde y no pienso cuidar a Rukia el resto de mi hermoso día, para eso te tiene a ti, supongo. Me iré a casa, hasta luego.- se despidió saliendo por la puerta del patio.
-Oe, Rukia.- la llamo Ichigo una vez que el pelirrojo salió de la casa.
-¿nani?
-Si el bebe es niño, ¿te importaría llamarlo Kaien?
-¿Kaien? ¿Por qué quieres que se llame Kaien?- le cuestiono Rukia confundida mientras acariciaba su vientre.
-Es una larga historia, te la cuento después.- contesto guiñándole el ojo y sonriendo.- Ahora vamos adentro, ya casi es hora de cenar y aun no pienso bien como contestarle a tu hermano.
-Más te vale que le contestes que sí.- espeto la morena tomándole del brazo.- Si no lo haces te golpeare por idiota.
Ichigo solo sonrió ante el comentario. Vaya que la ex Kuchiki era una caja de sorpresas, pero era SU caja de sorpresas y la amaba con todo el corazón, a ella y al hijo que llevaba en el vientre. Esa era su pequeña familia y estaba más que feliz y conforme con ella, Rukia era su mundo entero desde el día que la conoció y, pasado el shock inicial, la noticia de su embarazo había sido la mejor que había recibido en su vida. Estaba dispuesto a todo por Rukia y por su hijo, después de todo ¿no había sido él quien le había pateado el trasero a media Sociedad de Almas solo por Rukia?
-Rukia, ai shiteiru.
-Ai shiteiru, Ichigo.