Disclaimer: Por mucho que me encante Japón... !No soy Japonesa! sniff Lloren conmigo, porque Code Geass no me pertenece.

Code Geass: Nippon Rebelion

No yaoi.

AU.

Capítulo 1: "Esclavos"

Lelouch P.O.V.

Nunca creí que después de haber salido de Britannia de esta manera, las cosas podrían tener arreglo.

Realmente nunca guardé esperanza alguna de que la vida fuera fácil para Nunnally y para mí desde entonces en adelante. El príncipe que se atrevió a levantar la voz contra el Emperador y la Princesa que no servía si quiera para un adorno, no eran piezas valiosas en el tablero. No influían nada en el curso del juego que era la vida, eso decían muchos. Así es como habíamos sido abandonados en una tierra lejana al Imperio del cual una vez habíamos sido parte, porque cuando el avión que nos trajo despegó y se perdió en el horizonte, supe que con el se iba el poco respeto y protección de la cual habíamos gozado hasta entonces.

Era el fin.

Aún cuando el resto de la Familia Imperial se tragara la mentira de que éramos huéspedes políticos por las negociaciones de sakuradite, o quisieran creerlo, sabía que no había oportunidad alguna de regresar a lo que antes éramos. Mucho menos haría contacto con nuestros hermanos más cercanos. Britannia nos había dado la espalda una vez que no estuve de acuerdo con el sistema.

No es que hubiera tenido tiempo de pedir el apoyo de alguien, perder a nuestra madre y estar a punto de perder a Nunnally había sido un gran caos. Me enfoqué solo en aquello que todavía podía proteger, y quizás el salir de Britannia había sido lo mejor que nos podría haber pasado. O hubiésemos sido dejados solos frente a un mundo de aristócratas que usaban una máscara diferente para cada momento del día. No quería que Nunnally fuera lastimada por ellos.

Japón sin embargo, no había sido mi primera opción.

Me demostré de nuevo correcto cuando el primer ministro, al tanto de nuestra situación desde Britannia, no nos había prestado la menor atención como si nunca hubiésemos vivido dentro del mismo perímetro. Como si Nunnally y yo solo fuéramos cosas alrededor de su propiedad. No merecíamos siquiera una mirada. Pero yo si podía ver el desprecio y frustración que se encendía en su rostro cuando estábamos cerca o éramos mencionados. Lo cual sucedía muy rara vez.

No éramos ya un príncipe y una princesa.

Pensé que podía vivir con eso. Una vida aunque simple, era segura y feliz para Nunnally. No había personas que le quisieran hacer daño porque realmente nadie se interesaba. Triste pero cierto. Me convencí de que lo único que necesitábamos para sobrevivir era uno del otro, solo eso. Porque yo bajo ninguna circunstancia la dañaría o le mentiría. Todo paso o decisión que tomara sería por su bien y solo el de ella. No había por qué lamentar un pasado cuando todavía tenía a mi hermana menor, y solo eso necesitaba.

No significaba que olvidaría lo que había pasado.

No significaba que no quisiera castigar al responsable de la muerte de mi madre.

Por ahora solo quedaba esperar…

Aunque supongo que esperamos demasiado.


10 de Agosto, 2010 a.t.b

Sabía que habíamos sido descartados. Incluso Nunnally lo sabía, aunque aparentara que no. La conocía mejor que eso. Pero esto no estaba en mis proyecciones del futuro.

Moriríamos antes de tener un futuro.

-¡Lelouch, Nunnally!-

Sabía que no éramos más contados en la lista. Que habíamos sido borrados de la historia de la familia Imperial y a nadie le importaba, muchos quizás se regocijaban de ello, pero esta táctica, este movimiento no era lo esperaba. Creí que estaríamos en paz, creí que no tendríamos nada más de que temer.

Los grandes aviones de Britannia mancharon el cielo Japonés una mañana. Estaban aquí. Y sabía que no se irían. Poco tiempo después comenzaron las explosiones, los fuertes movimientos del suelo y el caos.

Todo era un caos.

Britannia estaba luchando por posicionarse sobre Japón y conquistar.

Pensé que estábamos a salvo.

Un plan para desaparecernos definitivamente o solo había sido una brillante jugada, me inclinaba más por la segunda opción. ¿Qué se diría de los dos miembros de la familia Imperial que murieron en la invasión? Que quizás habían sido asesinados por los japoneses, que el rescate nunca pudo llegar. No había ningún rescate o seña de que solo una persona estuviera interesada en nuestra protección.

-¡Lelouch!-

Quizás solo Suzaku.


11 de Agosto, 2010 a.t.b.

No hice comentario alguno de su mano manchada de sangre seca. Es uno de los principales motivos por los cuales no lo dejé tocar a Nunnally y llevarla en su espalda aún cuando yo no podría durar demasiado.

Quizás ya estaba paranoico o era simple capricho, pero quería una explicación para eso.

Podría haberse caído en su camino a encontrarnos, podía haber tocado a alguien herido, incluso podía no ser sangre. Pero había visto suficiente en mi vida para reconocerla y saber cuál era su color una vez seca. Incluso podía olerla.

Pero Suzaku seguía en silencio, siguiendo un camino que yo lideraba en medio de un desolado campo de batalla. No tenía la certeza de que fuese el camino correcto, pero él se negaba a decir palabra alguna desde que salimos del templo Kururugi.

Intenté advertirle que nosotros podíamos continuar solos, que estaríamos bien. Porque aunque no tuviera una buena relación con su padre, él todavía tenía muchas personas a su alrededor que estaban preocupados por su bienestar y en un abrir y cerrar de ojos lo protegerían de cualquier mal. Él no era como nosotros. Él no había sido abandonado. Tenía a su maestro de kendo, al menos.

Yo había conseguido protección de los Ashford, viejos conocidos de mi madre.

Pero él insistió en seguirnos, no mirando una sola vez hacia atrás.

Así que cuando comenzó este aterrador paisaje, me preocupé un poco por su reacción. Yo ya había vivido esto una vez y no era algo a lo que se pudiera acostumbrar pero sin duda estaba preparado. Él sin embargo, nunca había sido enfrentado frente a frente contra este tipo de actos, y a cada paso que yo daba para salir de la zona lo más rápido posible, él se quedaba más y más rezagado.

Hubo un punto donde sentí que ya no era seguido.

-Sigue caminando, Suzaku-

No había manera en que lo dejara atrás, y tampoco podía permitirle pensar en lo que nos rodeaba. Aunque parecía demasiado perdido en sus pensamientos como para escucharme.

-Suzaku…- advertí de nuevo, me había detenido –Sigue caminando-

Nunnally comenzaba a sentirse incómoda, lo podía decir por la manera en que sus manos se aferraban a mis hombros por el olor de cadáveres siendo expuestos al sol.

Debíamos salir de aquí antes de que yo también comenzara a dudar.

Tenía la intención de arrastrar a Suzaku conmigo de ser necesario, pero Nunnally hizo un movimiento de acercarse a él una vez que estábamos a menos de un metro. Me giré para darle mayor facilidad de tocarlo, y lo hizo.

Ella siempre sabía qué hacer. Ella era todo lo que necesitábamos.

Él estaba llorando, su país había sido arrasado sin piedad alguna. Pero las manos de Nunnally le devolvían un poco de esperanza, al menos por un momento antes de bajar la cabeza avergonzado, mirar sus manos y dar un suspiro.

¿Qué rondaba tu cabeza, Suzaku?

Agradecí que encontrara un poco de control en sí mismo, por lo menos hasta que estuvimos lejos de ese lugar. Estábamos cerca de la costa.

Nunnally estaba semi-dormida para el momento que nos topamos con personas mayores. El hombre que nos divisó se aproximó rápidamente por curiosidad, seguramente pensado qué hacían tres niños en un lugar así. Pero su mirada sorprendida no pasó desapercibida cuando divisó a Suzaku. Sabía quién era.

Nos ofreció un par de frazadas mientras se alejaba a buscar un poco de señal para el radio portátil que cargaba. Recostamos a Nunnally en ambas y nos sentamos en un tronco, esperando.

¿Qué futuro teníamos en un lugar como este?

Los Ashford habían prometido prestarnos su apoyo y en cualquier momento llegarían, pero Suzaku se rehusaba a seguir esa parte del plan y seguirnos.

¿Qué podía hacer él solo?

Estaba a punto de preguntarle cuando el hombre regresó, una seria mirada en su rostro y no despegó su vista de ninguno de nosotros mientras los minutos comenzaron a transcurrir lentamente. Mientras el sol cambiaba de posición y comenzaba el atardecer, no podía evitar sentir ansiedad de que quien nos recogería todavía no llegara. Aún tomando en cuenta el caos al que estaba sometido Japón, debía tener señales de ellos.

Si no…

El primer auto que se apareció por la lejanía encendió algo de alivio en mí, al menos hasta que se acercó lo suficiente y pude notar que era un vehículo militar, vacío a excepción de quien venía manejando.

-¿Todou-san?- preguntó Suzaku confundido y algo aterrado al acercamiento de su maestro. Miró a su pupilo de pies a cabeza hasta que se aseguró de que estaba bien y luego nos dirigió una corta pero irreconocible mirada a mí y a Nunnally.

-Ven conmigo, Suzaku-kun- dijo, señalando el vehículo –Ustedes dos también-

Al principio pensé que Suzaku tenía ya asegurada su supervivencia estando con ese hombre, pero lo que dijo después no cuadraba para nada en mis planes. ¿Por qué?

-Pero Todou-sensei, Lelouch y Nunnally esperan a la familia Ashford…- trató de intervenir Suzaku. Él sabía que era importante para mí esperar. Sin embargo su maestro solo negó lentamente.

-Lo siento, Suzaku-kun. Pero son órdenes de tu padre-

Escuché cómo él sostuvo el aliento violentamente al mismo tiempo que mis planes se desmoronaban. ¿Órdenes del primer Ministro?

Di un paso hacia atrás pero con un carraspeo, el hombre que se había comunicado por radio me advirtió que no hiciera otro movimiento. Miré de reojo a Nunnally que seguía dormida sobre las frazadas e hice a regañadientes lo que se me pedía. ¿Qué iba a pasar ahora? Miré de nuevo sobre el camino esperando que otro auto apareciera.

-Los tres, vengan conmigo-


Había un enorme y tenso silencio entre los tres. Nunnally había preguntado qué pasaba y hacia dónde íbamos, pero no me vi capaz de responder algo positivo, "creo que a un lugar que no teníamos planeado" admití. Todou Kyoshiro sonrió levemente con simpatía pero eso fue todo en el camino que podía identificar como de regreso al templo Kururugi.

A cada metro que nos acercábamos, podía sentir a Suzaku encogerse a mi lado y temblar. No precisamente por el duro camino que recorríamos. Pero porque había algo que parecía querer evitar y eso confirmaba un poco mis sospechas de que algo había pasado antes de salir. Algo que tenía que ver con su mano manchada de sangre.

No dijo nada en todo el camino.

Cuando llegamos, el lugar era un verdadero caos.

Había un improvisado campamento con tiendas de campaña y artillería pesada en los terrenos alrededor del templo. Las escaleras se me hacían más altas que la primera vez que las recorrimos una vez que estaba abajo del vehículo. Aunque eso era de lo último que me tenía que preocupar.

Todou-san bajó primero y luego ayudó a bajar a Suzaku. Las miradas de todos los hombres heridos y sucios se giraron hacia donde ellos aparecieron. Segundos después Todou-san se giró a ofreciéndose a cargar a Nunnally hasta lo que el indicaba era la cima y por coincidente el templo. Sin embargo, al saber que no podía hacer nada más y maniobrar para ponerla a su cuidado, alguien gritó:

-¡La princesa de Britannia!- y una oleada de gritos furiosos se levantó al mismo tiempo que armas eran apuntadas en nuestra dirección.

Me encontré regresando a Nunnally a mis brazos en un desesperado intento de protegerla, ella lloró sorprendida y asustada por lo que pasaba a nuestro alrededor.

-¡Y el príncipe de Britannia!-

Estaba dando la espalda a todos ellos mientras trataba de cubrir con mi cuerpo a Nunnally. Después de todo…

Podía escuchar pasos apresurados y movimiento que indicaba problemas. Poco después, todavía dentro del vehículo militar sentí como éste comenzó a mecerse de un lado a otro por los empujes y golpes furiosos del ejército japonés.

-¡Oníi-sama!- no podía contestar los angustiados gritos de Nunnally, solo la abracé más fuerte.

No sé cómo ni cuándo, pero eventualmente todo se detuvo. Seguía aferrado a Nunnally aún cuando la vida se me fuera en eso, que las palabras de alguien que quizás hablaba en nuestra defensa no las podía escuchar. Solo fue cuando sentí una mano posarse sobre mi hombro que hice el intento de apartar al desconocido de un golpe que seguro no dolería, pero mi muñeca fue atrapada suavemente y luego soltada. Finalmente levanté la cabeza de entre los cabellos de Nunnally para notar a Suzaku sonriéndome con simpatía.

-Lelouch…-

No había manera en que convencieran de salir de aquí.

-Lelouch-kun…- Todou-san apareció detrás de Suzaku y al igual que él, me tendió una mano.

¿Por qué debería hacerlo?

No lo supe y sin embargo lo hice. Todou-san volvió a tomar a Nunnally para sacarla del vehículo y esta vez nadie gritó. Sus susurros nada aparentados sin embargo no eran pasados por desapercibidos. Una vez ella fuera, tenía que salir yo, pero me encontré mirando los rostros enfurecidos de cientos de militares japoneses, que mi decisión comenzaba a flaquear.

-Lelouch- Suzaku tenía una mirada seria en su rostro, miró alrededor y volvió su mirada directamente a la mía –Yo no dejaré que nada les pase- aseguró.

Era una promesa.

Aún cuando podía sentir la hostilidad de Japón sobre Nunnally y yo. Los hijos del hombre que había lanzado un ataque a Japón.


Dentro del templo, la única diferencia era que los hombres estaban más limpios y tenían un poco, solo un poco más de cordura. No se abalanzaron sobre nosotros cuando entramos a un gran salón lleno de altos rangos militares, políticos y demás posiciones fuertes dentro del gobierno Japonés. Sus miradas, sin embargo, eran penetrantemente diplomáticas.

-Esperen aquí- nos dijo Todou-san, ambos estábamos sentados en un sillón en el punto más alejado de la habitación. No sé si por protección o exclusión del grupo, pero estaba agradecido.

Suzaku se negó a alejarse de nosotros aún cuando Todou-san le dijo que lo acompañara, que su padre quería verlo. Dejarnos frente a un salvaje grupo de políticos y militares no estaba en mi lista de un sano encuentro, Suzaku parecía notarlo. Y finalmente el otro hombre se dio por vencido y entró a la habitación contigua, presumiblemente donde estaba el primer ministro.

Nunnally se apretó a mi costado y yo traté de mirar el techo o la alfombra, porque sé que no me gustarían las miradas que se encontrarían con la mía, y sé que por ende yo contestaría con una mirada de reto o mayor, algo no muy bueno dadas las circunstancias. Pretendía incluso entretenerme con mi ropa o contemplando un futuro que estaba desapareciendo frente a mis ojos.

Pasaron minutos o días hasta que Todou-san volvió a emerger de la habitación con una sombría mirada en el rostro. Esperaba que se dirigiera a algún hombre dentro de la gran sala o a Suzaku, pero su vista cayó directamente en mí. Sentí que el grupo comenzaba a penetrarme asesinamente de nuevo.

-Lelouch, el Primer Ministro quiere hablar contigo-

No significaba nada bueno.

Por la manera en que Suzaku saltó de su lugar y se posicionó entre Todou-san y nosotros. Por la manera en que todos los presentes reaccionaron a la noticia y a la manera en que el hijo del hombre que lideraba Japón, defendía a un par de desterrados Britannian.

-Suzaku-kun, solo quiere hablar- le aseguró su maestro.

¿Hablar? Quizás…

Puse una mano en su hombro tal y como él lo había hecho antes. Él me miró con sorpresa al principio y volvió su vista con desconfianza a la puerta que dirigía al hombre. Quizás y podía arreglar algo.

Quizás podía enderezar nuestro futuro de nuevo.

-Cuida a Nunnally- le pedí. Solo a él podía confiarle esa tarea.

Asintió levemente, comprendiendo o no mi plan, tomó un posesivo lugar a lado de mi hermana menor y con otro leve asentimiento, le permití a Todou-san guiarme frente al Ministro de un país bajo ataque.


Una camisa apenas abrochada dejando ver gruesos vendajes nuevos no era la imagen del Primer Ministro que esperaba toparme. Ni siquiera que el hombre me estuviera esperando y tuviera su vista tan fija en mí que parecía estar compensando aquellos meses de ignorarnos. Me sentí incómodo aún cuando solo estaba él en la habitación, Todou-san había salido, y solo yo.

Frente a frente.

-Eres un chiquillo inteligente ¿No es así, Lelouch Vi Britannia?-

Comenzaba el juego.

-Solo deseo asegurar mi futuro y el de mi hermana- aseguré. No había necesidad de mentir si no sabía por qué estaba aquí cuando había decenas de hombres que esperaban tratar asuntos de quizás mayor importancia.

La mirada del hombre se suavizó solo un poco.

-¿Solo eso, eh?-

No me estaba gustando.

-No necesito nada más- le aseguré. No estaba en posición de hablar en defensa de mi país, no estaba en posición de siquiera hablar en mi defensa y mucho menos de hacer tratos.

-¿Tu hermana no necesita cuidados especiales?- continuó.

Sentí lo peligroso de esta conversación y comenzaba a predecir el rumbo a donde se dirigía. Él sonrió ante mi realización.

-Los necesita, pero no estoy en posición de pedirlos ¿O sí?- respondí, era lo más que me había arriesgado en mis palabras contra el primer Ministro de Japón –Ni siquiera como un príncipe desterrado de su país, puedo pedirlo- concluí.

Su rostro se volvió serio y pensativo, no dejando paso a otro sentimiento que me dejara saber si había dicho o no lo correcto. Pasaron unos minutos antes de que volviera a mirarme fijamente para continuar hablando.

-Si quieres lo mejor para tu hermana, entonces puedes tenerlo- me aseguró, aunque yo sé que las cosas no se darían así de fáciles –Puedes tenerlo, si trabajas por ello-

Este era el punto que lo había orillado a llamarme en un principio. ¿Debía preguntar o no? ¿Debía aceptar la oferta o no? Por el bien de Nunnally…

-¿Qué tipo de trabajo?-

La pregunta que me llevaría a la decisión más importante que podía tomar.

Sin embargo el hombre no sonrió del todo como esperaba, reclamando su premio al lograr hacerme entrar a su juego. Solo entrelazó los dedos de sus manos sobre el escritorio y se inclinó levemente hacia adelante.

-Britannia ha lanzado su declaración de Guerra a Japón- comenzó, el entrecejo frunciéndose en algo de furia –No pudieron completar, su golpe…- aseguró.

¿Japón no había sido conquistado? Eso significaba que-

-Tú y tu hermana han sido abandonados a su suerte en un país donde nadie les dará asilo- eso lo sabía, desde antes de que esto pasara. Si antes no éramos bienvenidos, ahora seríamos perseguidos hasta la muerte –Cualquier Britannian en suelo Japonés pasará a ser un ser odiado por quienes lo rodean-

Aún cuando no haya sido culpable, serían castigados por los crímenes de su país de origen.

-¿Tenemos la oportunidad de sobrevivir a eso?- pregunté. Era más que obvio a estas alturas, pero quería comprobarlo. El hombre asintió ligeramente.

-Tú y tu hermana pueden continuar viviendo en el templo Kururugi. Incluso les daré buenas habitaciones, ropa, comida y atención como si fueran invitados respetados de cualquier otro país, incluso como amigos íntimos de Suzaku-

Todo lo que quería para Nunnally, al alcance.

-Atención médica para tu pequeña hermana y educación para ambos. Incluso podrán tener comodidades como a las que estaban acostumbrados en Britannia-

Era mucho, demasiado. Tenía que tener un precio alto.

-¿Qué tendría que hacer?- no me quedaban más opciones que ésta. Pero debía saber si no requería de un mayor sacrificio. Todo era un juego.

-Britannia volverá a atacar- aseguró plenamente confiado. Mirando levemente sus manos –No mañana, tampoco quizás dentro de un año, pero volverán-

Lo tenía presente.

-Si ya no eres un príncipe de Britannia, muchacho, puedes hacerte útil y prestar tus servicios a Japón y a mí-

Eso significaba…

-Puedes tenerlo todo si pasas tu lealtad a este país- tenía media sonrisa en su rostro –Escuché a Suzaku mencionar que eras muy buen estratega y que difícilmente podría vencerte en algún tipo de reto que involucrara la mente-

¿Podía ser peor, cierto?

-Tal talento en un niño de 10 años, es increíble y de desarrollarse en las perfectas condiciones, valioso-

-Puedo ver su petición en esas palabras, Kururugi-san- respondí. Sabía que no sonaba tan malo, pero eventualmente lo sería. Sacar provecho de la situación era mi deber.

-Todavía eres muy pequeño, pero en unos años más las cosas cambiarán- volvió a la seriedad anterior –Entonces, Britannia también volverá y Japón estará más que preparado-

Traicionar al país que me traicionó. Prestar mi servicio al país que me estaba ofreciendo la oportunidad de una mejor vida para Nunnally, mientras que quien hiciera el sacrificio fuera yo.

-¿No le exigirá nada a Nunnally?- ella no podía hacer mucho en su estado y quería una vida tranquila para ella. Genbu Kururugi negó.

-Ella podrá seguir viviendo tranquila mientras quiera- podía ver verdad en sus ojos. –Podrá hacer lo que quiera mientras esté a su alcance, no necesariamente tendrá que estar encerrada en esta casa por el resto de su vida, y tú tampoco-

No veía un mayor inconveniente. Incluso parecía estar la situación de mi lado en cada sentido, incluso si el ministro intentaría usarme para un enfrentamiento futuro contra Britannia. Personalmente quería enfrentar a Britannia. Él me proporcionaba los medios y más.

Solo había una palabra que daría fin a todo esto.

Solo una palabra que podía cambiar nuestros destinos.

-Acepto-

Decía por completo adiós al desterrado príncipe de Britannia.


Holaa! Lo sé, lo sé... "Nuevo fic" awww es que no pude resistirme n.n

El pensamiento de: "¿Y si los Ashford nunca llegasen a encargarse de Lelouch y Nunnally?" ¿Qué hubiese sido de ellos? ¿Dónde se hubieran quedado? ¿Y si el Primer Ministro no hubiese muerto?

KYAA! Salió este lindo fic. Long-fic para ser precisos, y sip, tendrá algunas cosas apegadas al fandom n.n ya verán. Recuerden agregar a "Story Alert" para saber cuándo vienen los siguientes capítulos.

Todo review es muy apreciado! hahaha. ¿Debo continuar o dejarlo en one-shot AU?

any