Una navidad sangrienta

Viernes 18 de noviembre.

La pequeña entrada de un callejón, donde un crimen sin huellas fue dejada, peculiar la forma de matar, pues no denotaba una forma de venganza.

Sus cadáveres sin vida se esparcieron por toda la ciudad, fue una masacre. Sucedió por varios meses, pero ninguno fue tan terrible que hizo temblar a Domino City de horror como aquella mañana del 18 de noviembre.

Fueron 4 muertes. Sus corazones fueron arrebatados, infligía dolor, torturaba, un ser tan nefasto capaz de cometer dichas muertes.

No era normal, su odio sin escrúpulos eran realmente aterrador, pues su forma de expresarse era sarcástica y burlona. Era un maniático del arte de matar, pero este suceso conmovió los sentimientos mas duros de Domino City.

Los corazones esta vez fueron quitados para depositar un carbon en el lugar de su órgano, fue tan devastador que las imágenes causaban repulsión.

El callejón estaba cubierto de sangre. En cada callejón decía una letra.

Al sur de Domino City se encontraba la letra Y, al norte la letra A, al oeste la letra M, y al este la letra I.

No entendían dichos sucesos llenos de crueldad.

Pues el carbon fue un acto de desagrado, una abominación total.

Una ciudad de armoniosa gente. Pero pronto las energías lúgubres comenzaron a rodear a la ciudad.

Nadie se imagino que el rencor de una navidad pasada desataría un odio tan profundo, capaz de desvanecer las ilusiones de un pueblo entero.

-Otro muerto no verdad- Su voz era clara, pero profunda.

Vio aquellos cadáveres, que se burlaban de la vida. No era cualquier asesino, pues cada cadáver se caracterizaba por poseer una sonrisa sarcástica y burlona, como si la muerte fuera la expresión de liberación de un mundo contaminado por el odio.

Los sedientos de sangre nunca se calman, son incontenibles y nefastos, son irracionales pero calculadores...

Tenían que admitir que ni los propios policías podían controlar los desastres ocurridos en la ciudad, así que decidieron llamar al experto en asesinatos en serie.

Seto Kaiba, era frío, calculador, su mente era capaz de descifrar cualquier acertijo, pero este era diferente.

-Este no es tan fácil...- Explico Seto Kaiba-. No se sabe cuando volverá a atacar. No podemos esperar a un nuevo ataque... Debemos de capturarlo.

Marik encargado del área de investigación, venia con malas noticias.

-Seto... Siento tener que decirte, pero no se a encontrado nada que valga en el cuerpo. Tampoco han visto a alguien pasar la noche anterior, la gente teme, y sobre todo ... Temen hablar.

-Acaso no quieren hablar? Que gente mas absurda, es su vida... Hacemos lo posible por hacer esta ciudad segura... Y TEMEN HABLAR!, COMO PODEMOS AYUDARLOS!- Su semblante se torno amenazador, sus cabellos cubrieron su rostro, dejando una sombra oscura, y con enfado golpeo la pared de sangre.

Todos quedaron estupefactos y herméticos.

-Sigan trabajando- Dijo Seto, saliendo del lugar donde fue el crimen.

Aquella tarde. Las noticias solo habitaban comentarios indirectos hacia la policía. La FBI había mandado al mejor de sus trabajadores y este se sentía tan impotente al saber que esta misión parecía ser casi imposible.

Por unos instantes el miedo lo invadió, su mente se desvío, y en su oficina, golpeo todo lo que encontraba en frente.

Era audaz, debía admitirlo, pues ni sus mas grandes oficiales pudieron detectar su huella y rastro de él.

-No es alguien normal... El es la persona que tanto e esperado... Que tanto e anhelado... La persona que dejara verme frente a frente con mis limites... - Dijo mientras se echo a reír en la mesa.

En el colegio de Yugi, un joven estudiante de preparatoria. Las sospechas habitaban, pues unieron las 4 letras formando el nombre de Yami.

Un desfile de alumnos en vueltos de rencor azotaban a la institución. Yami era un niño peculiar, se refería a las cosas de una manera extraña, era hermético como su hermano, pero sus ojos fríos y carmesí mostraban un odio. Nunca hubo una conversación con los de su curso, pocos fueron los que se atrevían a mirarle el diáfano rostro.

Parecía ser la perfección humana en persona, su piel era blanca, sus largos mechones rubias que se deslizaban en su rostro dejaban resaltar sus ojos.

Su hermano era amado por todo su salón; Era simpático, no alardeaba, sus semblante era feliz, daba la sensación de paz, a pesar de que su físico no era igual que el de su querido hermano Yami, sus amigos no le daban importancia.

En el salón de clases gobernaba un silencio absoluto, que envolvía a Yugi y a Yami que decidían quedarse en la hora del receso en su salón.

-Crees que sea tu nombre Yami?- Dijo Yugi con pequeñas lagrimas llenas de tristeza.

-Yo?, Yugi, por favor, debe habitar tantos Yami en esta ciudad, es un nombre común- Poseía una sonrisa inverosímil.- Yo no tengo problemas con nadie.

Yami veía las nubes blancas. Parecían ser la bienvenida al cielo.

Su semblante cambio cuando Yugi decidió salir del salón. Una sombra cubría su rostro, de este se deslizaban lagrimas de completa confusión, perdido en un mundo poco humanista y centrada en las cosas materiales... Un mundo tan cruel lleno de desprecio hacia los seres humanos.

-Yugi...- Dijo con completo desagrado, una risa se desprendió de su boca.

Yami recordaba el amor que sentía por su hermano, no dejaría que mal alguno llegara a tocar su cuerpo; Frágil y delicado como una rosa no merecía que el dolor cubriera su alma pura y blanca, como las palomas podían volar, Yugi volaba con sus sueños mas haya que cualquier ser humano.

Su risa era un desafío del destino, este le daba la vuelta a la moneda de la suerte. Si alguna vez tuvo pecado cubierto en su corazón, este debía no ser confesado y guardado en los mas insólitos lugares de un alma rechazada.

-Secretos que no debían ser mencionados, comenzaran a salir a luz, mi pequeño Yugi, yo siempre cubriré tus heridas, yo seré tu soporte-

Las clases se reanudaron, lo atmósfera era insoportable, llena de una aura fastidiada de la presencia de Yami.

Siempre hubieron rumores utópicos, Yami soportaba esta desagradable convivencia desde que poseía memoria.

En las adentros de la ciudad, en las profundas oscuridad de las tierras sombrías de Domino City, la silueta de alguien vagaba por una casa vieja y destrozada, era una ruina de hogar.

A lo lejos no se distinguía el personaje, pero la ambigüedad de los ciudadanos hacían retroceder de aquel lugar, pues se rumoraba que nadie vivía hace mas de 50 años. Mientras, dentro, la silueta envuelta en velas, empezó a reír a carcajadas; Sus labios comenzaron a cantar:

Navidad llego..

Navidad llego...

Y como santa Claus

llego con regalos

Yo llegare con mucha sangre

y terror...


SayoriSakura: Una navidad sangrienta es dedicado a mi hermana Tania y Nadai que les encanta escribir sobre crimenes. La idea me surgio despues de pensar que ya me estoy volviendo mas demente xD! asi que un asesino en serie en navidad lleno de misterio y amor me parecio una exelente idea, pues debo admitir que hace mucho queria hacer un fic de navidad, la verdad no pense hacerlo sadico, pero las ideas surgen deben realizarse XD!

Espero y les guste, la ire actualizando cada semana antes del 25 de diciembre :3 para terminarla.

Sayonara!