Naruto es de Kishimoto. La historia es mía.
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Se detuvo en seco cuando escuchara su nombre en ese brusco llamado. Los pensamientos que circulaban en su mente se congelaron para sólo dar cabida en su cabeza a cinco letras. Las que eran la forma oculta que usaba para nombrarle. Porque esas eran las que solían salir de sus labios y las que escribían sus manos con total libertad para referirse a él sin ser descubierta. Eran definitivamente las que mejor lo representaban. Y eran su nombre secreto.
– ¡Hey, Hyuuga!
Hinata reaccionó, fingió no escuchar y aceleró el paso. No, no quería verlo de frente. Era mejor que no se le acercara. Seguramente se desvanecería como aquella vez en la fiesta de Ino y que todo mundo pensó que se había desmayado porque seguramente estaba borracha. Pero en realidad había sido porque él, pasado de copas, se había acercado a mirarle los ojos, tanto que sus narices se habían tocado, y ella no soportando más tal aproximación había caído inconsciente a la alfombra.
Caminó más aprisa sin atreverse a voltear. Dobló en una esquina y permaneció ahí pegada a la pared. Su espíritu amenazaba con escapar de su cuerpo. Pasado un rato, apretando a su pecho los libros, se animó a mirar.
Hinata estuvo segura que no murió de milagro. Frente a ella se había materializado de la nada la persona que más la angustiaba y poblaba sus sueños.
– ¿Por qué no te detuviste, Hyuuga?
Alterada, Hinata boqueó sin saber qué contestarle.
– Sé que me oíste.
– N-No,… no te oí, U-Uchiha-kun.
– Llevas mi libro. Dámelo.
Hinata abrió los ojos como platos. Revisó sus pertenencias y sí, el libro de geometría que cargaba no era el suyo. El asunto había sido que antes del examen que tendrían, Naruto había pedido el libro a Sasuke, y Kiba a Hinata. Y en un sigiloso intercambio de información durante clase (también llamado copiar) sus compañeros, presas de los nervios, habían erróneamente cambiado los tomos.
– Y-Yo lo siento. N-No me di cuenta –se excusó entregándoselo, las manos no ocultaban su temblor. Sasuke le regresó el otro.
– Fue culpa de esos idiotas. Les dije que Anko les caería.
De pronto se quedaron mirándose por instantes.
Desconcertada, Hinata cortó el hilo de las miradas y sus ojos se clavaron en el suelo.
– ¿Quién es Venus, Hyuuga?
Por suerte para Hinata aún estaba mirando el césped, así Sasuke no pudo ver que la cara se le había contraído de horror.
– ¿Q-Qué?
– Venus. En varias hojas está escrito ese nombre. ¿Quién es?
– P-Pues… yo... E-Es alguien e-especial.– tartamudeó enrojecida.
Sasuke enarcó apenas una ceja.
– ¿Te gustan las chicas, Hyuuga?
– ¡N-nani! –ella dio tal respingo que chocó la espalda con la pared.
– Tsk, olvídalo, no es como si me interesara.
Hinata le vio darse la media vuelta, inclusive miró que daba unos pasos cuando de improviso Sasuke se detuvo girando el rostro hacia ella.
– Eres muy guapa, Hyuuga.
Hinata se petrificó al escuchar tal revelación. Su boca se abrió un poco por el asombro. Un aleteo de millares de mariposas cosquilleaba dentro de su estomago. El rojo de su cara competía con el alto del semáforo de la calle.
Sasuke, su Venus como un muchacho, pensaba que ella era bonita.
– No dudo que la chica te haga caso si lo intentas.
Las mariposas cayeron fulminadas. Y también creía que era lesbiana.
Le miró alejarse; agotada, sus rodillas no soportaron más y cayó al suelo. Apretó los libros de nuevo a su pecho. Ya estaba, el destino había hablado. Ellos nunca tendrían una oportunidad. Soltó un suspiro de pesar, de todas maneras no era como si un Sasuke y Hinata fuera posible.
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De camino a casa, Sasuke hojeó su libro. En la página veintisiete tenía añadido con su letra el número doce y dibujado un sol pequeñito. Subió a su habitación, lanzó las cosas a la cama y se metió al baño.
Lavó sus manos y se miró al espejo meditando sobre lo acontecido.
"Venus"
Qué nombre tan idiota. No recordaba a ninguna chica con ese nombre. Tenía detalles que había obtenido por lo que había leído en el libro pero nada más.
Sabía que tenía el más hermoso y rebelde pelo negro, piel perfecta del color de la crema, dos ónices atrapantes por ojos y el cuerpo más sexy esculpido por el mismo Kami.
"¿Por qué las mujeres se expresaban así de ridículo?"
Sin embargo lo que aún no le cabía en la cabeza era como a Hinata Hyuuga le podía atraer alguien, que según ella misma, tenía un sentido del humor casi perverso, una actitud que a veces rayaba en lo hiriente y la voz más fría que hubiera conocido.
"¡Qué idiota!"
A Sasuke le disgustaba la desconocida tan sólo de imaginar esa estúpida personalidad. Aunque algo le quedaba en claro al muchacho. La tal Venus era afortunada por gustarle a alguien como Hinata Hyuuga.
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¡Hey!
Esto salió mientras oía algo de mi música. La idea viene de una canción de Björk llamada Venus as a boy. No tiene nada que ver con el shot excepto por el nombre y es que creo que Sasuke fácilmente encaja en la representación de Venus como un muchacho. ¿O no?
"Sólo Contigo" está actualizado por sí gustan pasarse.
Gracias por leer.