Sangre Y Amor
Por Pryre-chan
Los Personajes De Naruto No Me Pertenecen
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Capítulo 9
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-Eso estuvo cerca-
Hinata se limpió el sudor de la frente. La mano del Uchiha no se había levantado de su hombro y parecía apretar su agarre a ratos, al verlo noto que fruncía el ceño.
-Uchiha-san deberíamos ir a la torre- le repitió un par de veces hasta que dio signos de que le había escuchado.
Los niños correteaban frente a ellos con naturalidad brindándole a Hinata una extraña escena pacífica. Cuando llegaron los guardias se apartaron automáticamente y Hinata noto una fila de ninjas que esperaban para la entrevista con el Kazekage.
Resignada a esperar Hinata se puso en fila. Pero el Uchiha paso de largo llevando a los niños con él.
Cuando los alcanzo el pelinegro estaba hablando con la hermana mayor de Gaara que sonreía en demasía.
-Ah Hinata- le dijo al verla- Gaara quería hablar contigo-
-Está bien Temari-san. Entrare ahora-
Como la conversación entre el Uchiha y Temari no terminaba Hinata se planteó entrar sola, elevo una mano llamando a los niños a su lado. Extrañamente serios se pusieron en sus flancos, precavidos y algo tensos.
-Vamos- sintió la mano del Uchiha en la espalda baja apurándola entrar. Hinata dio un brinco al no haberlo sentido acercándosele.
Cuando la puerta se cerró detrás de ellos fue cuando se dio cuenta que había seis personas en la habitación.
-Hola Hinata-san- le saludo una joven mujer.
Hinata se tensó en su sitio pero se obligó a sonreír.
-Shizune-san me da gusto verla-
Hinata vio el cambio en la sonrisa de la mayor cuando miro a su acompañante. Por suerte Gaara se había puesto de pie y les hizo un gesto para que se acercasen.
-Lamentamos interrumpir Kazekage-sama- el Uchiha salió al frente-Pero queríamos comunicarle un asunto importante.
El Uchiha miro de reojo a Shizune que asintió algo cohibida al verse aludida.
-No se preocupen por mí, yo ya me iba- Hizo un ademan para retirarse.
-Sobre mi petición de que Hinata Hyuga se quede en la aldea…- la voz del Kazekage no tenía inflexión.
-Por supuesto que podrá quedarse Kazekage-sama-
Hinata noto la mirada de Shizune sobre ella, estudiando su reacción ante la noticia, ella solo le sonrió.
-Entonces le daré instrucciones sobre sus nuevas tareas Hinata-san ¿me acompaña afuera un momento?-
Hinata asintió y le dio una mirada al líder de la aldea esperando aprobación que recibió de inmediato. Acaricio el cabello de los dos niños y siguió a la ninja al pasillo y luego a una pequeña terraza.
-Hinata-san ¿hay alguna razón en especial para que se quede en la aldea?- le dijo la mayor sin rodeos.
Hinata se sonrojo sin poder evitarlo y tartamudeo irremediablemente.
-¿N-no p-porque?-
Se sintió estudiada, pero al final la ninja le dio una pequeña sonrisa.
-Debo informarte de algo-suspiro- Tu familia le demando a la Hokage tu regreso. La razón, no lo sé, pero amenazaron a Tsunade-sama si no te traía de regreso-
Hinata se puso pálida
-Shizune san yo no puedo…-
-No regresaras aun Hinata, la Hokage no quiere que vuelvas hasta que averigüe que está pasando, ha habido mucho movimiento entre los clanes y ha habido rumores. Es una suerte que el Kazekage haya pedido que te quedes, políticamente Tsunade-sama no podría negarse-
Shizune le puso una mano en el hombro.
-Traeré noticias en un par de semanas. Todo irá bien, por ahora debes abocarte a tus deberes-
Los últimos diez minutos Shizune se encargó de explicarle sus funciones, que no eran pocas, pero que harían lo suficiente para distraerla.
¿Qué pensaba su familia?
Cuando volvió a la habitación, el Uchiha y los niños ya estaba allí comiendo un refrigerio, el pelinegro no le pregunto nada y los niños se mantuvieron quietos hasta la hora del almuerzo. Luego Hinata salió a terminar sus tareas, volviendo de noche.
-¿Ne-san? Yam le jalo la ropa, Hinata apenas había notado el hecho hundida en sus pensamientos.
-Si ¿que pasa?-
-¿Es hora de cenar?-
Hinata vi el reloj, ya pasaba las siete.
-Si, porque no van al comedor con Daisuke-san, yo los alcanzare luego-
Hinata noto como se formaba un nudo en la garganta. Antes de recibir respuesta salió. Se dio el lujo de derramar amargas lágrimas en un callejón cercano, la incertidumbre le perforaba el pecho. Un mal presentimiento, terrorífico y moustroso le beso la mejilla.
¿Era posible una rebelión?
¿Un golpe de estado? Había escuchado ese rumor más de una vez
¿Talvez su padre había decidido acabar con ella de una vez?
Cuando las lágrimas se secaron camino hacia la gran torre a paso lento, la dejaron pasar y recorrió los pasillos hasta la oficina principal y entro sin golpear, por suerte el pelirrojo estaba solo, de pie frente a la ventana.
Sin esperar un saludo camino rápidamente hacia sus brazos y volvió a llorar. El otro no se movió, pero Hinata no se vio despreciada, al contrario se sintió ben recibida.
Cuando se calmó una mano tomo su barbilla.
-¿Que paso?-
-Gaara-kun…yo…-
-Gaara- la puerta se abrió y por ella entro una mujer rubia, cuando los vio se paralizo, pasando un segundo sonrió- Disculpen- y se retiró.
Hinata se sonrojo y puso una distancia prudente del gobernante. Este no se lo tomo mal pero acorto la distancia tomando su mano.
-¿Qué pasa?-
La heredera suspiro.
-Mi familia…- la amargura le impidió continuar.
-Lo se- le dijo el Kazekage-Shizune me informo-
Hinata estaba avergonzada, si su familia cometía traición y fallaba en ella serian perseguidos o exiliados. Hinata tendría que huir sin honor y como una criminal.
Se sintió más identificada con la historia del Uchiha. Su padre no podría cometer esa imprudencia.
-Aquí estarás a salvo- la mano masculina apretó la suya con seguridad, Hinata apoyo la frente en el hombro del líder.
-Me siento a salvo contigo-
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Todo fue normal al día siguiente y con normal Hinata daba a entender las constantes coincidencias de la hermana mayor del Kazekage con ella y con Daisuke.
-Aléjala de mi- le dijo el Uchiha cuando entro en el dormitorio-Ella puede echarlo todo a perder-
Hinata se rio, pero luego se tapó la boca, el pelinegro la veía ferozmente.
-Hablo en serio- le dijo mortalmente, y fue cuando Hinata se dio cuenta de su tez roja y la piel sudorosa, se acercó a él.
-¿Has tomado tu medicina Uchiha-san?- la mano pálida toco la frente del más alto
-Sí, déjame- el Uchiha sacudió su agarre, la pelinegra activo su Byakugan y estudio la red de chakra, el daño era porcentualmente mayor.
Los niños entraron, la piel limpia después de su baño, se veían más animados, el Kazekage había decidido no acusarlos por sus crímenes siempre y cuando Uchiha-san atrapara a su jefe, recuperara los mapas y mantuviera a raya a los más pequeños.
-Estamos listos- anuncio Yam con una sonrisa, el día casi terminaba y la reunión con el jefe de los niños era inminente, no había un plan elaborado más que encontrarse con él e interrogarlo sobre la flor que tanto necesitaba Uchiha.
-La rubia espera abajo- le dijo el pelinegro frunciendo el ceño, Hinata ahogo una risa viendo la mirada rabiosa del Uchiha.
-Iré con ella y te disculpare por hoy…-
Hinata no pudo reaccionar, se vio jalada hacia un pecho firme mientras pedazos de vidrio de su ventana se expandían tras el sonido explosivo de un ataque. Luego el silencio fue llenado por gritos divertidos.
-Los niños se han ido- le informo el pelinegro dejándola a un lado y quitándose los lentes. Pasos acelerados se escucharon en los pasillos y estribillos de voces de alarma llegaron a sus oídos.
El Uchiha salió por la ventana dedicándole solo una leve mirada, Hinata asintió y lo siguió.
Los hermanos eran rápidos, los siguieron fuera de los muros y por varios kilómetros de desierto, un par de metros delante de ella el Uchiha se veía cansado, sus pasos eran menos largos y su ritmo claudicaba. Hinata lo alcanzo con facilidad y le pregunto sobre su estado, pero solo se vio fulminada por una negra mirada.
Cuando se detuvieron la luna estaba en lo alto, la arena bajo sus pies estaba templada. Estudio la estancia con su Byakugan a unos metros estaban los niños mirando al frente. El pelinegro le puso en alto a una distancia prudente.
-Ahí viene-
Tan pronto como lo dijo una silueta apareció frente a los niños, ellos rieron y Yui salto a darle un abrazo. Pronto se dio cuenta de su presencia y se acercó a ellos con paso seguro, cuando estuvo a unos metros se quitó una boquera y un gorro que cubría su rostro.
Era joven, quizá unos años más que ella misma, pero se veía cansado, su piel pálida como su pelo blanco, los ojos dorados.
Los niños la tomaron de los brazos.
-Lo siento Ne-san- le dijeron y la empujaron.
De inmediato el sonido de una pelea que inicio se escuchó a la distancia. Los niños buscaban entre su ropa. Hinata se liberó dando un salto.
Los niños la siguieron, Hinata se palpo rápidamente el pecho buscando el pequeño abultamiento del mapa que llevaba con ella. De alguna manera los niños lo sabían.
Más allá los dos hombres peleaban casi un borrón para la vista con el sonido de metal chocando acompañándolos.
Hinata empezó su propia pelea esquivando a los pequeños niños, eran rápidos y demasiado listos, tenía que tener cuidado
-Vamos- dijo Yam y su hermana asintió, ambos se tomaron de las manos y una fuerza increíble rozo sus sentidos una y otra vez, casi no podía esquivarlos cayó al piso con dolor varias veces, la arena se levando como una nube espesa rodeándola y cortándole la piel, ya no podía ver a su alrededor y el sonido impreciso del paso de los niños no le servía para encontrarlos.
Ella no quería hacerles daño.
Se sirvió de sus habilidades y su vista privilegiada para esquivar los ataques, sentía dos fuerzas inmensas chocar, pero a su vista ambas claudicaban intermitentes como el fin de la llama de una vela.
Eso la asusto.
-¡Yam Yui deténganse!-
-Danos ese mapa nee-san, el jefe lo quiere-
La ráfaga aumento. Hinata sabía que no podría alargar eso. Se concentró, su chakra reuniéndose en sus palmas, aligero su postura cuando esquivo un nuevo ataque, regulo su respiración.
Rápidamente sus manos formaron los sellos que conocía de memoria, con fluidez sintió su chakra cambiar y amoldarse.
-¡Yam!- la niña grito.
La tormenta a su alrededor se disipo, Hinata vio claramente como Yam era sostenido por los brazos de su hermana que gimoteaba, sintió un tirón en el corazón. Corrió hacia ellos, pero un rayo cruzo sus pies obligándole a detenerse.
El chico peliblanco la veía de pie al lado de Yui con su hermano en brazos, se veía agitado, la ropa chamuscada en ciertas partes.
Hinata de inmediato busco con la mirada del Uchiha, encontrándolo agazapado no muy lejos con un manchón oscuro a sus pies. Hinata volteo a ver a su enemigo, que se limitó a señalarla con una mano. La intrusión fue inmediata.
La vista se volvió borrosa y se desmayó.
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Cuando Hinata volvió en si lo primero que vio fue una fogata, luego se dio cuenta que estaba atada de pies y manos, enfoco la vista, poco más allá estaba la figura encorvada de un hombre que tenía frente a él varios pedazos de papel, se mordía el pulgar con impaciencia.
-Despertaste- le dijo la masculina voz.
-¿Que quiere de mi? ¿Que busca?-
El peliblanco bufo y tosió después, cubriéndose la boca con un pañuelo.
-Te traje porque necesito tus ojos Hyuga-
-Yo no…-
-Me ayudaras, porque si no lo haces los dos niños que vez morirán en un par de días-
Hinata vio a los dos niños cerca de la fogata estaba cubiertos por una arrugada y vieja capa.
-¿Que les sucede?-
El peliblanco se acercó a ella y la ayudo a ponerse erguida, le aflojo las cuerdas que rodeaban los pies, sin el hormigueo fue más fácil mantener su postura.
-Ellos están enfermos. El hombre que nos crio era un científico, nos hizo…cosas para lograr sus metas, su superación, yo fui el único que sobrevivió del primer grupo de ensayo, cuando trajo a niños más pequeños lo intento con cirugías, alteraciones físicas y de la red de chakra. Pero las cosas no salieron bien al final, muchos niños murieron-
Hinata estudio a los niños que dormían más allá con detalle y amargura, estaban abrazados. Yam se veía muy pálido y su pequeño cuerpo temblaba de vez en cuando.
-Ellos sobrevivieron porque me los lleve cuando el doctor…-
-Tú lo mataste- le interrumpió Hinata acusándolo, para que supiera desde un principio que tipo de persona le creía, esperando una mentira para ganar su simpatía.
-Es cierto, lo mate- el hombre le dijo sin vacilación ni arrepentimiento- ¿Pensabas que mentiría? No me hace la menor diferencia si te parece bien o no. Lo que quiero es que uses tu kekei genkai y me guíes al lugar donde escondieron la flor del desierto. Hazlo voluntariamente y no te lastimare, pero si no, tengo métodos para lograr tu colaboración-
Para poner más énfasis en sus palabras tomo el mentón de Hinata y la obligo a verlos, sus ojos dorados brillaron como una noche llenas de miles de estrellas, el cuerpo de Hinata se aflojo y su respiración que había estado conteniendo se liberó, se sintió tranquila y en paz.
-¿Si?- le pregunto el peliblanco con voz hipnótica.
-Si…-
-Si ¿qué?-
-Yo le ayudare a buscar la flor -repitió Hinata-…yo…ayudare señor…-
-¿Lo juras?-
-Lo… juro…-
El hombre se carcajeo, al separar la vista de Hinata que se sonrojo irremediablemente mezcla de vergüenza y humillación.
-¿Que me has hecho?-
-Diste tu palabra Hyuga, y por el honor de tus ancestros debes cumplirla. Ahora duerme-
El hombre chasqueo los dedos y el mundo de Hinata se oscureció.
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-Me estoy cansando de esto-
Fueron las primeras palabras de Hinata al despertar.
-Llegas a acostumbrarte- le dijo Yam desde una esquina- Cuando huimos, el jefe nos mantenía dormidos durante días-
Hinata estudio la apariencia del pequeño, su piel estaba más sonrosada, pero habían marcas negras bajo sus ojos.
-¿Yam como estas? ¿Y tu hermana?- preocupada Hinata se puso de pie, notando como sus manos y pies estaban libres.
-Estoy bien, ella y el jefe fueron por algo de comer-
-Yam, escucha necesito volver a la aldea, ayudare a encontrar la flor, pero debo…-
-Eso no será posible Hyuga- el peliblanco entro a la cueva y se sentó en el suelo Yui imitándolo, saco de una bolsa varias piezas de pan y las repartió entre todos acompañándolos con unos pedazos de manzana- Come, partiremos de inmediato-
Hinata negó sin ceder a las órdenes de ese hombre, había prometido su ayuda y lo haría, pero tenía que volver con Gaara y avisarle, si ese hombre tenía razón y encontraban la flor, entonces el Uchiha también tendría su cura.
-Come- fue la demanda acompañada de la visión de unos ojos dorados.
-¡No hagas eso!-
Fue un impulso, Hinata no lo pensó, pero en cuanto de su mano salió el trozo de pan directamente a la cabeza peliblanca se arrepintió y sudo frio.
-Ahm…Gomen-
Los niños rompieron a reír estruendosamente.
A Hinata le vibro el pecho conteniendo una carcajada de contagio en realidad si había sido gracioso. Paso un momento y nada pasaba, en cambio el peliblanco le paso de nuevo su pieza de pan.
-Come Hyuga-
Hinata decidió comer en silencio, analizando fielmente a su captor, no parecía nada especial, pero como muchas cosas en su mundo eso no debería considerarse debilidad ante un enemigo.
-¿Dónde iremos?- le pregunto Hinata cuando se ponían en marcha.
-Lo sabremos cuando lleguemos-
Entonces lo decidió, con presteza Hinata se cortó un dedo y dejo una mancha de su sangre en la pared cerca la puerta, esperaba que aquel método funcionara y que la encontraran. Confiaba en Gaara sabía que si alguien podría encontrarla era él.
Caminaron bajo el ardiente sol durante horas, a Hinata no le pareció conocida nada del trayecto, pero soporto el suplicio sin descanso. Cuando por fin el sol caía en el horizonte, el peliblanco le hablo.
-Acércate- se inclinó en el piso y saco dos pedazos de pergamino de su ropa, los unió de forma extraña doblando los pliegues por la mitad hasta formar un triangulo
-Estamos aquí-
Le señalo lo que parecía una pequeña duna con alguna formación rocosa
-A partir de este punto, el rastro debería ser visible. Usa tu ojo para buscarlo-
-Yo no se que buscar. En todo caso mi Byakugan solo vería el rastro tenue de nuestras pisadas en la arena-
Hinata fue sincera, pero el peliblanco pareció frustrado.
-El rastro de buscamos fue hecho por un Hyuga, hace muchos años. Solo otro de su estirpe puede seguirlo, así que observa la arena, busca algo que te indique una dirección-
Imposible. Un Hyuga nunca haría algo así para la aldea de la arena, al menos no antes de la tregua, no se arriesgaría a que lo acusen de traición.
El peliblanco iba a volver a hablar pero Hinata sabía que solo serían reclamos, así que realizo los sellos y miro al desierto con su Byakugan, no había nada evidente, solo arena y tres personas con el flujo intermitente de chakra, eso le era preocupante, un chakra intermitente era como sangre que se detiene y avanza a momentos dentro de las venas.
-No hay nada- informo luego de unos minutos.
-Esfuérzate mas Hyuga-
Hinata busco durante horas sin quejarse, su único consuelo era pensar que con cada momento que pasaba, más cerca estarían sus compañeros de rescatarla.
-No hay nada-
-Estamos aburridos jefe- los niños se quejaron
-Sigue buscando Hyuga-
-No hay nada que buscar. Lo hice solo no hay rastro de nada, quizá el mapa se equivoca-
La luna ya había salido, deberían encontrar un refugio para la noche, pero al parecer aquello no era una opción, se quedaron allí buscando. Hinata al final solicito ver el mapa.
Todo cierto.
Las líneas de ruta estaban allí, la extraña flor, estaba en un rincón del mapa, no debería ser lejos de allí, pero no parecía siquiera existir, muchas de las estructuras del mapa no estaban.
¿Como sabia su captor entonces que allí comenzada el rastro?
Había un pequeño símbolo en el mapa, pertenecía a su clan indudablemente, era un símbolo de cuarta generación, uno bastante único, era de un ninja de clase alta, un anbu quizá.
¿Pero cómo?
Hinata estudio los símbolos del borde del mapa. Jadeo.
De inmediato se vio rodeada
-¿Que viste?- le pregunto con rudeza el peliblanco.
-Aquí- señalo el mapa- estos no son nombres de lugares, si no de estrellas-
Hinata vio al cielo despejado.
-Es por allí, estoy segura-
-Andando- los niños se pusieron a correr en la dirección que había señalado. El peliblanco la tomo de la mano y la jalo-No te separes, te estare vigilando-
Hinata fue cuidadosa al dejar su rastro de sangre en unas rocas.
Dieron saltos entre la arena y pasaron un barranco antes de que la primera señal de chakra apareciera. Hinata ahogo un grito, a lo lejos se podía ver con claridad miles de líneas de energía que se extendían por el suelo rodeando rocas y solitarios desniveles.
-Hay miles de caminos, unos se pierden en el horizonte otros terminan a unos pasos ¿Cuál se debería seguir?-
-Es fácil-
Los niños saltaron y cayeron con fuerza haciendo un estrepito
-¡La que sobreviva!-
Hinata no entendió hasta que se disipo el polvo, frente a ella ya no habían miles de opciones, si no unas cuantas que podía contar con tranquilidad, todas tenían una energía más firme que las otras miles. Y todas terminaban rodeando una roca. Pequeña al parecer, pero era claro con su Byakugan que enterrado bajo la superficie había una gran concentración de chakra.
-Hay una entrada, o lo que parece una enterrada en la arena. Llegar hasta ella nos tomaría un par de días, a menos…-
El piso bajo los pies de Hinata se movió y se volvió suave, se sumergió en ella entre un ataque de pánico, pero a su alrededor pasaba lo mismo con los otros que no se mostraban asustados.
Hinata se sintió mareada con la arenas entrando en su nariz y raspándole la piel, cuando puso respirar jadeo y tosio, tratando de alimentar sus pulmones, a su alrededor los niños hacían los mismo, habían estado bajo la arena un par de angustiosos minutos.
El peliblanco estaba de espaldas jadeando peor que ella, tomándose la cabeza y el corazón con las manos en gesto de dolor.
-¡Jefe!-
Los niños corrieron hacia él y lo abrazaron, Hinata se acercó también y le ofreció un poco de agua, cuando se tranquilizó, el peliblanco mando a los niños a buscar en la extraña y oscura cueva.
-Tu también estas enfermo- le dijo Hinata al peliblanco cuanto estuvo segura de que los niños no le oirían.
-¿Y?-
-¿La flor no es solo para los niños verdad?-
El peliblanco no contesto.
-¿Porque no pedir ayuda? ¿Porque entrar usar la fuerza para conseguir el mapa, porque matar a hombres inocentes?-
-Cállate Hyuga, no sabes lo que dices. ¿Crees que nos habrían dado el mapa alegremente? Esta flor es un secreto bien guardado de la aldea de la arena, nunca la darían a unos extraños. Su líder jamás aceptaría-
-Gaara no es así. El hubiera…-
-Eres una tonta en verdad.-
Los pasos de los niños la alertaron. Había un pasaje más adelante, un increíble pasaje.
Hinata dejo un nuevo rastro y siguió a los otros, la estancia era un pequeño campo, que tenía como fuente de vida un pequeño estanque de agua, a su alrededor crecían flores de distintos colores.
-¿Cuál es?-
Sin respuesta, el peliblanco estudio de nuevo el mapa, pero no había la menor indicación, los niños querían arrancar todas.
-No, debemos buscar una flor con roció dulce- fue todo lo que dijo el mayor y empezaron a buscar. Hinata estaba expectante, podría conseguir la flor y escapar llevándola a la aldea. Debía ser rápida y prudente.
Fue entonces que Yui grito de felicidad anunciando que la había encontrado, allí sobre una pared, la flor más hermosa que había visto, con el roció saliendo de ella como gotas de diamante.
¿Podría ser?
Yui la jalo con ganas al notar que no se soltaría fácilmente, su hermano la ayudo, a Hinata le pareció raro, pero cuando se dio cuenta la tierra ya había empezado a temblar y trozos de pared se resquebrajaban y caían sobre ellos.
Una trampa.
Estudio la estancia con su Byakugan notando que todas las redes fluían hacia la pared detrás de la flor que había sido arrancada.
-¡No!-
Algo estallo y el techo cedió.
El peliblanco, tan rápido como un borrón, tomo a los niños y los arrojo al pequeño estanque, ordenándoles seguirlo y salir.
Una movida peligrosa¿que tal si no habría una salida?
Para ambos mayores era muy pequeña. Hinata vio al peliblanco tomar la flor junto a varios pimpollos entre sus brazos y esquivar varios escombros hasta llegar hacia ella, la tomo de los hombros y la arrojo al piso. Con el sobre ella y la flor resguardada entre sus cuerpos sintió la energía salir y rodearlos.
Débil
Agonizante.
-¿Qué haces?-
-¿Quieres morir?- fue el contraataque.
Las piedras dejaron de caer y ellos estaban envueltos en un capullo de piedra formada por chakra y arena. El peliblanco había perdido la conciencia sobre el pecho de Hinata que al verse en esa situación se sintió avergonzada, pero a los minutos y la tenue respiración solo la preocupación la invadió.
-Oye…- le movió hasta que cayó a su lado- Estas bien..ehm…-
El peliblanco pareció sonreír.
-Soy Hide-
La voz era solo un susurro.
-La flor…asegúrate que la tengan…son todo para mi…lo único que deseo…morir-
-Hide-san no va a morir-
Hinata sentía un nudo en su garganta, el aire era muy poco, pero no pudo detenerse.
-Estaremos bien-
Una triste sonrisa.
-Tonta…Hyuga, pero aun así…mas…hermosa que …la flor-
Los ojos dorados se cerraron, la piel de su captor empezó a cristalizarse y a cambiar de color al de la tierra húmeda, cuando empezó a deshacerse frente a sus ojos Hinata solo ahogo un gemido lastimero.
Luego de un momento, la única compañía que tenía era un cumulo de tierra oscura. Su olor era agradable y nostálgico.
Y Hinata lloro.
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No estaba muerta
XD
Pryre-chan