Bueno, aquí un nuevo proyecto en conjunto con yessy, espero que sea de su agrado.
Shikatema, algo cómico y claro el lemon no faltará.
Ok, yo me sumé a la idea de nona de pura fresca no más jajajaja, me encantó su idea y le pedí que la escribiéramos juntas :D … nos hemos divertido mucho y está bien gracioso todo jajaja espero que les gusté tb y nos la comenten arto arto, si no nos olvidamos que existe jajajaj… ok, no ._.
Bueno eso (: yessy)
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– ¡¿Puedes caminar más rápido? – La estridente voz de una rubia mujer resonó por toda la calle principal de Konoha. Temari estaba más que fastidiada, tres meses en Konoha con el húmedo calor de esa maldita aldea y más encima con ese niño siempre molestándola. Aquello acababa con la paciencia y serenidad de cualquiera.
– No – Contestó en el tono más molesto posible, pero sin llegar a inmutarse ni dejar de lado su habitual serenidad. Llevarle la contra a esa mujer ya se le había hecho costumbre.
– ¡Eres un vago sin remedio! –Lo insultó. La intensidad de su verde mirar denotaba la molestia que sentía por el estratega de Konoha, quien, según ella, sólo hacía aquello para cabrearla. Tan sólo era una teoría, pero no sabía que tan cierto era aquello, Shikamaru tan sólo la contradecía, porque no soportaba que ella fuera tan mandona y controladora, deseaba molestarla porque ya no la soportaba cerca de él, siempre arruinando su paz y tranquilidad.
– Y tú una gritona, molesta y problemática –dijo sin pensar –¡ha!, ¡pero claro! tenías que ser mujer – Concluyó haciendo un ademan de molestia que la rubia no vio. Él caminaba detrás de ella, tranquilo y sin prisas.
– ¿Qué?– Se volteó para verlo a la cara. Ella mantenía su boca un tanto abierta por su asombro inicial ante la afirmación del moreno, pero luego torció su gesto, indignada – ¿ósea que sólo por ser mujer yo…? – Temari iba a replicar, pero el joven la interrumpió.
– Sí, finalmente entiendes – sonrió complacido y burlesco – sólo por el simple hecho de ser mujer tú eres insoportable – Pronunció cada palabra con placer, no todos los días tenía la oportunidad de vencer de tal forma a aquella orgullosa y problemática mujer.
– ¿Una qué?– ¿había escuchado mal?, él la había insultado. Su rostro pasó del asombro a la ira en un segundo y su ceño profundamente fruncido no dejaba duda de aquello. También, en un segundo, pasó del color normal de su tez a un rojo fluorescente. Aquello se había sentido como una humillación total. Apretó fuertes sus puños y mordió su labio inferior para controlarse, no le daría el gusto de verla humillada, aunque se sintiera así.
–In-so-por-ta-ble– Repitió él, arrastrado cada sílaba con infinito placer al ver el efecto que causaba en la Kunoichi de la arena – ¡Insoportable! – repitió.
Estaban frente a frente en plena calle, retándose con las miradas. Varias personas los miraban aunque a otros ya se les hacia normal el ver a ese par de embajadores discutiendo en público. Finalmente él se ahorró las contestaciones, no llegarían a nada así y ya estaban retrasados. Pasó por el lado de la rubia, ignorándola, y siguió su camino hasta llegar a una casa ubicada en la parte central de Konoha. Era una casa amplia y muy lujosa.
– Es aquí –Shikamaru tocó el timbre, esperó unos segundos y una voz se escuchó. Era Shizune que se asomaba por una ventana del segundo piso, sonriendo.
– Pasen chicos, está abierto – les indicó. La pelinegra apoyaba sus brazos en el marco de la ventana para afirmarse – suban al segundo piso, Tsunade-sama los espera – terminó de decirles con una sonrisa que contrarrestaba con la tensión en los jóvenes rostros.
– De acuerdo – Shikamaru abrió la puerta y entró, dejando a Temari afuera. Al pasar aventó levemente la puerta para hacerla cerrar y siguió caminando, Temari no fue tan rápida y ésta se le cerró en las narices, dándole un buen golpe que le dolió. Molesta abrió la puerta y se quedó, por un momento, impresionada por la majestuosidad y el lujo de la mansión, aun así siguió al pelinegro, que estaba por subir las escaleras, y lo jaló quedando frente a él.
– ¿Qué te pasa, idiota?– lo encaró. Ella mantenía una expresión seria, pero su ceño fruncido denotaba su enojo.
– Tienes sangre en…–Shikamaru se burló disimuladamente, ni siquiera se preocupó al verla así. ¿Cómo hacerlo si era de la "gran" y fuerte Temari de quien se trataba?
– ¡Cállate!, eres un irrespetuoso –terminó diciéndole, limpiándose con rudeza la sangre de la nariz con el dorso de su mano – hombre tenías que ser – ella no se quedaría callada luego de tan aberrante situación.
– ¿Qué hice? – respondió tranquilamente como si nada sucediera. Sabía que eso fastidiaría aún más a esa problemática, pero lo hizo sin pensar, inconscientemente.
– ¡me cerraste la puerta en las narices! –Dijo, levantando, levemente, y apretando, con fuerza, sus puños – ¡encima pasaste antes, ¿no te han enseñado que las damas van primero? – terminó diciendo un poco más calmada.
– No…pero si quieres, adelante, sube – Shikamaru cambió su comportamiento inmediatamente, sonrió "tranquilo" y se hizo a un lado dejando a la rubia pasar. A ella le resultó sospechoso, sobretodo su sonrisa tan peculiar, pero no le dio más importancia. Entonces, subió las escaleras antes que él.
De en medio de la sala de estar colgaba un candelabro enorme de cristales transparentes, del otro lado estaba la ventana. Temari miró a través de esta su reflejo. Estaba usando un vestido corto en negro y zapatos a juego; no llevaba armas, ya que le habían dicho que no las necesitaría.
"Que misión tan rara" pensó. Se sentía incomoda sin armas, pero lo que más le molestó fue la presencia del ninja de Konoha.
Se giró quedando frente a él, le dio un empujón y, gracias a que estaba algo distraído, él casi cae por las escaleras, pero logró detenerse.
– ¿Qué te pasa? ¿Acaso estás loca?– dijo mientras recuperaba el equilibrio. Se sorprendió ante el repentino empujón que recibió por parte de la kunoichi.
– ¡Degenerado! – le gritó.Ella mantenía su ceño fruncido y su labio torcido, en claro signo de molestia.
– ¿Qué?– preguntó con asombro, en verdad no entendía a que venía todo aquello. Bueno, aunque tratándose de una mujer, y no cualquier mujer, sino que de la más problemáticas de todas: Temari. No había nada que entender. Para él así de impredecibles e incomprensibles eran las féminas, en definitiva, era un gasto de energía innecesario el intentar comprender a una mujer.
– ¡Me dejaste pasar para ver bajo mi falda!– tal frase le devolvió a la realidad de golpe.
– ¡No! Qué asco – se espantó, retrocedió unos centímetros e hizo una mueca de horror y asco, elevando el lado derecho de su labio.
– ¿asco yo? ¡Morirías por ver bajo mi falda! – dijo con voz chillona y un tanto desesperada. La reacción del moreno había lastimado su ego.
– Pues ya vi bajo tu falda y ¿sabes qué?, ¡tienes pésimo gusto en ropa interior! – remató sonriendo burlonamente, ya había dejado de lado su primera impresión y ahora tan sólo quedaba la burla ante esa situación.
– ¡idiota! – Temari elevó la mano en el aire, dispuesta a darle un buen golpe, pero una voz la detuvo.
– Disculpen, Tsunade-sama los espera, apúrense – interrumpió, un tanto incomoda, la alumna de la Godaime, quien se encontró con que el moreno iba a ser golpeado por una furibunda Temari.
– Claro Shizune-san, ya vamos – se apresuró a contestar el más joven. No estaba en sus planes el ser golpeador por tan fuerte mujer, el sólo hecho de pensar en el dolor que eso le provocaría alejó de él todo indicio de burla hacia la Kunoichi.
Temari, aun molesta, esperó a que un aliviado Shikamaru pasara por un lado y después lo siguió. Caminaron por algunos pasillos de la enorme mansión hasta llegar a un salón bastante grande, amueblado con varios sillones, un escritorio y varias sillas, un librero y un mueble lleno de papeles.
Tsunade, que estaba sentada tras el escritorio, les hizo señas y Shikamaru se sentó frente a ella. Temari esperó de pie a un lado, el joven la miró curioso.
– ¿No te vas a sentar?– preguntó el moreno.
– Si fueras un caballero, serías tan amable de acercarme la silla, pero veo que no – dijo en tono irónico, alzando una de sus finas cejas.
– Yo no tengo por qué cumplir caprichitos de mujeres como tú – contestó, dejando de mirarla y centrándose en la rubia frente a él.
– ¿A qué te refieres con mujeres como yo? – puso sus brazos en sus caderas, nuevamente cabreada, arrugando su entrecejo.
– ¡Silencio! – Ambos se callaron ante la estridente voz de la voluptuosa rubia. –Sí, Shikamaru, eres un maleducado y tu Temari eres muy temperamental, por eso están aquí – el estratega bufó molesto y Temari se enojó más, pero, al sentir la intensa mirada color miel, se tranquilizó. Tampoco podía faltarle el respeto a la Hokage.
– ¿Qué tiene que ver que yo sea temperamental con la misión?– preguntó aun molesta, pero esforzándose para no demostrándolo. Relajó su expresión y dejó caer sus brazos a sus costados. Luego, se sentó en la silla que estaba a la derecha de la que Shikamaru ocupaba.
– Para allá voy – contestó la otra rubia, ya más calmada – esta casa es de mis ancestros, los anteriores Hokage´s, la estoy remodelando, porque cuando Naruto sea Hokage, él se quedará en la mansión principal y yo viviré aquí –explicó al tiempo que apilaba ciertos documentos en su escritorio.
– ¿Nos va a poner a limpiar su casa? – preguntó la joven, un tanto suspicaz, lo último que quería era hacer de nana de la Hokage.
– No, Temari, haremos ejercicios de reflexión y comunicación – ambos embajadores se sorprendieron ante tal frase.
– ¿Reflexión y comunicación?– repitió, lentamente, el de coleta aguantándose las ganas de reír que le provocaba tal ridícula frase.
– Así es Shikamaru, he notado que últimamente ustedes tiene una relación bastante tensa… – comenzó a explicar, pero fue interrumpida por la de ojos verdes.
– Es porque él… –dijo, apuntando al estratega, defendiéndose. Sin embargo, fue interrumpida por la otra rubia.
– Exacto, él y tú –remarcó la última palabra – ambos tienen demasiada tensión sexual acumulada e interfiere en su trabajo, lo cual no permito – dijo seriamente.
– Yo no estoy tensa…– se detuvo un segundo, procesando por completo la frase dicha por la Godaime – espere, ¡¿sexual? –se horrorizó, su boca se abrió más de lo normal y echó su cuerpo unos centímetros hacia atrás en la silla – ¡no! Y ¡¿Por ese mocoso? –lo apuntó – Ni en mis peores pesadillas – terminó hablando con un gesto de asco que molestó a Shikamaru, si él no estaba nada mal, es más, varias aldeanas y kunoichis le coqueteaban a menudo.
– Ya quisieras… – masculló, desviando su mirada, molesto.
– Silencio –exigió Tsunade, frunciendo su ceño en señal de enojo –Shikamaru, Temari, ustedes dos tomaran una terapia especial, resolverán sus problemas hablando y con comunicación–recalcó la última palabra, hablando ya más calmada – ahora, si no quieren tomar la terapia, entonces… – se detuvo un segundo. Un brillo especial se reflejó en sus ojos, asustando a los menores, nada bueno saldría de aquella mirada y mucho menos, de esa mujer–Shikamaru te mandaré a la frontera a vigilar, por medio año y Temari tu volverás a Suna donde el Kazekage se encargará de sancionarte, él está de acuerdo en que tomes terapia, eres muy temperamental – Tsunade terminó imponiéndose, como solía hacer.
– ¿Gaara dijo eso? – se sorprendió la de coletas. Nunca pensó que su propio hermano la encontrara "temperamental", lo cual no era así, ella tan sólo no se dejaba pasar a llevar, eso no significaba que fuera "temperamental".
– Pues él sabe lo que dice – Shikamaru recibió un golpe en el hombro y una mirada asesina de parte de la joven. En definitiva, Temari era muy fuerte.
– ¿Aceptan la terapia? – preguntó la Godaime, con una sonrisa maliciosa en su rostro, ya sabía la respuesta a aquella pregunta.
– No queda de otra…– habló el moreno, encogiéndose de hombros, restándole importancia a la situación.
– Gaara me las pagará, pero sí, acepto – terminó bufando después de hablar la de coletas.
– Muy bien – la Godaime se acomodó en su asiento – Shizune – llamó a su asistente, sonriendo aun con malicia, la pelinegra asintió y fue en busca de algunas cosas, llegando de inmediato.
– Por favor recárguense en la silla y cierren los ojos – les pidió, sonriendo.
– ¿Qu..? – iban a decir ambos, pero el cambio de actitud de la mujer los detuvo.
– ¡Háganlo! – Ordenó, con el ceño levemente fruncido, pero lo suficiente para que ambos decidieran no alegar ni preguntar nada más –
– Ok – acataron
Ambos se recargaron en la silla, sintieron a Shizune poner algo en sus rostros, cuando abrieron los ojos la visión fue nula, pero ninguno se movió. Después sintieron como Shizune tomaba una de sus manos, pero aun así no se movieron, después sólo escucharon el sonido del metal.
– Pueden quitarse el vendaje – dijo, dulcemente, la asistente de Tsunade.
Cuando Shikamaru elevó la mano derecha para quitar la venda de sus ojos sintió que algo colgaba de su brazo. Temari sintió un jaloneo en su brazo izquierdo y con el derecho se quitó la venda, miró a Shikamaru fijamente y después sus brazos. Él la había jalado, pero inconscientemente.
Se miraron y luego a aquello que ahora los unía.
– ¿Esposas?–susurro el estratega, consternado.
– Así es, Shikamaru, Temari, esta es la terapia que llevaran a cabo, permanecerán juntos unidos por las esposas – explicó la de ojos color miel, levantándose de su asiento.
– ¿todo el día? – preguntó, escandalizada, la de Suna.
"¡Solo esto faltaba, vieja loca!" pensaron ambos.
– No, no sólo todo el día, cinco días – anunció, la voluptuosa mujer, con una amplia sonrisa en sus labios.
– ¡¿Qué? – gritaron al unísono, poniéndose en pie de golpe.
– Escuchen bien –les pidió la Hokage, quien se había puesto detrás de los jóvenes y había posado sus manos en los hombros de ambos, presionando levemente – cinco días vivirán en esta casa, juntos – remarcó – bajo el mismo techo, compartirán todo y cuando digo todo, me refiero a TODO – terminó apretando los hombros de ambos, quienes hicieron una pequeña mueca de dolor. La fuerza de esa mujer era realmente monstruosa y de temer.
– ¡no puede hacer eso! – se atrevió a desafiarla la de ojos verdes. Shikamaru sólo atinó a cerrar sus ojos, resignado y admirando el valor que poseía aquella problemática mujer, que desafiara a la Hokage no era menor.
– Claro que sí puedo, es más, ya lo hice – contestó tranquila la Godaime. Soltó a ambos y continuó hablando –Shizune vámonos, hay comida en la alacena, sus maletas están en la sala trasera y sólo traten de no matarse, aprovechen el tiempo, hablen, comuníquense y si quieren tengan sexo – Shikamaru se ruborizó intensamente, Temari se encontraba molesta – pero usen condón no quiero ninjas bebes correteando por ahí – con una sonrisa Tsunade y Shizune se encaminaron a la puerta. Temari corrió detrás de ella, desesperada, jalando a Shikamaru quien avanzó a tropezones, la cadena que los separaba era apenas de unos 50 centímetros y por si fuera poco estaba reforzada con chakra.
– Espere Tsunade-sama – la rubia se giró ante el llamado de la de Suna– se supone que tendremos que hacer todo juntos, es decir, cosas como ir al baño, comer, dormir…– comenzó a enumerar, siendo interrumpida por la Godaime.
– Sí, lo entendiste bien –le sonrió más ampliamente que antes– ahora si me disculpan tengo cosas que hacer – iba a continuar su camino, pero la embajadora de la arena la jaló del brazo derecho.
– No, espere –le pidió – no puedo hacer eso…– le dijo con su rostro constreñido. En verdad estaba preocupada.
– ¿Por qué? – preguntó curiosa, no era normal que Temari insistiera tanto en llevarle la contra.
– Acérquese – pidió la rubia, seria. Tsunade se acercó lo más que pudo. Shikamaru trató de escuchar lo que la joven le iba a decir a la Godaime, pero Temari, usando su pie, lo aventó de una patada hacia atrás, después con su mano libre cubrió sus labios y le susurro al oído a Tsunade algo que sólo ella escuchó. Esa era su salvación, ¿o no? – Y eso es por lo que no puedo hacer esto – concluyó, esperanzada.
– ahh…¿eso es todo? – preguntó, relajada, la Godaime. Shikamaru ya estaba de pie, enojado por haber sido aventado de esa forma por la rubia de Suna, pero prefirió no decir ni hacer nada, no quería armar más problemas de los que ya tenía.
– Si – contestó la muchacha, rogándole con la mirada a la Hokage que tuviera piedad. Al fin y al cabo ella también era mujer y la debería entender ¿o no?.
– Suerte – fue lo último que dijo Tsunade, sonriendo y volteándose para continuar su camino.
Y antes que la rubia pudiera protestar, tanto Shizune como la Godaime ya se encontraban fuera de la casa, caminando por la calle. Temari cruzó los brazos molesta, jalando a Shikamaru hacia ella. Eso sería más problemático de lo que había imaginado, más aun en esas circunstancias, en esas "especiales y malditas circunstancias"…
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¡Bien! Con mucho ánimo iniciamos una segunda historia juntas y espero que sea de su agrado, es un poco fuera de lo normal pero, a mi me gusta el inicio y la trama, que descubrirán después, espero que a ustedes también les guste.
Yessy y yo esperaremos review y comentarios para mejorar. =)
Tb esperamos saber sus expectativas con este ficjajajaja a que da para imaginar muuuuchaaaas cosas xD… besooooos (yessy) y recuerden que los reviews hacen que demoremos menos jaja … ok, no ._. pero ayuda xD.
~NONAHERE ~
~YESSY~