Capítulo 1: Counting The Days
Sasuke salió corriendo del lugar; acostumbrarse a la compañía de Orochimaru y Kabuto parecía una tarea imposible, no importaban los meses que habían pasado desde que se marchó de Konoha. Solamente intentaba estar el tiempo necesario, solo sus entrenamientos valían la tortura que significaba estar con ellos. Como llevaba haciendo desde que comenzó su viaje junto al antiguo Sannin escogió un lugar, no demasiado lejos, donde seguir entrenando, solo eso lo hacía olvidarse de Konoha, de Kakashi, de Naruto… de Sakura.
Cada día que pasaba, se repetía su objetivo, su razón de estar aún con vida. Sabía que ese había sido su error al estar en el equipo siete, y aunque la nueva comitiva nunca se parecería a ese equipo, no permitirá volver a olvidarse de lo que él estaba destinado a hacer.
Entrenaba sin cesar, el uso de la espada no era tan sencillo como había pensado en un principio pero ya comenzaba a moverla con mayor naturalidad como si de una parte de su cuerpo se trataba. Sintio gotas de agua caer sobre él, una vez más comenzaba a llover y es que llevaba semanas en las que ni siquiera habia visto los rayos del sol. Aun así decidió seguir unos minutos mas, no era su intención enfermarse ya que el tiempo era lo mas importante para él, conocía a la perfeccion las intenciones de Orochimaru y sabia que tenia los días contados para ser mas fuerte de lo que el Sannin esperar.
Un grito rompió el silencio del bosque, alertándolo. Ceso las estocadas, para concentrarse en escuchar algún ruido que le indicara la procedencia de la agitada voz y pronto lo escucho, otro grito pidiendo ayuda. Sasuke no dudo en salir corriendo y observo la figura de una persona en el piso siendo acorralada por un gran oso. Se interpuso entre ambos, antes de que el feroz animal lograra clavar sus zarpas en la chica a su espalda.
—¡Jutsu de Fuego: Gran bola de fuego! – grito, liberando una minima cantidad de su chakra. La pequeña bola que formo fue suficiente para que el animal saliera huyendo aterrado. Miro sobre su hombro a la chica a su espalda, lo observaba atónita.
—Gr… gracias – susurro, aun asi Sasuke la escucho. Desidio marcharse, la lluvia empeoraba. — ¡Oye! Espera – grito la chica al verlo alejarse – ¿Puedo hacer algo por ti?
—No es necesario. – respondio sin voltearse.
—Claro que si, me salvaste la vida. – la chica se levanto. Sasuke pudo notar que era unos años mayor que él. Tenia casi su misma estatura, el cabello plateado y húmedo caia sobre sus hombros hasta la cintura y el fleco remarcaban los ojos tan oscuros como los de él. – te he visto antes, en el pueblo, estas en alguna misión a algo asi.
—No es de tu incumbencia. – contesto.
Y antes de que la chica siguiera con su interrogatorio, se marchó. Parecía ser de esas chicas que hablaban mucho y eso le recordaba a su antigua amiga.
Entro de nuevo en la guarida de Orochimaru, y mientras caminaba a su habitación observo como debajo de la puerta donde solía hacer experimentos Orochimaru, salía una luz verdosa. Intentaba ignorarlo, pero le era imposible pasar por alto las atrocidades que ese hombre hacía. Él y Kabuto se la estaban pasando en grande – pensó – antes de entrar a su habitación. Y así terminaban siempre sus días, más cansado de lo necesario para poder dormir sin tener pesadillas ni soñar con sus amigos. Ser mas fuerte era lo único que le quedaba.
La tarde siguiente volvió al mismo lugar donde solía entrenar, el claro fue iluminado por la luz de su chidori, Sasuke sonrió al ver como lo podía mantener en todo su brazo derecho sin requerir demasiado esfuerzo. Corrió hasta un árbol y con un simple movimiento corto el tronco en dos partes. La chica de la noche anterior había salido aterrada de detrás del árbol.
—¿Ya dejaras de seguirme? — pregunto Sasuke, mirándola con total indiferencia.
—¡Sabias que estaba ahí! Si no corro me habrías matado – grito sorprendida, mirando enfadada al chico.
—hmp.
—¿Eso que signifca?
Sasuke la ignoro y continuo su entrenamiento sin preocuparle si ella se interponía en su camino o no.
—¡Oye, yo no soy una kunoichi! – exclamo al esquivar otro ataque de Sasuke. El chico se detuvo y la contemplo.
—Entonces que esperas para irte.
—Ayer te dije que te devolvería el favor, — sonrio al sacarle unos palabras al estoico moreno.
—No necesito tu ayuda.
—Eres un ninja, ¿Dónde están tus compañeros de equipo y la banda de tu aldea?
—No es de tu incumbencia, vete. – repitió, empezándose a enfadar por la intromisión de la chica.
—Tienes razón, eso no importa. – Sasuke levanto una ceja, extrañado por el repentino cambio de actitud y esperazado en que la chica lo dejara en paz. –Ten, — continúo ella, entregándole un pergamino. – ayer me puse a pensar en que podía hacer por ti y recordé que siempre te he visto solo y tu ojos transmiten tristeza. Haz una carta y yo la entregare.
Sasuke no tomo el pergamino, y miro fijamente a la chica sin poder creer en lo que ella decía.
—No hay nadie a quien yo pueda escribirle.
—Eso es imposible, siempre hay alguien que espera por nosotros. Te propongo un trato, tu escribes la carta y yo hare que llegue a esa persona que espera por ti, aunque tú no sepas quien es.
—Eso fácil. Tú la podrás responder.
—Ese pergamino tiene un sello especial, solo el destinatario que elija quien ha escrito en el podrá abrirlo. Si quieres te lo pruebo. – dijo con desesperación.
—Pero si yo no conozco quien es esa persona que espera por mi, como alguien lo podrá abrir.
—Porque el destino se encargara de encontrarla.
Sasuke rio por la convicción con la que la chica lo dijo, y noto lo molesta que ella se encontró en esos momentos. Todo era absurdo.
Ella le tomo la mano y deposito el pergamino en ella, mirándolo fijamente a los inexpresivos ojos azabaches.
—Piensa lo que quieras, pero esto va más allá del entendimiento que humano, son jutsu tan antiguos como tu Sharingan pero que se han perdido en el tiempo. Espero que mañana hayas cambiado de opinión.
La chica se fue molesta y Sasuke esbozo una pequeña sonrisa al verla tan enojada. Eso lo había divertido. Sin pensar más en el asunto, guardo el pergamino en su pantalón y siguió entrenando.
—Sasuke-kun – dijo Kabuto, cuando se encontraba de camino a sus aposentos. –mañana en la noche el partiremos al refugio del Sur, el señor Orochimaru ha terminado con sus asuntos. – la macabra sonrisa que esbozo el ninja médico, le molesto, podía notar como se divertía de jugar con la vida de los demás. – Espera que pueda seguir con los ejercicios usted solo ya que llegara hasta mañana.
Sasuke retomo su camino, proponiéndose perfeccionar el jutsu antes de partir.
Esa noche volvió a tener pesadillas. Soñó con ella…
Se levanto sobresaltado, con la respiración entrecortada y un gran dolor de cabeza. Tomo un vaso de agua para tranquilizarse y fue ahí cuando volvió a ver ese pergamino que le habían regalado. Bufo con enfado, sabia que esa chica habia removido esos recuerdos que tanto trataba de olvidar, se odiaba al recordar ser la causa de la manera tan amarga en la que Sakura habia llorado. Tomo el pergamino, dispuesto a deshacerse de el cuando recordó lo que ella habia dicho.
"Es un jutsu tan antiguo como tu Sharingan"
¿Cómo habia sabido de su Sharingan? El jamas se lo habia mostrado y si era un jutso era imposible que ella lo supiera, le habia dicho que no era una kunoichi. Decidio que lo mejor seria conservarlo e interrogarla si es que le habia mentido y era alguna espia de Konoha.
Volvio a intentar conciliar el sueño, pero le era imposible. La imagen de su antiguo equipo no se apartaba de su mente.
Molesto y sin poder creérselo el mismo, tomo el pergamino, sabiendo que si no escribía unas líneas no conciliaria el sueño por varias noches. Y comenzó por lo ultimo que le dijo.
"Gracias por todo…
Ahora me encuentro realmente solo, se que es lo mejor y que en poco tiempo se olvidaran de mi o al menos es lo que espero. Mi destino no esta ligado a la felicidad, no hasta que cumpla mis objetivos. Hasta ese momento comenzare a vivir, ya que lo que tengo hasta estos momentos es un préstamo de alguien que solo le interesa mi poder, un préstamo de todos aquellos que si fueron sacrificados. Deseo regresar, antes al menos era feliz pero se que no debo hacerlo porque si lo hago dañare a quienes quieron. Tal vez algún dia me perdonen, tal vez algún dia les diga la verdad. Pero por los momentos es imposible.
Los extraño"
Sasuke releyó la corta carta, sintiéndose absurdo de haber hecho aquello, pero al doblarla un seño brillo con un símbolo que jamás había visto y luego no pudo volver a abrir ese papel. Aliviado, recordó que no había escrito nada realmente importante si lo intentaran encontrar con eso, esas líneas eran importantes para él pero nadie más deduciría gran cosa de ellas. No mencionaba a sus amigos, ni la aldea, ni su nombre. Era imposible que supieran quien lo escribía.
Guardo la hoja a un costado de su mochila y volvió a intentar dormir, debía buscar a esa chica para saber quién era realmente.
Salió temprano de la guarida de Orochimaru, el siguiente dia, debía arreglar ese asunto lo antes saber donde comenzar a buscar, llego al pueblo, pero se dio cuenta que no conocía el nombre y no tenia ninguna pista de ella. Vago sin rumbo alguno, hasta sentir que alguien lo seguía.
—Parece que cambiaste de idea – le dijo la chica con una gran sonrisa. En su hombro descanzaba un águila de inmaculado plumaje.
—¿Quién eres?
—Pense que nunca lo preguntarías. Mi nombre es Kibo Aiko y mi amiguito es Kokoro – agrego mirando al águila que seguía inmóvil en su hombro.
—¿Quién eres en realidad? – volvió a preguntar tomándola del brazo y aplicando un poco de su chakra.
—¡Que te pasa! Suéltame – se quejo.
Sasuke la obligo a ir a uno de los callejones cercanos, donde la solto.
—¿Quién te mando? Quiero la verdad. – de inmedato activo su Sharingan.
—Nadie me ha mandado, no se lo que quieres decir.
—¿Cómo sabias de mi Sharingan? Esto es alguna forma de obtener información. – Sasuke mostro el pergamino, el seño aun brillaba con una luz verdosa.
—Digamos que poseo una habilidad como el Sharingan, pero no la he desarrollado por completo, ya te lo dije: ¡No soy una Kunoichi! – grito enojada.
Kokoro aleteo alterado y salio volando en dirección a Sasuke. El chico salto, esquivándolo, pero el ave no lo dejaba en paz y apenas le daba tiempo de escapar; la velocidad del animal cada vez aumentaba.
Salto los tejados hasta percatarse, pero sintió que el ave aterrizaba unos pasos atrás, al voltear miro que con su pico tomaba el antiguo pergamino del suelo. El verdadero.
La replica que el aun tenia en su mano, desaparecio en una nube du humo mientras el ave volvia con su ama. Sasuke la siguió, pero entre ella se habia escabullido entre la multitud.
Sasuke regreso a la guarida sin encontrar ninguna pista de Aiko.
—Que el señor Orochimaru no se encuentre, no quiere decir que puedas llegar tarde a entrenar. – dijo Kabuto frente a él, acomodándose los lentes.
—No me digas lo que debo hacer. – Amenazo, mirándolo con los ojos rojos caracterizticos de su clan.
—Algun dia sabras todo el significado de poseer unos ojos como los tuyos y entenderas porque se les teme tanto. – le dijo con un tono burlon, mientras salía de la habitación.
Sasuke ilumino todo su brazo izquierdo, con los rayos caracteristicos del Chidori y en un único golpe hizo un gran cráter frete a la salida, donde habia estado Kabuto.
Aiko miraba con nostalgia la aldea en la que habia vivido tanto tiempo, en su mano sostenia firmemente la carta del chico preguntándose quien podría esperar a una persona como él. Se miraba solo, pero parecía que era su decisión. Voltio hacia Kokoro, que volaba impaciente, describiendo círculos sobre ella y emprendió el viaje.
Contiunara…
Gracias a todos
N/A: los capítulos vienen en pareja y el titulo será siempre de una canción relacionada a ambos, "Counting the days" es de Good Charlotte. De su nuevo álbum. Espero que les haya gustado.
¡Nos vemos en la parte dos!