Atención: Lemon

21. Te necesito.

Después de varios días, enterraron el cuerpo de Gina, y por suerte, Broly no fue acusado porque no llegaron a enterarse de que fue él quien la disparó.

En una casa al lado de Capsule Corp. Vegeta estaba tumbado en la cama observando a la chica que tenía al lado. Dormida, se encontraba Bulma, hasta que al fin empezó a abrir sus ojos azules para encontras los negros de Vegeta. Cuantas noches había pensado en un momento así, que mientras ella dormía él la mirase, en su cama y sonriendola, mientras acariciaba su pelo azul. Bulma empezó entonces a recordar la noche tan apasionada que vivieron los dos, y aun seguían desnudos tan solo tapados por las sábanas.

-Buenos días-dijo Bulma cuando abrió más los ojos.

-Cuando tu padre se entere que no has dormido en casa te matará-contestó Vegeta riendo.

-¡No! Primero te matará a ti, y luego iré yo-sonrió dulcemente.

-¿ Quieres que te lleve a clase?-preguntaba el hombre.

-¡Espera! cinco minutos más-decía quejándose Bulma mientras se tapaba con las sábanas hasta la cabeza.

-Como quieras, no es mi problema si llegas tarde.

-¿Cómo que no?-se destapó-¡te recuerdo que voy a trabajar en el laboratorio con mi padre cuando acabe mis estudios!

-¿Eso significa que te tendré que aguantar a todas a horas?-alzó una ceja el hombre.

-¡Pues sí!-contestó mientras enredaba sus brazos alrededor del cuello de Vegeta quedando a escasos centímetros de su boca.

-Entonces será... muy divertido-sonrió de medio lado y enredando sus brazos en la cintura de Bulma la atrajo más a él acabando por devorar su boca.

Se empezaron a dar pequeños besos, que luego se hicieron más largos, más apasionados, más cálidos y más placenteros. Vegeta empezaba a besar el cuello de la joven, y ella, estiraba el cuello para que siguiera besándolo. El hombre se tumbó encima de ella besándola apasionadamente. Bulma acariciaba su espalda con suavidad y le daba mordiscos en la oreja. Vegeta empezó a tocar y saborear los redondos pechos de Bulma, mientras ella gemía de placer al sentir sus caricias, y gritaba cuando la mordía. Siguió con su juego llevando una mano a la parte íntima de la joven y empezó a acariciarla. Esa parte era a la que Bulma la volvía loca con solo tocar, y eso, Vegeta, lo sabía de sobra. Jugó pasando su lengua, sus dedos, absorbiendo su jugo. La peliazul daba pequeños gritos que poco a poco subían a ser más grandes, por lo que al final se puso encima de él. Acariciaba su fuerte torso y como él hizo, empezó a "jugar". Estaba muy excitado y ella probó su zona íntima dentro de su boca mientras Vegeta daba pequeños rugidos por sentir lo que Bulma estaba haciéndole. Al final las tornas volvieron a cambiar, él volvió a ponerse encima de ella y la peliazul sintió aun más la excitación rozando su intimidad.

-Te quiero Vegeta-le susurró en el oido-hazlo ya.

A lo que pidió la chica, Vegeta asintió y se unió a ella. Se movía despacio dentro de la muchacha, que gemía en su oido. Él también gemía e iba más rápido. Bulma enredaba sus piernas en la cintura el hombre a lo que hacía que él no pudiera zafarse. Ya llevaban rato haciéndolo, y cambiaron mucho las posturas, Bulma, estaba sentada encima de Vegeta. Gemían al mismo tiempo, y ya antes de acabar, el hombre empezó a ir un poco más rápido porque Bulma se lo pidió. La peliazul sintió la fuerza de Vegeta dentro de ella y gemía mientras se agarraba a los hombros del hombre. Él la movió con más fuerza, y eso a ella la hizo gritar de placer, hasta que los dos llegaron al momento del éxtasis de placer. El chico acabó dentro de ella, a la que ni le importó. Se tumbaron para intentar reponer fuerzas y que su respiración fuese más lenta. Vegeta cuando notó que su respiración era menos agitaba intentó levantarse para irse.

-¿A dónde vas?-preguntaba la chica.

-Te llevo a clase-contestaba mientras se vestía-tienes que estudiar para ir a trabajar al laboratorio de la comisaría ¿o no te acuerdas?

-¿Y ese cambio tan repentino?-rió la peliazul.

-¿Quieres o no ir a estudiar?-preguntaba cuando ya estaba vestido.

-¡Claro!-rió mientras se ponía el uniforme.

Los dos salieron de la casa montando en el coche de Vegeta, que conducía hasta el instituto. En el camino, a Bulma le llegaban muchos recuerdos, de cuando era pequeña y Vegeta la cuidaba, la compraba regalos y soportaba sus gritos. Y hasta los doce años, ella no se dio cuenta de que todos los sentimientos iban cambiando más, Bulma empezaba a ver a Vegeta más que a un hermano, como al hombre que muchas mujeres querían. Fue cuando él siempre la llevaba al instituto, que mucha gente preguntaba quién era él y si era su novio. Ahora ya tenía pensado en que pasaría más adelante, ella seguría estudiando hasta trabajar con su padre, y viviría con Vegeta, ya que su padre dijo que hasta que sea mayor de edad tendría que vivir con la familia.

Después de aquel momento pasaron 7 años, y Bulma despertó por gritos y llantos, miró a Vegeta que estaba tapado con la almohada para no seguir escuchando, pero era imposible.

-Vegeta-susurró Bulma-te toca a ti.

-¡No! Ve tú, a mí no me hace caso-gritó el hombre enfadado.

-¡Vegeta!-se cruzó de brazos.

-Lo de llorar lo sacó de ti-seguía quejándose el hombre mientras se levantaba.

-¡Oye! Ni que a ti no se pareciera en nada... seguro que tú de pequeño llorabas.

-Hmp-la miró con algo de odio-¿y qué le pasa ahora?

-No podrá dormir... ¡venga vete!-le dio un empujón.

Vegeta salió de su habitación, fue por los pasillos hasta ver una puerta que ponia "Trunks", la abrió y entró. De una cuna se oían los llantos de un niño pequeño, se acercó y vio como el pequeño que se parecía tanto a él pero que sacó los ojos de la madre dejor de llorar. El bebé miraba a su padre y empezó a reir, Vegeta, por su parte, hizo una mueca creyendo que aquel niño se estaba burlando de él, y, cuando se quisó dar cuenta, el pequeño ya estaba dormido. Con una sonrisa, el padre salió de la habitación de su hijo en silencio y se dirigió otra vez al dormitorio donde Bulma se encontraba. Cuando la vio ella estaba vestida con una ropa muy provocativa, el hombre se rascó los ojos y cuando volvió a verla estaba abrazada a él y le susurraba bajito al oido "Te necesito".

Fin