Antes que nada, esto es un fic SLASH, si no te gusta, ya sabes... ¡Adiós! Contiene tríos (LMxSSxHP)


Capitulo 1:

El Albergue Black

Harry suspiro, cansado, mientras se levantaba del sillón en el que había estado sentado toda la tarde. No había podido tener un mínimo de silencio desde que había vuelto a Grimmauld Place, y todo porque había sido un alma caritativa. Suspiro con más fuerza, maldiciendo su estúpida heroicidad.

Su casa, donde pensaba pasar un verano relajado, se había convertido en un magnifico albergue para toda clase de personas, desde la numerosa familia Weasley, que sentían que lo dejaban abandonado, además del insignificante hecho de que estaban reformando su casa, pasando por los Lovegood, cuya vivienda había sido destruida, siguiendo con Lupin y su familia, que decían de mudarse, hasta llegar al extremo de mortifagos aristócratas y profesores de pociones.

Harry agrio su rostro, pensando en los nuevos descubrimientos. Ginny, su supuesta admiradora, que tanto le amaba, había decidido ir con Neville, después de que este le salvara heroicamente en la última batalla. Harry lo había agradecido, sin lugar a dudas, aquel viaje con Hermione y Ron le había abierto los ojos a un nuevo universo: la homosexualidad.

Algo se removió inquieto en su interior; debido a una bienvenida botella de whisky de fuego, había descubierto que la relación de 'amistad' entre su padrino y el licántropo había sido todo menos eso. Harry puso los ojos en blanco, pensando también en otros que eran homosexuales: Snape y Malfoy.

Su gran amistad no era más que una farsa para seguir follando como conejos, y la muy útil muerte de Narcisa, la esposa de Lucius, parecía algo planeado. Todavía no sabía porque les había ayudado, porque había intercedido por ellos, ni siquiera sabía porque les había aceptado en el Albergue Black, como le llamaba ya interiormente a la casa de su padrino.

Todo era culpa de Dumbledore, eso lo sabía: el viejo, como siempre, había empezado a chantajearle emocionalmente, diciéndole que debía aceptarles porque no tenían a donde ir y eran perseguidos y todas esas tonterías que solía decir el hombre. ¿Qué no tenían donde ir? Hogwarts siempre había sido una buena opción. ¿Qué eran perseguidos? No era su problema, de cualquier forma. Ellos había elegido su destino, no tenía porque cargar con ellos.

Y sin embargo, allí estaban, pavoneándose por la casa, hostigando a Kreacher y obligándole a servirles. O más bien, a servir a Draco y Lucius, que no debían hacer la comida ni la cama, porque eran aristócratas. Idiotas. Subió las escaleras, con un mohín de hastío en sus labios, que desapareció cuando pensó en la visita de Neville y Ginny, al día siguiente.

Le daba igual ver a Ginny, si fuera por Harry, podía estar bien lejos. Pero Neville… Era su perfecta oportunidad para observar los…atributos del muchacho. No estaba enamorado de él, ni nada por el estilo, pero realmente, estaba como quería. Y sus ojos ya no encontraban ninguna satisfacción en Ron, aunque empezaba a explorar a Draco. Tenía buen culo, al fin y al cabo. Sonrió, pensando en la cara del Señor Malfoy, si supiera de sus pensamientos nada castos sobre su puro hijo.

Amplio su sonrisa, mientras llegaba a su dormitorio. Solo quería ponerse el pijama y acurrucarse bajo las mantas, para que se pasase aquel dolor de cabeza que tenia. Teddy Lupin no había dejado de llorar en lo que llevaba de tarde, y Harry estaba reconsiderando verdaderamente la idea de hechizarle.

Pero no lo hizo; en vez de maldecir a todos esos ocupas que tenía en su casa, bajó las escaleras, ya en pijama, preparado para cenar. La cena había empezado hacía tiempo, y los Weasley ya habían terminado de cenar. No le extrañaba, todos ellos comían como si fueran barriles sin fondo. Los Lupin ya estaban acostando al pequeño para que fuera a dormir, y los Lovegood, padre e hija, hablaban de cualquiera de esos bichos imaginarios. Suspiró, viendo el único sitio libre en la mesa: al lado de las serpientes.

Torciendo el gesto, fue hacia allí, sentándose ruidosamente, dejándose caer prácticamente. Los slytherin giraron su rostro hacia él, parando su amena charla, seguramente sobre nuevas formas de fastidiarles a ellos. Segundos más tarde, volvieron a lo suyo, con un bufido de exasperación.

Minutos más tarde de que Harry comenzara a comer, todos se fueron de la mesa, dejándole solo con sus peores huéspedes, que se limitaron a ignorarle. No obstante, Harry bufo, cada vez más enfadado con el Director. ¿Por qué debían estar allí, a su lado? ¿Por qué debían estar en su casa?

Ellos parecieron escucharle, porque le dirigieron una mirada disimulada, antes de sonreír abiertamente. Claro que me han escuchado esos idiotas. Gruñó interiormente, deseando golpearles, y Draco decidió empezar a meter cizaña:

- ¿Qué pasa Potter? ¿Pensamientos que compartir?

- Con vosotros no compartiría nada, Malfoy.- respondió con mala cara Harry.

- Oh, vaya,- dijo con voz genialmente fingida Snape.- me siento tan triste de que no quieras compartir nada conmigo, Potter.

- No sabes lo que te pierdes, Potter. Podríamos montarnos un trío…- sugirió Lucius Malfoy. La cara de Harry subió a un color rojo furioso, mientras la sonrisa de las maquiavélicas serpientes se ensanchaba.

- Lo siento, Lucius, pero a mí no me gustan los trios.- aseveró Snape, antes de que Harry pudiera hablar.- Y menos con el niño-que-vivió.

- Creo que no me pierdo nada de todas formas. Vosotros seguid copulando como conejos, y dejadme tranquilo.- los tres slytherins empezaron a reír de una forma… malvada, como siempre. Harry frunció el ceño, más enfadado que antes, sin poder creer como la conversación había girado totalmente al sexo.

- Así que no te pierdes nada, ¿eh? ¿De verdad lo has probado, Potter o son sólo fanfarronadas?- inquirió el pocionista, mientras, tanto él como el patriarca de los Malfoy, se iban. No le dejaron contestar, y, boqueando como pez en el agua, frunció el ceño, más enfadado todavía.

- ¿Qué pasa, Potter?- pregunto Draco, sin un ápice de preocupación en la voz. No obstante, al instante su sonrisa murió, mientras decía.- Eres virgen…

El pequeño Malfoy escapó literalmente de la habitación, huyendo a su dormitorio. Y Harry se sintió estúpido, revelándose de aquella manera a sí mismo. Sintió unas inmensas ganas de golpearse la cabeza contra la mesa, pero se contuvo a duras penas. Sabía de su rareza habitual, pero… ¿ser el último en perder la virginidad?

Su orgullo gryffindor sintió un duro golpe, así como su autoestima: Malfoy le había ganado. No le extrañó, por cómo eran su padre y su padrino… se le habría pegado. Pero seguía molestándole aquel hecho. Frunciendo el ceño, dejó la comida de lado: debía perder la virginidad, fuera como fuera. Y debía encontrar a alguien indicado para esa misión.

Pensó y pensó, sentado en aquella silla incómoda de la cocina: Ron estaba descartado automáticamente. Era su amigo, y ya estaba comprometido con Hermione. Pensó también en Neville… No, está demasiado enamorado de Ginny. Lupin… ¡Tiene familia, Harry! Deja de pensar en esto.

Calló a su conciencia; debía encontrar al personaje adecuado. Los gemelos… No, no quiero tríos, y ellos lo comparten todo. Bill… ¡Y Fleur qué, Harry! Percy… Inmediatamente Harry lo descartó, poniendo mala cara. Charlie… ¡Ni si quiera esta aquí, Harry! Concéntrate, concéntrate…

Malfoy. Su conciencia dio un vuelco, cuando Harry pensó en ellos. El hijo, un capullo, una serpiente, su enemigo de toda la vida. Sintió un escalofrío, recordando el rostro desfigurado por la incomodidad del joven, hacía unos minutos. Debía encontrar a alguien, ¡Y debía hacerlo ya!

Pensó en el padre. Lucius Malfoy, aristócrata, viudo, rico. Y, por los sugerentes ruidos de su habitación, adicto al sexo. Lo dejó en el aire, pensando un nuevo candidato, además de Malfoy. Snape parecía ideal; no era agraciado en ningún sentido, pero era otro adicto al sexo, y con eso le servía.

Sonrió con suavidad, pensando en sus próximas presas: uno de los dos caería, estaba seguro de ello. Su sonrisa se torno malévola, mientras salía de la cocina, más animado que antes.