Shugo Chara Miracle

"Todas las personas posee un huevo en su corazón, el huevo de nuestra esencia, aun sin ser vistas, porque la llave que abre nuestros corazones solo se presenta ante las personas adecuadas"

Episodio 1

Dumpty Key

El clásico sonido de la escuela en el final de las clases se hizo presente en la solitaria tarde en la que todo empezó. Yo avanzaba profundamente nervioso a través del camino de cerezos que llevaba hacia la salida, totalmente decidido al fin, a terminar con aquella urgencia que tenía desde los 15 años.

Alcancé a divisarla en la puerta, mientras ella hablaba animadamente con algunos compañeros del salón. Eso me hacía sentir realmente celoso. ¿Por qué se comportaba con otras personas de esa manera y conmigo no? ¿Por qué si era como su mejor amigo, era tan fría conmigo?

Pero eso iba a terminar ese día. Por fin iba a confesarle lo mucho que me atraía, y en lo bien que me sentía con ella a su lado. Le confesaría mi amor.

Mientras había dejado de avanzar tan rápido y simplemente observaba como estaba ella con esas personas, pude ver que se sentía claramente incómoda con uno de ellos que cada tanto la abrazaba por el cuello, a lo que ella con disimulo y gracia apartaba en el momento oportuno, lo que me hacía sentirme mejor conmigo mismo, ya que era obvio que ella no quería nada con esa persona.

Así que, infundado en el valor que mis amigos me habían dado, la llamé, ella volteó a verme y me sonrió, viniendo rápidamente hacia mí. Así que decidí hacer lo que había planeado para ese día.

-Miri-chan- le dije, en su oído- ¿Por qué te comportas de manera distinta con los demás que conmigo?

-Quizás porque en ese momento- dijo sonriendo- Tenías mi mochila contigo, y eso me-hacía sentirme un poco incómoda. Nada más.

-Entiendo.- Y justo en ese momento, mi celular empezó a sonar de manera escandalosa, y cuando vi el remitente, lo corté de inmediato, la volví a mirar y le dije- Ah, parece que ya debo irme.

-Ah- contestó ella- Entonces adiós- se acercó y me dio un beso en la mejilla.

Hizo ademán de retirarse, pero la sostuve del brazo, y arriesgándome a todo, se lo dije.

-Espero que no te molestes por lo que te voy a decir- le dije aun sosteniéndola- Pero quiero que sepas que me gustas mucho.

En ese momento ella se separó, y sonriendo me dijo:

-Aunque no lo creas, ya lo sabía- dijo mirándome directamente a los ojos- Es por eso que me sentía incómoda de que tengas tantas consideraciones conmigo, porque yo solo te veo como un amigo, y no creo que eso vaya a cambiar.

Sentí que algo dentro de mí se rompía en ese momento. Bajé la mirada y comenté:

-Gracias por decirme la verdad- abrí los brazos y le dije- Quedemos como amigos.

Ella volvió a mirarme, sonreírme y me abrazó, y al momento siguiente, yo ya no estaba ahí. No sé como salí de la escuela, pero minutos después me encontré a mi mismo sentado en la banca de un parque cercano, con el sentimiento de que toda la bóveda celeste había caído encima de mío, pero luego de unos minutos, sentí algo diferente.

Una mano enguantada de negro apareció frente a mí, y una persona totalmente vestida de negro estaba parada con esa mano señalando mi pecho.

Había algo que brillaba ahí, yo abrí mucho los ojos de la sorpresa, porque al momento siguiente, el dolor más atroz que podía sentir un ser humano se hizo presente en mi cuerpo, que empujaba mi pecho hacia fuera, en donde un huevo de color blanco brillante aparecía.

Aquella persona toda vestida de negro tomó el huevo entre sus manos, mientras yo sentía que las fuerzas estaban a punto de abandonarme. Caí al suelo mientras la persona hacia que el brillo del huevo desapareciera cada vez más.

Pero en ese momento, escuché la voz de una persona, que gritó.

-¡Chara Nari! ¡Nurse Fenrir!

Una sucesión de enormes cruces rojas aparecieron frente a mí, intentando golpear a la persona que tenía el huevo en las manos. Él lo esquivaba hábilmente, aún con el huevo en la mano que parecía conservar algo de brillo aún.

Mi cuerpo, como moviéndose por sí solo, me forzó a levantarme.

"Por favor, cree en ti mismo"

Aquellas palabras se escucharon en mi mente, que fácilmente localizó el origen en el huevo que brillaba en la mano de aquel hombre.

"Creer en mí mismo…- dijo algo que interpretaba como si fuese yo mismo- Como hago eso… Si todo lo que creía está roto…"

El huevo empezaba a perder brillo mientras esa otra voz refutaba a la que provenía del huevo.

La discusión ente ambas se daban en ese contexto, mientras las otras dos personas continuaban luchando sin percatarse de que yo me había levantado.

"No sé si sea creer en mí mismo… Pero no puedo cambiar porque yo soy yo… y nadie más"

Creo que grité esa última frase, pero lo que recuerdo luego es que el brillo que lanzó el huevo fue el suficiente para enceguecer a las dos personas que luchaban en frente mío, y así mismo, otro brillo en frente mío fue aún más fuerte, mientras la persona encapuchada soltaba el huevo que cayó al suelo rompiéndose en dos, saliendo una pequeña figura enternada, muy parecida a mí, que fue directamente hacia mi lado. En el momento en el que el huevo se rompió, pude apreciar dos criaturas similares en las dos personas que batallaban, y a las que por fin les presté atención.

Había una chica con un traje extraño parecido al de una enfermera que terminaba en una gran falda, mientras sostenía un arco de color dorado, que brillaba tanto como las dos alas que poseía en la espalda, y que daban un excelente contraste con el cabello de color rojizo que ella poseía. Con unos ojos azules tan potentes como unos reflectores.

La otra persona como ya había descrito, estaba totalmente vestida de negro con una larga capa que le cubría todo el cuerpo, con un pequeño hombrecito vestido con una chaqueta y un pelo del color del fuego, que hacía recordar a aquellos rockeros de épocas antiguas.

Las dos figuras quedaron observándome mientras el pequeño enternadito me hablaba.

-¡Hola, Daisuke!- me dijo.

-¿Quién eres tú?- le pregunté, mientras sentía que mi cuerpo volvía a recuperar las fuerzas que había perdido.

-Mi nombre es Apolo- dijo él- ¡Y soy tu guardián Chara!

-¿Mi guardián Chara?- le respondí, ahora observándolo detenidamente. Tenía el pelo del mismo color que el mío, llevaba un terno de color negro, y en su cinto cargaba una especie de vaina para espada, con un mango que sobresalía de ella.

-¡Hey tú!- escuché en ese momento, y la chica con el traje de enfermera se dirigía a mí- ¡Huye de aquí, rápido!

No me había percatado de que en ese momento, la figura de negro se había aproximado a mí, y con su guante había bloqueado rápidamente mi visión, y en un ágil movimiento de su mano, mi cuerpo fue tirado hacia el suelo, y cuando lo vi casi encima de mí, la chica vestida de enfermera apareció de nuevo y lo empujó violentamente, haciendo que el tipo saliese disparado, pero paró su caída con sus manos y sus pies.

-¿Es que siempre seguirás estorbando, Rin?- preguntó la figura con una profunda voz de hombre.

-¡No dejaré que cumplan con su cometido!- respondió ella, volviendo a cargar su arco.

-Tú y tus amigos solo aplazan lo inevitable. Ahora, Cerbe- le dijo a su guardián Chara.

¡Chara Nari, Martial Fire Bolt!

El hombre brilló en ese momento, y a pesar de que la vestimenta no cambió, dos enormes llamaradas de fuego habían aparecido en sus manos, y pude apreciar la formación de unos extraños nudillos de color plata y rubí. En ese momento, la capucha cayó y se vio a un joven no mucho mayor a mí, de aproximadamente veinte años, con el pelo de un color plateado extraño y largo.

-Nos volvemos a ver las caras, Tanaka Ryu- le dijo la chica vestida de enfermera, o Rin, como se llamaba.

-Así que ibas detrás de ese chico- dijo señalándome.

Yo, que había aprovechado la distracción para intentar huir con Apolo, di un rápido respingo, pues el tal Ryu se había dado cuenta de mi posición.

-No huyas, Tsukiyomi Daisuke.- Yo me quedé viéndolo paralizado.- No hasta que me des la Dumpty Key.

¿Dumpty Key? ¿De qué diablos hablaba este tipo? Volteando hacia ellos, sólo grité:

-¡Yo no tengo nada que ver en esto!

Pero al momento siguiente, Ryu estaba a mi lado, y me había tomado del cuello y me levantaba en peso, a pesar de que nuestra altura no difería mucho. El calor de sus manos era insoportable, y hasta podía sentir como mi piel era quemada, pero gracias a que Rin le lanzó una flecha en ese momento, Ryu se vio obligado a soltarme mientras yo caía cogiéndome el cuello y gimiendo del dolor.

-Muchacho, ¿Estás bien?- dijo Rin, posicionándose a mi lado.

¿A quién le decía muchacho? ¡Acaso no tenía mi edad!

Me levanté a duras penas, mientras sentía que la sangre empezaba a recorrer mi cuello, pues la quemadura era algo grave.

-Será mejor que huyas- me dijo Rin, mientras volvía a plantar cara con Ryu.

-Quiero hacer eso desde hace rato- le dije.

Otra llamarada fue en nuestra dirección, mientras Rin ponía su arco en frente mío para protegerme. Eso hacía que la chica retrocediera cada vez más.

-¡Corre!- me dijo.

Y yo estaba totalmente atemorizado. Parecía que esto era más serio de lo que había pensado.

Apolo se acercó a mí en ese momento.

-¿Es que vas a dejar a una chica en esta situación?

-¿Pero qué puedo hacer?

-La respuesta la tienes tú mismo.

En ese momento, hice lo único que podía, me levante, y aunque no significara nada, intenté empujar a Rin para fortalecer el escudo.

Una sombra apareció entre las llamas, y al momento siguiente Ryu había roto el escudo, y como si fuese en cámara lenta, vi como hundía el puño en el estómago de Rin, quemando toda esa parte del traje y lanzándola a volar.

Su cuerpo salió volando a mi lado, mientras yo volvía a ver a Ryu delante de mí, levantando las manos para protegerme.

"¡VAMOS CREE EN TI MISMO!"

YO… YO… ¡YO CREO!

La luz que apareció frente a mí fue más brillante que la que había lanzado el huevo de Apolo en el primer momento. Delante de mí, una pequeña llave dorada colgaba de mi mano, y en ese momento Apolo me miró, y por primera vez supe que era lo que tenía que hacer.

¡Chara Nari! ¡Apolo Miracle Keyblade!

La llave dorada cambió en ese momento, haciéndose más grande y bañándonos a Ryu y a mí con aquella luz cálida, mientras él enceguecía los ojos, y yo me quedaba absorto viendo como mi ropa había cambiado, convirtiéndose en la misma que llevaba mi guardián Chara. Pero el cambio más notorio era en aquella llave pequeña que había adquirido un gran tamaño, posicionándose en mi mano muy a gusto, con una forma extraordinaria, parecida a una llave, pero que tenía una gran parte delantera de color rojo y plata, con algunos dientes en color negro, y el mango de color bronce.

Como si fuese un maestro en el manejo de la espada, mi cuerpo se posicionó para entablar combate con Ryu.

-Así que en verdad tú llevabas la Dumpty Key.- dijo observando mi arma- Eso lo hace más interesante.

- Si tanto la quieres- le dije señalándole con el arma- Ven por ella.

Ryu se lanzó en mi contra en ese momento, girando 360 grados en el aire creando un gigantesco tornado de fuego alrededor de su cuerpo, golpeando con su puño mi espada, que pudo rechazar el ataque. Ahora era mi turno. Levantando mi arma, di un salto haciendo caer la Miracle Keyblade en el suelo, creando una llamarada de fuego en el suelo, en contra de Ryu, el cual, sorprendido de la ferocidad de mi ataque trastabilló, y mi cuerpo, mucho más ágil de lo normal, me lanzó contra él, golpeándolo en el estómago y derrotándolo definitivamente.

Ryu cayó en ese momento, evitando la total caída con su mano izquierda, y sosteniéndose el vientre con la derecha.

Y tal y como había llegado desapareció, dejando una frase en el aire.

-Volveremos a vernos, Tsukiyomi Daisuke.

Bajé la espada y fui hacia el lugar en donde Rin había caído. Estaba bastante lastimada.

-Oye, ¿Estás bien?

En ese momento, escuché un sonido como el de un arma de fuego cargándose.

-Deja tu arma en el suelo- dijo.

Voltee a ver quién era, y el mundo me cayó de nuevo encima.

-¿Miri-chan?