Disclaimer: Estos personajes son de Glee, por lo tanto no me pertenecen a mí, el fanfic sí.

Comienza una nueva historia, se advierte, que se dice alguna qué otra palabrota.

Aunque la historia tendrá Brittana, se centrará más en Faberry, aunque no se descartan partes Brittana.

¿Qué más? Pues no sé, será cuestión de que lo descubráis vosotras mismas.

Así que sin más, bienvenidas a mi nueva historia, o ida de olla total y larga vida a Faberry! y Achele!

Quién me deje comentario, tendrá premio (ojalá tuviera con que premiaros pero no se me ocurre nada) Así que comentad, opinad, e inspirarme, las historias de fanfics, si no tienen opiniones, o lo que es lo mismo, lectoras al otro lado de la pantalla, no son nada. Así que he de decir que todo comentario, es un premio, pero más bien, para mí. Si estáis leyendo esto, ya os lo agradezco, pero lo importante está ahí abajo. (^_^)' (no ahí no, a lo que sigue a este texto LOL)

I

(Visto por Quinn)

- Hola, Quinn – la rubia, quién estaba con sus nuevas amigas, se giró al escuchar aquella voz, inconfundible, de Rachel Berry - Hola... Skanks – lo único que podía pensar es que Rachel podía estar metiéndose en peligro, estaba en zona peligrosa, sus nuevas amigas no eran lo que se decía "buenas chicas".

- Tu amiga apesta a jabón, Quinn – dijo Ronnie, poniéndose al lado de Quinn, la rubia se adelantó, lo mínimo que podía hacer era intentar que sus nuevas amigas quedaran detrás de ella, y ella entre medio de sus amigas y Rachel, no es que sintiera nada por la morena, pero no quería estar involucrada en un asesinato.

- Una vez fuimos amigas – dijo Rachel apenada - ¿Vale? Y quizás cuando te cortaste el pelo el año pasado y pensaste que eso resolvería todos tus problemas, debería haber hablado contigo – Quinn la miraba, esperando a saber qué diablos hacía allí - Tal vez cuando te retiraste de la sociedad este verano y empezaste a salir con ese skater cuarentón, debería haber dicho... – ¿cómo sabía Rachel lo de su ex novio skater? Debía pararla, y debía hacerlo ya, no quería saber que más sabía de ella, a través de las constantes y sin pausa palabras de la Diva.

- No voy a volver al Glee Club – dijo intentando parecer pasota.

- Te necesitamos. ¿Vale? – volvió a confesar Rachel, de un modo triste - ¿Has visto esos-esos pianos morados por la escuela? – evidentemente que los había visto - Estamos planeando este... este gran, ya sabes, un numero de reclutamiento, y va a ser un tributo a The Go-Go's – dijo emocionada - Me refiero ¿a quién no le gusta The Go-Go's?

- Prefiero a The Bangles – interrumpió Sheila, riéndose de la morena.

- Vale – contestó Rachel, se le veía molesta, aquella conversación era privada entre Quinn y ella, la rubia, ahora con el pelo rosa, lo sabía, el resto de sus nuevas amigas no, y Rachel desde luego había elegido un mal momento para tener una conversación en privado - Necesitamos tu... tu trémulo alto y tu glamour a lo Belinda Carlisle – volvió a rogar Rachel.

- Te daré diez dólares si me dejas pegarle en tu lugar, Quinn – le pidió "Mack", acercándose peligrosamente hacia la Diva, Quinn no entendió muy bien ni sus propios gestos, pero se puso delante de ella, dándole la espalda, y tapándole el paso hacia Rachel.

- Lamento que estés tan triste, Quinn – dijo la Diva con lágrimas en sus ojos, luchando por no dejarlas escapar -Y... quizás no vayas a creerme, porque nunca hemos sido íntimas, pero no verte en el coro me entristece - ¿por qué aquellas palabras de la Diva habían tocado el corazón de Quinn? No pudo afrontar más la mirada de la Diva, que continuó - Hemos pasado por tantas cosas juntas. Somos una familia, y este es nuestro año para hacer las cosas bien – Quinn no iba a decir nada más, y Rachel lo sabía, así que dijo sus últimas palabras antes de irse - Estaremos encantados de que vuelvas al Glee Club cuando estés lista. ¿Vale?

Quinn no comprendía porque, aquello, le había producido unas enormes ganas de llorar, pero no podía permitirse ese lujo. No delante de sus amigas, y menos después de escuchar reír a Mack.

- ¿Me dejarás pegarle un buen susto a ese gnomo?

- Ninguna de vosotras tres va tocarle un pelo a Berry – genial, después del atrevimiento de la Diva, ahora tendría que inventar algo bueno, para intentar protegerla. ¿Y porque tenías esa necesidad de protegerla? Ni siquiera ella lo sabía – Rachel es mía - ¿Qué narices había acabado de decir?

- ¿Tuya? – preguntó Mack confusa.

- ¡Ah entiendo! Es tu juguetito ¿no? – preguntó Roonie, Quinn se quedó en silencio, por un instante ¿juguetito? – Ya sabes a qué me refiero picarona, te diviertes con ella… ya sabes cómo…

Quinn volvió a quedarse en silencio por un instante, ¿se estaba refiriendo a que era su juguetito sexual? Porque por la connotación que le había dado a sus palabras, no se refería a otra cosa.

- Bueno, si es tú zorrita, no le tocaremos un pelo – dijo Mack – No queremos que te nos aburras después.

- Sí, lo es – mintió Quinn, no le gustaba para nada que nadie pensará que tenía sexo con la Diva, pero dentro suyo tenía esas enorme necesidad de protegerla, sacudiendo su corazón, y si esa era la única manera de tener a sus amigas alejadas de Rachel, así lo haría.

- Claro que lo es, ¿no habéis visto cómo venía rogándole que volviera con ella a ese grupito de cantantes? – preguntó Sheila riéndose de nuevo de la Diva.

- Pero… ¿no está con ese tipo del beso de las Nacionales? – preguntó Mack – Ese quarterback… ¿cómo se llama?

- Finn – dijo Quinn, intentando seguir con su engaño – ¿Qué puedo decir? ¡Él no es capaz de darle lo que le doy yo!

- ¡Así se habla hermana! – dijo Roonie, chocando su mano – Debes hacer disfrutar mucho a esa zorrita, para que venga a rogarte de ese modo – dijo riendo.

- Sí, bueno… ya la habéis visto vosotras – se estaba cansando de escuchar como sus amigas le llamaban zorrita, pero desde luego Rachel se lo había buscado, no entendía que pensaba conseguir yendo a rogarle que volviera de ese modo, al lugar de reunión de las Skanks – Me tengo que ir.

(Visto por Rachel)

Tras la negativa a regresar de Quinn, debían seguir intentando reclutar a más gente para el Glee Club, o si no, aquel año no llegarían a nada. Sam se había ido, Lauren se había ido, Quinn se había ido. No llegaban a ser un grupo lo suficientemente sólido, para aspirar a nada. Estaban en el comedor del instituto, y Will había colocado allí un piano, las órdenes eran precisas, donde hubiera un piano, debían actuar, y así intentar llamar la atención de la gente, para que se unieran al Club. El año pasado había funcionado, habían conseguido a Sam, lo recordaba perfectamente, aquella actuación con la canción dedicada a su amada ciudad, Nueva York. Todos vestidos como raperos, bailando en las escaleras del instituto. Quinn preciosa con su camiseta negra, sus gafas de sol y bailando en la barandilla de la escalera. ¿En qué narices estaba pensando? Desde luego, la ausencia de la rubia, le estaba afectando claramente, su cordura. Antes de seguir pensando en Quinn, se acercó a Finn, y al resto de sus compañeros.

- ¿Por qué estáis ignorando la tarea del profesor Schuester? – preguntó molesta la Diva.

- Espera, ¿hay un piano morado aquí? – fue la respuesta de Finn.

- Vaya, ¿cómo pudimos no verlo? – se cuestionó irónica Mercedes.

- Vale. Tenemos que hacer el número. ¿Vale? – les mandó Rachel.

- Tenemos que sobrevivir al almuerzo – a Artie no le faltaba un ápice de razón en sus palabras - No es justo que el Sr. Shue haya puesto aquí el piano. Es demasiada presión.

- Estoy de acuerdo. Es como llevar un vestido rojo a una corrida de toros – añadió Kurt.

- La meta de la tarea era buscar a gente que quisiera unirse, ¿verdad? – dijo Rachel intentando hacer que el grupo entrase en razón - Cuanta más gente haya delante mientras cantamos más oportunidades tenemos de que se una alguno. ¿Vale? Son simples matemáticas.

- A las cuales deje de asistir hace años – afirmó Puck.

Rachel estaba exasperada, de verdad necesitaban nuevos miembros para el club, ojala que Sam jamás se hubiera ido, y que tampoco se hubiera ido Lauren Zizes, ni su Quinn… su Quinn. Rachel no pudo evitar suspirar.

- No, no, espera. Rachel tiene razón – dijo Finn, animando a su novia - ¿Cómo alguien va a creer, que podemos ir a las Nacionales, si ni siquiera creemos en nosotros mismos?

- Gracias – realmente estaba agradecida ante aquel gesto de su novio

La actuación comenzó, y todos bailaron y cantaron.

(Visto por Quinn)

- Desde luego el gnomo tiene buen cuerpo – dijo Rooney, mientras las Skanks veían la actuación del Glee Club - ¿Verdad, Quinn?

La ex animadora miró a Rachel, nunca había pensado en Berry de aquel modo, bueno tal vez en algún que otro sueño erótico que había tenido con la morena, pero para ella, estaba claro, que había sido debido a lo mucho que la odiaba. Esta vez, sin embargo, sabía que debía hacer una actuación de Oscar, debía decir algo referente a la Diva, o si no jamás creerían que era su "juguetito", y si la pillaban mintiendo, tanto Rachel, como ella estaban en un buen lio.

- Está mejor sin vestido – fingió un ataque de risa.

En ese momento pasó bailando encima de la mesa Rachel, por un momento se olvidó de todo, y ambas se miraron. La mirada de Rachel era triste, antes de que volviera a actuar como la reina de aquella actuación, y la tristeza se contagió a Quinn.

- Vámonos, aquí va a liarse una buena – les dijo Quinn a las Skanks, sabiendo que allí se avecinaba una buena lluvia de comida.

- ¿Todo bien Q? – preguntó "Mack".

- Si pero a esos perdedores los van a bañar en comida, no quiero que nada me salpique a mí.

Todas rieron, y ella volvió a mirar una última vez a sus ex compañeros, antes de salir de allí. Vio a Santana bailando con Brit, su amiga Santana, que a pesar de ser enemigas, le había pedido que volvieran a ser la Impía Trinidad, miró a Mercedes y Kurt, que habían estado con ella cuando los había necesitado, miró a Puck, el padre de su hija, que con sus más y sus menos, siempre había sido su amigo. Y Rachel, la odiosa Diva del grupo, que siempre parecía tan superficial, tan preocupada sólo por sí misma, y sin embargo, era con la única persona del grupo, aparte de con Santana, que había demostrado sus sentimientos.

(Visto por Santana)

Iba buscando a Quinn desesperadamente por todo el instituto, hasta que al final la vio, fumando, escondida, en un rincón de patio.

- ¡Quinn…! – le llamó.

- Santana ¿qué haces aquí? No pienso volver al Glee Club – dijo suspirando – Ya se lo he dicho a Berry.

- ¿Berry vino a hablar contigo? – preguntó sorprendida.

- Sí, cuando estaban las Skanks, fue bastante patético, así que no quiero más de esos rollos.

- Tú ahora, eres como la chica mala de la película ¿verdad? – indagó cruzándose de brazos.

- Más o menos, sí, ¿por?

- Necesito que me ayudes en algo, podemos salir beneficiadas tanto tú como yo.

- ¿Un plan malvado? – preguntó subiendo una ceja, y dando una calada – Te escucho.

- Me he unido al equipo de malévolos planes de Sue Sylvester – dijo sentándose a su lado – Para derrotar al Glee Club.

- ¿Por qué has hecho algo cómo eso? – preguntó extrañada.

- Tengo mis motivos, la cosa es que si me ayudas, tus amigas también te verán con mejores ojos, supongo que el momento de Berry viniendo a rogarte que volvieras con el Glee Club, debió ser un poco bizarro, así que tus amigas seguramente te estarán mirando raro.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque a, conozco a Berry, b, conozco a las chicas malas de instituto, ¿me escuchas o no?

- Sí, di, ¿qué quieres?

- Que quemes un piano.

- ¿Los pianos morados de los que hablaba Berry? – preguntó confusa.

- Exacto, Blaine se ha unido al Glee Club, va a hacer una actuación en las escaleras del instituto, yo lo entretendré, las animadoras echaran gasolina, y tú lo quemaras con uno de tus cigarrillos.

- Entiendo lo que saco yo con esto, pero… ¿Santana que sacas tú destruyendo el Glee Club?

- No saco nada, pero Sue está más peligrosa que nunca, no quiero que Brittany se vea involucrada en algo así, entonces, es mejor que lo haga yo.

- Entiendo, vale, será divertido – volvió a dar otra calada del cigarrillo.

(Visto por Quinn)

El momento había llegado, Quinn había estado viendo la actuación de Blaine, pensando que era una lástima que no estuviera entre sus compañeros Sam, la marcha del chico había sido una de las cosas que le habían llevado a comportarse de aquella manera.

Vio a las animadoras echar gasolina en el piano, las Skanks, se reían de aquello, aunque nadie del Glee Club parecía haberse dado cuenta. Quinn se levantó del escalón, y comenzó a bajar la escalera, hacia el piano, seguida por el resto de sus nuevas amigas. Sin dudarlo, soltó su cigarrillo encima del piano, y entre el fuego, pudo ver la cara de pena de Rachel, no entendía porque le debía de fastidiar tanto verla tan triste.

(Visto por Rachel)

Por la noche del día siguiente de aquel incidente, después de haber visto también a aquel genial grupo actuar, el estado de la Diva era deplorable. Se puso a llorar sentada en un banco que había en el jardín de su casa, que daba a la calle. Sus padres tardarían aun en llegar de trabajar. No podía evitar llorar, estaba triste, muy triste, y derrotada, porque se había dado cuenta que había gente con muchísimo talento, fuera de aquel instituto, porque había perdido a muchos miembros del Glee, eran tantas cosas las que pasaban por su mente, y todas sombrías.

De repente vio a un motorista pasar por la calle, y mirarla, iba con ropa oscura, un traje de motorista y un casco negro, con botas a juego, se la quedó mirando, y Rachel comenzó a sentir un escalofrío. El motorista paró la moto enfrente de la casa de Rachel, y se acercó a ella.

La Diva echó a correr asustada, intentando entrar a casa, pero se había olvidado de las llaves dentro de casa, se maldijo así misma, estaba encerrada fuera de las seguras paredes de su casa, con un extraño motorista que la perseguía por el jardín.

- ¿Quieres parar de correr de una maldita vez? – preguntó el motorista, con su casco se difuminaba la voz, y Rachel no conseguía saber si era un chico o una chica.

- Tengo spray de pimienta en el bolsillo – le amenazó.

- ¿Y cómo piensas usarlo contra mí si llevo el casco puesto? – preguntó asustando a la chica – Además, ¿me vas a decir que llevas el spray de pimienta, pero te olvidaste las llaves dentro de casa? Eso es muy raro.

Y el motorista tenía razón, no llevaba nada para defenderse, todo había sido una mentira, para que no pensara que estaba indefensa.

- Sólo he parado la moto porque te vi llorar – dijo – Quería saber si estabas bien.

- ¿Y a ti qué te importa? Si ni siquiera nos conocemos…

- ¿Estás segura?

- No, no te reconozco con el casco – dijo enfada, cruzándose de brazos.

El motorista se levantó la visera del casco, y Rachel suspiró, porque aquellos ojos eran inconfundibles.

- ¿Querías matarme del susto? ¿Me ves llorando y lo que se te ocurre es acercarte y perseguirme por todo el jardín de mi casa?- le empujó- ¿Y además desde cuando tienes moto?

- ¿Puedo quitarme el casco o me vas a atacar con tu spray de pimienta invisible? – se rió.

- Muy graciosa, ¿qué narices estás haciendo aquí?

Finalmente el motorista se quitó el cascó, y dejo verse.

- ¿Qué estás haciendo aquí Quinn? Pensaba que no te importaba ya el Glee Club.

- Y no me importa, pero… ¿qué quieres? ¿Qué pase por enfrente de tu casa te vea llorando, como nunca te he visto llorar, y haga como si no existieses?

- ¿Por qué te debería de importar? – preguntó enfadada, sentándose en el banco.

- ¿Qué te pasa? - preguntó Quinn, haciendo que no escuchaba la última pregunta de Rachel.

- Estoy mal, ¿contenta?

- No – negó, sentándose al lado de la Diva - ¿Por qué debería de estar contenta por qué tú estés mal?

- ¿Por qué quemaste el piano? ¿Por qué saboteaste el alma del Glee Club?

- Me vi obligada ¿lloras por eso?

- Por un montón de cosas, incluida esa sí, ahora lárgate, ¡Ya puedes decirle a tus amiguitas que estoy destrozada! Así os reiréis un rato… a esa Mack seguro que le encantará saberlo ¿no?

- ¿Quieres olvidarte por un momento de ellas y decirme qué te ocurre?

- No.

- Bueno, entonces tendré que hablarte sobre ellas…

- No me apetece – el genio de la morena cada vez se notaba más.

- Mira, el otro día, te metiste en un buen lio viniéndome a rogar que volviera al Glee Club – dijo enfadada - ¿Cómo se te ocurrió venir a la guarida de las Skanks a buscarme?

- Porque pensaba que había algo que salvar de la antigua Quinn, después de lo del piano veo que no.

Quinn dejó caer su espalda contra el respaldo del banco.

- Eres lo que no hay Rachel, ya les había dicho a todos que no iba a volver, y tu vas y vienes a la guarida, ellas querían pegarte una paliza.

- No he visto que vinieran a por mí.

- Porque yo las paré – confesó.

- ¿Y por qué las paraste si te importa una mierda el Glee Club?

- No quería verme envuelta en algo tan sucio… Rachel… las paré con algo que a lo mejor no te gustará… bueno, seguro que no te gustará…

- ¿Qué más has hecho Quinn?

- Para ellas eres mi fulana, lo que significa que mantenemos relaciones sexuales, lo que significa que mientras sea así, ellas no te pondrán un pelo encima.

Rachel la abofeteó muy fuerte.

- ¿Por qué mierda has hecho eso? ¿Soy tu fulana? ¿Dónde cojones ha quedado la antigua Quinn?

- Era lo único que podía salvarte de una paliza, sólo ellas lo piensan, no van a decir nada, y a ti no te tocaran.

- ¡Oh que bonito por tu parte Quinn! ¡Muchas gracias Quinn! ¡Te lo agradeceré eternamente!

- Rachel era lo único que podía hacer por ti.

- Entre que me peguen una paliza, o ser tu puta, prefiero que me peguen una paliza.

- ¡No sabes lo que dices! Nadie va a saberlo Rach, nadie, sólo ellas, tú y yo, pero yo no pienso tocarte, no eres mi tipo.

- Me alegro, porque jamás me podría enamorar de una persona cómo tú.

- Primero, no estamos hablando de enamorarse, segundo, fuiste tú quién me besaste al principio de verano, en aquel juego de la botella ¿recuerdas? Creo que duró más de lo necesario.

- Besé a la antigua Quinn Fabray, de la que si me preguntas, podría haberme llegado a enamorar, pero nunca me enamoraría de la mierda qué tengo delante. ¡Jamás!

Quinn se levantó enfadada.

- ¿Qué te podrías haber llegado a enamorar de la antigua Quinn Fabray pero no la mierda qué tienes delante? ¿Esa es tu manera de agradecerme que te salvase tu culo?

Rachel estaba verdaderamente enojada.

- La próxima vez que quieras salvarme el culo, olvídame, no soy nadie para ti, y no hace falta que vuelvas por el Glee Club, no necesitamos a bazofia como tú.

Ambas vieron como el coche de los padres de Rachel se acercaba a la casa.

- ¡Vete de aquí, antes de que arme un numerito, no te me vuelvas a acercar, sabes bien que soy una gran actriz!

- Rachel… - dijo triste Quinn, a pesar de su enfado, odiaba haber perdido definitivamente a la única persona que de verdad le había importado.

- ¡Vete! ¡Lárgate! ¡Sal de mi vida, YA! – dijo levantando el brazo, y señalando la moto de la ex animadora – ¡NO SIGAS DESTROZANDOME MÁS DE LO QUE YA ESTOY! ¡NO VUELVAS A ACERCARTE A MÍ NUNCA MÁS, ME DAS ASCO!

Quinn se alejó, de ella, se subió a la moto, se puso el casco y salió de allí corriendo.

(Visto por Quinn)

La pelea con Rachel del día anterior la había destrozado por completo, había llegado a la habitación de motel, y no había conseguido dormir, no esperaba nada de la morena, pero desde luego aquella reacción, le había roto un poco más, su ya, roto corazón, en ocasiones se preguntaba si aun seguiría latiendo.

Caminaba con la vista perdida, por los pasillos, cuando escuchó música en el auditorio, sabía que el Glee Club estaba ensayando. No pudo contenerse, se dirigió hacia lo más alto del recinto, donde sabía, que quedaba oculta por los focos.

Y los vio ensayar, a sus antiguos amigos, al Glee Club, se fijo en que no estaba Santana, antes de que sus ojos se pusieran encima de Rachel, y no quisieran dejar de mirarla, mientras está bailaba y cantaba. "Besé a la antigua Quinn Fabray, de la que si me preguntas, podría haberme llegado a enamorar, pero nunca me enamoraría de la mierda qué tengo delante. ¡Jamás!" ¿Cómo unas simples palabras, sin importancia, (porque ella jamás se hubiera enamorado de la morena), habían acabado de romper su corazón de esa manera?

Mientras miraba girar y bailar a la morena, se dio cuenta de que ahora, no tenía nada por lo que vivir, ni nada a lo que aferrarse, simplemente tendría que seguir interpretando su papel con las Skanks, la nueva Quinn, que todos, incluida ella, odiaban. De repente sintió un cálido abrazó por su espalda, y suspiró, hacia tanto que nadie la abrazaba, que unas lagrimas salieron de su rostro.

- Supuse que lo necesitabas – dijo una voz a su espalda, la inconfundible voz de Santana.

- No necesito nada – dijo afrontando la mirada de la latina - ¡Nada! ¡¿me oyes?

Se dispuso a salir del recinto, cuando la latina volvió a hablar.

- Engaña a tus amigas, pero no me engañes a mí, estamos pasando por lo mismo, las dos vinimos a ver el ensayo, porque no podemos vivir sin esos perdedores, de ahí abajo- dijo señalándolos, y después cruzándose de brazos.

- Ahora tengo nuevas amistades – dijo orgullosa.

- Y estás más sola y jodida que nunca, igual que yo, así que si necesitas hablar, simplemente, llámame.

- No te necesito Santana, no esperes mi llamada.

- No pensarás que cualquiera de los otros miembros del Glee Club, va a preocuparse por ti ¿verdad? Porque no lo harán. Yo sólo te tengo a ti, y tú sólo me tienes a mí, en esta jodida viva, así que no vayas tan de chula conmigo.

- No quiero seguir hablando – dijo dando un portazo, sabiendo que las palabras de Santana eran completamente ciertas.

x-x-x-x-x-x-x-x

Fin del primer capítulo.

Espero que os haya gustado.

Este es el principio del nuevo fanfic, promete más dramatismo que el otro. Será basado en la tercera temporada, pero como siempre le daré mi toque Faberry.

Ah! y Quinn, ha cambiado un poco en esta historia, ya no es tan dulce, al parecer…. Pero hay algo que no cambia, extrañamente esta muchacha, no puede dejar de tener sueños eróticos con Rachel Berry, aunque sea porque la odia. LOL

Quiero vuestros comentarios, y los quiero YA! (no, qué es broma, pero os los agradecería muchísimo)