Capitulo 8: ¿TE ENSEÑO A BESAR?

- Así es el Kyle que conozco. Así, es el Kyle de la cual me enamoré

Se lo dije…

¿Se lo dije?

¡SE LO DIJE!

Su sangre hizo una reunión inmediata en sus mejillas, el latido de su corazón se transformó en un pitido.

Sintió sus manos sudar y sus piernas temblar.

Lo peor, no eran las ganas de vomitar que crecían de manera veloz, o esa sensacion que te anunciaba que pronto tendrias un ataque de asma

Era la expresión de Kyle: parecía petrificado.

Pero antes de voltear a ver si había un asesino cerca, lo decidió…

Debía…

¡Escapar!

Y lo hizo.

Corrió.

Y, sin saber cómo, llegó hasta su madre.

- ¿Stan? ¿Qué te sucede?

Piensa, Stanley, piensa…

Kyle… *BABA* Kyle…

No, Stanley, ¡piensa en algo que decirle a tu madre!

- Yo… pues yo… ¿es la hora de la cena, verdad? – Sin esperar respuesta, añadió: - Voy a poner la mesa, mamá, no queremos que cuando llegue papá no esté listo.

Corrió nuevamente.

Y con la mente en *Kyle, baba, Kyle, ¿Qué voy a hacer?, Kyle*, puso cada cosa en su lugar.

Una hora después, estaba cenando junto a su hermana, sus padres y… ¡Kyle!

- ¿Les pasa algo, niños? – Sharon estaba preocupada.

- Nada – respondieron Shelly, Jhon (el cual fue invitado a cenar) y Kyle. Nuestro pelinegro no conseguía articular palabra.

- ¿Stan?- ahora su madre se dirigía a él.

- ¿Humm?

Levantó la cabeza del plato para encontrarse con la mirada de su madre, y con la de nadie más.

- ¿Qué te sucede, hijo? Desde que bajaste a poner la mesa has actuado extraño.

- ¿Yo? ¡Imposible! Mamá, no te preocupes… es que… tengo sueño – mintió -, creo que me iré a dormir ahora mismo…

Cuando se disponía a marcharse…

- ¡No! -. Yo… humm… debo decir algo importante. Y necesito que… necesito que todos estén presentes…

Todos miraron al chico de ojos negros con curiosidad ¿qué era lo que quería confesarles?

- Pues, adelante – dijo Randy…

- Yo… bueno… ustedes, todos ustedes, son… como una familia para mí. La familia que… que nunca tuve y que siempre quise tener…

- Oh, cariño – le interrumpió Sharon…

Jhon, le hizo una seña para que hiciera silencio y lo dejara continuar.

- Yo… yo los quiero a todos como a mi familia. Son lo mejor que tengo – miró a Kyle con una sonrisa -. Pero… hay cosas que… bueno, son inevitables.

- ¿A qué te refieres? – preguntó Randy.

- Pues yo… yo me he enamorado.

El rubor cubrió las mejillas del joven.

- ¡Oh, Jhon, cariño! ¡Felicitacio…!

- Espere, señora Marsh. Me enamoré de la chica más perfecta, simpática, y… bueno… la mejor chica del universo. Y por eso… quería preguntarles algo…

¿Se supone que está hablando de Shelly? – Pensó Stan, horrorizado

- ¿Qué, Jhon? – el matrimonio Marsh…

- Pues… yo quiero… bueno, ser parte de su familia… de ésa otra manera – silencio -. Yo… bueno, como su yerno.

Todos se quedaron de piedra. Excepto Stan.

- Mamá, papá – todos lo miraron -. Yo ya sabía lo de Jhon y mi hermana. Yo sé que la quiere y la cuida… y sinceramente, no imagino a nadie mejor para nuestra Shelly… - en parte también es porque no creo que ella tenga tanta suerte con esa cara y ese carácter como para encontrar otra oportunidad como esta

- Sé que mi opinión no es del todo válida – añadió Kyle -, pero estoy de acuerdo con Stan – le sonrió al chico-. Jhon ama a Shelly. Yo lo sé.

- Papá, yo estoy enamorada de él también.

Shelly lo dijo con los ojos brillantes, y la voz firme.

Salido de su corazón… Si, por lo visto Shelly SI tiene corazón

- Stan, Kyle… ¿pueden… irse a su habitación un momento? Los jóvenes, mi esposo y yo necesitamos hablar seriamente, y en privado.

¡NO! ¡Por favor! ¡No me hagan quedarme a solas con Kyle y tener que confesarle lo que siento! ¡NO!

- Claro que sí, señora Marsh – en cuestión de segundos, Kyle estaba junto a Stanley, tirándolo de la camisa -. Vamos, Stan…

Tuvo que hacerlo.

Y, dirigiéndole a Jhon repetidas miradas de odio, siguió a Kyle.

Pero a penas llegaron al corredor Kyle dijo:

- Debemos hablar, Stan.

Sabía que eso sucedería.

Pero ¿tan pronto?

- ¿Ahora?

- Sí, Stan, ahora.

No pudo mirarlo.

¿Por qué demonios es tan… perfecto?

- Bueno. Está bien. ¿De qué quieres que hablemos?

- ¡Stan! Yo… está bien. Empecemos por: ¿por qué no me miras cuando te estoy hablando?

Él se sonrojó, y dejó de mirar al piso.

Se encontró con sus bellísimos ojos verdes.

...

- Perdón, no… no me había dado cuenta…

- Supongamos que te creo. ¿Tú…? ¿Yo…? No, ¿Nosotros…?

- ¿Qué?

- ¿Alguna vez te enseñé a besar apasionadamente?

- ¿QUÉ?

- Yo… ¿te enseño a besar?

Él no reaccionó.

Sólo percibió dos actos:

*Primero: Kyle estaba frente a él hablándole tranquilamente.

* Segundo: Kyle estaba apresándolo contra la pared mientras le revolvía el cabello y lo besaba sin control.

¡Vaya cambio!

Y así estaba mucho mejor…

No sabía el por qué del beso.

Corrección:

¡No le interesaba saber el por qué!

Y sin importar ya ni el espacio, ni el tiempo, llevó las manos al cabello rojo de el, revolviéndoselo…. El aroma a sandia y patilla lo inundo.

Entre los movimientos bruscos, chocaban sus narices.

Si seguían a ese ritmo, se lastimarían.

Pero valdría la pena.

Y dejó de ser suficiente.

Por primera de muchas veces, necesitaron más.

Stan se deshizo de la boca de el en una milésima de segundo, y a la siguiente le daba pequeños mordiscos en el cuello.

El susurraba cosas sin sentido, o por lo menos que en ése instante de desenfreno no comprendieron.

El pelinegro no descifró los *te amo* entremezclados con suspiros.

Deslizó su boca hasta su pecho, pero tuvo piedad de la intimidad…

Descendió hasta el abdomen de el, y le besó el ombligo.

¿En qué momento había desprendido los botones inferiores de la camisa del chico?

¿Eso importaba en realidad?

Se desprendió de su tarea y se dio un segundo para respirar.

Kyle mantenía los ojos cerrados y se mordía el labio inferior.

Tenía los labios y el cuello muy rojos.

Estaba muy despeinado, más de lo normal.

Stan sonrió y lo besó cerca del oído.

- Te quiero – le dijo -.

Luego, volvió a sus labios.

Y mientras enredaba su lengua con la de el, colocó ambas manos en el firme trasero de su mejor amigo.

El ojiverde le arrugaba la camisa en la zona pectoral, acariciándolo con desesperación.

Ninguno de los dos podía controlar el ritmo de su respiración, ni de sus corazones.

Iban a explotar.

Y lo peor era, que no les iba a importar.

- ¡STANLEY RANDALL MARSH! ¿¡QUÉ COÑO DE LA PUTA MADRE ESTÁS HACIENDO!

Se separaron dos metros de un salto.

Y allí estaban:

Jhon y Shelly tomados de la mano, aguantando la risa.

Y su padre y su madre viéndolos.

Sharon, parecía no darle crédito a sus ojos.

Y Randy… ¡estaba indignado! y encabronadísimo

- ¡QUIERO YA MISMO UNA EXPLICACIÓN, JOVENCITO! Y ustedes – añadió mirando a Jhon y a Shelly-… ¡Desaparezcan de mi vista ahora mismo si no quieren que me arrepienta de haberlos dejado salir juntos!

Los aludidos se fueron corriendo escaleras abajo.

- Yo… papá, puedo explicarlo… yo estaba…

Bueno, estaba hablando con Kyle y de pronto comenzamos a besarnos apasionadamente. No porque nos guste, claro que no, sino porque es… un estudio. Muy importante, esto es un examen. Si Kyle gime, me graduó de besador profesional y puedo intentar besarlo fuera del horario escolar. ¿Comprenden? ¡Es muy importante para mi futuro!

- ¡Todo fue mi culpa, señor Marsh! – Kyle lo había interrumpido -. Es que… bueno, estábamos esperando para saber qué había pasado entre Jhon y Shelly (que por cierto, no se arrepentirán de haberlos dejado salir juntos), y yo… bueno, le dije algo a Stan y…

Miró al pelinegro buscando ayuda.

El se veía muy… sexy… con su cabello mas despeinado de lo normal, sus hermosos ojos verdes un tanto nublados, sus labios rojos y jadeantes, su cuello blanco con marcas rojas que gritaban "STANLEY ESTUBO AQUÍ", su pecho que subía y bajaba rápidamente y su plano abdomen (el cual era visible gracias a las grandiosas habilidades del joven Marsh para desabotonar camisas sin siquiera proponérselo)

Stan sonrió, pensando que él había provocado aquella imagen en su pelirrojo favorito…

¡COÑO Deja de pensar en el de ésa manera! Primero, porque necesitas decir algo para salvarte del castigo de tus padres por todo un año (si es que no te asesinan antes claro esta); segundo no quieres que tu paquete se note mas, y tercero, porque ¡El ni siquiera es tu novio!

¡ESO ES! ¡Novio! ¡El no es mi novio!

- Es que… ¡Kyle es mi novio!

Si los señores Marsh no hubieran estado mirando a Stan con la boca abierta, quizás hubieran notado que el ojiverde tenía la misma expresión de sorpresa que ellos.

- ¿Kyle… es tu… tu novio? – Preguntó Randy.

- ¡Sí! ¿Verdad, amor?

Es cuando el volvió a la tierra.

¿Amor?

El habría dado todo por oír a Stan llamarlo así, pero este seguía mareado por la más resiente clase de besar…

- ¿Sí?… - lo susurró -. Quiero decir, ¡claro que sí!

Le tomó la mano al pelinegro.

- Yo… bueno, hijo – Sharon miró a su marido - ¡te felicito!

Lo abrazó melosamente. Y luego, se dirigió a Kyle y le pellizco las mejillas

Las mejillas de ambos estaban rojas brillantes, y creo que no es necesario que les cuente cuáles parecían un semáforo.

Randy, por fin hablo, la mirada que tenia solo indicaba cosas negativas… por eso fue que se sorprendieron muchísimo cuando dijo:

- Bueno, hijo, no te miento diciendo que esto no me sorprende: hace tiempo que tu madre y yo sabíamos lo enamorado que estás de Kyle – Stan deseó desaparecer en ese instante -. Sinceramente la idea al principio no me agradaba absolutamente nada… pero ahora… nos alegra mucho que al fin hayas tenido el valor como para decírselo – fue cuando el pelinegro deseó que la tierra lo tragase -. Y debo decir, para no pecar de falsa modestia, que has heredado mis encantos – fue ahí cuando Stan deseó morir lenta y dolorosamente… -, porque seguramente fue eso lo que atrapo a Kyle en tu red. ¡Felicitaciones, hijo mío!

Lo abrazó, y Stan devolvió el apretón…

…Mientras deseaba apuñalarlo por la espalda…

Cuando se separaron, Sharon dijo:

- Queridos míos, pueden ir a la habitación de Stan, supongo que quieren hablar – guiñó un ojo – en privado… Puedes dormir ésta noche ahí, en la cama de Stanley… es decir en todas sus pijamadas lo hacen así que… sólo les pido que se comporten…

Con una última sonrisa de cómplice dedicada a Kyle, al puro estilo Kenny McCormick, Sharon se marchó de la mano de su marido.

Se hizo el silencio.

Stan miró a Kyle, que a su vez miraba sus pies como si fueran lo más interesante del mundo.

Sonrojado.

Y notó que seguían tomados de la mano.

Se la soltó inmediatamente.

Entonces el lo miró y le dijo:

- Stan, no quiero molestarte, pero ¿podría ir contigo a tu habitación? Realmente, no quiero ir a la habitación de Shelly y ver… enterarme de lo que ha estado haciendo…

- No sigas. Puedes venir conmigo, si de cualquier manera…

No terminó la frase.

Pero iba a ser "…si de cualquier manera mi padre ya te dijo lo que siento por ti, y yo ya te lo demostré"…

Cuando llegaron arriba, Stan se recostó boca arriba en su cama y cerró los ojos.

Oyó la puerta cerrarse tras Kyle.

- Gracias… por la mentira. Te quedó muy bien, hasta pareció verdad – Murmuró el…

Abrió los ojos y lo vio parada junto a la puerta.

- Siéntate – le pidió, señalando su propia cama -. Y… bueno, fue lo menos que pude hacer, y lo mejor que se me ocurrió – el chico ya estaba sentado a su lado, mirándolo atentamente -. No puedo creer que mi padres… bueno, que ellos creyeran que era cierto…

- ¿Por qué no?

Stan rió.

- Porque… bueno, tú eres el tipo de chico mas bien perfecto, y yo soy el tipo de chico mas bien muy, demasiado, imperfecto. No somos el uno para el otro ¿te das cuenta?

- Es posible que estés en lo cierto, como también es posible que te equivoques – se miraron a los ojos -… Pero eso nunca lo sabremos, Stan, porque… porque somos amigos. Los mejores amigos, ¿verdad?

Y él lo comprendió.

El intentaba averiguar si estaba enamorado o no de el.

Volvió a reír.

¿Cómo puede estar tan ciego?

¿Cómo no puede sólo ver que muero por el?

- Y tú también estás en lo correcto, y a la vez te equivocas: hay una forma de saberlo, pero no creo que quieras probarla…

- ¿Quién es el sabelotodo ahora?

Rieron.

- Yo. Bueno, no lo sé todo. Hay cosas que siempre quise saber, y creo que jamás lo haré…

Como por ejemplo, siempre quise saber cómo sería que fueras mío. Por sólo un día. Que me amaras…

O como ahora mismo, sólo quiero saber qué pasa por tus pensamientos, si de casualidad… tengo una mínima posibilidad…

- Y vuelves a equivocarte, Stanley. Hay una forma, muy sencilla: ¡pregunta!

Dudó.

Pero, ¿qué podía perder?

- ¿Por qué me adelantaste la clase?

Lo ojos le brillaron.

- Porque quería hacerlo.

- ¿Por qué no me has preguntado si es cierto que estoy enamorado de ti?

Comenzó a sudar.

- Porque… no he tenido el coraje…

- ¿Por qué siempre tienes razón?

- Yo no…

- ¿Por qué eres perfecto?

- En realidad…

- ¿Por qué me gustas tanto?

Los dos corazones latían al mismo ritmo.

Stan estaba a un movimiento de besar a Kyle.

- ¿Yo?

- Sí, tú. ¿Por qué estoy enamorado de ti? ¿Por qué sueño contigo todas las noches? ¿Por qué no puedo decírtelo? ¡O mejor aún! ¿Por qué te lo estoy diciendo ahora?

El reaccionó.

- Porque… ¡porque eres un estúpido! – Comenzó a sollozar - ¡STAN! ¡Eres un idiota! ¡Descerebrado! ¡Inútil! ¡Mierda, demonios, argh!

Kyle estaba golpeándolo e insultándolo.

Y Stan lo sabía.

¡Cómo me gusta oírlo maldecir!

Sin embargo, le estaba doliendo el rechazo.

¡Podría haber sido más dulce! Decirme "lo siento, Stan, pero no comparto tus sentimientos…"

Pero de ahí a insultarme de esa manera…

Y Stan lo decidió.

Lo callaría.

Y tomándole ambos brazos para que no pudiera seguir golpeándolo, lo besó.

Un pico.

Ja, y el se lo había enseñado.

Cuando se separó del chico, le dijo fuerte y claro:

- Sí, te amo, ¿y qué?

Volvió a besarlo, suavemente.

Ja, y eso también se lo había enseñado Kyle.

Se volvió a separar de el.

- ¿Cómo que "y qué"? – Kyle estaba replicando - ¡Eres estúpido Stan! ¡Yo…! Yo… también te amo… Siempre soñé con que sintieras lo mismo que yo, y estoy jodidamente enamorado de ti desde hace tanto, y ¡no lo sé! No entiendo cómo… si tan sólo… si tan sólo me lo hubieras dicho, podríamos haber... estado... no sé, podríamos haber estado desde hace mucho tiempo juntos, y… y no tendría que… que contenerme cuando quiero besarte a cada minuto…

Tomó el rostro del chico entre sus manos, y derramando una última lágrima, le confesó:

- Te amo…

Lo besó tiernamente.

Ja, y eso lo habían aprendido juntos…

Cuando se volvieron a separar, se sonrieron…

- Kyle, ¿me haces el favor de convertir mi mentira en una verdad?

- ¿No puedes hacer preguntas como la gente normal, Stanley?

- Lo siento, olvidé que estaba hablando con el señorito Kyle Yo Soy Perfecto Broflovski.

Rió, y se arrodilló frente a su chico.

Tomó aire.

- ¿Quieres ser mi novio para fastidiarme con los estudios, animarme con tus sonrisas, enamorarme cada día más con tu personalidad, deleitarme siempre con tu belleza, y por sobre todo amarme mucho (pero no tanto como yo a ti) hasta que el matrimonio nos una aún más?

- ¡STAN!

- Bueno, está bien ¿quieres ser mi novio… hasta que te cases conmigo?

El rió.

- Claro que sí, Stan.

Se besaron apasionadamente.

Cuando se separaron, porque les era muy dificultoso respirar, el pelinegro camino hasta la puerta y luego de pasarle llave dijo.

-¿sabías que el alumno siempre supera al maestro?

- ¿Ah, sí? – contestó el juguetón…

- Sí, y si mal no recuerdo, aún no me enseñaste a besar salvajemente¿te enseño a besar?

- Humm… no lo sé… quizás beses demasiado bien…

- Vamos, no seas sarcástico

Ambos se carcajearon.

- Está bien… enséñame a besar…

Y así, amigos míos, es como unas sencillas clases pudieron hacer que nuestros protagonistas declaren sus sentimientos…

¿Qué pasó ésa noche?

Poco les puedo contar… Pero solo les diré que el STYLE llego al paraíso en solo 43 embestidas y 5 clases diferentes de besos

FIN