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DISCALIMER
Los personajes son de S. M y la historia pertenece a Beautifulyes, yo sólo la traduzco con su respectivo consentimiento.
N/T: Esta historia la había comenzado hace muchísimo pero la dejé y quedó ya por largo tiempo sin terminar. Ahora no solo pienso terminarla sino que subiré TODOS los capítulos editados porque sí, reconozco que fue de mis primeras traducciones y el trabajo fue solo aceptable, creo que ahora soy capaz de hacerlo mejor así que, nada, espero lo disfruten y me dejen saber que les parece.
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Capítulo 2
'Frío y caliente'
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BELLA POV.:
El viento se levantó y me estremecí.
—¿Tienes frío amor? —preguntó Edward. En un santiamén tenía alrededor de mis hombros su chaqueta de cuero blanca.
Me estremecí de nuevo; el interior de su chaqueta era aún más frío que el aire de otoño.
—No entiendo cómo puedes ser tan frío todo el tiempo. Es obvio que eres de una especie mutante.
Pensé que él había hecho una mueca ante mi comentario, pero antes de que pudiera cuestionar su mirada de dolor rápidamente la sustituyó por una sonrisa pícara.
—Entonces tal vez deberías ayudarme a que me caliente.
Chillé mientras me empujaba contra un árbol y deslizaba la mano por debajo de mi camisa. Sus helados y fantasmales dedos contra mi caja torácica. Traté de retorcerme fuera de su alcance pero él siguió haciéndome cosquillas a los lados, riendo maniáticamente como me reía le rogué que se detuviera.
Y entonces sucedió de nuevo. Nuestros ojos se encontraron y quedé paralizada, con la mano -más cálida ahora-, descansando encima de mi cadera, su boca tan cerca de la mía que me dejé llevar por su dulce aroma de canela y nieve. Su respiración se profundizó para que coincidiese con la mía, y la mirada de deseo en sus ojos era tan intenso que no podía dejar de creer que esta vez, a diferencia de todas las otras veces, él realmente me besaría. Por favor... mis párpados se cerraron por voluntad propia.
Pero, por supuesto, no lo hizo. Se giró bruscamente, empujándome contra la áspera corteza del árbol como si quisiera poner tanta distancia entre nosotros como le fuera posible. Me tragué la inevitable decepción y aclaré mi garganta, dando un par de patadas a algunas rocas en el suelo.
—Así que... ¿has comenzado el libro que te presté? —deseé que al menos me hubiera mirado.
—Terminado. No era 'Cumbres Borrascosas' pero estaba inspirado —afortunadamente recuperé mi compostura lo suficiente como para hablar al menos semi coherentemente, y el libro me había gustado, amaba la literatura tanto como Edward amaba la música pero, para ser honesta, no me sentía particularmente inteligente en esos precisos momentos. Yo estaba rastreando los músculos sutilmente definidos en sus brazos con mis ojos, agradecida de estar llevando su chaqueta. Me iaginaba corriendo un dedo a lo largo de la perfecta línea de su mandíbula y luego presionando sus labios con los míos, suavemente al principio..
Esto es ridículo ¿Por qué no puedo hablar con él? Algo dentro mío se rompió y lo interrumpí, obligando a terminar esta conversación.
—Edward.
—¿Sí, amor?— me dijo él mirándome con curiosidad.
Oh Dios, oh Dios. Tan pronto como me miró mi frustración se evaporó y de pronto recordé porque no le había preguntado acerca de esto antes. Oh, bien, porque me aterra. Sentí una puntada de pánico en el estómago, pero seguí adelante.
—No me besas. O me tocas, ni nada. Dices que me quieres, entonces, tomas mi mano, me abrazas por horas. Mis amigos dicen que me miras como si yo fuera algo comestible, y pareciera que me quieres, pero luego tú…— Mi voz se desvaneció ya sin convicción.
Había retrocedido un poco y me miraba ahora con una expresión abierta de pánico.
—Bella, yo-no-haría… Te quiero. Es…
¡Él me quiere!
Supongo que, en retrospectiva, no leí demasiado bien los signos. Todo lo que escuché fue 'te quiero' y dejé de hacer caso a todo lo demás. Prácticamente lo ataqué, empujándolo contra el árbol mientras envolvía mis brazos alrededor de su cuello fresco y aplastaba mis labios contra los suyos. Él sabía tan bien o mejor de lo que olía, como a invierno y especias. Al principio sentí sus músculos tensos, pero se relajó y se quejó bajo cuando mi lengua acarició su labio inferior.
Empujé mi lengua en su boca y él gruñó profundamente.
Sin previo aviso, me arrancó de donde yo estaba apoyada a la corteza del árbol, pulsando su longitud de cuerpo en mí y obligando a su pierna a quedar entre las mías. Su lengua invadió mi boca y gimió violentamente, empujando el creciente calor de mí interior contra su muslo. Me apartó el pelo de la cara y me estremecí cuando pasó la lengua por mi cuello, terminando con un beso profundo en el hueco que queda por encima de la clavícula.
Y entonces pasó algo que yo no entendía, algo que nunca antes había sentido.
Se originó en mi cuello, pero se extendió a mis manos y hasta los dedos de los pies, como un orgasmo que pulsaba tal cual los latidos de mi corazón, sólo que intolerablemente más dulce y punzante por todo el cuerpo. Di un grito ahogado cuando el placer intenso pulsó a través de mí y Edward gruñó en respuesta.
—Joder, Edward —gemí sin preocuparme de lo que podría estar haciendo para hacerme sentir así.
Tan pronto como dije su nombre, él emitió un grito ahogado y saltó lejos de mí. Quise llegar a él, pero ya había desaparecido.
¿Desaparecido?
Ausente, pasé mis dedos a través de la mancha de humedad que sentía en la base de mi cuello y se me cortó la respiración cuando vi lo que estaba en mi mano. Miré hacia abajo hacia la chaqueta de Edward.
Estaba cubierta de sangre.
3/7/14
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