ADICCIÓN: By Moonstoner

Situación: Principios de la tercera temporada (sería como una especie de temporada paralela)

Rating: +18 años (no todos los capítulos, pero en algunos hay palabras malsonantes y escenas de alto contenido sexual y explícito)

Pairing: Los primeros capítulos son Damon & Elena. Más adelante veréis que introduzco Stefan & Katherine, e incluso Elijah & Katherine, y algo de Klaus & Caroline.

Resumen: Tras la desaparición de Stefan, Damon decide apartarse durante un tiempo. Cuando regresa con nuevas pistas se niega a que Elena le ayude sabiendo que el mayor peligro es él mismo, ya que sus sentimientos hacia ella le están volviendo loco.


CAPÍTULO 1

—Elena…— le susurró Stefan al oído mientras le desabrochaba lentamente la camisa. —No tengas miedo… por mucho que te hayan hablado tan mal de mí, tú sabes que nunca te haría daño. Te quiero demasiado—.

Elena lo miraba atónitamente. Desconocía cómo había llegado aquella noche a su cama. No recordaba nada de lo sucedido, y su mente se nublaba mientras el sangriento vampiro acariciaba sus pechos con dulzura. "Ayer fue mi cumpleaños" se esforzó en pensar, pero no conseguía concretar nada. Tanto tiempo deseando que ocurriese lo que estaba sucediendo en aquel momento, y ahora se sentía indefensa, aturdida... —Por favor, Stefan…— intentó vocalizar, pero apenas se sentía un susurro que ni siquiera el vampiro logró escuchar. Elena miró al techo, confundida. "¿Dónde estoy?" pensaba mientras se esforzaba en recordar lo sucedido. "¿Acaso había bebido más de la cuenta?" "Dios… la cabeza me da vueltas, pero no logro concentrarme…" "¿De qué habremos hablado para llegar a esta situación?" "Joder… ¿Qué me está ocurriendo"?.

—Confía en mí, Elena. Sé que no ha sido culpa tuya. Tú no querías enrollarte con aquel tío, lo sé— "Un momento" pensó. "¿Enrollarme con aquel tío?" Elena estaba atónita. No entendía nada.

—Yo… yo nunca… — se esforzó en decir, pero fue inútil. Su hilo de voz se desvanecía en el vacío mientras Stefan le daba la vuelta bruscamente, notando su dulce aliento contra su espalda. Empezaba a sentir escalofríos y apenas conseguía moverse. Quería gritar, pero no podía. "¿Qué me ocurre?" "¿Qué le ocurre a Stefan?" "¡Dios! Siento que me voy a desmayar". El vampiro parecía tremendamente excitado, y le amarró las manos contra su espalda.

— ¡Oh… Elena! He esperado tanto este momento… quiero que seas mía esta noche. —

La joven empezó a atemorizarse. Apoyó la cabeza contra la almohada y cerró los ojos. "No… Stefan" pensó. "Tú no quieres hacer esto". Una lágrima descendió por sus mejillas, pero se difundió entre las oscuras sábanas. Las luces seguían apagadas y notó cómo lentamente le estaba despojando de su ropa interior. No podía moverse, no lograba articular palabra. Parecía como si sus músculos hubiesen dejado de responder. "No.., por favor". Elena se había resignado. Todos sus esfuerzos eran inútiles, pero de repente logró distinguir una presencia que no era la de Stefan, y que se dirigía velozmente hacia ellos. Notó cómo aquella presencia empujaba con violencia a Stefan y lo empotraba contra la pared.

— ¿Qué cojones estás haciendo, hermano?—. Elena abrió los ojos, esperanzada. Jamás en toda su vida había deseado tanto escuchar esa voz. "¿Damon?". Su hermosa mirada estaba inyectada en sangre, llena de ira.

— ¡Lárgate de aquí ahora mismo! — gritó Damon con todas sus fuerzas. Antes de finalizar la frase Stefan ya se había esfumado. Damon miró a Elena, que todavía se hallaba semidesnuda y boca abajo. Su pálido rostro, siempre tan perfecto, parecía el del mismísimo diablo. Se acercó cautelosamente hacia ella al percibir el miedo en su mirada, y le dio suavemente la vuelta mientras deslizaba una sábana sobre su cuerpo semidesnudo. Elena estaba temblando, y seguía sin poder articular palabra. Damon mantenía su expresión llena de ira mientras la recostaba.

"¿Qué te está pasando, maldito gilipollas?". Damon hubiese deseado en ese mismo instante clavarle a su hermano una estaca en el pecho. Nunca se hubiese imaginado aquella situación… y cada vez que la revivía en sus pensamientos, su cólera aumentaba de forma exponencial. "A Elena no, hermano. Esto ya es demasiado". Abandonó la habitación sigilosamente, cerrando la puerta de aquella habitación, pero Elena logró escuchar el fuerte puñetazo que dio contra la pared y que hizo estremecer la casa entera. Atónita ante la situación, permaneció despierta pensando en lo que acababa de ocurrir, pero al cabo de un rato, sin poder moverse, no pudo evitar cerrar los ojos y quedarse dormida.