Disclaimer: CCS no me pertenece, yo sólo uso los personajes por entretenimiento sin fines de lucro.

Summary:Un pasado confuso y misterioso, un presente complicado y peligroso, un futuro incierto…todo esto envuelve a los protagonistas.

Capitulo 1

Aquella mañana, el joven chino de 17 años estaba preparándose para la escuela. Hoy empezaba el primer día del último año de secundaria. –Va a ser un año monótono y aburrido- pensó él, ya que siempre era lo mismo. Solo tenía a un amigo en esa escuela y su nombre era Eriol Hiragizawa. Aunque su "amigo" pasaba más tiempo molestándolo que otra cosa, por lo que la mayoría del tiempo deseaba matarlo y, como no podía, utilizaba algún hechizo simple e inofensivo para vengarse. Lo malo de ese tipo de venganzas es que Eriol siempre se las devolvía, odiaba que el también sepa magia.

A parte de sus peleas no hacía nada más. No hablaba con ninguno de sus demás compañeros. Sin embargo era muy popular entre las chicas y muy respetado en el colegio, por su gran habilidad en los deportes, por el capital (N/A: Plata, dinero, etc.) que tenia y, por supuesto, por ser un Li. La familia Li era una de las familias más poderosas, respetadas y temidas en toda China. Suspiro. A veces quería ser un típico adolecente, solo preocuparse por la escuela, las chicas, salir con sus amigos…deseaba no tener tantas responsabilidades. Ser el heredero del clan Li era mucha presión.

No obstante, hubo un momento en el que fue realmente feliz, si bien fue durante poco tiempo realmente lo disfruto y agradeció. Y ese momento fue cuando cruzo su camino con el de ella. A la cual conoció y si bien al principio se llevaban pésimo (por la actitud de él) después con el paso del tiempo se hicieron amigos, y se enamoraron. Esa niña de once años, dulce y tierna, con ese hermoso cabello castaño y esos expresivos ojos color verde, su color preferido. Nunca olvidaría la última vez que los vio, en aquel aeropuerto, esa mirada esperanzada que le transmitía todo su cariño, aprecio…amor. En su rostro se pudo ver la melancolía al recordar eso, el como la había dejado. Se prometió así mismo que mantendría contacto con ella y lo hizo, pero solo durante unos meses. Luego con el paso del tiempo sus llamadas y correos electrónicos se fueron haciendo menos frecuentes, hasta finalmente perder todo contacto. Nuevamente se sintió culpable como siempre que lo recordaba.

Pero no había sido su intención. El, al tener más edad, recibía por órdenes estrictas de su madre más horas de entrenamiento de magia y estudios de todo tipo, para ser un gran hechicero y además poder ser un excelente empresario para poder manejar las empresas de la familia. Y con esa carga horaria tan pesada quedaba exhausto, sin poder hacer nada en sus tiempos libres más que comer, bañarse y dormir, aparte de hacer sus tareas. Pero igual no podía olvidarla, después de todo había sido su primer amor.

Sacudió la cabeza para despejarse y dejar de pensar en eso. Si no se iba pronto llegaría tarde el primer día, y nunca, en su vida, había llegado con retraso a algún sitio. Salió de su casa, o mejor dicho mansión, se subió a su limosina y le indico al chofer que emprendiera el camino hacia el colegio. Luego de unos diez minutos llego al establecimiento, descendió del vehículo y se encamino hacia el edificio, para después ir hacia su aula, no sin antes comunicarle a su chofer que hoy no lo pasara a buscar. La razón: simple, hoy quería caminar, disfrutar un poco de aire fresco, y además su madre le diría algo importante. Eso significaba que era algo malo. Por ejemplo, cuando de pequeño lo llamo para decir que estaba comprometido con su prima, por suerte eso compromiso se había anulado. O cuando le notifico que debía reunir las cartas Clow… bueno eso no había sido tan malo, había podido hacer buenos amigos. Una pequeña, casi imperceptible, sonrisa melancólica apareció en su rostro. Cambio mucho su actitud en su estancia en Japón.

Estaba aburrido. Ese tema lo sabía de memoria, hasta podía realizar el examen ahora mismo y estaba seguro que se sacaría una alta calificación, para no sonar presumido al decir que tendría una nota perfecta. Como estaba a punto de dormirse decidió mirar un rato por la ventana. Se encontraban en la estación de invierno. Hoy el cielo estaba nublado, no se asoma ni un rayo de sol. Los arboles antes rebosantes de alegría con esos brillantes tonos de colores verdes, o en algunos casos de otro color, en ese momento se hallaban sin una sola hoja, cubriendo sus ramas con una finísima capa de nieve, debido a una pequeña nevada hoy a la mañana.

No supo cuanto tiempo paso, pero se sobresalto al escuchar el timbre del final del día, anunciando que era libre de irse a su casa. Ya casi todos los estudiantes se habían ido a excepción de un muchacho de lentes y pelo azul, el cual se acerco hasta donde estaba él.

-¿Qué paso, te quedaste dormido en clase? – Pregunto burlón al ver que su amigo recién estaba juntando sus cosas. – Eso no es correcto Shaoran.

-Ja ja, que gracioso Hiragizawa. – Respondió con sarcasmo, echándose la mochila al hombro y caminando a la salida, seguido de su acompañante, quien se coloco a su lado izquierdo.

-Gracias, ya lo sabía. – Dijo con una sonrisa, recibiendo una mirada amenazadora del castaño.

-Como digas. – Murmuro. Ya se encontraban fuera del recinto escolar e iban a cruzar la calle. Pero algo los detuvo. Una fuerte presencia se sintió. Los dos chicos se miraron para al instante echarse a correr en la dirección donde se encontraba la presencia, que era en un parque cercano, a dos cuadras de distancia. A medida que se acercaban pudieron sentir otra esencia más, aunque era más débil que la primera.

Una vez que consiguieron llegar al lugar vieron con atención lo que pasaba. Dos personas estaban distanciadas uno de otro por aproximadamente tres metros, en posición de ataque. Uno era un muchacho que sonreía, se veía alegre. Su cabello era negro y corto pero no mucho. Mediría alrededor de 1,80. La otra persona era una chica vestida de negro que traía un objeto en su mano, parecía un ¿báculo? Si definitivamente eso era. No podían verle el rostro pero si su cabello castaño que traía atado en una coleta. De repente hablaron:

-Vamos, solo juguemos un poco más, te he extrañado. – Comento con una amplia sonrisa en su rostro.

-No. – Dijo tajante su acompañante con una voz femenina que fue dura y fría.

-¿No me extrañaste? – Indago con un puchero.

-¿Extrañar a mi enemigo? Uy si, mucho. – Contesto con obvio sarcasmo.

-Ves, lo admites. – Dice feliz. – Solo pelemos un rato más, por favor.

-No, esto termina ahora. – Sentencio. Tomo su báculo con sus dos manos, las cuales tenían puestos unos guantes de cuero negros. Lo giro sobre su cabeza diciendo:

-Carta, ayúdame a inmovilizar a mi contrincante ¡SOMBRA! – Exclamo haciendo que la punta de su báculo tocara un papel con forma rectangular y en cuando lo hizo de este salió una sombra negra que se dirigió directo al de pelo negro. Rodeándolo, como si lo estuviera "abrazando".

Shaoran y Eriol se quedaron atónitos ante lo que vieron, solo conocían a una persona que hiciera ese tipo de magia, pero era imposible que fuera ella… ¿o no?

-¿Tan rápido te cansas hermosa? – Interrogo con una coqueta sonrisa el muchacho.

-No estoy cansada, estoy aburrida, que es diferente.

-Pues entonces vamos a hacerlo interesante para ti. – DIjo. Mascullo unas palabras incomprensibles y cuando finalizo, el cielo se oscureció por completo, empezando a ver y escucharse truenos y relámpagos.

-¿Qué haces? – Inquiero sorprendida por su maniobra.

-Si no proteges la ciudad esta tormenta causara gran daño a la ciudad y sus habitantes, por ejemplo… - Farfullo y miro fijamente a la chica, que no se movía. De repente un rayo fue directo hacia ella pero esta lo esquivo, para luego mirarlo. – Bien, no esperaba menos de ti.

-No hagas esto, la cosa es entre tú y yo. Los demás no tienen nada que ver.

-Me gusta cómo suena eso de "tú y yo". – Susurro seductoramente.

-No te hagas ilusiones. – Comento, y vio como el adolecente comenzaba a sonreír malévolamente y mirar el cielo, eso la hizo reaccionar. - ¡ESCUDO! – Grito, apuntando su báculo hacia arriba. Cientos de rayos impactaron contra ese escudo que había invocado, aunque no se podía ver estaba ahí, provocando fuertes ruidos. – Carta, has dormir a todos los habitantes de esta ciudad ¡SUEÑO! – Y apareció una pequeña hada azul que esparció rápidamente una especie de polvo por la ciudad.

-¿Por qué hiciste eso?

-Porque sería raro ver que muchos rayos vienen hacia ti, pero no llegan y se estrellan contra algo "invisible". – Explico como algo obvio.

-Buena idea esa. Pero te faltaron dos. – Aseguro mirando a su derecha. A unos metros de distancia el par de amigos miraban todo con perplejidad ¿Cómo los habían descubierto si habían desaparecido su presencia? La castaña observo el lugar que miraba su adversario y vio algo que la dejo sorprendida, ese par le eran muy familiares, al igual que su aura que ya había sentido hace rato pero no les prestó atención.

-¿QUIENES SON? – Aulló enojada.

-Me llamo Eriol Hiragizawa y el es mi amigo Shaoran Li. – Se presento con naturalidad, tranquilo y sonriente, aproximándose. Su amigo lo observo incrédulo, no entendía como podía estar tan sereno. Miro a al chico y descubrió que sus ojos eran de azules, y después miro a la chica y vio que sus ojos eran de un hermoso color esmeralda. Su nariz era pequeña al igual que su boca, tenia largas y espesas pestañas negras. A cada lado de su cara tenía un mechón de pelo que le llegaba por debajo de la barbilla, enmarcando su bello rostro. Un momento…¿Por qué la alababa tanto?

-¿Qué hacen aquí? – Exigió saber, sentía su poder mágico, era bastante elevado. También sintió algo raro al escuchar sus nombres. Era como... ¿dolor?

-Sentimos sus presencias. – Explico Eriol como si nada – Hace mucho que no sentimos magia desconocida por aquí, nos pareció extraño. Vinimos y los vimos luchar, no queríamos interrumpir, solo queremos saber por qué están aquí.

-No es su asunto. – Espeto la castaña. La tormenta ya había parado sin que se diera cuenta.

-Somos del clan que manda sobre Oriente claro que nos incumbe. – Expreso indignado Li.

-¿Y? ¿Eso debería importarme? – indago burlón el de pelo negro.

-Sí, si no eres estúpido y quieres seguir con vida. – dijo amenazante y enojado.

-Ja! Por favor, no me hagas re-

-¡Basta! – interrumpió la muchacha. – Debemos terminar la pelea.

-No puedo, ya me puse de mal humor. – Indico – Suéltame así me voy.

-No, te dije que esto termina aquí.

-Vamos lindura. Prácticamente estuviste usando magia todo el día. Ya estas demasiado débil. – sonrió.

-Eso ya lo veremos. – Espeto. Comenzó a mover a su báculo. – Cartas, borren todo recuerdo de lo sucedido a las personas sin magia de la ciudad, y despiértenlas de su sueño impuesto. ¡RECUERDO Y SUEÑO!– dos cartas comenzaron a girar rápidamente frente a ella, y salieron dos seres que se fueron volando por arriba de la ciudad, esparciendo algo y riendo alegremente. Una vez que terminaron con su labor, ambas cartas fueron a manos de su dueña. – Y ahora faltas tú. Carta… - comenzó a recitar pero se arrodillo en suelo apoyando con las manos y respirando agitadamente.

-Ves, estas agotada, hasta la carta sombra está perdiendo fuerza. – Comento mientras dicha carta se iba desvaneciendo poco a poco, dejándolo libre. – Me tengo que ir, descansa para la próxima. Nos vemos. – Se despidió con la mano, mientras él también se iba desvaneciendo.

-Maldito…se escapo. – Murmuro la de ojos esmeralda tratando de controlar su respiración.

-¿Estás bien? – Pregunto preocupado la reencarnación de Clow poniéndose al frente de ella y ayudándola a pararse.

-Sí, no te preocupes. Si me disculpan me tengo que ir.

-¿A dónde vas? Necesitamos respuestas. – dijo Shaoran enojado de su actitud.

-No tengo porque dárselas, pero igual nos veremos pronto, no se preocupen. – repitió y comenzó a caminar.

-¡¿Y tu nombre? – interrogo Eriol en voz alta debido a la distancia que se encontraban uno de otro.

-YING FA – grito por sobre su hombro para perderse en la curva de una esquina.