infierno particular

.

.

.

Tenían un nombre (corto, exótico, bonito) pero ya no podía recordarlo. Sabía que de eso hacía mucho tiempo, pero esa mañana se había levantado -tarde- con una pequeña sensación de nostalgia.

Hacía más de tres años que no sentía aquello -y se puso a pensar en ello, porque, a fin de cuentas, hacía tiempo que no lo hacía. El pensar-. Supuso, que era hora de recordar.

No, no solo a ella. Esa chica -¿cómo se llamaba?- con la que había tenido un mínimo enamoramiento -bueno, si a eso se le podía llamar amor- y que luego, nada de nada.

Él se fue, esa fue su decisión. No necesitaba acordarse de todo ese dolor. Ya no lo sentía, ni el dolor, ni la pena, ni la compasión de los primeros meses.

Luego, todo se volvió oscuro y confuso para él –

amistades peligrosas, enemigos peligrosos, hábitos peligrosos

–y terminó donde todo había empezado.

Si el cielo estaba cayendo, entonces él estaba esperando a que vinieran a acompañarlo a su infierno particular -él era paciente, no tenía prisas.

Si. Había vuelto, pero ya no los veía. A los que alguna vez fueron sus amigos. Los evitaba.

No salía de su casa –una perdida de tiempo– más que para lo esencial –que no era demasiado–.

–Nos está esperando el cielo –pronunció su nombre en un pequeño susurro la chica que acababa de despertar a su lado–. ¿Irás conmigo, o esperarás a que tu infierno te consuma?

Y él sonrió. Si, la chica -exótico nombre- estaba juntó a él.

Hundiéndose con él. En su infierno particular.


Astrid se disculpa. astrid estaba ocupada, !
astrid estuvo leyendo, luego escribió esto, y luego leyó una historia de breakable bird -astrid la recomienda-. astrid cogió la historia y modificó algunas cosas. a astrid le gusta breakable bird.