Disclaimer: Todos los personajes de Supernatural pertenecen a Eric Kripke, por lo que esta historia no persigue fines de lucro.

Pairing: Este es un girl!Dean/Castiel.

Spoilers: Ninguno realmente. Tal vez ubicado entre la cuarta y quinta temporada.


Not chance, just fact.

Interlude.

— ¿Podrías dejar de mirarme así, Sammy? —Masculló entre dientes por enésima vez. Su hermano menor no se intimidó por el tono de su voz, demasiado concentrado en contemplarle de un modo que daba a entender que no iba a detener el escrutinio, sino que continuaría hasta que los ojos se le secaran o hasta que Dean decidiera darse media vuelta y largarse.

—Es que… —se excuso con voz condescendiente. No. Dean odiaba eso.

—Joder, Sam —se masajeó el puente de la nariz, muestra de que acababa de perder la paciencia— ¡Tengo suficiente con mirarme al espejo y verme como una jodida mujer!

—Dean…

—Sólo cállate —gruñó dándole la espalda.

Mierda.

Sam exhaló con pesadez, rellenando el inusitado e incomodo silencio.

Observar esa espalda, no la ancha y firme que tenía asociada a su hermano, estrecha y las curvas de su cintura y caderas, el cabello ondulado y largo encima de aquella camisa que le venía gigante no consiguió que Sam terminase de convencerse de que la chica bajita frente a si era Dean.

¿Cómo había pasado todo?

Fue cuestión de segundos. Estaban en una cacería, nada que no pudiesen controlar. Dean, siempre arriesgado, se le adelantó para perseguir a la criatura de turno mientras él procuraba cargar municiones en su revólver y recoger el cuchillo de Ruby que en la revuelta había ido a parar a unos metros de donde se encontraba. Cuando retomó la carrera, llegando a un callejón oscuro y pestilente, sólo había un cuerpo. El Winchester reconoció a lo lejos las pintas de Dean y se le acerco raudo a auxiliarle.

Pero algo había cambiado.

Sí, esa era la ropa que vestía su hermano, pero claramente quien la usaba no era un hombre, sino una muchacha.

— ¿Qué rayos…? —Musito rígido, arrodillado a su lado. Se decidió por mecerle sin mucho brío. La chica se contrajo y abrió los ojos abruptamente.

—Jezzz, Sammy —suspiró en cuanto sus ojos verdes dieron con los del cazador.

— ¿Me conoces? —Inquirió cuidando de no sonar impertinente.

—Vamos, Samantha. El que se dio de hostias contra el piso fui yo no tú —frunció el ceño incorporándose con una mano en la nuca—. En cuanto vea a ese hijo de puta de nuevo, te juro que le corto los huevos —su mano se acarició la zona descubriendo algo… extraño—. Hey, ¿qué tengo en la cabeza? —Sus dedos se enroscaron en lo que parecía ser cabello. ¿Es que de pronto el agua servida era prolifera al crecimiento del cabello? Se examinó notando como su ropa moldeaba sus formas de manera distinta a lo usual—. ¿Por qué es que…?

— ¿Eres Dean? —Preguntó Sam, más para poder creerse que con quien hablaba era la misma persona que le alimentaba de criajo. Aunque por la manera de hablar definitivamente o estaba teniendo un sueño bizarro o se estaba quedando ciego.

—No lo sé Sam —dijo luego de unos segundos, en cuando posó ambas manos en su pecho, sus ojos se abrieron tanto que el muchacho a su lado temió que se le salieran—. ¿Qué coño…? Tengo… —apretó un poco más sin quitarle la mirada a Sam, boqueando como pez fuera del agua—. Sammy… ¡Tengo tetas! ¡¿Qué mierda me pasó? ¿Por qué putas tengo voz de pito?

—Eso mismo me gustaría saber… —bisbisó su hermano resignado.