Konnichiwa!
Este fic va dedicado a Midori Susuki (espero te guste ^^)
Disclaimer: KHR! no me pertenece, es de Amano-sensei
Sonrisa
Porque la sonrisa fue lo captó su atención, y lo que lo llevó a realizar esa acción.
La había visto unas cuantas veces en reuniones.
Aquella mujer siempre sonreía cuando estaba a lado del décimo capo.
Parecía que sus labios tenían una mueca de alegría eterna, confortante para algunos.
Uno de tantos días, su maestro lo envío de mensajero a la base Vongola.
—Kufufu~ Entrega esta carta a Sawada Tsunayoshi, es clasificado.
Y como buen alumno, llevaba el sobre en la bolsa de su uniforme de Varia.
Sí, Varia. Con los años seguía estando bajo las órdenes de su maestro, pero trabajando para el escuadrón de asesinato independiente, a lado de un montón de gente rara, a la cual se pasaba fastidiando.
Y la vio, sentada en aquella fuente de concreto frente a la mansión. Esa mujer observaba el cielo, alzando su mano y bajándola con pesadez.
Ese día, ella tenía una mirada ida y melancólica.
Cuando lo escuchó, recuerda que ella hipó y le regalo una sonrisa sutil que parecía disiparse. Aquel día, esa mujer tenía una apariencia tan frágil que parecía iba a desvanecer.
Y se sintió intrigado.
—¿Buscas a alguien? —preguntó ella con suavidad.
Fran la observó con apatía.
—Al Vongola —respondió monótono.
La mirada de aquella joven se quebró y ladeó el rostro rumbo a la residencia.
—Tsuna-san está… —guardó silenció unos segundos, recordando a su amor platónico en un intimo momento con Kyoko-chan. Elevó su dedo índice para señalar una alcoba, y con voz temblorosa prosiguió —ocupado.
Fran no dijo nada, se limitó a observar el desolado rostro de la chica.
El viento sopló entre las dos personas de aquel jardín.
El silencio se tornó en incomodidad. La mujer se levantó, colocando grácilmente un mechón de sus cortos cabellos tras su oreja.
—Espera veinte minutos, y ve a su oficina —ni siquiera volteó a verle. Sin más, la chica desapareció en el umbral de la entrada.
El rostro taciturno del muchacho no cambió. Esperó el tiempo necesario y fue según lo indicado.
Entregó los papeles y regresó con su maestro. Tenía órdenes de infiltrarse con sus ilusiones a una familia enemiga. Mukuro sonrió ladino, tomó a Chrome, y se marchó.
[***]
Estaba en una misión a lado de Bel-senpai y el capitán de estrategia Squalo.
Observó los cuerpos tendidos con indiferencia; siempre lo mismo.
Al terminar, adquirieron unos archivos codificados donde se enlistaban habilidades y nombre de cada miembro de una familia enemiga.
Squalo miró al blondo, luego al otro.
—Bel, entrega estos documentos a Sawada Tsunayoshi —gritó. El aludido no tomó los papeles, se viró y saltó diciendo.
—Dáselos a la rana, él es el de los mandados, no un príncipe Shishi~ —. Squalo sintió ganas de golpear al rubio.
—Voiiiiii! Estúpido mocoso, debes de hacer tu trabajo —observó a Fran —¡Bien! ¡Entrega esos documentos! —y se los dio.
—Che~ —. Murmuró varias cosas y se dirigió a la mansión principal.
[***]
Empezaba a oscurecer. Al llegar se detuvo frente a la mansión; ahí estaba ella.
Le miró sin emoción, contempló esos ojos chocolate opacos y esas hebras castaño oscuro brillar con el reflejo de la fuente en contraste con la luz de la luna.
—Tsuna-san está en su oficina —dijo ella en un murmuró, se veía tan efímera y lamentable.
No habló ni mostró gesto alguno, sólo la pasó de largo y entregó los documentos.
Informó al Vongola, salió con apatía y al mirar la fuente; ya no estaba.
No sabía por qué, pero sintió que algo faltaba al no verla ahí.
¿Qué esperaba?
No lo sabía.
[***]
Seis meses pasaron. Aquella mujer aparecía de forma desvanecida en sueños, como un recuerdo borroso en la lejanía de una reminiscencia.
¿Quién era?
No hubo respuesta a su mente.
—Por eso, Fran irá como soporte a los Vongola por unas semanas —alcanzó a escuchar a Squalo. Ah, ahora recordaba que estaba en medio de una reunión para elegir a quién enviar como ayuda en los refuerzos de protección a la base principal.
—Che~ se aprovechan de la distracción de uno para parlotear y decidir sobre otros —quejó se.
—Shishishi~ eso te pasa por ser una rana despistada, además no necesitamos dos ilusionistas. Con Marmon es suficiente, shishi~ —. El arcobaleno no puso atención, su dinero era muy importante y no le salían las cuentas.
—Estúpido senpai con complejo de pedofilia —farfulló sin emoción, recibiendo varias cuchilladas.
—Ah, duele —pronunció aburrido.
—Voiii! ¡Cierren la maldita boca, estúpidos mocosos! ¡Fran, largo! —. Así, ese día. El ilusionista terminó mudándose a la mansión principal como soporte.
[***]
Tocó el timbre, se sentía tan extraño.
Primero lidiar con el maestro Mukuro, luego con Varia, ahora Vongola.
—¡Hahi! —hipó una mujer, intentando reconocerlo. En sus ojos había brillo y una sonrisa en su rostro.
Aquel sueño lejano, regresó a su mente.
Ah, es esa mujer de la fuente. La de la tonta sonrisa imborrable que pone a lado del Vongola.
—¿Eres el nuevo, verdad? —preguntó. Él iba a responder, pero escuchó.
—¿Por qué diablos tardas tanto? Mujer estúpida —la mujer infló sus mejillas, dejó la puerta abierta y se alejó de la entrada para discutir con aquel que la había ofendido.
Fran entró con su precario equipaje, sí se le puede llamar equipaje a un pequeño morral al hombro.
Aquellos dos discutían, así que los ignoró, fue a la oficina del Vongola y se presentó como la ayuda extra.
[***]
Los días pasaron, todo era perene. Más aburrido que en los dos antiguos lugares en los que había estado.
Caminó rumbo al jardín, esperando encontrar algo en qué entretenerse. Escuchó sollozos y se acercó.
Ahí estaba, la mujer que le recibió. Nuevamente quebrada, y en deplorable estado. Acurrucada con sus rodillas al pecho, recargada sobre un árbol e intentando reprimir su llanto.
La miró desde la distancia.
—Es muy estúpido ocultarse para llorar, y fingir estar alegre frente a los demás —comentó al acercarse. Ella alzó su vista, aquellos ojos mostraban; sorpresa, enfado, tristeza, indignación, tanto, que era difícil interpretarlos.
—Disculpa a Haru por ser estúpida desu —respondió con enfatizado sarcasmo. Se limpió las lágrimas y empezó a caminar.
Esa mujer era rara, más que las que había tratado en su vida. No se comparaba a M.M o a Chrome, ni a lo que Lussu-nee le había comentado. No, ella era diferente.
—No entiendo —formuló el joven con un ligero tono de frustración. Ella, que estaba de espaldas a él, se viró y le miró esperando continuase.
—¿No entiendes qué? —. Fran se giró, y sus ojos se encontraron con los de ella.
—Un día ríes, al siguiente lloras. Al lado del Vongola eres radiante y en soledad eres lúgubre. ¿Eso es sinónimo de locura? —terminó su pregunta. Miura infló las mejillas, pero al parecer el joven de verdad estaba intrigado. Ella tomó aire, y suspiró para calmarse.
—Puede ser, aunque eso a ojos de Haru; es amor —Sonrió, brillante y melancólica. Creando una palpitación en el contrario.
—No conozco eso Haru-san —pronunció apático, mirando a la mujer frente a él.
—Aún eres joven, pero cuando te enamores, te sentirás en júbilo y al mismo tiempo en desdicha. Es complicado, más cuando no es correspondido —soltó antes de irse. Sintió una brisa, y se viró.
Abrió sus ojos al ver que en el lugar donde hace unos segundos estaba el chico, ahora se encontraba su eterno amor. Aquel hombre que la salvó una vez de ahogarse, aquel de hebras castañas y ojos con un ligero matiz naranja. Era la viva imagen de él. La representación de Tsuna-san.
—¡Hahi! ¿Y Fran-san?
El aludido observó la ilusión en los ojos chocolate, y un brillo en su rostro.
Ah, entiendo. Eso que llama amor, es sólo para el Vongola. Concluyó.
Ese sentimiento que la hacía tan pluri-sentimental, le intrigaba. Quería saber más, no sabía sí de ella o del amor, pero su curiosidad le incitaba a seguir con la farsa.
Jugaría con las ilusiones un poco más, sólo un poco.
Recordó los gestos del Capo, y se metió en su juego de rol ilusorio.
—Haru —pronunció el de –ahora –cabellos castaños y mirada madura. El corazón de la muchacha brincó y bombeó con violencia.
Corrió hacía él y lo abrazó.
—Haru… sabe de la relación entre Tsuna-san y Kyoko-chan. Sabe que Tsuna-san no ama a Haru. Pero… —cerró sus ojos, respiró y continuó — por favor, acepta a Haru desu, aunque sea sólo una amante —expresó con desesperación, una parte de ella quería tener al Capo. Se afianzó al muchacho frente a ella.
Así que el Vongola no la ama, puedo jugar un rato más. Así descubriré qué es eso llamado amor que la hace actuar tan raro y decir cosas tan locas.
La abrazó, se acercó a su oído y le susurró.
—Será un secreto entre este jardín y nosotros, Haru —. Ella le contempló. La voz, los ojos, el rostro; todo era de Tsuna-san. Miura se estremeció, y al mismo tiempo que aceptaba, se sentía ruin, pues bien sabía que aquel hombre frente a ella; no era Tsuna.
Apretó sus manos sobre la tela del varón y apretó sus parpados.
—Un secreto desu —afirmó, afianzándose a una dolorosa ilusión. Temiendo hundirse, pero temiendo más hundir al chico que tenía enfrente.
[***]
Al día siguiente.
—¡Hahi! ¡Viniste! —exclamó con una sonrisa. El joven castaño asintió, la chica se sentó a lado suyo.
—Haru, ¿Qué se supone hagamos? —preguntó el ilusionista en aquella forma. La morena parpadeó, ladeó el rostro. Miró el cielo, perdiéndose en la inmensidad de aquel azul.
—Sabes, Haru siempre ha pensado que el cielo es inalcanzable, por eso creo que a Tsuna-san le queda ser el cielo. —posó su mirada sobre la atenta del chico, y forzó una sonrisa —. Haru nunca podrá alcanzar a Tsuna-san desu —. El comentario confundió al varón, pero prefirió no prestar atención a esa incoherencia que había escuchado.
—Es aburrido sí sólo miramos el cielo, Haru —tomó la mano de la chica entre la suya, ésta hipó y brincó sobre su lugar.
—Mm… —meditó —algo que siempre quise hacer con Tsuna-san —observó al chico y rió con naturalidad —¿vamos al cine? —al ver la mirada simplona y renuente agregó —. Será divertido desû~.
Se levantó, sacudió sus vaqueros y tendió la mano al muchacho.
Originalmente esto iba a ser un one-shot, pero tengo tantas cosas qué hacer que no pude terminarlo T-T
¿Por qué escribirlo entonces? Porque es para una querida lectora, ella me pidió un lemmon entre Fran y Haru.
Siendo sincera, cuando leí la petición (y aún ahora) pienso que no soy lo suficiente buena escritora para crear un lemmon entre ellos dos, pero estoy dando mi mejor esfuerzo por que quedé el fic.
Y aunque nunca he visto la relación entre Fran y Haru como algo pasional o carnal, sino algo emotivo, nostalgico y hasta trágico, me atreví a escribir este prólogo.
El fic durará a lo máximo tres o cuatro capítulos, hasta lo puedo terminar en la siguiente actualización. Todo depende de cómo se desarrolle en mi mente la historia.
Gracias por leer, y disculpen mi extensa explicación.
Cuidense, y dejen reviews ;)
Ja ne~!