Capítulo 8: A paso lento, pero firme
Al día siguiente, tal como la enfermera dijo, vinieron a visitar a Mai.
Toc,toc, sonó en la puerta: ¿Se puede?-preguntó Yasuhara.
Mai sonrió, y asintió tímidamente. John, Masako, Bou y Ayako ingresaron a la habitación.
-Gracias por venir-dijo Mai.
-¿Cómo te sientes?-preguntó Masako.
-Bien, creo-dijo tímidamente, aún no se acostumbraba-ah eto..
-Masako, mi nombre es Hara Masako.
-Yo soy John Brown.
-Yo soy Matsuzaki Ayako.
-Yo soy Takigawa Houshou.
-Y yo soy Yasuhara Osamu.
-Ya veo-dijo Mai mientras recorría con la vista a las personas que se habían presentado.
-Creo que tal ves necesites que te lo repitamos-dijo el monje.
-No, no es necesario, tu eres Hara-san, Brown-san, Matsuzaki-san, Takigawa-san y Yasuhara-san.
-Increíble-dijo el monje-parece que el perder la memoria te ha hecho list..-se vió interrumpido porque la mujer que respondía al nombre Matsuzaki le había dado un golpe.
-¿Podrías ser más delicado?-le grito ella.
-¿Y tu podrías dejar de golpearme? ¡No soy un saco de arena!
-Pues creo que eso es realmente de lo que estas hecho, pues tu cerebro…-pero no continúo porque Mai estaba riendo, algo que sorprendió a todos y se unieron a su risa.
Luego de una amena charla, ellos se despidieron, prometiendo volver mañana.
-Aquí los espero-dijo antes de que ellos se marcharan.
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-Realmente se le ve muy sola-dijo Masako mientras salían del hospital.
-Ella no está sola-dijo el monje-nos tiene a nosotros.
Todos asintieron.
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En su habitación Mai volvía a mirar las flores, y sintió un gran vació en su pecho. Ellos realmente llenaban su soledad, pero sentía que algo faltaba, como si la persona que era importante para ella no estaba ahí.
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Al día siguiente…
-Taniyama-san, no creo que haya mayores problemas, así que la doy de alta-dijo el médico.
-Gracias-dijo ella.
-Bueno, Mai, vámonos-dijo Matsuzaki.
-¿A dónde Matsuzaki-san?-inquirió sorprendida Mai.
-Puedes decirme Ayako, y por ahora vivirás conmigo-dijo la mujer con una alegre sonrisa.
-¿eh?-dijo Mai-preferiría esperar a mis padres.
El silencio se tornó incómodo.
-¿Qué sucede? ¿acaso dije algo malo?-preguntó al ver que no había respuesta.
-Mai, tus padres…-Ayako parecía incómoda-murieron hace mucho, actualmente vives sola.
Mai se quedó sorprendida.
-Pero Matsuz…Ayako, no puedo entrometerme en tu vida, no soy nada tuyo-dijo Mai.
-¿Nada mío?-preguntó sorprendida-eres mi amiga y eso basta. Así que vamos.
Mai algo sorprendida, asintió, se cambió de ropa, y se dirigió hacia la salida del hospital.
-¿Quieres que te ayude con eso?-dijo el chico rubio que respondía al nombre de Brown.
-Gracias Brown-san.
-Ah no te preocupes, puedes decirme John.
Ella simplemente sonrió, antes de entrar en el auto, sintió que alguien la miraba, volteó a ver pero solo vio un auto negro estacionado no muy lejos de donde estaba ella.
-Vamos Mai, súbete ya-grito Ayako.
-Si ya voy. Inmediatamente se subió.
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-Parece ser que Taniyama-san se encuentra mucho mejor-dijo el conductor del auto negro.
-Regresemos a la oficina, Lin.
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La casa de Ayako, era grande y lujosa. Mai miraba asombrada todo a su alrededor.
-Ayako, ¿tu vives aquí?-inquirió Mai.
-Si, y ahora vivirás también aquí-agregó Ayako.
Inmediatamente apareció en la entrada un mayordomo acompañado de una sirvienta.
-Bienvenida Taniyama-san-saludaron los dos.
-Encantada de conocerlos-dijo Mai.
-Por favor encárguense del equipaje de Mai-dijo Ayako.
-En seguida señorita.
-Bueno, nosotros nos vamos-dijo Takigawa.
-Cuídate, Mai- se despidió John.
-Hasta luego-se despidió Mai.
Takigawa y John se fueron en el auto, inmediatamente Ayako remolcó por toda la casa a Mai, enseñándosela toda. Mai tuvo la impresión de que Ayako parecía más emocionada que ella. Cuando terminaron, Mai pudo descansar en su nueva habitación.
Los primeros días pasaron entre una salida de compras, y el encuentro con algunas de las personas que había visto en el hospital.
Estaban en una cafetería cuando empezaron a discutir la situación académica de Mai.
-Yo creo que ya es tiempo de volver a la escuela-dijo Mai.
-No creo que todavía estes lista-dijo el monje-primero deberíamos ver cuánto recuerdas.
-Mai, podría ponerte un tutor personal-sugirió Ayako.
-No eso ni hablar, ya bastante te causo con vivir contigo, no puedo permitir eso-dijo Mai.
-Entonces que tal si te enseño yo, fui bastante buena en la escuela-dijo orgullosa Ayako.
-Si ella recibe tus clases, entonces estará perdida-bromeó Bou-san.
-¿Qué dijiste?-comentó Ayako.
-Yo podría enseñarte Taniyama-san-dijo Yasuhara-san-creo que te sentirías más cómoda.
-Pero Yasuhara-san tu no vives por aquí-comentó Ayako.
-Recientemente he conseguido un empleo por aquí, así que me mudé para acá.
-Bueno no veo problema, ¿qué dices Mai?-dijo Ayako-¿Mai, qué pasa?
-Empleo-murmuró pensativa- Ayako, dijiste que salí herida durante mi trabajo, pero ¿qué clase de trabajo te deja en cuidados intensivos, y con amnesia?¿acaso trabaja en la construcción?
Todos rompieron a reír, imaginándose a Mai cargar pesados costales, era una imagen graciosa. Nadie le había dicho a Mai en qué trabajaba o cómo se conocieron, esperan no tener que hacerlo ahora, tal ves más adelante.
-Mai, no te preocupes por ello, será mejor que te concentres en tus estudios, ¿vale?-expresó el monje.
-Vaya, parece que el deber llama-dijo Yasuhara mientras revisaba el mensaje de texto en su móvil-me tengo que ir, espérame a las 5 con tus libros, hasta luego-se despidió Yasuhara.
Mientras Yasuhara iba al trabajo, Mai, Ayako y el monje seguían en la conversación.
-¿Me pregunto para qué me llamará Shibuya-san?-comentaba Yasuhara mientras caminaba.
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Hola a todos, como les dije este es el capítulo final de juegos peligrosos, pero no es el final de la historia. La segunda parte se llamará Llegando al límite, aquí Mai llegará hasta su máximo poder y también incluiré a Gene&Noll. Espero no defraudarlos, subiré un capítulo por semana, comenten y díganme lo que opinan. La segunda parte la subiré el 2 de octubre o por allí, gracias a mis lectores, por favor síganme en Llegando al límite, sayonara.