Disclaimer: Todo pertenece a Jotaká.

Dedicatora: a Flor Lupin, a Orianita Malfoy y a Soly xD.

Vicio

Saben que no es correcto. Saben que es prohibido. Saben que a pesar de que es una gran tentación, deberían controlarla en vez de caer en ella. Saben que eso que hacen está mal; pero a pesar de que lo saben, ni siquiera planean dejar de hacerlo.

Porque pese a todo él ama a su esposa. Y ella también ama y adora a su esposo.

Pero existe un pequeño problema.

Él no desea a su esposa, cómo la desea a ella. Y ella no desea a su esposo, como lo desea a él.

Quizás es porque lo suyo es prohibido, porque sólo duras unas cuantas horas a la semana, tal vez al día. Todo depende de la necesidad de uno o de otro. Y el hecho de que trabajan juntos no es una buena ayuda. No. Hace que el deseo se acrecenté, sobre todo por el peligro a ser descubiertos.

Ella sabe que no debería hacer eso. Sabe que no debería engañar a Ronald; pero es algo que no puede evitar. Hay una fuerza que la arrastra hacía Malfoy y que ella no puede controlar. Todo es simple y rápido. Lo ve, lo desea y lo besa… lo demás se reduce a caricias, prendas regadas en el suelo y ella contra la pared, o Malfoy sentado en el sillón favorito de ella, con ella en sus piernas y marcando el placentero ritmo que los llevará a la gloria.

Y luego de unos cuantos minutos en una incómoda posición, ambos se levantan, se visten, se besan y se van. Sin levantar una sola sospecha, aunque los ojos de las secretarias de ambos se cruzan momentáneamente. Saben lo que hacen sus respectivos jefes, pero no son chismosas, les cuidan el secreto a ambos e incluso les ayudan para que no los descubran.

Él sabe que eso está más que prohibido. Sabe que debería respetar a Astoria, no engañarla de semejante manera; pero es imposible evitarlo. Y aún se lo reprocha a sí mismo ¿Cómo puede follar con aquella a quien odio en su adolescencia? ¿Con aquella a la cual insultaba en cuanto tenía oportunidad? ¿Cómo podía tan siquiera desearla? No debería hacerlo; pero lo hace. Es algo que malditamente no puede evitar, porque la desea, la necesita y aunque nunca lo aceptará también la quiere.

Él ama a Astoria sí; pero ella es rubia, no castaña. Ella es inteligente sí; pero no una sabelotodo. Astoria es hermosa sí; pero no tiene la atrayente fealdad de Granger. A Astoria la ama sí; pero no la desea como a Granger. Y ¡Joder! Astoria definitivamente no era Granger.

Entonces recuerda. Recuerda lo que sólo minutos antes ha vivido y sus ojos se cierran para rememorar aún más el momento. Y desea. Desea repetirlo una y otra vez hasta que se acabe el día y comience el siguiente; pero no puede. No debe.

Sin embargo se levanta, camina y sale de su oficina. Y la ve. Es como si ella hubiese tenido su misma idea, su misma necesidad. Una sonrisa ladeada sale de sus labios, sus ojos giran de un lado a otro, verificando que no haya ningún curioso y gracias Circe no lo hay. Camina, casi que salta al puro estilo de Lovegood para llegar hasta la castaña, la empuja levemente hacía dentro de la oficina y cierra la puerta tras de sí.

Hechiza la puerta e insonoriza la oficina.

Entonces la ve, la desea y sin poder contenerse más la besa. Y todo termina como siempre, él sobre ella o ella sobre él, en realidad poco importa. Ambos están extasiados, sudorosos y pese a todo excitados. Es algo que se les ha vuelto adictivo y aunque temen que se convierta en algo mas nunca dejaran de hacerlo.´

Porque ella ama a Ron sí; pero a Malfoy lo desea y…lo quiere.

Él ama a Astoria sí; pero a Granger la quiere y desea.

O quizás sólo quizás se amen y ninguno quiera aceptarlo.

Lo de ellos es un vicio sí; pero es un vicio que lentamente se convierte en algo más. Porque en definitiva la vida que se estaba gestando en el vientre de la castaña no sería para nada pelirrojo, sino-y aunque esto significara muchos problemas.-…rubio.