Hola, mmm... se supone que no publicaría nada más hasta terminar uno de los 2 fics que tengo pendientes, pero había olvidado por completo este fic. Esta basado en la canción del mismo nombre, del Gran RICARDO ARJONA.
Lo escribí hace tiempo, al principio era un one-shot pero me pidieron hacerlo un poco más largo, por esa razón este primero tiene aire de final, jeje. No quise cambiarlo. Son tres capis en total.
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La bailarina vecina.
Todo comenzó el día en que la vio por primera vez, esa chica, que con tan sólo una mirada curiosa, hizo derretir su congelado corazón de chico sin sentimientos y sin deseos de enamorarse. Pero eso ahora había cambiado. Sasuke Uchiha quería conocerla, poder intercambiar un par de palabras con su vecina, la bailarina vecina.
El mismo se sentía como un idiota, y sabía que estaba cambiando. No le importó mucho, lo único que sabía es que lo que empezaba a surgir en su interior no quería dejarlo jamás. Llegó a pensar que se estaba obsesionando el día que fue a espiarla cuando había dejado la cortina abierta.
Su vecina, solo era eso. Él vivía en el quinto piso y ella, ella estaba en el sexto, podía oírla, sus pasos cuando bailaba o incluso cuando caminaba. No podía creer que le estuviera pasando esto, no se refería al amor, sino más bien al miedo que le daba el no acerársele más de tres metros. A veces la veía en el vestíbulo del pequeño edificio, y ella como sin nada, ignorando a ese loco que la soñaba y la deseaba. Si, la deseaba, así como otros tantos idiotas que llegaban preguntando por ella a la portera del edificio.
—Sasuke, ¿qué es lo que te pasa?, últimamente no quieres salir de tu casa, me estas preocupando teme —su amigo se lo había dicho ya, pero Sasuke no quería saber nada de la vida, prefería pasar el tiempo imaginándola bailar— por favor, llámame —se guardó el mensaje.
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Justo hoy pensó que estaba soñando, así como tantas veces, pero no, había subido al elevador con él, y a pesar de los impulsos que tenía de hablarle, no lo hizo, y su ánimo se vino abajo al saber que ella lo ignoraba, como si no existiera o fuera algo insignificante, alguien que no valía la pena conocer. Se maldijo una vez que estuvo en su apartamento, había desperdiciado una buena oportunidad, pero había descubierto lo bien que olía, como lluvia limpia y pura.
Frustrado se agarró los cabellos alborotados, sus negros cabellos que no podía peinar, mientras que el de ella era todo lo contrario, cabello de un hermoso y extraño color rosa, lacio y fino, definitivamente muy diferente al de él. Ahora no había nada que hacer, lo había echado a perder, solo era el simple vecino.
—¡Maldición!, ¿por qué soy tan idiota? —pateó la mesita de la sala para desquitarse, las cosas no le estaban saliendo bien, pero lo peor de todo era que ella no mostraba ningún interés, ¿tendría novio acaso?
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Disfrutaba, aunque no pudiera verla, la imaginaba bailando, y ahora más que nada agradecía solo tener que trabajar de violinista. Sus pasos sonaban como melodía para él, y así es como había creado su canción, solo para ella. Y nunca la escucharía. Era rutina escucharla bailar al despertar y por las tardes, se tiraba en el piso importándole poco contestar el teléfono. Mientras hacía eso no había nadie que pudiera hacerlo salir de esa manía.
Parecería una broma que Sasuke Uchiha hubiera aprendido a bailar gracias a su pelirrosa vecina, dueña de unos hermosos ojos jade y sonrisa de ensueño. Sus pies, eso era otra cosa, la manera tan exquisita como tocaban el piso mientras bailaba, esos pies danzantes creaban música con tan solo moverse. Sakura, así es como se llamaba. Bailarina de Ballet profesional, su molesta vecina que no podía sacar de sus pensamientos, la que no lo dejaba dormir más por las mañanas, y al mismo tiempo lo motivaba a escucharla y a imaginarla.
—Hmp, me estoy volviendo loco —susurró Sasuke mientras se despertaba al escuchar los ruidos en su techo— buenos días Sakura.
Pero el resto de los vecinos, tal vez no pensaban lo mismo. La mente de la gente suele inventar cosas, la mayoría para perjudicar a otros, y él lo sabía. Los chismes rondaban a su bailarina favorita, ¿qué tenía de malo el hacer un poco de ruido?, él lo hacía cuando tocaba su música, más si utilizaba su piano, aunque lo de él era el violín. Había llegado a la conclusión de que era simple y a la vez peligrosa envidia, si, esas vecinas solteronas y amargadas odiaban a su hermosa pelirrosa. El azabache se vistió luego de darse un baño y salió como todas las mañanas a caminar. Ahí pudo percatarse de los últimos chismes que rondaban a la ojijade.
—¿La viste ayer?, llegó con unas fachas… —decía una de las mujeres— de seguro tiene un amante —escupió con veneno. Al pelinegro le caían sumamente mal.
—Eso ni lo dudes —contestó la otra. Sólo eran unas envidiosas solteronas.
—Malditas urracas —pensó Sasuke, luego las pasó de largo, ignorando esas miradas perforadoras.
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Esos apartamentos eran exactamente iguales, así que era fácil predecir donde se encontraba su bailarina. Dejaba de hacer lo que debía por escuchar sus pasos sobre su techo. Se mordía el labio al imaginarla en sus brazos, bailando juntos, viviendo juntos.
Tenía un oído bien agudizado, y ayudaba que el techo no fuera de un buen material, así que probablemente su vecino de abajo también escuchaba sus pasos, debía odiarlo cada vez que tocaba el piano y movía sus pies al ritmo. Aunque eso poco le importaba. Cada vez que oía un ruido parecido a su ropa caer de su cuerpo, el chico se estremecía, se imaginaba su blanca piel expuesta a las miradas de sus paredes. Su ropa resonaba débilmente y es ahí cuando perdía la cordura, quería tenerla.
Solo hasta que escuchaba que la chica dormía él descansaba también, solo así podía dormir. Sabía que eso ya era exageradamente estúpido, pero eso es lo que le pasaba, y lo peor es que no podía contárselo a nadie, ni siquiera a Naruto, ella era su secreto. Algunas noches se iba al cobertizo, solo para meditar, para soñarla.
—Buenas noches Sakura, espero que mañana podamos presentarnos —dijo Sasuke para por fin cerrar sus ojos, luego de no escuchar ningún ruido más arriba. Siempre la saludaba por las mañanas y se despedía de ella por las noches, lo único que faltaba era tenerla enfrente.
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Parecía un adolescente enamorado de una artista, aunque para Sasuke su Sakura era toda una artista, sabía que era diferente de las demás, conocía más de ella que de él mismo y eso algunas veces le daba miedo, eso le demostraba cuan obsesionado estaba con ella.
Hoy la vio de lejos, y cada vez se preguntaba si había acaso en el mundo algo más perfecto que lo que veían sus ojos. Se la comió con la mirada, y en ese momento no le importó lo que el resto de los vecinos curiosos y metiches pensaban al respecto. La esperaba todos los días a la misma hora, deleitándose cada vez que sus pozos negros recorrían su anatomía. Cada vez que se retrasaba perdía el control, esos eran los deseos de verla.
—Muchas gracias —dijo la pelirrosa mientras bajaba del taxi. Todo de ella le encantaba, su Sakura, ¿por qué era tan imbécil?, ¿por qué no se confesaba?, tal vez la respuesta era simple, tenía miedo de que lo mandara al demonio. ¿Querría ella salir con un tipo acosador y celoso como lo era él?
Ella volvía de su trabajo a descansar, y él simplemente lo hacía para escucharla e imaginarla al bailar. Se sentía bien, así que acompañarla en su travesía de todos los días con una buena música sería todo un honor. Ni una sola mirada, nada, ella lo ignoraba siempre. Sasuke regresó al apartamento luego que se cercioró de que ella se había ido arriba. El azabache la acompañaba con su violín, imaginando que era a ella a quien tocaba tan delicadamente.
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Había llegado de hacer sus compras semanales, odiaba tener que cargar con esas bolsas de comida, pero tenía que comer ¿o no? Pero esa labor tan odiosa se convirtió en una maravilla. No había hablado con ella, pero lo había ayudado cuando accidentalmente, y es verdad, se le había caído una bolsa de papas que solía comer mientras la escuchaba. Le sonrió y se marchó apurada. Su sonrisa había sido sólo para él.
Ese día, a pesar de que ella no se encontraba en el edificio, se sentía realmente feliz, tocó toda la mañana, recibiendo gritos e insultos de algunos vecinos, pero eso no le importó mucho, podían cacarear lo que quisieran, nadie iba a borrar esa media sonrisa que se curvaba en su boca, y mucho menos esa extraña sensación en su cuerpo. Mañana deseaba hacer lo mismo.
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Se levantó muy temprano, se duchó y vistió con lo que había escogido, pero había olvidado la camisa. Hoy iría de nuevo por las compras, y deseaba encontrarla una vez más. No desayunaría, no tenía tiempo para eso si quería verla. Buscaba en su armario una camisa para poder salir, pero su búsqueda fue interrumpida por el timbre de su apartamento. Como odiaba que lo molestaran cuando más le urgía salir, esos vecinos eran realmente irritantes, claro, con excepciones. Maldiciendo por lo bajo abrió la puerta, y al hacerlo fue tan grande la sorpresa que se quedó sin palabras. Ahí estaba la dueña de sus pensamientos, la pelirrosa por la cual ya hace tiempo había perdido la cabeza.
—Ho…hola —saludó con voz dulce la pelirrosa y un tanto nerviosa al ver al pelinegro sin camisa, dejando a sus ojos su bien trabajada figura.
—Hola —dijo el azabache notando su nerviosismo, lo que lo hizo mostrar una de sus características sonrisas, ¿y cómo no sonreír? Ahí estaba ella, Sakura, indudablemente la causante de todos sus desvelos.
—Yo… quería saber si podías regalarme un poco de café — dijo mostrando una taza pequeña, tenía las mejillas sonrosadas por la situación, pues al fin se había decidido a hablarle a su vecino, el violinista que le provocaba bailar la mayoría de las veces.
—Claro, pero que te parece si lo tomamos aquí en mi casa —dijo abriendo más la puerta, incitándola a pasar— no quiero presumir pero hago muy buen café —la chica sonrió y pasó. Ahora sus pies tocaban su piso, la bailarina vecina se enamoraría del violinista, si es que ya no lo estaba.
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Es corto y el fic esta centrado más en Sasuke. Bueno, espero le haya gustado el primer capi. Es pequeño pero fue el segundo que me animé a publicar en ese entonces.
Gracias por la lectura! Si desean comentar, no sé, alguna sugerencia, si no reflejó a la canción realmente... etc. ^^
Buena semana!