Disclaimer: Ranma ½ y sus personajes pertenecen a Rumiko Takahashi.

¡Happosai ataca de nuevo!

-¡Qué buen botín! ¡Qué buen botín!

El anciano mas lujurioso de todo Nerima y posiblemente de todo el mundo,que respondía al nombre de Happosai, nunca se conformaba con nada. Por eso, aunque llevaba cargando al hombro un saco lleno de bragas y bras de las mujeres mas hermosas del barrio, no podía ni quería alejar los deseos de conseguir una buena caricia de los pechos de dos ciertas jovencitas que vivían en el Dojo Tendo. Guardó su saco lleno de tesoros en un lugar seguro y comenzó a introducirse en en los adentros de la casa Tendo, en cuya sala pudo ver a sus dos "víctimas" viendo la televisión en un día de lo mas tranquilo, claro que eso pronto iba a cambiar, cuando el maestro Happosai entrara al ataque con una de las suyas. Pero antes, había algo por hacer.

Llenó un cubo con agua helada del estanque en el jardín y al entrar dando saltos como un conejo en la sala lo vertió sobre Ranma Saotome transformándolo en chica, con Akane Tendo al lado; ahora su deleite podía comenzar.

-¡Qué suavecitas! -proclamaba el anciano frotándose contra las tetas de Ranma de cuya frente saltaron varias venas antes de darle un golpe en la cabeza que lo estrelló en el piso.- ¡¿Cómo te atreves a tratar así a tu maestro? ! -exclamó Happosai con ojos llorosos.

-¡Vaya maestro estás hecho! -espetó la pelirroja hecha una furia, en serio necesitaba librarse de su maldición cuanto antes.

Happosai lanzó un gruñido poniendose en pie del piso. Hace mucho que no frotaba cariñosamente los pechos de una chica linda.

-Muy bien, entonces me obligas a correr desconsolado a los pechos planos de Akane,¡¿verdad,Akane?! -dijo lanzándose al pecho de la menor de los Tendo a quien le había brotado una vena de la cabeza pero antes que pudiera llegar una patada de Ranma lo arrojó de vuelta a su lugar.

La suave mano de la pelirroja lo sujetó por la cabeza, obligando al anciano a verla a los ojos, ojos inyectados en veneno y hartos.

-¿Cuándo nos vas a dejar en paz? -preguntó ella con tono cansado.

-¡Tú no te metas! -exclamó Happosai quitándose la mano de la chica de su cabeza. En serio necesitaba tocar los pechos de una chica pronto o le sucedería lo mismo que aquella desgraciada vez que todas las jovencitas hermosas escapaban de él. Gruñó y esperanzado se lanzó otra vez hacia Akane, sabiendo que con ella tenía mas oportunidades que con Ranma.- ¡BANZAI!

-¡¿Es qué nunca se cansa de esto?! -gritó Ranma volviéndolo a estampar contra el piso donde,ahora, el maestro tuvo mas problemas para incorporarse y solo se quedó ahí tendido. Fingiendo pesar mientras dos ríos de lagrimas corrían por sus mejillas.

-¿Por qué? -murmuró con los ojos cerrados, pero las lágrimas seguían cayendo, por un momento, Ranma y Akane se tragaron su actuación y pudieron sentirse mal por él. No tanto como para que una de ellas lo dejara tocar sus senos, pero...- ¿Porqué no me dejas... ¡al menos tocar unos pechos planos?!

Esta vez fue Akane la que arremetió contra el viejo con una patada gritando algo que se escuchaba como "degenerado", Happosai pudo esquivarla y con una amplia sonrisa volvió a hacer otro intento pero nuevamente fue detenido por un puñetazo de Ranma, la chica de la trenza comenzaba a ser una molestia. ¿Por qué protegía tanto a Akane para empezar?

Happosai se levantó sobre sus codos para ver con resentimiento a la pelirroja que aun tenía su puño levantado, observando harto al anciano que acababa de golpear. Happosai comenzó a gruñir, sintiendo los pechos de ambas chicas tan cerca y a la vez tan lejos, todo por culpa de Ranma, su desagradecido discípulo.

-¡Deja a la chica defenderse sola,Ranma! -exclamaba el anciano empuñando sus manos,pero solo consiguió una risa burlona de su alumno,esta risa solo lograba aumentar su ira y la idea de "castigarlo" tomaba fuerza.

-No tocarás ningunos pechos en mi presencia,pervertido, ni siquiera unos tan planos como los de Akane -contestó él levantando su dedo índice como si estuviera explicando algo, pero toda su seriedad se esfumó al momento que Akane le propinó un golpe en la nuca con su mazo por su comentario. Happosai vio todo esto con sus ojos desprendiendo fuego, ahora estaba completamente seguro de que su discípulo necesitaba una lección.

De pronto adoptó un aspecto sombrío y serio, que solo aparecía en él cuando se trataba de fotos de desnudos o la ropa interior de una chica. La pareja comprometida se sorprendió y sintieron el impulso de querer retroceder.

Con la mirada baja, Happosai murmuraba algo.

-Si quieres entrometerte, entonces te daré lo que quieres. -Una sonrisa siniestra que ninguna de las jóvenes pudo ver se formó bajo sus bigotes. Levantó la mirada para dejar ver sus ojos que brillaban con maldad.- ¡Te maldigo a ser un loco celoso por el resto de tus días!

-¡DEJE DE JUGAR CONMIGO! -interrumpió Ranma y lo mandó a volar al cielo, pudieron escuchar como sus palabras formaban una frase: "¡lo lamentarás!" pero eso no pareció preocupar a Ranma mientras se vertía la tetera de agua caliente para volver a ser un chico, sin embargo su prometida tenía una cara angustiada.

La chica de cabello azulado aun recordaba con recelo la última venganza del maestro Happosai que casi obligó a Ranma a dejar Nerima.

-Eh, Ranma, ¿no te preocupa lo que el maestro pueda hacerte? -preguntó Akane totalmente seria.

-¿Eh? -murmuró Ranma a quien la voz de su prometida lo sorprendió pues ya se había acomodado para seguir viendo televisión. Akane resopló algo molesta y decidió tratar el asunto desde otro ángulo.

-Quiero decir, ¿y si el maestro intentara algo como la moxa debilitante otra vez?

Ranma lo pensó por un momento para finalmente restarle importancia mientras se pasaba un dedo por la mejilla para acabar con una pequeña comezón. Negó varias veces con la cabeza antes de responder.

-No, ese viejo sabe que no puede intentar lo de la moxa otra vez, la vieja Cologne tiene bien guardado el diagrama con la cura.

-¿Y no temes que intente otra cosa?

-¿Qué va a poder intentar ese idiota pervertido?

Akane frunció el ceño ante la despreocupación de su prometido.

-Nunca se sabe, Ranma, ese viejo degenerado ha mostrado tener mas trucos bajo la manga de los que parece.

-Debes estar bromeando. -Su voz no tenía el menor interés pero los ojos entornados de su prometida le advirtieron que mejor comenzara a tenerlo o pronto estaría con un chichón en la cabeza en alguna calle lejana. El joven suspiró y se molestó en ver a la chica por sobre su hombro. -Vamos, Akane, si ese vejestorio intenta cualquier cosa solo le patearé el trasero para que lo deshaga. No te preocupes demasiado por sus "venganzas".

-¡¿VENGANZA DEL MAESTRO?! -gritaron al unísono Soun Tendo y Genma Saotome que irrumpieron en la sala y su grito ensordeció por breves momentos a los jóvenes. En cuestión de segundos los dos patriarcas tenían unas carretillas listas cargadas con sus maletas y sus respectivos hijos.

-Nos mudamos ahora mismo -anunciaba Genma solo para ser detenido por su hijo con un puñetazo en la cabeza.

-No digan tonterías par de ridículos, no necesitamos preocuparnos por ese viejo libidinoso ni sus estúpidas venganzas. ¡Seguramente lo más que intentará será lanzarnos una de sus Happo-bombas!


El maestro Happosai caminó por el jardín desprovisto de hierba alguna y subió los escalones crujientes de la cabaña que se caía a pedazos. Las ventanas habían sido tapadas con tablas a falta de vidrio y la puerta era de una madera rancia fácilmente rompible. Se quedó parado en el porche observando la entrada de esa fea cabaña y ni siquiera se preocupó por tocar y solo entró. Como esperaba, la puerta no había sido asegurada e hizo un molesto rechinido al abrirla. El interior de la cabaña era oscuro y solo la luz del sol iluminaba unas cuantas partes, los ojos del anciano se adaptaron rápidamente a la oscuridad y comenzó a adentrarse buscando por algún cuerpo.

Pudo ver entre las sombras un anciano tendido en el sofá mugriento y del que saltaban resortes, durmiendo a pata suelta entre fuertes ronquidos mientras una burbuja salía de su nariz. Él gruñó pero al notar varias botellas vacías de sake por todo el piso se animó un poco.

-¡Yopparai! -Le gritó a la cara saltándole encima, causando que la burbuja en su nariz se reventara y abriera sus rojos ojos.

-¡LADRÓN! -gritó el que hasta hace poco había estado durmiendo, sus mejillas estaban rojas y su aliento y ojos delataban que estaba borracho. Se tambaleó y cayó del sofá a los pies de Happosai.- No te robes mis botellas de sake -murmuró con la cara al piso.

-¿Cuál sake,viejo demente?

-¡¿LAS HAS BEBIDO TODAS?! -Este anciano, cuyo nombre parecía ser Yopparai, tenía pocos pelos canosos por los que se podía ver su cráneo desnudo con algunas cuantas cicatrizes y bultos amorfos que solo Kami sabría como fueron hechos. Las arrugas estaban por toda su cara y una sucia barba cubría la mitad de ella. Tenía dientes parecidos a los de un conejo y al ponerse en pie entre múltiples temblores desveló que era un poco mas alto que Happosai. Se veía confundido con todo lo que pasaba a su alrededor, obviamente debido al estado de ebriedad en el que estaba.

-Parece que los años no han pasado en vano para ti, ¿eh,Yoppy?

-¿Eh? Yoppy... Yoppy... ¿Yoppy? -Pareció darse cuenta de algo y golpeó su puño contra su mano al reconocer al que estaba en frente suyo.- ¡Happy! -exclamó con una sonrisa.

-¡El único! -dijo el aludido haciendo la seña de amor y paz con su mano pero con una gota de sudor en la frente notó que su viejo amigo había vuelto a dormir.- ¡OI!

Yopparai despertó de golpe y volvió a centrar su atención -o toda la que podía en su estado- en Happosai que lo miraba rechinando los dientes.

-¡Despierta,viejo borracho! Necesito tus habilidades.

-¿Habilidades? -repitió Yopparai confundido, hundiendo un dedo en su asquerosa barba, al siguiente momento una boba sonrisa le apareció en el rostro y le pasó un brazo a Happosai por el cuello. -No estarás planeando otra de tus jugarretas, ¿verdad, Happy?"

Las mejillas del viejo verde se coloraron, incómodo por el abrazo del otro y se separó de él con un empujón.

-¡Tonterías! Sólo quiero darle una lección a uno de mis desobedientes discípulos -explicó sin exaltarse en absoluto, perfectamente consciente de que decía puras mentiras.

-Discípulos... discípulos... ¡Oh, ¿cómo están Genma y Soun?!

-¡No tengo tiempo para esto! -estalló el maestro y se frotó la frente para conseguir paciencia.- Yoppy, necesito tu habilidad como el maestro de hechizos que eres.

-¿Yo? -preguntó apuntándose con un dedo.- Bueno... sé algunos hechizos... si, claro que los sé.

-¡Eso ya lo sé, idiota! -gruñó enfadado.- Escucha, ¿aun tienes la poción con la que le arruinamos la relación a Tarokyu? ¿Cuál era su nombre...? ¡Ooh sí! ¡El elixir verde!

-¿Elixir verde?

-¡Te estoy pidiendo la poción, la poción!

-Oh.

Yopparai caminó lentamente hasta un estante donde se podían apreciar un montón de botellas ahí colocadas, con brebajes de diferentes colores en su interior. Tomó uno de color verde que se encontraba hasta arriba y caminó de vuelta junto a su amigo con él en sus manos. Happosai se lo arrebató de inmediato y al tenerlo en su posesión sonrió con malicia.

-¿Para qué lo quieres? -preguntó Yopparai con poco interés mientras se frotaba un ojo.

-Ya te lo dije, para uno de mis discípulos.

-Hmm... de acuerdo, pero solo dale tres gotas de beber, una cantidad mayor haría los efectos permanentes a meno-

-Si, si, -lo interrumpió Happosai dándole a beber una botella de sake para hacerlo desmayar otra vez.

Se puso la botella con el brebaje verde bajo el brazo y comenzó a salir de la cabaña riéndose un poco, así emprendió el camino de vuelta al Dojo Tendo para poner en acción el poder de lo que le había dado su amigo hechizero.


La familia Tendo y Saotome se encontraba almorzando con gran apetito la deliciosa comida de Kasumi, la hija mayor de los Tendo. Ranma y su padre se encontraban librando una pequeña pelea con sus palillos mientras con la otra mano comían su tazón de arroz y carne de cerdo mientras el resto comía en relativa paz, sosteniendo una charla cualquiera. Al menos así era hasta que la puerta se deslizó violentamente dejando ver la figura de un siniestro y pervertido anciano.

Ranma frunció el ceño poniéndose en guardia.

-¡Así que viene por más,viejo verde!

Happosai entró con paso quedo hasta la casa, el silencio reinó el comedor y dejó ver que llevaba en las manos un té caliente y vestía en el rostro unos ojos inocentes.

-Ranma, por favor bebe esto como muestra de mi arrepentimiento -dijo lanzando el té a la boca del joven de la trenza pero éste lo esquivó y tomó a su maestro por las solapas de sus ropas.

-¡Yo no beberé nada de ti! -gritó y lo mandó a volar lejos de allí.

Happosai aterrizó sobre su cabeza en un tejado del que despojó de unas cuantas tejas al caer y, con decepción, sacó lo que le quedaba del brebaje de entre sus ropas. Frunció el ceño portandose serio con este asunto.

-Es cierto, ese idiota de Ranma no me aceptará ni una menta, tendré que probar otra cosa.


Esa misma noche, cuando todos se encontraban dormidos en la casa Tendo, cierto anciano que normalmente se adentraría a tales horas en la habitación de alguna de las hijas de Soun, en lugar de eso deslizó silenciosamente la puerta de la habitación de la familia Saotome, ignorando por completo a Genma y Nodoka y solo centrando su atención en Ranma que dormía entre suaves ronquidos. De puntillas y con el brebaje azul en manos se acercó hasta el futón del chico y con extrema delicadeza sujetó una de las comisuras de su boca.

Para su suerte él no se movió en absoluto,hoy no era una de esas noches en las que esquivaba golpes dormido. Abrió el frasco que tenía y vertió su contenido en la boca del muchacho, el deglutió hasta conseguir tragar el espeso líquido y volvió a dormir tranquilamente, ignorando lo que le esperaba.

Happosai ahogó unas risas y cerró el frasco mientras se alejaba del joven Saotome.

-Disfruta enloqueciendo, Ranma. No falta mucho para que todos, además de los que ya lo hacen, te odien.


Bueno, no era mi intención al principio, pero debido a que Nodoka está incluida en la historia y viviendo en el Dojo Tendo, supongo que esta historia toma lugar después del final del manga.