Después de una larga pausa he vuelto con esta historia sobre mi querido doctor McCoy. Siempre me he preguntado qué sentirá al ver que Jim, su mejor amigo, pasa tanto tiempo con Spock y no con él.

¡Espero que os guste y que me digáis vuestra opinión al respecto! :D


Solo

La botella de whisky se encontraba frente a él, como solía estarlo a menudo. Pero solamente había un vaso en la mesa, porque Leonard McCoy estaba solo. Jim había quedado con Spock otra vez para jugar al ajedrez, como cada noche desde hacía demasiado tiempo. Ya nunca venía a su habitación o a Enfermería a tomar un trago como solía hacer antes de conocer al vulcano. Ahora se iba a jugar al ajedrez.

Jim ya nunca hacía nada con él.

Antes, Jim y él se entendían con simples miradas; ahora ya no porque Jim no le miraba nunca a él, siempre estaba pendiente de Spock. Leonard se perdía lo que pensaban, y lo odiaba.
Antes era perseguido por Jim siempre, y el Capitán se pasaba cada momento libre incordiándole en Enfermería; ahora comían juntos – con Spock, por supuesto –, y poco más. Jim sólo se pasaba por Enfermería cuando se hacía daño, lo que por suerte o por desgracia era bastante a menudo.

Jim se reiría de él si le contaba algo de aquello – aunque igualmente Leonard no tenía ninguna intención de irse sincerando por ahí, faltaría más –; podía imaginarse la escena a la perfección. ¿Estás celoso, Bones?, le preguntaría con un guiño pícaro. Y sí, mierda, habría acertado. Leonard sabía que ahora Jim era Capitán, tenía mucho trabajo y tenía que pasar muchas horas con Spock; eso les había unido, bla bla. Pero eso no significaba que tuviera que apartarse de él, maldita fuera. Sabía que Jim no lo hacía adrede, pero a McCoy le jodía igual, sinceramente.

Leonard hubiera estado perfectamente bien solo, sin abrirse a nadie, sin necesitar a nadie como se había prometido después de lo de Michelle. Se había vuelto aún más hosco desde que ella se lo llevó todo. Pero entonces Jim llegó, y le siguió después de llegar a tierra, le incordió durante días hasta que fue a tomar algo con él, le pidió que compartieran habitación. Leonard comenzó a confiar en él, a contarle cosas que antes se habría guardado.
Se había apoyado en él, y ahora ya no estaba. Le había reemplazado.
Jim ya sólo le buscaba cuando Spock estaba ocupado, y maldita fuera, eso le hacía sentir como la segunda opción; utilizado, desechable. Parte de él se preguntaba cómo se sentiría Jim si Spock le hiciera lo mismo.

Que fuera un gruñón y siempre se quejara de que Jim era un pesado no significaba nada; Jim lo sabía. Jim sabía mucho más de él de lo que a Leonard le hubiera gustado nunca.
Que fuera un gruñón no significaba que las cosas le dolieran menos. Había recibido ya demasiados golpes, y el de Jim fue el más inesperado, sin duda. Él, que sabía lo que su amistad significaba para Leonard aunque nunca lo dijera… él le había dejado solo. No a propósito, por supuesto, ¿pero por qué no se había dado cuenta de que ya no se veían? ¿Por qué no echaba de menos sus noches de charlas, sus noches de silencios? ¿Por qué no se daba cuenta de que le estaba haciendo daño substituyéndole de esa forma?

Nunca se lo preguntaría. No sería capaz de hacerlo; él no era así. Así que Leonard suspiró y se acabó la bebida de un trago mientras miraba la silla vacía que tenía enfrente.