Bien, esto llego a su fin. Sólo fueron 5 capítulos pero me fue divertido hacerlos, ¡aclaro algo! Este FF fue subido a FanFicslandia antes que aquí y soy la misma persona tanto de aquí como de ahí, así que no se preocupen, quise subir esta historia aquí puesto que no lo había hecho. Con todo mi cariño les dejo leer.

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece así como ninguno de sus personajes.

Advertencia: AU, ¿OcC?

Matemáticas

Guantes

Suspiró sin saber qué hacer, ¿regresaba a la casa de Sesshomaru e intentaba explicarle? ¿O irse y arreglarlo mañana en la escuela? La primera opción le tentaba pero no quería regresar, por lo menos no ahora, ya era tarde y su madre ya debe estar preocupada.

Se llevó las manos a su boca para soplar sobre ellas, intentando calentarlas para seguidamente frotarlas y volver a soplar. El silencio de la noche junto a su respiración eran lo único que se oía, suspiró mirando como su aliento se podría apreciar, en su mente pasó la orden de llamar a su mamá, por lo que se estiró desde su lugar evitando levantarse para alcanzar su mochila y sacar su celular.

Al tenerlo entre sus manos, dudó en marcar a su madre… de pronto el celular vibro asustándola y dejándolo caer.

—¡Demonios! —Al intentar coger el aparato, se detuvo a milímetros pues una débil canción lleno el ambiente.

Su corazón se estrujó y sus ojos se cristalizaron.

Siempre fui

esclavo de la libertad

de esos que saben flotar

y que besan el cielo.

¿Por qué no había cambiado esa canción? Le traía tantos recuerdos, cuando Inuyasha rompió su corazón ella se aferró a su dolor para continuar moviéndose, se aferró a la sonrisa falsa que puso en su rostro y a la libertad que ahora tenía, su roto corazón.

Y hasta que

apareciste por ahí

me decidí aterrizar

y quedarme en tu suelo.

Y entonces ingresó a preparatoria, a una distinta a la que Inuyasha eligió para desligarse… y él apareció, era tan distinto a Inuyasha pero esos ojos le atraparon de nuevo. Lo odio, odio ese color pero… terminó por mirarlo y anhelarlo, desde lejos.

Descubrí mi fe en tu ilusión

mi alma reconoció

tu voz

y así

se fue detrás de ti mi corazón.

Pero entonces sus ojos se cruzaron cuando tan sólo le miraba desde las sombras y esa vaga ilusión que se había formado poco a poco se solidifico de golpe. Y ella no pudo seguir negando lo que su mente aún quería negar… y cuando por primera vez le dirigió la palabra, fue imposible decir que no estaba enamorada.

En algún momento había retirado su mano dejando en el suelo su celular, su mente estaba perdida entre sus recuerdos y… la canción se detuvo. Al percatarse de ello quiso recogerlo pero había un problema, ya no estaba.

Y sólo en ese instante se percató de unos zapatos frente a sus ojos, un estremecimiento pasó por toda su columna y no era por el frío, levantó la vista y no atinó hacer nada.

Sesshomaru sostenía el celular de la morena contra su oído.

—¿Quién?

¿Kagome? — La voz de una mujer le llegó a través del teléfono.

—No, Sesshomaru.

¡Oh! Buenas noches, Sesshomaru. Kagome me llamó en la tarde y me aviso que le ibas a dar asesorías de matemáticas, te lo agradezco.

—Ni lo mencione —respondió al tiempo que daba un paso atrás al ver como la morena se ponía en pie para quitarle el celular.

—¡Sesshomaru! —exclamó Kagome, necesita quitarle el celular rápidamente.

Que modesto, querido. Pero me preguntas si van a tardar más, es que ya es tarde y no me gusta que Kagome camine a estas horas en las calles.

La morena sin ser consciente de la conversación, saltó para recuperar lo que era suyo pero no contaba con la rapidez de Sesshomaru pues cuando se dio cuenta ya estaba de espalda a él, completamente pegada su pecho y con una mano tapándole la boca, impidiéndole articular palabra alguna.

—Yo me encargaré.

Cerró el celular después de oír más agradecimientos, pudo constatar que Kagome se mantenía quieta entre su brazo, agitó el celular en su cara para que despertara y así lo hizo ella, tomó rápidamente la pieza.

Él se alejó de ella al tiempo que ésta se volteaba a encararlo.

—¡¿Qué le dijiste a mi mamá?

—Nada.

—¡Sesshomaru!

Ella se encontraba en un estado de crisis después del ataque de sus memorias a su corazón, ahora venía Sesshomaru a contestarle a su madre sin pedirle permiso… ¡Espera! ¿Sesshomaru?

—¿Qué haces aquí?

Él pensó que el frío hizo estragos en la cabeza de ella mientras se sacaba algo de los bolsillos de su abrigo.

—Olvidaste esto.

Kagome recibió los guantes de Sesshomaru con sorpresa.

—Pero son tuyos —replicó confundida.

Él ignoró eso para pasar de largo y coger la mochila olvidada en el suelo.

—Vamos que tú madre está preocupada.

Ella no se movió, algo le decía que esa situación no era real, no podía ser verdad. Porque en primer lugar Sesshomaru no debería estar a su lado, mirándola con esos ojos que le penetraban el alma y con su mochila en uno de sus hombros… le era simplemente inaceptable.

—No deberías estar aquí.

Sesshomaru entendía bien el problema, lo entendía pero no le importaba.

—Vamos.

Kagome mordió su labio inferior al verlo dirigirse a la salida, se sentiría incomoda caminando con él después de lo acontecido.

—Él… —Sesshomaru se detuvo—, Inuyasha y yo… ah…

—No tienes que explicarme nada.

—¡Pero deb…!

—No me importa.

Ella supo que si le importaba pero igual sabía que no le dejaría hablar.

—No le amo.

Sesshomaru entrecerró ligeramente sus ojos antes de voltear y mirar a la mujer que mantenía sus ojos celestes sobre su persona y sus puños cerrados apretando fuertemente los guantes y el celular, ella no mentía.

—Lo sé.

Esa respuesta fue lo que ocasiono que los ojos celestes se cristalizaran, como odiaba que con simples frases como esa le removieran el corazón hasta el punto de las lágrimas. Bajó su mirada logrando que su flequillo tapara sus ojos, se adelantó con rapidez para caminar junto a él mientras se ponía los guantes… Sesshomaru esperó.

El camino aunque silencioso no era incomodo, sin saberlo se habían aceptado mutuamente. Las calles vacías por la hora eran tenuemente iluminadas por los faros, dándole un toque dulce a su caminata.

—Sesshomaru —llamó.

—¿Hm?

—Dame la mano derecha.

Aunque tomado por sorpresa ante tal exigencia, terminó por extendérsela en medio de la calle. Kagome sonrió ante lo que tenía planeado hacer, simplemente se le vino a la cabeza al ver las manos desnudas del ambarino. Bajó la mirada calculadora del contrario se quitó el guante derecho y se lo colocó a Sesshomaru. Éste no entendía esa repentina acción hasta que sintió unos delgados dedos cálidos entrelazarse con sus suyos fríos, ahí captó la intención de la morena.

—Así a ninguno se le congelara las manos. Vamos, Sesshomaru.

Él jaló a la mujer para que no se adelantara y ésta al sentir el jalón se avergonzó, pensando que había sido una estupidez su reciente acción, lo que no espero fue que Sesshomaru metiera la mano que tenían entrelazada a unos de sus bolsillos, sonrió sin poder evitarlo.

—Vamos.

—¡Sí!

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—¡¿Cómo paso? Es que simplemente es inaceptable, es…

Izayoi estaba sentada con una sonrisa en sus labios en el sillón de la sala, viendo a su hijo menor caminar de un lado a otro, refunfuñando, lo encontraba adorable.

—¡¿Me estas escuchando, madre?

—Lo hago.

—¿Por qué no me dices nada?

—Porque no hay nada que decir —musitó, encogiéndose de hombros—, debes aceptar los hechos.

Inuyasha se cruzó de brazos enfrente de su madre.

—¿Qué hechos, madre?

Una sonrisa algo maliciosa se mostró en los labios de la mujer.

—El hecho que la novia de tu hermano es Kagome.

—¡Mamá!

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—Ya llegamos es aquí.

Sesshomaru miró las largas escaleras.

—¿Vives es un templo?

—Sí, puede parecer raro pero me gusta a excepción de estas escaleras que se me hacen eternas. Bueno… creo que es mejor que me des mi mochila.

Él le miró con severidad antes de desprender la mochila de su hombro y pasársela a ella, ninguno se había percatado que aún continuaban con sus manos entrelazadas y dentro del abrigo de Sesshomaru mientras hacían la trasferencia, hasta que llegó el momento de separarse.

—Supongo que… adiós —murmuró Kagome.

Sesshomaru sacó sus manos entrelazadas y ella deslizo suavemente la suya para marcharse pero…

—¿Sesshomaru?

Él había atrapado de nuevo su mano.

—Mañana volverás a mi casa.

—¿Eh?

—Aún debo enseñarte matemáticas.

Kagome parpadeó repetidamente antes de darse cuenta de lo recién dicho por Sesshomaru y al entenderlo sonrió ampliamente.

—¡Claro!

Sesshomaru reprimió la sonrisa que quería escaparse de sus labios, liberó la pequeña mano de la morena y retiró el guante que aún tenía para dárselo a ella.

—Tuyo.

—Gracias.

Sus miradas quedaron conectadas, diciéndose tantas cosas sin la necesidad de palabras.

—¡Kagome!

La nombrada se sobresaltó al oír la voz de su madre, dio media vuelta para verla parada en lo más alto de la escalera con una mirada de dulzura y sus manos cruzadas en su regazo.

—Hasta mañana, Sesshomaru.

Él se quedo al pie de la escalera tan sólo mirando como la madre de ella la abrazaba y acariciaba sus cabellos y rostro. Se dijo que él haría lo mismo, dio media vuelta para volver a su casa después de todo mañana la vería de nuevo e Inuyasha no se acercaría.

Aléjate de mi novia.

No después de esa advertencia.

Y fin. En los reviews pasados, que muchas gracias por eso, las adoro, esperaban ver la historia que hubo entre Inuyasha y Kagome pero yo creo que el pasado se queda en el pasado :D por eso no me adentre más a la historia.

Bueno, espero con todo mi corazón que les haya gustado esta pequeña historia.

Un beso y un abrazo.

FiraLili