Los pasados que nos marcaron y el arcoíris lunar
Cap.1: Ayame
No recuerdas… ¿Por qué no recuerdas?... yo jamás olvidare esa noche cuando apareció le arcoíris lunar…
-Ayame…- hablo el anciano lobo blanco-
-¿Abuelo?- pregunto la niña pelirroja que no aparentaba tener mas de ocho años-
-Ayame… ya has de a ver escuchado ¿no es así? Nos marcharemos alas montañas del norte- dijo mirando como los verdes ojos de la niña se iluminaban de emoción- en ese lugar llevaras a acabo tu entrenamiento-
-¡Si abuelo!- le respondió alegre-
Ayame la pequeña Yukai lobo, era la nieta del gran sabio, ella era una niña muy alegre, muy vivas, pero tenia una rareza entre su especie, ella era la única lobita con cabellos rojizos semejantes al fuego, y ojos verdes como los jades, a diferencia de las demás niñas de su tribu quienes la mayoría era rubias o de cabellos platinados, de ojos azules o grises… mas sin embargo ala pequeña no le importaba
Siempre en los territorios del Sur la pequeña áyame fue respetada, no solo pro ser nieta del gran sabio, sino por que todos los miembros de las tribus tanto de sur como el norte sabían sobre su pasada un pasado, el cual ella logro olvidar; un pasado que no quería revivir nunca mas…
Flashback
Hace cuatro años cerca de las grandes montañas nevadas se encontraba una tribu de yukais, los cuales vivían en armonía, en la cueva mas alta de las demás se encontraba el gran sabio de esa tribu, adoptando su forma humana, era un joven fornido de ojos grises, al igual que su largo cabello, de tez blanca, en su rostro no se marcaba el paso de los años, al contrario parecía un joven de no mas 26 años a pesar de que ya tenia mucho tiempo viviendo, por taba las ropas blancas correspondientes a su tribu y su armadura de hierro color plata…a su lado derecho se encontraba una joven que aparentaba no mas de 20 años de ojos azules y cabellos platinos largos y lisos, portando de igual manera sus ropas blancas y una armadura la cual parecía ser de un color azul grisáceo… a lado izquierdo del sabio se encontraba una mujer de cabellos platinos, pero el color de sus ojos era verde, un verde muy semejante al jade, mas que eso eran mas hermosos que aquellas joyas, en sus brazos cargaba un pequeño bulto cubierto en pieles, el cual miraba con infinita ternura.
El yukai en medio de ambas mujeres miro a quien se encontraba de su lado Izquierdo, de igual manera mirando al pequeño con ternura…
-Padre… ¿cree que algún día podamos regresar mas al norte?- pregunto la de ojos verdes-
-Regresaremos… si, pero no ahora, tenemos que esperar a que los cachorros sean mas fuertes y solo así podrán soportar el arduo entrenamiento en aquellas montañas nevadas- hablo en sabio mirándole a los ojos-
Los cachorros… se refería a todas las crías de la tribu… deshace quince años los lobos regentes de las montañas nevadas bajaron de su hogar a las montañas cálidas no muy alejadas de su territorio, por ahora no era un buen lugar para ninguno de la tribu desde que se supo de la existencia de la perla de shikon y que esta avía desaparecido, los demonios que quisieran poseerla la buscarían por todos lados matando, destruyendo, siempre las montañas eran las mas afectadas por tal motivos todas las tribus de las cuatro regiones se movilizaron a lugares mas seguros; ya avían pasado sesenta años desde que a el lo nombraron el nuevo sabio, veinte años después, vio nacer a su primeras crías y quince años después se convirtió en abuelo, había vivido mucho y no podía quejarse no de tener a una gran familia junto a el.
-Serafina…- capturo su atención- nosotros subimos alas montañas por un corto tiempo, y eso es para no perder nuestra esencia como yukais de las montañas nevadas… sin embargo a pesar de que podemos sobrevivir a esos climas tan fríos ya no es bueno por la gran cantidad de demonios que nos sacaron de nuestros territorios, además la montaña es solo para nuestros antepasados-
-Lo se padre… pero me gustaría que los Haru y Daiki conocieran el lugar donde su padre y yo crecimos desde niños- comento la de cabellos platinos-
-Y lo conocerán Serafina… al igual que la pequeña lobita que sostienes en brazos… por cierto…¿Qué nombre le pondrás?- interrogo el sabio, ya que no por siempre le dirían pequeña lobita-
-Ayame…- se escucho una vos masculina entrar ala cueva- Discúlpeme sabio Yu por haberle interrumpido y entrometerme en una conversación ala cual no fui invitado- se disculpo aquel joven que traía tras de el a dos pequeños-
-Kaito… ¿ese nombre será por el cual se deberé de llamar ala pequeña lobita?- pregunto-
Kaito… era un joven bastante apuesto, de ojos grises claros, pero de una cabellera larga y rojiza como le fuego atado a una coleta al nivel dela nuca, por taba las mismas ropas blancas y una armadura gris opaco… Kaito se arrodillo frente al gran sabio en señal de respeto, mientras dejaba su katana a un lado vigilante de que los pequeños no fueran a tomarla.
-Yu…- hablo la mujer rubia después del corto lapso de silencio- Serafia tiene razón hace diez años que no subimos la montaña, por lo general subimos cada cinco años y permanecemos en ese lugar 10 años para después bajar- comento-
- Yuki… ya lo eh dicho- hablo con calma- subiremos cuando las crías estén listas, no creo que Haru y Daiki sean aun fuertes para el camino-
-Con todo respeto gran sabio… mis hijos son fuertes a pesar de solo tener cinco años cada uno estoy seguro de que podrán soportar- dijo confiando el de ojos grises-
-No dudo de que Haru y Daiki no sean fuertes, pero hay mas crías que recién nacieron un gran ejemplo es tu hija Ayame- hablo el sabio yukai-
-Lo entiendo y no protestare mas ante ello- se disculpo kaito-
-Niños…- hablo la yukai de ojos verdes- vengan conozcan a su hermanita-
Ambos niños se acercaron a su madre curiosos ya que seria la primera ves que verían a la pequeña Ayame, como toda curiosidad en los niños era de entender el que tuvieran muchas dudas y mas a su nueva hermana…
-Mamá- hablo el pequeño de ojos grises y cabellos platinados- ¿por que mi hermanita no se parece a mi?-
-¿Oh a mi?- pregunto le otro pequeño-
Haru y Daiki eran gemelos, ambos de ojos grises como su padre y cabellos platinados como su madre, aun que aun eran pequeños y no portaban armaduras como los demás, vestían con pieles blancas, lo cual podría parecer que fueran difíciles de diferenciar, pero no mucho ya que Haru tenia su cabello platinado recogido en una coleta igual que su padre la nivel dela nuca y Daiki lo tenia sujeto a una coleta alta.
-Pequeños- hablo Yuki- es por que la pequeña Ayame tiene los ojos de su madre y la misma cabellera que su padre- explico-
-¿Pero por que nosotros no?- pregunto Daiki-
- Por que al igual que ustedes pequeños… Ayame es un regalo del cielo, y nuestro deber como familia es cuidar de todos nosotros- hablo con serenidad serafina-
Ambos pequeños no comprendieron, pero sabían que abría un gran cambio en sus vidas desde que Ayame nació, ambos ahora serán hermanos mayores y su deber es cuidar a su pequeña hermana… pero a veces el ser mayor tiene sus ventajas.