Bueno, aquí está el nuevo capítulo para el deleite de la gente que sigue este maravilloso (?) fic.

Antes del capítulo, responder a Shouko-Marigold: Sip, efectivamente los erizos de mar son comestibles, aunque para no llenan mucho; si se saben abrir por una abertura que tienen (con un cuchillo ya sirve), puedes acceder a la "carne", que no es un manjar exquisito, pero no está mal del todo.

También quería apuntar que, no lo he dicho nunca porque supongo que se sobreentiende, pero, ¡gracias por los reviews! Hace ilu que escribas algo y le guste a la gente, y más aún si esa gente te dice que le ha gustado, o en qué podrías mejorar.

Ah, y Irene, comprendo lo de Kido y Sakuma... Sí, es más usual ver las que tú dices pero (aunque tampoco lo demuestre en este fic :S), me gustan las parejas que no se ven tanto, y (lo siento), no me gusta demasiado Fudou u.u

No me enrollo más, aquí está el capítulo nuevo!


Capítulo 5: Salidas nocturnas

El capitán se dejó caer en la cama, fatigado, mientras su compañero de habitación iba al baño. Acababan de llegar de la playa, y aunque si lo pensaban no habían hecho tantas cosas, estaban todos increíblemente cansados. El castaño pronto se quedó adormecido encima de las sábanas, sin cambiarse siquiera, oyendo el repiqueteo del agua de la ducha.

-Ya salí de la ducha, Endo, puedes ir cuando quieras

Esas palabras bastaron para romper la duermevela del castaño, que levantó la vista para encontrarse con su compañero de habitación cubierto tan sólo con una toalla sujeta alrededor de la cintura y otra enrollada en su cabeza.

-Euh... Sí, claro, claro, ¡voy! -dijo aguantándose la risa por ver de aquella manera al peliazul

Entró en el baño y se remojó bien con agua fría, para "aclararse" las ideas. En aquél momento no era el entusiasta capitán del Raimon y la selección nacional, sino sólo un chico que dudaba si sus sentimientos eran correspondidos. Para empezar, ¿sería homosexual Kazemaru? No le extrañaría, dada su apariencia, pensó con una risita. En esos momentos escuchó jaleo en el pasillo.

-¿Qué ocurre?

Mientras fuera, en el pasillo, ocurría... esto:

-¡Alcohol, alcohol, alcohol, alcohoooooool! ¡Hemos venido a emborracharnos, y el resultado nos da iguaaal! -cantaba a pleno pulmón el defensa más surfero del equipo, en bóxers en medio del corredor con una botella de Jack Daniel's en una mano y agarrando al pobre Tachimukai, más avergonzado que nunca en su vida, con la otra.

-¡Tsunami, por favor, cálmate ya! -gritaba el pequeño, sin poder zafarse del agarre del mayor, mientras la gente empezaba a aparecer en las puertas de sus habitaciones con los ojos como platos.

-¿Te avergüenshash? ¿Esh que te avergüenshash de tu amigo?

-¡No es eso, Tsunami, pero...!

-¡Entoshesh canta conmigo! ¡La Ramona esh la más gorda de las mozas de mi puebloooo! ¡Ramonaaaaa, te quieroooo!

-Pero...

-¡Que cantesh!

A esas alturas del espectáculo ya estaban todos en el pasillo, sin comprender nada.

-¿Pero qué ha pasado? -le preguntó un sorprendido pelirrojo al compañero más cercano, Domon, que se encontraba en la puerta de la habitación del pequeño portero y el surfista.

-Pues nada, Hiro... -rió un poco-. Me terminé de duchar, y cómo Ichinose ha decidido quedarse descansando un rato en su habitación y no quería molestarle -señaló la puerta de su cuarto cerrada a cal y canto con el cartelito de "No molestar"-, le propuse a Tsunami que animáramos un poco la fiesta con algo de mi tierra... Pero por lo visto Tsunami se animó demasiado

-Ya veo...

-La verdad está en el whisky -sentenció seriamente Midorikawa, al lado del pelirrojo

-¡¿Qué has dicho? -se giraron ambos sorprendidos; el otro se encogió de hombros y soltó una carcajada

-Los latinos decían que está en el vino -respondió alegremente-, sólo lo he retocado un poco... De todos modos podríamos salir a divertirnos, esta zona está llena de pubs y clubes...

-¡Pero Mido!

-Oh, venga, Hiroto... ¿Qué vamos a hacer si no esta noche? ¡Estamos de vacaciones! -dijo juntándose con Tsunami, que seguía cantando y bailando con Tachimukai bien agarrado- ¡Vamos, Hiroto, venga! ¡No seas aburrido!

-¡Esho, Hiroto, hashle casho al duende verde!

-¡No soy ningún duende!

-Pff... Esto es de locos...


-Wow... ¡Éste sitio está genial!

Los ojos del capitán estaban abiertos como platos; el local tenía dos pisos, ambos llenos de gente bailando al son de la música a todo volumen. Habían convencido a todos para ir, menos a Handa, que se había quedado descansando y untándose en after-sun en su habitación, y a Max, que decidió hacerle compañía al castaño. Para entrar habían tenido que convencer del buen estado del pelirrosa -que a pesar de todo había intentado insinuarse a uno de los gorilas de la puerta-, pero los esfuerzos habían valido la pena.

-¡Fieshta locaaa! -gritó éste dirigiéndose de inmediato a la zona de baile ante la mirada de sus compañeros

-Más loco que él no...

-¡Eh, Hiroto, déjalo, hemos venido a divertirnos! -lo cortó Midorikawa tomándolo de la mano-. Invítame a algo, anda

-¡Pero...!

-¡Venga!

Inevitablemente se fueron perdiendo de vista, quedando desperdigados por todo el local. Típico: los dos americanos por un lado, el capitán y Kazemaru por otro, Hiroto y Midorikawa por otro todavía, Kido y Sakuma en un rincón, esperando el momento de largarse del sitio sin hacerles un feo a los demás, Tsunami, que bailaba sobre una plataforma como si le fuera la vida en ello bajo la atenta mirada del claricastaño -que se moría de ganas de unírsele, por mucho que fingiera que no-, y Fubuki, sentado tímidamente en un sofá con Someoka a un lado y Gouenji al otro dirigiéndose miradas asesinas.

-¿Seguro que no quieres salir a bailar, Shirou?

-No, tranquilo, Shuuya, ve tú si quieres...

-Eso, ve, ve a bailar

-¿Y dejar solo a Fubuki? -dijo encarándose éste al otro delantero como si el peliplateado no se encontrara allí

-¡No está solo, está conmigo, por si no te habías dado cuenta todavía!

-¡Eso es lo que más me preocupa!

-Pero chicos, ¿por qué os peleáis...?

Ambos lo ignoraron olímpicamente, mientras él los seguía mirando atónito.

-Shuuya, soy mil veces mejor que tú, y lo sabes...

-¡El día que los cerdos vuelen y a ti te salgan alas, quizá lo seas! ¡Cualquier persona en su sano juicio me preferiría a mí!

-¡Eso está por ver, presumido!

-¿Presumido? Anda, te lo demuestro cuando quieras...

-¡Aquí y ahora!

-¿Cómo dices? -el pelicrema estaba ahora sorprendido, esa respuesta le había pillado a contrapié

-¡El que más chicos... bueno, y chicas se lleve ésta noche, se queda con el premio gordo!

-¡Trato hecho!

Ambos se dieron la mano y se alejaron de allí en direcciones contrarias, dejando al pobre chico de las nieves sin entender nada y completamente solo.

Mientras tanto, en el piso de arriba, los americanos hacían de las suyas.

-Oh, yeah, baby... Let me show you my unicorn (1)

-C'mon, Domon, has bebido demasiado...

-¿Eh? Anda, Ichino, no es cierto, esta chica y yo sólo...

-¡Le estabas hablando a un espejo!

-¿Eh? Oh... Ya lo sabía, sólo era... una broma

-Claro -respondió sarcásticamente el otro-

-Yeah... Además, nunca flirtearía con nadie que no fuera...

-¿Que no fuera?

-¡Olvídadlo! ¡Mira a Tsunami! -gritó señalando un punto del piso de abajo, en el que estaba el mentado liderando una larga fila de gente bailando la conga

-¿Ése es Tsunami?

-¿Quién más tiene ese pelo?

Y evidentemente... lo era.

-Sí! Vamos, seguid al líder! Síiiii señor! -El defensor iba con la camiseta casi desabrochada del todo, con su cabello totalmente despeinado y sudoroso, pero estaba sudoroso y feliz, se lo pasaba en grande-. ¡Vamos Tachi, únete!

El menor miró con cara de terror como el tren de gente encabezado por su amigo se dirigía directo hacia donde estaba él, y antes de que pudiera hacer nada el mayor ya lo había agarrado de las caderas y lo había puesto delante de la conga.

-¿Y ahora que se supone que he de hacer? -preguntó espantado el portero, notando además como el mayor colocaba sus manos ligeramente más abajo de lo estrictamente necesario

-¡Baila y déjate llevar!

-¡Ayudadme! -gritó, esperando que alguno de sus compañeros estuviera cerca... y sobrio

¡Plaf!

-¡Ya es el quinto pervertido de ésta noche!

-Kaze, chico, es que...

-¡¿Es que qué? -el peliazul se sentó en uno de los sofás enfurruñado-. ¿Tan difícil es darse cuenta de que...?

Endo se limitó a encogerse de hombros.

-A ver, un poco ambiguo si que eres... -dijo con cautela

-¿Ambiguo? Bah... No me digas que estoy mejor como chica que como chico...

-¿Eh? ¡No! -Kazemaru alzó una ceja, levemente sorprendido por el castaño-. Quiero decir, que... Hum... En el supuesto de que me gustaran los chicos...

-¿Te liarías conmigo?

-¡¿Cómo?

-En el "supuesto" de que te gustaran los chicos, ¿te liarías conmigo?

Endo dió gracias a la oscuridad del local, pues notaba como se empezaba a sonrojar.

-Yo... Pfff... No estás mal -respondió con cautela

Kazemaru rió alegremente.

-Anda, vamos a tomar algo, seguro que consigo que alguno de esos babosos me pague las copas...

No muy lejos de allí...

-Hiroto, venga, bebe otra...

-Mido, no, no me apetece... ¿Es que quieres que me caiga al suelo o qué?

-¡No, sólo quiero que te diviertas!

-No me hace falta el alcohol para divertirme, señor Midorikawa Ryuuji

-Pues explícame entonces por qué llevas ahí toda la santa noche, sentado

El pelirrojo se encogió de hombros.

-No soy mucho de estos sitios.

-¿Ah no?

-Nop, y tú lo sabes

-Pero es que venga, estamos de vacaciones...

-Anda, salgamos fuera

-¿Eh? ¡Luego no podremos entrar de nuevo!

-¿Quién querrá entrar de nuevo? -dijo por toda respuesta el pelirrojo, agarrándo de la mano al otro y llevándoselo fuera del sitio.

Fuera corría la brisa, a lo largo del paseo, lleno de bancos y palmeras. Se oía aquél agradable rumor que el mar sólo parece hacer de noche, mientras caminaban uno al lado del otro hacia la arena de la playa, si antes tan ardiente, ahora fresca. A lo lejos, les pareció ver a Kido y a Sakuma caminando, alejándose de allí, dirigiéndose al hotel.

-Tú te quejas de mí, y esos son peores -le dijo el pelirrojo con una sonrisa a Midorikawa, tendiéndose en la arena. El cielo por desgracia no estaba repleto de estrellas, sino manchado por la molesta contaminación lumínica de la ciudad que lo teñía de color entre rosado y púrpura.

-Yo no me quejo de ti -respondió tendiéndose a su lado-. Simplemente no me gusta que te aburras...

Hiroto soltó una pequeña risita.

-Venir a un club como ése a beber y bailar no es mi estilo...

-En realidad, el mío tampoco... -el peliverde rió-. Me gusta más esto...

Se quedaron en silencio una vez más durante un tiempo indefinido, que ninguno de los dos tenía ningunas ganas de contar. De pronto, Hiroto habló de nuevo.

-La lástima es el cielo

-¿Eh?

-Este cielo está sucio y no deja ver las estrellas... Seguro que por aquí habrá alguna calita más apartada, sin contaminación que nos oculte las estrellas.

-Pues no lo sé... Todo es preguntarlo y...

-¿Vendrías conmigo, si encontramos una cala así?

-¡Pues claro!

El pelirrojo sonrió, volviéndose a mirar a su compañero, que agradecía a la noche que los envolvía que ocultara su sonrojo de Hiroto. Dicho esto, otra vez se quedaron en silencio, hasta que el timbre del teléfono de Hiroto lo rompió.

-¿Sí?

-¿Hiroto? Soy Endo, ¿dónde estáis?

-¿Eh?

-El primer autobús sale en nada, y... Bueno, creo que será mejor que cojamos ése. ¿Estáis muy lejos?

-No, seguís en la puerta del local, supongo

-Sí, ¡venid rápido!

Se desperezaron y corrieron a la puerta donde el capitán y el resto aguardaban. Todos parecían en un relativo buen estado; Tsunami se tambaleaba ligeramente y parecía agotado: Tachimukai hacía esfuerzos por sostenerlo. Por otro lado, Domon sostenía a Ichinose que no se tenía en pie.

-¿Que le pasó a éste? -preguntó asombrado Midorikawa-. No es del que uno se espera que...

-No, lo sé -respondió Domon-. Lo que pasó fue...

**Flashback**

-¡Domon, deja ya de beber, anda!

-C'mon, Ichino, si tú lo probaras...

-¡No! La bebida es mala -había respondido el castaño cruzándose de brazos-.

-¿Mala? Lo que ocurre es que te da miedo

-¿Miedo? ¡Anda ya!

**Fin del Flashback**

-...y el caso es que a Ichinose resultó gustarle el vodka con lima, y empezó a pedir otra, y otra, y otra, y...

-Aaargh...

Todos rieron, menos Goenji y Someoka, que estaban sentados en el suelo, mirándose con odio y con las mejillas rojas. ¿La causa? Diferentes bofetones dados por las distintas chicas con las que habían intentado propasarse.

-He ganado yo, Someoka

-¿Tú? Te recuerdo que no has conseguido nada

-¡Conseguí a una!

El pelirrosa rió.

-Sí, a una que te pegó una santa bofetada cuando vió que te ibas a intentarlo con otra... Que no te hizo el más mínimo caso, dicho sea de paso

-¡Da igual, conseguí una!

-¡No cuenta!

-¡Acepta tu derrota de una vez!

-¡Nunca!

Midorikawa rió al verlos así y se separó un momento del pelirrojo.

-Chicos, chicos... Aquí, el único que ha ligado ha sido Shirou...

-¡¿Qué? -gritaron sobresaltados al unísono

-Una chica le estuvo tirando los trastos toda la noche, sin que os dieráis cuenta... -señaló al peliplata, que estaba hablando con el resto mientras esperaban el autobús-. Un consejo, intentadlo conquistar a él gustándole, no derrotando al otro... Porque tal vez no gane quién Shirou prefiera...

Dejando esto en el aire, volvió a juntarse con los demás.

-Está bien, Someoka... Aunque gané, y para que veas cuán mejor soy que tú, anulo la apuesta... Decidirá Shirou

-Decidirá Shirou -respondió el otro dándole la mano de nuevo.

Ambos se dirigieron donde el resto del grupo; lo único que importaba ahora era convencer al conductor de que Ichinose y Tsunami se encontraban perfectamente, y volver al hotel, mientras comenzaba a despuntar el día en el horizonte.


(1)- "Oh, sí, nena... Déjame enseñarte mi unicornio..."