Nota 23/08/14: Capitulo re-escrito, no interfiere con el proceso de la historia.
Abril: ¡Hola! Aquí les traigo OTRA historia (No corregida por cierto) Esta trata de algo que Kazemaru sabe pero no quiere aceptar. Disfrútenla.
Desde aquel día en que Kido me había visto tan preocupado, temeroso de todas las cosas, ambos nos habíamos vuelto, sin darnos cuenta, muy unidos. Podía notarlo; ahora cada vez que me mis nervios revotaban el se acercaba a mi "¿Estas bien?" "Kazemaru… ¿Qué sucede?" Me trataba de hablar, de calmar; su mirada preocupada y su voz gentil. La verdad?.. Es que me estaba volviendo algo paranoico.
Pero mi temor no era sin razón, el día de hoy solo me dio por echo lo que ya sabia; antes de darme cuenta de lo que había echo yo ya me encontraba fuera del salón.
-Kazemaru, solo le estoy pidiendo que comprenda que su calificación en el proyecto no es por que fuera malo, solo que le faltaron elementos sustanciales sin los cuales no puedo darle la calificación completa.- Explico el profesor paciente.
Sentí como la sangre me ardía y mi ira se elevaba. Quería contenerme, en verdad lo quería, pero la situación se me había escapado de las manos en un pequeño instante… De golpe me levante de mi silla y azote la mesa con la palmas de mis manos.
-¡Esto no es justo!- Grite iracundo.
-Joven Kazemaru, hágame el favor de sentarse y…
-¡Por que no mejor en ves de sentarme le meto mi proyecto por el culo! ¡Tal vez así pueda ponerme una calificación decente!- Juraría que en ese momento si Fudo hubiese estado allí se habría parado a aplaudirme cual padre orgulloso.
En un abrir y cerrar de ojos volví a mi estado normal. Y en un abrir y cerrar de ojos me habían sacado del salón.
Jamás en mi vida me habían sacado del salón, jamás en mi vida le había faltado el respeto a un profesor. Es mas, estaba completamente seguro que jamás en mi vida había tratado a alguien así. Podía escuchar a Midorikawa en mi cabeza "Siempre hay una primera vez para todo." Si bueno… vaya suerte.
Suspire, sentado sobre una banca frente al edificio de la escuela. Todos los lugares claramente vacíos y sin alma andante; todos dentro de sus clases como deberían estar.
-¡Kazemaru!- Me gire al escuchar mi nombre, y ahí estaba Kido, corriendo hacia mi -Te vi desde mi salón… Les dije que me sentía mal.- Me informo con una sonrisa conspirarte –Creen que estoy en la enfermería.- Le hubiera devuelto la sonrisa mas mis ánimos estaban por los suelos. Se sentó junto a mi y me miro unos instantes preocupado -¿Por qué te sacaron?- Pregunto yendo directo al grano, sabiendo perfectamente que no estaría aquí si no fuera por ello.
-Kido… no… no se si puedo seguir con esto…- Confesé decaído.
-¿Sucedió de nuevo?- Pregunto.
-Si, y mucho peor que antes. Ya… ya no se que hacer Kido. Por lo general no me enojo, no pierdo la paciencia; tú sabes que no soy así. Pero desde que sucedió el asunto de los Emperadores... Controlar mis emociones se ha vuelto lo mas difícil que he echo. El echo siquiera molestarme por las más mínimas cosas. Siento… como si me quemara de la ira por dentro, y cuando me enojo apenas se que estoy haciendo.- Dije frustrado, tratando de encontrar las palabras para expresarme –Es como… es como si estuviera tomando el control…
-No lo permitas.- Respondió serio –Recuerda, Kazemaru… si tu no se lo permites no lo podrá conseguir.
-Lo se pero es difícil. Es… muy difícil.- Dije apretando con fuerza los ojos.
Nos quedamos sentados ahí asta que la campana toco. Los días transcurriendo, y mis pequeños golpes de ira siguieron creciendo. Mis pensamientos se fundieron a algo bizarro: quería tomar el control del equipo y mi enojo se desbordaba por toda mi persona. Mis compañeros comenzaron a preocuparse por mí, por lo que me pudiera estar sucediendo, pero todos se dieron cuenta de que algo estaba realmente mal el día en que perdí parte del control.
-Pásame la pelota Kazemaru!- Pidió Fubuki. Como ya se había echo costumbre, no lo escuche; esquive a los demás integrantes del equipo y seguí corriendo hacia la portería. Podía sentir como se elevaba mi ira de nuevo, como un fuego que se extendía por mis venas desde el centro de mi pecho hasta las puntas de mis dedos. Y en un acto tan natural como respirar le lance un codazo a Kogure, quien trataba de quitarme el balón, bajo las costillas, tan fuerte que cayo y golpeo el suelo sin aliento. En un instante pude sentir como mi cuerpo tomaba mente propia, moviéndose con tal agilidad como algo que haría todos los días.
En ese momento escuche su voz de nuevo, las ultimas veces jure que solo estaba imaginando cosas, pero en ese momento lo escuche tan claro… casi como si fuera real. Tan claro que negar que lo había escuchado seria demencia.
Déjame tomar el control.
-¡¿Qué demonios te sucede Kazemaru!?- Rujio Someoka, radiando de ira, rojo de la cara.
Y aun que no fuera real lo que escuchaba en mi cabeza, lo que escuchaba junto a mi, tenia que responder o perdería la cordura, perdería el control.
No. Escuche en mi cabeza como un débil susurro.
-Tranquilízate.- Pidió Endo –Apuesto a que solo fue un accidente.- Dijo, tratando de justificarme. Pero no era yo quien escuchaba su defensa.
-Mi querido Endo.- Dije entre diente conteniendo mi enojo, mas no era yo quien lo decía. Con esta pequeña y simple frase todos voltearon a mi dirección –Eres tan ingenuo y estúpido que no se que es peor- Todos me miraron extrañados; quien hubiese escuchado de Kazemaru insultando a alguien, mucho menos a su amigo y capitán –Tu o tu patético intento por jugar fútbol en equipo.
-Solo hay una persona en todo el mundo que llamaría a Endo así.- Dijo Kido, su rostro serio y su postura alerta.
-Y ese es el Emperador Oscuro…- El aire se tenso ante las palabras de Goenji, rostros incrédulos y abiertamente temerosos.
Alce la vista y pude escuchar el respingo que escapaba de sus bocas al mirarme. Mi ojo; su color, su forma eran… diferentes.
-No logro comprender como demonios…- Pero logre hacerme callar y en una batalla interior con migo mismo, con una fuerza invisible que no podía ver, logre tomar de nuevo el control.
Levantar la vista de nuevo, confundido. Todos me miraban como si hubiera confesado un asesinato y por todo lo que sabia la posibilidad de que lo hubiese echo era muy alta. No tenia ni la menor idea de lo que acababa de suceder.
-Según las pruebas que hemos hecho en tu cuerpo y con ayuda de un par de radiografías y sondeos…- Dijo el doctor.
El entrenador Kudo había insistió de inmediato que acudiésemos al hospital para realizar un par de exámenes, el ya estando al tanto de mi historial acerca con los Emperadores.
Me sentía como una rata de laboratorio bajo la mirada de mis dos entrenadores y la monótona voz del doctor.
–Descubrimos que una pequeña parte de roca, suponemos el meteorito Alíen, esta incrustada dentro de tu pecho.
-Ya lo sabíamos. Me lo dijeron después de que se rompió la primera vez que vine. Pero esta bien, los doctores me dijeron que esta inactivo y que solo es un pedazo de roca ahora. No va a causarme ningún problema medico.- Respondí tranquilo.
-Si, bueno… supongo que a habido un cambio de planes. Después de todo hemos sido desmentidos en el pasado.- Explico.
¿Cambio de planes? ¿Desmentidos? ¿A que se refiere...?
-¿Disculpe?- Pregunte si deseo alguno de escuchar lo que ya sabía.
-Como se te informo la ultima vez que vino, justo después del incidente del partido, tu cuerpo y persona habían sido los más afectados de todos. La exposición al meteorito fue tanta que no solo te creo una doble personalidad, superior a la de los demás, pero una tan fuerte que se quedo incrustada a tu persona. Al reactivarse el meteorito, creemos que haya causado una reacción lo suficientemente fuerte como para despertar la otra personalidad. Dando por resultado los cambios emocionales que has estado sufriendo últimamente.
No podía ser, estaba mintiendo, yo ya había pasado por eso, batalle mucho, pero lo había logrado. Me había desecho de la otra personalidad después de meses, ya había pagado mi condena, ¿¡Por qué estaba pasando esto de nuevo?!
-Esta mintiendo.- Dije con la cabeza gacha.
-Me temo que no.- Se lamento el Doctor, soltando finalmente algo de emoción.
-He dicho…- Alce la cabeza, alcanzando a ver momento en que mis dos entrenadores habría los ojos sorprendidos ante la mirada en mi rostro; decidida, enojada, iracunda –Que esta mintiendo.- Lo estaba perdiendo otra vez.
Vamos. Escuche un susurro. Si me das el control podemos hacer que se calle de una vez por todas.
No, cállate.
Retome la cordura en un instante y sobre mi rostro se reflejaba el desnudo terror ante lo inevitable.
-Ve a casa Kazemaru,- Dijo Hibiki posando su mano en mi hombro y dándole un pequeño estrujón –Necesitas descansar.
Abril: Anden no sean malos y… pónganme un review.
Nota 23/08/14: Espero que puedan notar que los diálogos mentales son los que no traen "-" este simbolito y que los de Kazemaru son asi y los del Emperador asi.