Hechos Consumados
Capítulo II
Iba a ir a su casa. Ahora.
Ya habían pasado suficientes años como para seguir postergando la conversación que nunca tuvimos.
Me acomodé y fui a mi cacharro y mientras manejaba pensaba en lo que acababa de descubrir…
¿Por qué Freddie nunca me dijo la verdad?
¿Por qué pensó que yo lo engañé? Aún más… con ese imbécil de Karl.
Las semanas que estuvimos juntos… ni siquiera alcanzaron a ser seis pero el recuerdo de esos días era el más lindo de todos.
Nunca tuve con otro pseudo novio lo mismo que tuve con él.
A Freddie nunca tuve que explicarle nada, no hacía falta hablar para comunicarnos y lo que más me encantaban eran sus manos siempre tibias, y en Seattle eso se agradece.
En ese entonces no me di cuenta, pero a medida que conocía otros hombres… más recordaba la corta relación que tuvimos y más me lamentaba que él hubiese terminado conmigo. Lo nuestro era la clase de relación que te das cuenta de cuanto valen una vez que pasa el tiempo.
Remembrar eso ahora hace que me duela más de lo que me dolió en ese momento. Porque él realmente valía la pena.
Aún así si yo hubiese creído que él me engañó yo no toleraría ser amiga de él… pero Freddie nunca dejó que nos distanciáramos. Eso hablaba tan bien de él… y lo que me dijo al final… que yo aún le gustaba… quizás por eso aunque creía que lo había traicionado no me apartó de su lado… ¡Cuánto daño quizás le hice sin siquiera saberlo!
Me acordé de cómo cambio su cara cuando le dije que aún era virgen. Juro que fue como si hubiese descubierto que Santa Claus en realidad si existía…
¿Que él era casto? ¿Realmente? No sé porque me costaba tanto creerlo si yo misma lo era. Pero es que él igual había salido con chicas lindas… jamás nada formal pero yo creí que tenía su vida sexual activa cubierta… aunque nunca hablamos de eso.
Su mirada cuando me besó, al revivirla en mi mente… llegué a tener un escalofrío de lo nerviosa que me sentí…
Al recordar lo que pasó después… sentí como me sonrojaba y un calor recorrió todo mi cuerpo…
Siendo honesta había llegado incluso más lejos… no obstante yo siempre tuve la certeza de que no iba a ir más allá… pero con él habría llegado todo lo lejos que se podía, si él hubiese continuado y no me hubiese escuchado…
Con todo lo que estaba pensando no sé como es que no tuve un accidente de tránsito. En verdad estaba sumamente distraída…
Noté que estaba llegando a mi destino: el departamento de Freddie.
Mi respiración se estaba volviendo más densa, la sensación en mi estomago se acentuaba… hacía tanto tiempo que no ponía así de ansiosa… de hecho la última vez que me sentí de esta forma fue también con él…
Aparqué el auto.
Miré hacia su departamento pero no había luces prendidas.
Despisté al conserje para poder bajar al subterráneo y comprobar si estaba el coche de Freddo.
Y si estaba…
Subía en el ascensor y cada piso que dejaba atrás me ponía cada vez más nerviosa.
Cuando estuve frente a su puerta… deseé devolverme por el mismo camino por el cual había venido.
Pero no quería que Freddie creyera que lo había rechazado… hacerlo sentir mal era lo último que quería hacer.
Golpeé la puerta, toqué el timbre y él no abrió.
Vaya… estaba muy equivocado si creía que eso iba a detenerme.
Forcé la cerradura… Aunque luego recordé que siempre tenía una llave de su departamento, en caso de emergencia… Ya era tarde.
El ambiente era lúgubre.
No necesitaba prender las luces para ubicarme… después de todo he pasado mucho tiempo aquí.
Si conocía a Freddie como creía conocerlo, él estaría en el balcón… siempre que necesitaba pensar buscaba un ambiente al aire libre.
- Fredbag.
- Sam.
- Hace frío aquí afuera…
- Necesito un aire fresco para enfriar mis pensamientos.
- Hay cosas que aclarar, Freddie.
- Si te refieres a lo de hace poco…
- No. No es sólo de hace poco. Evitamos esta conversación desde hace tiempo..
- ¿A qué te refieres?
- ¿Por qué terminaste conmigo hace seis años? Necesito la verdad.
- Creí que me habías engañado.
- ¡Nunca te engañé!
- Ahora sé que nunca te acostaste con él. Pero no es sólo acostarse con otras personas lo que lleva a un engaño, Sam.
- Si tú me hubieses dicho las verdaderas razones… todo sería diferente.
- Yo te dije que él no me gustaba como tu amigo.
- Freddie si tú no hubieses terminado conmigo yo jamás habría estado con él… Karl fue el clavo que sacó otro clavo y fue justamente con él por resentimiento… yo sabía que lo odiabas. Por no entender las razones que me diste… para mi no era razonable que me dijeras que funcionábamos mejor como amigos porque cuando estuvimos juntos nunca tuvimos un problema, éramos amigos, nos besábamos y compartíamos cosas de novios. Siempre pensé en que en algún momento volverías a mí… y no ocurrió. Sólo pasó el tiempo y mis sentimientos por ti se apaciguaron…
- ¿Nunca me engañaste?
- Nunca, Freddie…
- Cuando escuché a Karl diciendo como había sido su primera vez, hasta con detalles… me sentí tan traicionado. Hasta el día de hoy… nunca confié en ninguna mujer. Nunca más quise volver a tener una novia…
Me sentí mal.
Yo había sido la causante de muchos de sus conflictos internos. Y lo peor es que nunca tuve culpa alguna…
- Si pensabas que te había traicionado ¿Por qué seguiste siendo mi amigo? Nunca dejaste de buscarme. Aún cuando yo me porté mal contigo.
- Porque te necesito cerca. De cualquier forma nunca pude creer que tu te hayas fijado en mi… no tenía sentido. Creí que te habías dado cuenta de lo que era obvio.
- ¡Yo era la que pensaba que no tenía sentido que tu te fijaras en mi! Pensé que buscabas una escusa para terminar nuestra relación porque finalmente habías notado… que nosotros no pertenecíamos al mismo mundo.
Después de decirnos eso él se levantó de su silla y se puso en frente de mí.
Era tan alto… al menos para mí.
- Sam… ¿Estás diciendo que creías que no eras suficiente para mí? ¡Yo era quien creía que tú pensabas eso de mí!
Si hubiésemos tenido el valor de tener esta conversación tiempo atrás ¿Cuántas cosas serían diferentes ahora?
- ¿Y ahora qué?
- No hay manera de volver el tiempo atrás... ¿Recuerdas ese día en la piscina?
¿Cómo iba a olvidarlo?
Fue el día en el que empezamos nuestro noviazgo…
Yo creía que no me acordaba de esos días que estuvimos juntos. Pero ahora era capaz de notar que había colocado una pared alrededor de esos recuerdos y estaban borrosos porque… dolían y en esos tiempos, incluso aún ahora, simplemente no pensaba en las cosas que me hacían sentir mal y dejaba pasar el tiempo hasta que paulatinamente dejaban de importar...
- Lo recuerdo.
- No habías dicho que no sabías nadar y ese chico te empujó a la piscina… y tan orgullosa que eras que trataste de salir a flote por las tuyas…
- ¿Por qué te acuerdas de eso?
- Porque ese día entendí tantas cosas sobre ti. Yo ya te amaba, aunque digas que éramos sólo unos adolescentes, yo lo sabía. Capté que algo no andaba bien y te ayudé a salir del agua. Me miraste de una manera en la que yo sólo supe que querías que guardara ese secreto… y desde entonces quise ser quien atesorara todos tus secretos.
- ¿Por qué tienes que ser así?
- ¿Así cómo?
- Tan cursi…
- Sólo soy honesto con mis sentimientos. Eres tú la que piensa que las personas se deben avergonzar de lo que sienten y ocultarlo bajo tierra. Y lo respeto. La gente no tiene por qué saber cómo eres en realidad… pero hay personas a las que no se les ocultan las cosas.
- Te equivocaste de carrera, Fredalupe. Debiste ser psicólogo.
- No creas. Sólo me he tomado el tiempo para comprenderte a ti.
- ¿Ah, si? Dime algo de mi misma que no sepa.
- Sé que amas los animales porque con ellos puedes ser quien realmente eres. Sé que estás enojada con Carly porque te apartó de su vida, aunque digas que lo entiendes… Tú nunca habrías hecho eso con ella. Sé que continuas virgen no porque tengas miedo a sentir dolor o por algo físico. Continuas virgen porque no toleras sentirte indefensa frente a nadie e intimar con alguien y dejarte llevar por las emociones no es algo que vayas a dejar que pase.
Abrí los ojos ante el desconcierto que me provocó que él dijera todas esas cosas sobre mí. Nunca creí que el fuera a hablar de mi virginidad de la forma en que lo hizo.
- Debo ser alguien importante en tu vida si pasas todo ese tiempo tratando de descifrar los recónditos lugares de mi mente.
- Puede que lo seas. Puede que no. Ahora te toca a ti.
- ¿Qué me toca?
- Es tu turno de hablar.
- No recuerdo haber sacado un número…
- Sam…
- Está bien. Es muy probable que me conozcas más de lo que me gusta admitir.
- ¿Por qué nunca duraste mucho con ninguno de tus novios?
- Porque llegado el momento… me exigían más de lo que yo les podía dar. ¿Y tú? ¿Qué hay de ti?
- Ya te lo dije, estoy apegado a las antiguas costumbres.
- La verdad…
- Lo cierto es que yo no me iba a acostar con unas mujeres con las que yo sabía que no llegaría a ningún lado. ¿Y si las dejaba embarazadas? ¿Y si me contagiaban alguna enfermedad venérea? He sido demasiado pulcro con mi vida sexual como para que luego me pase algo así.
- Nunca creí que te oiría hablar así…
- Cuando no tienes vida sexual… tienes que pensar en las formas de justificarlo y de hacértelo creer a ti mismo.
Eso fue gracioso.
Yo pensaba en cosas muy similares.
- … Hoy cuando pasó lo que pasó entre nosotros no pensé en ninguna de esas cosas…
- Yo tampoco pensé en ninguna consecuencia…
- ¿Eso nos lleva a…?
- ¿Que hemos estado enamorados uno del otro todo este tiempo?¿Que nos deseábamos en secreto?
¿Era eso? ¿Era por eso que cuando llegaba el momento me perturbaba pensar en que alguien iba a estar dentro de mí? ¿Porque siempre desee que fuera Freddie y ningún otro?
No quería pensar más. Quería comprobarlo.
Él estaba mirándome como esperando una reacción de mi parte. Y yo me sentía muy dispuesta a demostrarle algo más que una reacción.
Me acerqué a él y con mis manos en sus mejillas le indiqué que bajara a mi altura… y lo besé. En ese momento sentí lo mismo que había sentido con anterioridad él sabía a tiempos mejores… porque con él yo había vivido mi mejor época.
Freddie me tomó en brazos y me sentó en la mesa que había ahí… yo quería cruzar mis piernas tras sus caderas y tenerlo todo lo cerca que pudiera.
El beso se empezó a tornar lujurioso y sus manos y las mías cada vez mas curiosas.
Nuestras respiraciones comenzaron a ser más dificultosas porque nos debatíamos entre mantener nuestros labios unidos o respirar como correspondía. Respirar pasó a ser la segunda opción.
Podía apreciar tantas cosas diferentes estando con él, anhelo de otros tiempos, cariño, deseo… lujuria. Por primera vez en mi vida puedo decir que la lascivia estaba mí. Esa que te hace actuar sin pensar en nada más que en el momento y que se vayan al carajo las consecuencias. Todo lo que importaba era que estaba con Freddie.
Al notar que su erección estaba peligrosamente cerca de mi intimidad y que sus manos una vez más se colaban bajo mi ropa y se apoderaban de mis pechos… supe que ya no había retorno y decidí jugar con él un poco.
- Freddie. Detente.
Observé como se paralizó y como dejó de mover sus manos en mis pechos, cosa que me estaba empezando a gustar demasiado. Pero que no las quitó.
Para mi fortuna Freddie seguía conservando esas manos increíblemente cálidas, amaba sus manos…
- ¿Es una broma?
- No. Tenemos que parar.
- ¿Y ahora qué?
Se estaba enojando de verdad.
- Tenemos que parar… porque si te das vuelta notarás que hay un viejo mirando hacia acá. Vamos a tu habitación. No quiero que seamos material para nadie en una noche fría como ésta… si me entiendes.
Su cara turbada fue lo mejor. Luego una sonrisa se volvió a apoderar de su rostro.
- Por un momento creí que harías lo mismo que hiciste antes en el sofá…
- Sabes… si tu no me hubieses escuchado cuando te dije que te detuvieras… ahora mismo nosotros estaríamos en mi departamento.
- Yo nunca haría nada que tu no quisieras.
- ¿Y quien dijo que yo no quería?
Apenas terminé de decir eso, él volvió a tomarme en brazos y entre apasionados besos y toqueteos llegamos a su habitación, la cual estaba iluminada por una tenue luz...
Comenzamos a quitarnos la ropa pero para cuando quise quitarme el brasier él se acercó y me lo quitó él mismo.
- Siempre fue una fantasía quitarte el brasier.
Tan pronto como mi espalda tocó la superficie de su cama yo supe que no había punto de retorno.
Él acomodó de forma que yo casi no sentía su peso. Yo quería sentir su peso sobre mí porque al él evitar cargarse del todo en mí, había un espacio en el que su cuerpo y el mío no se tocaban. Y yo quería que esa noche todo mi cuerpo hiciera contacto con el suyo.
Nunca pensé que él pudiera verse y sentirse tan sexy. Hasta hoy.
Jamás creí que fuese feo pero hoy descubría una masculinidad en él que me hacía desearlo sin más preámbulos, dentro de mí. Al contrario de todas las ocasiones anteriores en las cual yo me enfocaba en prolongar los juegos previos todo lo posible…
- Freddie.
- Sam.
Él lo entendió.
Siempre fue así.
Cerré los ojos esperando el momento.
Pero nunca llegó.
- ¿Por qué cierras los ojos como esperando la sentencia de muerte?
- No lo malinterpretes
- ¿Estás retractándote?
- No
- Esto un sueño hecho realidad y no lo cumpliré del todo si no me dejas verte fijamente justo en ese momento y tener la seguridad de que después no vas a arrepentirte y odiarme.
- Sólo hazlo.
Y finalmente ocurrió, mirándonos a los ojos en todo momento. Puedo dar fe de que no fue nada de lo que esperaba que pasara.
En primera instancia fue sólo… raro… luego me acostumbré y después… me gustó.
Sentir a Freddie literalmente dentro de mí me complacía de una forma que no podría imaginar nunca antes de haberlo vivido. Eran tan íntimo y tan personal que de pensar que él pudiera estar con otras en estas mismas circunstancias hacía que antes de que siquiera aconteciera me muriera de celos.
Después ver la cara de Freddie… no tenía precio.
Como siempre no hacía falta hablar, no había arrepentimientos y lo que ocurrió era lo que tenía que pasar, lo que queríamos que pasara.
Él comenzó a quedarse dormido y me hubiese enojado si no hubiese empezado a sentir el cansancio también.
Yo pensé que cuando Freddie se quedara dormido aflojaría el abrazo… pero no. Cada vez que intenté soltarme, y no fueron pocas, él no dejaba que me alejara. Jamás me gustó dormir con alguien pero por como vi la situación lo mejor que podía hacer era aceptar de que no tenía escapatoria.
Mientras sentía como el sopor del sueño venía a mi y estaba muy próximo a derrotarme, pensé en lo que acababa de vivir, en lo que nos ocurrió y en lo que nos separó. Quizás si hubiesemos seguido de novios en esos años cuando recién se está empezando a conocer al sexo opuesto nuestra relación se hubiese deteriorado, o quizás no. Sin embargo el que hayamos acado asi me hacía creer en que definitivamente las cosas son por algo. Nunca lo sabremos pero ahora yo estaba segura de lo que quería y era él, siempre fue él. Inconscientemente siempre esperé por Freddie. Y le dije a él cursi…
En estos años había tenido un poco más de experiencia y eso me hacía valorarlo y ahora haría todo lo que estuviera en mis manos para no arruinarlo…
Dos meses han pasado desde entonces y aunque no tenemos nada oficial mi vida, no, nuestra vida ha cambiado.
Aún corría el rumor de que era lesbiana pero a mi ya no me atormentaba, sólo me reía cuando lo escuchaba.
Yo había hecho mis averiguaciones frente a algo que había pendiente y ahora estaba esperando tranquilamente que las noticias llegaran a mi.
- ¡Carly! ¿Cómo has estado?
- Algo ocupada ¿Y ustedes? Vaya se ven radiantes ¿ha ocurrido algo bueno?
- No realmente.
Respondí mirando a Freddie a los ojos de manera burlona.
- Sam, no sabes de lo que me enteré ¿Te acuerdas de ese novio que tenías, Karl?
- ¿Ah, cuál era? ¿El perdedor motociclista? ¿El tatuado hasta el cuello? ¿El que tenía piercings en las cejas? ¿O era ese que echaban de su primer día de trabajo en todos los empleos a los que aplicaba?
Freddie habló como si no supiera de quien hablaba Carly, y vengándose porque dije que no ha ocurrido nada bueno en todo este tiempo.
- Ah, como no acordarme de Karl, era muy atractivo. Tenía unos brazos….
Él arrugó el entrecejo. Reí internamente.
- Si, él. Era en verdad bastante lindo. Él ahorró años para comprarse la motocicleta de no sé que modelo de sus sueños… el punto es que se la robaron, y luego chocaron… después se incendió. Aún no sale del shock.
Miré a Freddie que abrió los ojos y me miró directo a los ojos. Indagando en ellos y lo supo. Una gran sonrisa iluminó su rostro.
- Oh, que lamentable.
- Spencer me contó... estaban el mismo club de motociclistas.
- ¡Qué triste!
Por fin había salido a la luz mi venganza. Nadie desfavorece a Sam Puckett sin que se arriegue a pagar por ello.
Cuando Carly se distrajo un momento yo le dije a Freddie al oído algo que no quería que nunca olvidara.
- Mamá juega a ganar.
- Eres la mejor… no sabes cuanto deseo llegar a casa…
- Probablemente lo sepa y lo desee tanto como tú.
Una hora y treinta minutos después nos fuimos a nuestro departamento. Bueno, era el de él, pero yo aún no vivía con él. Después de todo ni siquiera éramos novios.
- Sam, ya va siendo hora. Nunca tuve dudas pero… ¿quieres ser mi novia?
Recordé esa conversación que tuvimos la noche que todo comenzó.
- ¿Por qué nunca has tenido novia formal, Fredweird?
- Porque cuando tenga una será la definitiva.
Yo entendí en ese momento que detrás de esa simple petición de ser su novia había un significado mucho mas profundo… y duradero. Él me estaba preguntando si yo quería estar con él para toda la vida… y no había nada de lo que yo estuviera más segura.
¡Holaa!
Espero que estén muy bien.
Terminé este capítulo pero antes de comentar cualquier cosa quiero pedirles disculpas por el arrebato en las notas de autor del capítulo anterior. Ha sido una semana particularmente negativa y ese sólo fue un mal día. De todas formas muchas gracias por las cosas que me dijeron. Hubo un consejo en especial que me hizo ver de que me estaba comportando como una niña mal criada.
Ahora sí.
Se terminó esta historia y me gustó mucho escribirla. Cuando comencé sólo quería escribir una historia de un sólo capítulo y me salió una de dos.
Ojalá les haya agradado leerla tanto como a mi escribirla
Muchas gracias por los reviews anteriores, y como siempre, espero saber que opinan.
¡Hasta la próxima!