¡Qué onda! Pues llegamos al final, aquí les traigo el último capítulo que espero que disfruten. Personalmente a mí me gusto mucho, siento que cerro muy bien la historia y se pueden sacar varias conclusiones de esto, pero eso queda a la imaginación del lector.
El siguiente capítulo tiene lemmon, pero en realidad es muy ligero. ¡Enjoy!
3. Liberación
El silencio era lo único que reinaba dentro de la pequeña cabaña. Hermione se había quedado paralizada, el miedo le impedía moverse. Comprendiendo la identidad del joven frente a ella y como ilusamente había caído en su trampa, su mano se movió sigilosamente debajo de la capa hacia su cintura, cerca de la bolsita donde guardaba la daga. No sabía exactamente cuál sería el siguiente paso, si debía esperar a que él se abalanzara sobre ella o si debía aproximarse por sí misma para asestarle una certera puñalada que lo dejara fuera de combate, aunque sabía bien que no se creía capaz de ello.
Ninguno de los dos se movió mientras se devolvían la mirada fijamente. La castaña se percató de que hasta ese momento, no se le había ocurrido que el lobo podría acercársele bajo su forma humana. Había imaginado durante todo ese tiempo a un animal enorme y feroz, amenazándola con las fauces abiertas, igual que en su pesadilla. Que ingenua había sido. Ni siquiera había sospechado del amable joven que se había aparecido frente a ella como su protector, sin intuir lo que se ocultaba debajo de su desinteresada ayuda.
Irónicamente recordó de pronto las palabras que Minerva McGonagall había susurrado a su oído, antes de salir de la aldea. Mantente cerca del sendero y se cauta, no te dejes llevar por las apariencias, pues no todo es lo que parece. Que tarde comprendía el significado de aquel consejo.
Su cuerpo inmediatamente se tensó al advertir que Harry daba un paso hacia ella, siempre observándola con los mismos ojos ávidos y anhelantes. No pudo moverse de donde estaba, en cambio sus dedos se aferraron a la tela que escondía el agudo puñal con el que habría de defenderse.
-¿Tienes miedo?-preguntó él tranquilamente, sin pasar desapercibida la inquietud que reflejaban sus ojos.
-Lo sabías-dijo Hermione con un hilo de voz, luchando porque las palabras salieran de su garganta-, fuiste quién entró a la aldea sin que nadie se diera cuenta, lo provocaste todo-su labio inferior volvió a temblar sin control-. Tú eres el lobo-replicó débilmente, abrumada ante la verdad de esas palabras.
-Que astuta-murmuró Harry sin poder ocultar el tono satírico de su voz.
Volvió a recorrer a la castaña de arriba abajo con la vista, el impulso dentro de sí que le ordenaba cerrar la distancia entre sus cuerpos se hacía cada vez más poderoso.
-¿Por qué yo?-preguntó Hermione en voz baja, manteniéndose firme a pesar de su temor.
-Te vi-explicó el azabache lentamente-cuando merodeaba cerca de tu aldea. Y supe que tenías que ser tú. No sabes cuánto tiempo llevo esperando por ti.
La forma en la que pronunció la última frase hizo que a ella le dieran escalofríos, pero al mismo tiempo pudo sentir como su corazón se aceleraba. Era como si de alguna manera lo que acababa de decir tuviera sentido. El agarre de su mano encima de la daga cedió un poco. Una vez más se mordió el labio inferior al ver como Harry avanzaba hasta ella y aunque pensó en retroceder, no lo hizo. Comenzaba a temer que esos misteriosos ojos verdes tenían una poderosa influencia sobre ella.
Se quedo mirando como él se detenía a pocos centímetros de ella y acercaba las manos hacia su cabeza. Sus dedos deslizaron la capucha roja hacia abajo, dejando ver la abundante melena rizada que parecía brillar con vida propia alumbrada por los destellos del fuego que crepitaba en la chimenea. Su vista esmeralda se deslizó desde sus ojos hasta su boca. Sin previo aviso sus grandes manos la tomaron por la cintura y anulo la distancia entre ellos, haciendo que Hermione se sobresaltara al sentir la dureza de su pecho contra ella y cerrara los ojos cuando su boca cubrió la suya. Nunca antes había sido besada por nadie y fue por eso que no supo como corresponder a ese beso furioso y exigente, en cambio sentía una sensación cálida que iba extendiéndose a lo largo de su cuerpo como si le quemara, y un cosquilleo en el estómago que la confundió. Poso sus manos sobre el abdomen del azabache, palpando los músculos bajo la ropa y el cosquilleo se extendió hasta su vientre bajo, haciendo que se ruborizara sin saber porque exactamente. Harry intensificó el beso, tomando con más ansia su boca y buscando deliberadamente una respuesta por su parte; la muchacha abrió sus labios permitiendo que el metiera su lengua y comenzó a responder tímidamente, sin estar muy segura de lo que hacía, pues jamás se había imaginado tener ese tipo de cercanía con un hombre.
La lengua de Harry recorrió cada rincón de su boca acariciando la suya propia con frenesí. Estaba embriagado ante el sabor de la castaña y no podía detenerse, la acercó aún más a él haciendo que su vientre chocara contra su virilidad que comenzaba a ensancharse y movió una de sus manos hacia su nuca, para atraerla más hacia él y profundizar el beso. Hermione comenzaba a perderse en el mar de agradables emociones en las que poco a poco iba sumergiéndola aquel apasionado contacto, cuando sintió algo duro contra su estómago. Como pudo, se separo algo alarmada del joven que observo contrariado como ella bajaba la cabeza para ver qué era lo que la había rozado, encontrándose con su masculinidad erguida a través de la ropa.
Las mejillas de la chica ardieron y Harry comprendió con satisfacción que ella era totalmente inocente y no se había equivocado en su elección. Volvió a acercarse a ella, esta vez con más delicadeza y beso nuevamente sus labios, hinchados y enrojecidos por el acercamiento anterior.
Hermione no comprendía lo que estaba sucediendo, ni porque de repente tenía sensaciones inesperadas en ciertas partes de su cuerpo, pero en ese momento no podía pensar. Le agradaba sentir aquello y quería dejarse llevar. Se olvido de que no estaba en compañía de un muchacho como cualquier otro, sino de una bestia que podría poner su vida en peligro; pero tal parecía que su mente solo podía concentrarse en su boca presionando la suya. Dejó que Harry la tomara en brazos y la tumbara en su lecho de desordenadas sábanas blancas. No pudo evitar tensarse al ver que él desabrochaba la capa, relajándose al instante cuando sus labios comenzaron a recorrer la delicada línea de su mandíbula y descendían por su cuello.
Las manos le temblaban. No sabía bien como responder ante todo lo que él hacía aunque ansiaba sentirlo más cerca de sí. Se mordió el labio nerviosamente mientras Harry susurraba cosas a su oído que hacían que su corazón se acelerara. Las manos expertas de él desabrocharon el corsé que apretaba su pecho. La camisa que él portaba termino en el suelo y pudo admirarse de la musculatura perfecta que mostraba su abdomen.
Harry deslizó una mano por debajo de sus faldas, acariciando la piel suave y joven y ascendiendo por sus esbeltas piernas hasta llegar a los muslos. Fue en ese momento que experimentó un tacto tan desconocido como placentero para ella, que hizo que una descarga eléctrica recorriera las terminales nerviosas de su cuerpo y la piel se le enchinara, cuando rozo su intimidad. De manera inexperta y ansiosa, imitó los movimientos y caricias del moreno, tocando, reconociendo cada centímetro de su anatomía al ver cada prenda caer y dejarla al descubierto. Cuando él se deshizo del vestido blanco que portaba, se sintió desnuda a pesar de aún estar cubierta por la enagua.
Sabía que estaba llegando demasiado lejos, desconocía aquel acto que compartían pero quería más, necesitaba llenar el desesperado impulso que crecía dentro de sí y clamaba a gritos sentir una cercanía más intima.
La enagua cayó al suelo. Hermione, que había cerrado los ojos concentrada en sentir las manos y los labios de Harry a lo largo de su cuerpo, los abrió atreviéndose a mirar. No había ya nada que les impidiera reconocerse en forma total, observo con curiosidad al muchacho que se había incorporado a horcajadas encima de ella, su vista se enfocó en un punto localizado más allá de su vientre bajo y sintió sus mejillas teñirse de rojo. Los ojos verdes se oscurecieron al recorrer el cuerpo femenino posado entre las sábanas. Harry se inclinó hasta que su cabeza quedo cerca de los pequeños pechos, besó los rosados capullos que los coronaban, haciendo que la castaña soltara un gemido y se arqueara debajo de él. Sus dedos acariciaron su femineidad hasta sentirla humedecerse. Los alientos de ambos se mezclaban cada vez que acercaban sus rostros.
-¿Estas asustada?-preguntó Harry reparando en sus ojos; los orbes ambarinos lo miraban nerviosamente-. No te voy a hacer daño-dijo en voz baja mientras rosaba su cara con sus labios, acariciándola-. Eres muy hermosa-murmuró enterrando la nariz en su cabello, regado entre las almohadas, para aspirar el aroma que desprendía a la vez que una de sus manos se posaba en la tersa piel de su mejilla.
La amaba. La había amado desde la primera vez que la había visto, oculto entre la maleza del bosque que rodeaba a su pequeña aldea y teniendo la seguridad de que estaba destinada para él. Su búsqueda había finalizado.
Descendió lentamente sobre el cuerpo de la joven, rompiendo la barrera que lo separaba de él de manera carnal para volverse ambos uno solo, para marcarla para siempre…
Hermione despertó sintiéndose ligeramente entumecida. Sentía la vaga sensación de dolor en su intimidad, pero no estaba asustada ni arrepentida. La luz de la luna entraba por una de las ventanas de la cabaña y en la chimenea, las brasas del fuego crepitaban con menos fuerza. Se incorporo sobre la cama y al verse desnuda, buscó en el suelo la enagua para cubrirse. Su mirada se movió por el lugar a continuación reparando en un animal que descansaba cerca de la entrada, como si fuera un vigía.
La castaña avanzó hacia él con cautela, pero confiada de que nada malo sucedería. El lobo levantó la cabeza al sentirla acercarse, sus ojos verdes se posaron sobre ella con intensidad. La chica se arrodilló junto a él y poso una de sus manos sobre la cabeza, a lo que el animal respondió mansamente. Se incorporo con elegancia; su pelaje era oscuro y brillante y él era enorme, mucho más grande que los lobos que rondaban en manadas por el bosque. Se acercó a ella y le tocó la mejilla con su nariz tiernamente, dejando que sus manos lo acariciaran y volviendo a echarse sobre el suelo, esta vez con la cabeza apoyada sobre su regazo.
-Tú no vas a hacerme daño, ¿verdad?-murmuró Hermione dirigiéndole una mirada comprensiva-. No. Solo buscabas compañía-acarició su hocico y sus orejas-, no eres peligroso como todos dicen.
Sus ojos se dirigieron cerca de la cama, donde la ropa estaba esparcida alrededor. La daga que le habían entregado horas antes lanzó un destello, aún contenida a medias dentro de la bolsa de tela.
-¿Sabes?-dijo hablándole al lobo-. A mí me sacaron de la aldea para que tú me encontrarás. Me advirtieron que debía intentar quitarte la vida y yo no sabía cómo hacerlo-lo miró removerse en su rodillas ligeramente-, tenía miedo. Pensaba que me devorarías al verme y prefería resignarme a eso. Pero tú no eres malo, sé que no.
Los ojos verdes del cánido se volvieron hacia ella con un brillo de inteligencia, demostrándole que podía entenderla.
-Ya sé porque me elegiste-continuó Hermione acariciando con su dedo el puente de su nariz-, era lo correcto. No quiero volver a la aldea-dijo pensativamente y observó el rayo de luna que se proyectaba en el suelo-, voy a quedarme aquí. Contigo.
El lobo froto la nariz contra su mano y la lamió con cariño, su mirada se levantó hasta su rostro con devoción.
La castaña se quedó en silencio un momento antes de agachar la cabeza y depositar un beso sobre la cabeza de la fiera, que en ese momento se hallaba reposando encima de ella plácidamente, como si su sola presencia le infundiera paz y tranquilidad.
Cuando el resto de los aldeanos se enteró de la desaparición de la joven y el propósito con el que había sido enviada al bosque, un grupo de hombres salió a buscarla, entre ellos los tres muchachos que la pretendían, desesperados al saber la noticia.
Los siguientes días fueron de infructuosa búsqueda sin obtener resultados. No tardaron en darla por muerta. Se devolvieron a la aldea que lloró inmensamente por la pérdida de la muchacha. Había algo que los reconfortaba por sobretodo y era que el lobo no había vuelto a aparecerse por ahí; no dudaron en pensar que finalmente la había atrapado. Ahora el poblado era un lugar seguro y había que seguir adelante. Molly Weasley recogió las cosas de la niña y las enterró en un paraje cercano con la ayuda de otras personas, que llenaron el lugar de flores. Su hijo menor, destrozado ante la pérdida pasó varios días sin apenas comer hasta resignarse y al terminar el año, se caso con Luna, otra de las jóvenes de la aldea.
Los otros dos pretendientes corrieron con semejante suerte, siempre recordando el amor perdido. La anciana McGonagall se había vuelto una mujer taciturna y sombría que ya no hablaba con nadie, solo se sentaba en su mecedora a ver el fuego de su chimenea crepitar. A veces escuchaban como si estuviera hablando con alguien y se corrió el rumor de que había perdido la razón.
Cuando llegó el otoño del siguiente año, Sirius Black salió de caza al bosque. En su mente seguía fresco el recuerdo de aquella valiente jovencita a la que había enviado para enfrentarse al lobo, varias veces había acudido al paraje cubierto de flores donde siempre se le recordaba. A veces dudaba de haber hecho lo correcto. Y aunque por una temporada, había intentado él mismo dar con la bestia, sabía que era inútil. Sin embargo también sabía otra cosa. La chica estaba viva. Era algo de lo que jamás había hablado con nadie en la aldea, debido a la turbadora naturaleza del secreto.
Alguna vez, Albus Dumbledore le había dicho que solo había dos maneras de acabar con un licántropo cuya transformación estuviese lo suficiente avanzada. La primera, era atravesándole el corazón con un puñal de plata. La segunda, era recuperando su humanidad por medio de la inocencia de una virgen. Él había enviado a la muchacha considerando ambas opciones. La bestia la había elegido consciente de que tenía que poseerla. Pero a él no le agradaba pensar que podía ser mancillada de esa manera, por lo que le había encomendado acabar con la fiera sin mencionar la otra posibilidad, esperando que tuviera la oportunidad de matarlo. Ahora sabía que no había sido así.
En algún lugar se encontraba Hermione Granger con vida, y él esperaba que estuviera bien. Avanzó un poco más entre los árboles y frunció el ceño al vislumbrar una cosa. Había una prenda colgando de la rama de un árbol. Era una capa de intenso color carmesí. Se acercó con incredulidad y la tomó en su mano mientras miraba a su alrededor. Solo veía la oscuridad del bosque. Un destello en el suelo llamó su atención y se agachó para recoger un puñal plateado.
Mientras el viento soplaba en su dirección comprendió aquellas señales y se alegró internamente por la joven. Sin decir una palabra, regresó con rumbo a la aldea y antes de entrar, se detuvo en el paraje lleno de flores, para enterrar la capa y la daga.
El fulgor de la luna era lo único que alumbraba la oscuridad dentro de la cabaña. Hermione se estremeció al sentir aquellas manos masculinas acariciando su cuerpo, gemía, se arqueaba sintiendo espasmos de placer. Harry volvió a entrar dentro de ella llenando su interior por completo. Las embestidas adquirieron un ritmo frenético, delirante.
Ambos alcanzaron el éxtasis al mismo tiempo y se dejaron caer en los brazos del otro con satisfacción. Harry se tumbo al lado de ella, apoyando su pecho contra la espalda desnuda. Cubrió con una sábana a la castaña que no tardó en quedarse dormida. Él miró la luna llena a través de la ventana y sintió como si algo quisiera desatarse en su interior, pero se contuvo. Las transformaciones eran cada vez menos frecuentes, estaba recuperando su humanidad. Cada vez que la tomaba a ella, cada vez que se amaban y le permitía robar un poco de su inocencia, era como si se liberara de su maldición. Sabía que estaba a punto de lograrlo.
Hermione había sido muy comprensiva con él, dulce y tierna como una amiga, complaciente como amante. Se había hecho el propósito de compartir su vida con la joven y protegerla a costa de todo. Él la cuidaba, sabía que era lo único que tenía a partir del momento en que se le había entregado. Cada instante que la miraba dormir, sentía como renacían nuevas fuerzas en su interior para velar por ella.
Acercó la mano hasta su rostro para apartar un mechón de cabello y acariciar su mejilla. Su susurro fue lo único que se pudo escuchar entre el silencio que envolvía la cabaña, ajena a los sonidos del bosque.
-Te amo.
FIN
Quisiera dar las gracias a todos los que han seguido este pequeño fic: Smithback, jem de potter, PrincesLynx, nataliCULLENmasen, lucecita11, Sriita. TutSii, Aliathna, Sakurasukamori y por supuesto... Mi conciencia jajajaja. Creo que son todos y si hay alguien más que lea el fic después, pues también le doy las gracias por pasarse por aquí.
En fin, esto no es lo que se puede decir perfecto ni mucho menos, pero no duden de que esta hecho con todo mi esfuerzo y cariño para los seguidores de esta linda pareja Harmony ^^ ¡espero que les haya gustado el final y me dejen muchos reviews! (Al menos para decirme que es una basura XD).
Me despido esperando que esta no sea la última vez que pueda compartir alguna de mis creaciones con ustedes. ¡Gracias totales!