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Título: Asoko shi o koete

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Summary: Miró el espejo una vez más. Nunca había creído en fantasmas vengativos, pero ahora empezó a dudar. Cuando la vio a ella su corazón se detuvo. ¿Quiere venganza?, ¡Pero ella está muerta!

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Aclaraciones/Advertencias: Terror. Intentaré hacer una historia de terror. No tengo nada más que decir. La historia se irá resolviendo por sí sola, será más detallado por el nuevo género en el que entraré. Sólo aclaro: No será NADA feliz.

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Capítulos: Indefinido.

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Disclaimer: Naruto y cía no me pertenecen. Son de Masashi Kishimoto. Pero este fic, sí. Así que queda prohibido tomar mis fic's y publicarlos en otras páginas sin mi permiso.

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Nunca había creído en fantasmas. Nunca.

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Para él era algo sumamente irreal e ilógico, algo que no podía existir. El mundo era de ellos y de nadie más. Si aquéllos entes malignos o no, querían pudrirse en otro lado, que lo hicieran. A él poco le vendría importando.

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Eso era lo que pensaba antes.

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Sasuke Uchiha es su nombre. Es, por ahora. Tiene 19 años, un chico musculoso, sí, cuerpo de infarto. Con una piel tan suave y tersa como la misma tela de los dioses, unos cabellos hermosamente azabaches, alborotado, que caían traviesamente en forma de flequillos en ambos lados de su endemoniado rostro. Rasgos característicamente finos. Y esos ojos. Esos ojos que te podrían llevar al cielo. De un color ónix, difícilmente ignorados.

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Era de los más inteligentes y guapos de la Universidad.

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Pero, lamentablemente, no todo es color de rosas…

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Sasuke-kun…—

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Era un completo espécimen de macho arrogante y mujeriego. Todos los pecados capitales lo envuelven, incluso la gula. Arrogante, egocéntrico, orgulloso, estúpidamente creído y soberbio, lujurioso, y demás. Pero así lo amaban.

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Así lo amaba. Tiempo pasado. Eso ya quedó atrás.

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Eso es lo que pensó al ver las noticias una madrugada del mes de junio. Una de sus cuantas ex novias terminó suicidándose. Imbécil. Estúpida. Molesta. Tonta. Idiota. Ahora no le importaba (y nunca le importó) porque andaba de novio con Haruno Karin, su hermana. Todo lo contrario a ella. Era más…agraciada, respecto a su cuerpo. Y hacía todo lo que él quería y no fingía su inocencia. Era la más popular de la Universidad y todos andaban detrás de ella.

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Cuando a ella la corrió, le dejó bien en claro que todo fue por una apuesta, y que ni siquiera llegó a gustarle. No le agradaba. Y después le mando un video mientras tenía sexo con su propia hermana, en la misma cama en donde le había quitado él su virginidad.

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"Me encantas, no eres como la imbécil de tu hermana…" Fue lo que dijo en él.

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No tenía por qué seguir viendo aquéllas porquerías. Sabía perfectamente la razón de porque lo había hecho. Se lo imaginaba. Más bien, lo conocía a la perfección.

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Su nombre era Haruno Sakura. Una chica de la misma Universidad, popular por su extraño cabello rosado. Odiada por su estúpida inocencia hipócrita. Era inocencia pura, pero vale, ellos amaban molestarla. Con unos hermosos ojos jade, brillantes y llenos de vida. Un buen cuerpo, con una cintura de avispa. Unos labios rosados y carnosos. Una voz angelical.

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Llena de hipocresía, pensaba él.

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Nunca le agradó. Sólo la hizo su novia para quitarle la virginidad y tener momentos de diversión. Después de todo era buena en anatomía, tenía que saber de eso.

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Por favor, Sasuke-kun… No…—

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Y ahora terminaba con su vida por el simple hecho de dejarla. La había votado justo el mismo día de sus primeros años juntos. 29 de mayo. 3 años. Realmente ridículo. Pero a él no le importaba en lo más mínimo, nada en absoluto.

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Tomó aquél libro de fantasmas. No sabía por qué lo había hecho. Simplemente sintió que tenía que leerlo, una duda carcomía en él. Y necesitaba distraerse. Naruto y compañía le estaban molestando todo el día. Preguntaron por ella, por Sakura. Siempre la respuesta a todas aquéllas cuestiones fue su típico y frívolo "Hmph".

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No tenía por qué responder a eso, no sentía nada, ni lo sintió al ver su muerte.

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Se sentó en una de las cuantas sillas cómodas de la biblioteca. Estaba vacía. Solamente estaba aquélla viejecita algo empalagosa que se encargaba de anotar los nombres y llevar el control de la biblioteca. Pero al tiempo se fue. Y eso le dio miedo, se sintió observado. Dejó al lado todo aquél pensamiento vago y se dignó a poner su vista en aquél libro. Nunca le gustaron esas historias. Nunca creyó en ellas.

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Pero ésta portada…

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Sasuke-kun…—

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Era una portada extraña. Un chico (muy parecido a él, por cierto) miraba atentamente hacia un punto en el vacío. Detrás de él había un espejo. El espejo estaba roto. Y en él se veía una sombra. La divisó bien, y le recorrió un escalofrío por su espalda. La chica se parecía tanto a ella…

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¿Por qué, Sasuke-kun?

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Pero era diferente. Estaba llena de sangre, y tenía unas extrañas líneas en su rostro. Sus ojos jades eran fosforescentes, parecían del infierno. De pronto se sintió sin aire. Sintió algo que le faltaba en el pecho, y sintió que algo le obligaba a levantas la vista.

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Y entonces vio lo que jamás creyó ver.

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Era ella, era ella. Estaba completamente seguro. Su mismo cuerpo, su mismo cabello… Pero se veía diferente. Parecía muerta. ¿Muerta? ¡Ella ya lo está, lo vio ayer! Pero estaba delante suyo.

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Pero no podía ser porque estaba muerta. Inconscientemente miró el libro, y vio de cerca la cara de la joven. Eran casi idénticas. Sólo que ella tenía una terrorífica sonrisa en su rostro.

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Su corazón se detuvo de nuevo. Sus ojos penetrantes aún más que lo suyos lo taladraban con la mirada. Eso no podía estar pasando. No podía ser cierto. Aquéllos entes no existían. No podían existir. No era posible. Irreal. Ilógico. Pero ahí estaba delante de él.

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Solos. Vio como se acercaba terroríficamente a él. No podía gritar ni moverse. Lo intentó. Escuchaba tortuosamente el sonido de huesos moverse, mientras ella se retorcía para dirigirse a él. La miró fijamente a los ojos y, definitivamente, su corazón se detuvo. No podía creerlo.

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—Estoy aquí, Sasuke-kun…—

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Voz de ultratumba, tan dolorosamente rasposa y fantasmal.

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—Viene por ti, Sasuke-kun…—

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Carmesí. Sus oídos se llenaron de carmesí. El sonido ligeramente metálico que se escuchaba salir de él. Sangraba con solo escuchar su voz. Tenía unas inmensas ganas de lanzarse y suicidarse por la ventana.

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Simplemente no podía ser cierto. Y ella, ensanchó aún más su sonrisa.

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Y entonces se desmayó, ella seguía ahí; y antes de desaparecer, mencionó:

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Te llevaré al infierno, Sasuke-kun…—

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¡Disculpen, en serio! Se me fue completamente la imaginación, ¡PERDÓN, MIL VECES PERDÓN! Ahora sé cómo se sentían las grandes cuando decían que no se les venía la imaginación. Me pasó exactamente lo mismo a mí. Pero ahora, aún con la imaginación corta, trataré de retomar los fics. Tuve demasiados problemas psicológicos, y aun los tengo. Así que espero y me disculpen de nuevo, no sé cuánto tardaré en actualizar. Espero más tardar el Viernes lo haga. Todo el mismo día, sería difícil, así que no sé.

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Cambiando de tema: Fic nuevo. Algo nuevo para mí. Espero y les guste.

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Una vez más, ¡PERDONEN!

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