Educación
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a sus respectivos creadores ©.
- Erik…
- ¿Qué? Tú también deseabas hacerlo.
Erik le miraba con una sonrisa de oreja a oreja, que se podía incluso calificar de pícara. Parecía un pequeño, pero adorable, demonio revoltoso disfrutando de su fechoría. La piel de su cara mostrando las primeras arrugas en la comisura de sus labios, sus ojos brillantes por la emoción.
- Erik, ¿esa es tu forma de educar a nuestros chicos? –le preguntó con un tono de reproche mezclado con cierta pizca de diversión, sus labios esbozando una pequeña sonrisa mientras giraba la cabeza para observar a Sean.
El chico efectuaba sin problemas un vuelo rasante sobre las copas de los árboles, se notaba que estaba disfrutando. Charles tenía la sensación de ver a un niño pequeño dar sus primeros pasos. Igual de emocionado y orgulloso.
- Funciona, ¿no? ¿Qué problema hay? –respondió Erik, el sonido naciente de una carcajada presente en su voz.
Charles le dio la espalda. A veces era insoportable.
– No sé cómo te aguanto.
El silencio se hizo presente, solo se percibía el sonido metálico de la estructura de la gran antena sobre la que tenían posados los pies.
- Porque en el fondo me quieres, Charles –le susurró de repente la voz de Erik al oído, su aliento cálido y mentolado haciéndole cosquillas en la mejilla, sus labios rozando levemente la zona detrás de su oreja haciendo que se mordiera el labio para no evidenciarse-. ¿Qué harías sin mí? Aburrirte mucho, mucho. Sin duda.
Aquel hombre le iba a matar un día. Pero ahora solo deseaba que llegara la noche para llevárselo a su habitación y se enterara de lo que pasaba cuando se le provocaba a Charles Xavier de esa cruel manera y más delante de un alumno. Aunque quizás la mejor opción era la contraria, dejarlo plantado. Pero dudaba que fuera capaz de llevarlo a cabo, más como le bullía la sangre por dentro y sudaba dentro de ese traje que de repente le daba la sensación de que le sobraba.
- Tener menos problemas, está claro –le respondió, intentado darle un toque de seriedad a su voz, que no encontraba por ningún lado.
Erik rió, Charles frunció el ceño. Ese hombre era imposible. Se preguntaba qué pasaría si lo empujaba estructura abajo. Pero no, no era capaz. Solo le quedaba una opción. Concentrando su poder, le envió una imagen telepática a Erik que hizo que éste dejara de sonreír al instante y le mirara fijamente con el ceño fruncido.
- ¡¿Qué?
Ahora era el turno de divertirse para Charles.
- Sin eso te quedarás, como no aprendas a comportarte – le dijo, alzando una ceja y dibujando una sonrisa divertida en su cara de niño bueno que Mística siempre decía que tenía. Él también podía ser cruel si quería, Erik no era el único en aquella relación que sabía serlo.
Erik se cruzó de brazos.
- Eres increíble –le respondió, moviendo la cabeza de un lado en otro y empezando a reír.
Charles no tardó en acompañarle con su risa, ambos ahora mirando hacia el horizonte lejano.
Mientras tanto, Hank maldecía por lo bajo. Le debía cien dólares a Sean.