¡Hola!

Bueno, al fin he llegado con el capítulo final de este mini fic, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo.

Disclaimer: estos personajes no me pertenecen a mí, sino a Kishimoto, porque si fueran míos el GaaMatsu sería realidad y también el NaruHina, y posiblemente Sasuke no sería tan puto xD

Advertencia: Lemon muy pervert xD

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Capitulo 3: Meeting hot

Un gemido ahogado escapó de los labios femeninos, al tiempo que él apresaba uno de sus senos con la mano derecha. Matsuri no podía dejar de estremecerse sobre aquella cama, su cama, mientras Gaara recorría con su lengua su delicada piel, causándole cosquillas por todo el cuerpo.

Ella no podía detener sus manos, viajando alrededor de la espalda del pelirrojo con gran avidez, deseando tocar cada parte de su ser hasta que ya no quedara nada por descubrir. Aún ahora, después de todo lo que había pasado, lo seguía deseando con fuerza, le tentaba la idea de que Gaara la poseyera de todas las formas posibles.

—Matsuri, te extrañé… no podía soportar tenerte lejos – Dijo Gaara, masajeando los senos de la chica que aún no dejaba de moverse, arqueándose como si se tratara de una gatita siendo acariciada por su dueño, mientras presionaba con fuerza sus muslos, pues sentía que su zona intima se estaba humedeciendo, cada vez más deseosa por sentirlo dentro.

Gaara no esperó un segundo para deshacerse de la blusa de Matsuri, dejando a la vista ese precioso bikini que llevaba en la tarde mientras estaban en la piscina. Aún podía recordar que después de haberse besado habían decidido escapar como dos fugitivos de la ley, ella ni siquiera sintió culpa alguna por plantar al chico que había invitado, lo único que le importaba era estar con Gaara, poder demostrarle cuanto era que lo amaba, que la enloquecía con su sola presencia.

Se separaron lentamente para tomar aire tras ese fogoso beso que acababa de llevarse todo el oxígeno de sus pulmones. Ella lo miraba fijamente con sus enormes ojos negros, clavados en la figura masculina que tenía enfrente y que la acorralaba con su cuerpo, ese que siempre la hacía estremecerse cada vez que la tocaba con delicadeza.

Te amo – Repitió Gaara, para dejarla segura de sus sentimientos, volviendo a besarla en los labios pero esta vez levemente —. No quiero perderte, no quiero que estés con otro hombre, porque me moriría Matsuri.

Gaara… - Matsuri no sabía que decirle, no entendía por qué después de todo lo que había pasado, tenía ganas de perdonarlo y de volver a estar con él —. ¿Y que hay de Kaoru? – Interrogó, aún dolida por esa escena tan horrible que había presenciado.

Esa loca me robó un beso, y sí, es verdad que a la primera le correspondí, pero pensé en ti y la aparté, te lo juro, yo no siento nada por ella, ni siquiera me gusta – Aseguró, tomando la mano de la chica para dirigirla a su propio corazón y que ella pudiera sentir sus acelerados latidos —. Mira, mi corazón late sólo por ti.

Matsuri sonrió, regalándole otro apasionado beso al chico, que lo recibió encantado de la vida, rodeando su delicada cintura mientras jugaba con los tirantes del bikini, con la intención de deshacer el nudo y dejarla desnuda, a su merced, pero ella le detuvo.

A-aquí no – Dijo con la respiración agitada y el rostro sonrojado —. Estamos en un lugar público, cualquiera nos podría ver.

¿Y eso qué? – Preguntó divertido, volviendo a besarla, pero Matsuri se alejó.

V-vamos a mi casa, mis padres no están – Propuso, obteniendo un gesto de aprobación de parte del pelirrojo, que lo único que quería era poseerla de una vez, porque ya se había aguantado mucho.

—G-Gaara… - Matsuri trató de hablar, pero se le hacía imposible al tener a ese chico encima de ella, llenándola de fogosos besos y caricias que la estaban llevando al cielo. Él se separó levemente y así ayudarla a sentarse sobre la cama, para abrazarla y aprovechar de quitarle el nudo del sujetador ese que le gustaba tanto.

—Dime Matsuri – Le respondió, mientras besaba su hombro izquierdo. Ella arqueó su espalda, llevando hacia atrás la cabeza, mientras que Gaara liberaba sus pechos de aquella tela, que dejó caer junto a la cama, directamente sobre la alfombra de gatitos.

—Te… te a-am-mo – Dijo en medio de un gemido, mientras sentía como el chico jugaba con uno de sus pezones, mordiéndolo con diversión, para después pasarle la lengua haciendo pequeños círculos —. G-Gaara… ah…

—Yo también te amo – Respondió Gaara, volviendo a recostarla, mientas se dedicaba a quitarse de encima la remera que se había puesto. El atardecer estaba llegando y seguramente todos se estarían preguntando que pasó con ellos, pero en realidad no les preocupaba en lo más mínimo, sólo querían estar así, con esa intimidad que no tenían desde que todo eso sucedió, pero que ahora más que nunca les incitaba.

Después de haberse dicho que se amaban era justo demostrarlo con hechos y no sólo con palabras, a pesar de que ya conocían a la perfección cada parte de la anatomía del contrario, era una droga, un elixir prohibido que les volvía adictos, poder hacer el amor y compartir sus sentimientos tan mágicamente.

Gaara aún podía recordar aquel mismo día en que fue su primera vez con ella, aunque claro, él ya había tenido muchas experiencias antes, no por nada Matsuri le llamaba pervertido, pero ella, esa había sido la primera vez de Matsuri y para Gaara fue fantástico saber que ella le entregaba su virginidad, algo que él atesoró tanto que a partir de ese atardecer en la biblioteca, no volvió a acostarse con ninguna otra mujer, porque para él sólo existía Matsuri, ella era todo su mundo, un mundo que lo llenaba de felicidad a pesar de lo mucho que peleaban.

Pero había sido un idiota, se dejó arrastrar por esa tonta y hasta permitió que le tomaran fotos, sabía que ella odiaba y envidiaba a Matsuri y todo lo hizo para perjudicarla.

¡Esto es una porquería! – Le gritó en plena cara a Kaoru, arrojándole el folleto, pero ella le miró con diversión, sin inmutarse para nada, le hacía reír aquella escena —. ¿Qué demonios es tan gracioso? Esto no es más que una mentira.

Oh, puede ser una mentira y todo lo que quieras, pero Matsuri ya lo vio, así que ¿Quién gana ahora, ella o yo? – Dijo con gracia, cosa que a Gaara no le agradó en lo más mínimo.

Por su lado, Gaara la miró con mucha ira contenida.

Si sé que te vuelves a acercar a Matsuri o tratas de hacerle cualquier cosa, te las verás conmigo – Le amenazó sin pudor alguno, sin siquiera interesarle si ella reportaba esto a la dirección —. Y para que te quede muy claro, yo la amo y jamás la dejaré ir – Terminó con su arrogante mueca de sonrisa, dejando a la chica totalmente frustrada.

Uy, idiota – Rechistó.

Cuando notó que Matsuri le bajaba el cierre del pantalón soltó una leve sonrisa perversa, y pensar que esa chica era hasta hace poco tan pura e inocente, pero a su lado se volvía totalmente lujuriosa y eso le encantaba, le hacía perder por completo la cordura. Gruñó con placer al sentir la mano suave y cálida de Matsuri, dirigiéndose a su entrepierna para comenzar a darle leves masajes a esa parte tan importante para él, que le exigía poseer a esa joven otra vez como tantas otras, que le ordenaba detener esa espera, pero no, debía ser paciente y hacerla sentir bien antes de acabar.

—Matsuri… - Soltó, extasiado. Ella le sonrió, sabiendo que sus caricias le agradaban, como a ella también las que Gaara hacía sobre sus pechos y en su cintura, sus caderas, todo su cuerpo era de él.

En el momento en que Matsuri lo notó distraído, aprovechó la oportunidad para voltear los papeles, quedando encima de él. Volvió a acariciar el miembro masculino, pero esta vez mientras lo besaba en los labios y rozando una y otra vez sus pechos desnudos sobre el torso de su amado. Sus lenguas se encontraron nuevamente, pero ahora bailaban suavemente, con dulzura, con amor.

La castaña dejó de besar los labios del chico, bajando por su cuello, por su torso y abdomen, hasta llegar a donde quería. Con una sonrisita traviesa, se deshizo del pantalón que lo cubría, dejándolo sólo en bóxer, a través del cual podía notar su erección. Gaara la jaló de la muñeca, haciendo que ella se quedara sentada a horcajadas encima de él. Mientras la miraba a los ojos, notando ese adorable sonrojo en sus mejillas por la agitación, bajó el cierre de la mini falda de la fémina, para después ayudarla a que se la quitara. La recostó a su lado y le bajó las bragas, notando que éstas estaban mojadas por todo lo que estaba pasando, y entonces sin prisa alguna, introdujo dos de sus dedos en la zona femenina, logrando hacer que ella dejara escapar un poderoso gemido.

—Está muy caliente aquí – Decía Gaara, moviendo sus dedos una y otra vez de la forma en que a ella le gustaba, lo sabía por sus gemidos de placer, esos que le indicaban cuando lo disfrutaba Matsuri —. Matsuri… ¿Te has guardado sólo para mí, verdad?

—¿C-como puedes preguntarme eso? – Cuestionó la chica, agarrándose de las sábanas de la cama con fuerza, pues las pequeñas corrientes eléctricas comenzaban a extenderse por todo su cuerpo —. Por supuesto… que sí… idiota…

—Que bien… - Gaara decidió dejar de torturarla, era hora de entregarle lo mejor que tenía, así que sin más, se quitó su ropa interior para quedar igual a ella, sin nada. Matsuri le observó con satisfacción y deseo, a pesar de no haber visto a ningún otro hombre desnudo, le parecía que Gaara era el más perfecto de todos, por donde le mirase estaba como hecho por un artista o un dios.

Gaara la abrazó, mirándola a los ojos.

—Matsuri… ¿Quieres ser mi novia? – Preguntó por fin, sorprendiéndola tanto que se quedó en silencio, sin saber que decir, hasta que por fin, soltó una sonrisa dulce.

—Claro que sí, baka – Contestó antes de besarlo. Sintió como las manos de Gaara separaban sus piernas y aquel miembro masculino entraba lentamente a su intimidad. Realmente gozó aquel momento, mientras él con cuidado se acomodaba en su interior. Lo sentía tan dentro, tan profundo, tan placentero.

Gaara comenzó a envestirla, entrando y saliendo de ella cada vez más rápido, al tiempo que el placer le recorría por completo, tal como a ella. Era fantástico, era increíble hacerle el amor a Matsuri cada vez que lo deseaba, ella era simplemente maravillosa al entregársele por entero, de forma tan apasionada, tan fogosa, tan suya.

—Eres sólo mía, sólo mía – Repetía el pelirrojo una y otra vez, abrumado por el goce que estaba experimentando. Ella no paraba de gemir en su oído, haciendo que él más se excitara, hasta que ambos pudieron sentir los leves espasmos que les indicaban que el final estaba cerca.

Matsuri se arqueó nuevamente, aferrándose a la espalda masculina, casi rasguñándole, al mismo tiempo que soltaba el más fuerte gemido de todos, mezclado con el nombre de Gaara. Una envestida más bastó para que ambos explotaran del placer, llegando al tan deseado orgasmo, la corriente que viajó por cada célula de sus cuerpos, unidos en uno solo.

Gaara salió de ella segundos antes de venirse, pues no tenía planeado convertirse en padre siendo tan joven, ni mucho menos arruinar la vida de Matsuri, aunque los dos sabían que un hijo era una bendición, ellos preferían no tener esa bendición cuando apenas tenían diecisiete años.

La chica creyó que este era el fin de todo, que ambos habían alcanzado las estrellas juntos, pero se equivocó, pues él aún tenía energías de sobra, lo supo cuando lo miró a los ojos y los vio destellar del deseo. Ella se sonrojó, tratando de decir algo, pero nada más que un gemido salió de sus labios al sentir como Gaara nuevamente la penetraba, esta vez mucho más lentamente, como si quisiera recordar cada segundo transcurrido, porque era precisamente lo que quería, hacerla suya para siempre, para que nadie más se atreviera siquiera a mirarla.

—G-Gaara… y-ya no puedo… - Se quejó la castaña al sentirle una vez más dentro de ella, pero pronto sus quejas se convirtieron en gemidos de placer, al sentir como él se movía con lentitud, para volver a excitarla.

—Aún no quiero que termine, todavía no – Respondió el chico con la respiración igual de agitada que la de ella, aumentando la fuerza y velocidad en cada una de sus envestidas, oyéndola retorcerse del placer que le causaba, el mismo que lo hacía sucumbir a él. La tomó del mentón y la besó, sin dejar de moverse. Matsuri lo rodeó por el cuello, usando sus pequeñas manos para acariciar los cabellos rojizos y la fuerte espalda del chico.

Después de un rato, ella misma le hizo detenerse, a pesar de que se sentía muy bien, sin embargo, estaba cansada de esa posición.

—¿Q-qué pasa…? – Preguntó Gaara, cansado y saliendo por unos segundos de ella. Matsuri lo tomó por los hombros, empujándolo hasta hacer que se dieran la vuelta, para quedar ella encima de él.

—Estaba cansada, quería cambiar – Le susurró al oído, sentada sobre él y sonriendo en forma lujuriosa. Con cuidado, hizo que el chico volviera a penetrarla, pero ésta vez era ella quien tenía el control y se movía lentamente encima de él, observando como se arqueaba y se veía aún más agitado que antes —. G-Gaara… - Gimió la chica, tomando las manos de su novio, para que éste la acariciara, cosa que él realizó sin ningún esfuerzo.

El placer que los invadía era ahora mucho mayor, él se sentía verdaderamente en la gloria, sentía que nunca antes había llegado tan profundo dentro de Matsuri y la forma en que ella se movía sobre él sólo lo excitaba más, pues podía apreciar sus senos desnudos y su carita de muñeca, forzándose a mantener la compostura, era simplemente adorable y le fascinaba tenerla sólo para él.

Cuando sintió que las paredes del sexo femenino le apretaban más de la cuenta, supo que el segundo orgasmo de Matsuri vendría pronto, así que tomándola por la cintura la ayudó a moverse todavía más rápido, para que finalmente llegara la culminación de aquel acto. La chica gritó fuertemente su nombre, arqueando su espalda y cuello hacia atrás, mientras él se seguía moviendo ahora un poco más despacio, hasta alcanzar el mismo estado que ella y una vez más, salió antes de terminar en su interior.

Después de terminar los dos cayeron recostados sobre la cama.

Matsuri estaba rendida, era la primera vez que lo hacían de esa manera tan intensa, incluso sentía que le dolía el cuerpo, pero estaba feliz, estaba muy feliz de pertenecer sólo a Gaara.

—¿Te gustó? – Le preguntó Gaara, rozando el cuello femenino con sus labios. Ella se volteó para mirarlo, abrazándole.

—Sí, tú sabes que sí – Dijo, sonriendo. Gaara la tomó del mentón y la besó en los labios, lenta y largamente, como si no quisiera que ese contacto acabase jamás, a pesar de que sus pulmones pronto comenzaron a reclamarles el aire que debían respirar, así que tuvieron que separarse.

—Eres una tonta, no vuelvas a desconfiar de mí, y mucho menos me andes sacando celos con cualquier idiota, porque soy capaz de matarlo – Amenazó, pero ella se lo tomó con humor.

—Muy gracioso – Lo rodeó por el cuello —. Idiota, si no quieres que desconfíe entonces no me des motivos ¿Acaso crees que es fácil para una chica estarse acostando con alguien que ni siquiera es tu novio? Me dolía mucho Gaara, pero te amo, por eso siempre me entregaba a ti.

—Perdóname, te juro que nunca más te diré las cosas a medias – El chico acarició la mejilla de su ahora novia, en forma cariñosa —. Te amo demasiado, no quiero volver a sentirte lejos, así que… - La besó levemente —. De ahora en adelante estemos siempre juntos ¿De acuerdo?

—De acuerdo – Respondió Matsuri, para volver a besarlo en forma apasionada, pero justo en medio de ello escucharon el sonido de la puerta de la casa, lo que les hizo dar un salto.

—¡Ya llegamos Matsuri! – Gritó su madre desde abajo, al tiempo que ella se separaba de Gaara con los ojos abiertos como platos ¿Qué harían ahora?

—M-mis papás llegaron, ay no, si nos descubren nos matan.

—¿Matsuri? – Volvió a llamarla su madre, a lo que ella se tensó completamente. Vio como Gaara cogía toda su ropa, vistiéndose a la velocidad de la luz. Ella hizo lo mismo, su mamá no podía encontrarla desnuda.

—¡Y-ya voy mamá, estoy un poco ocupada! – Avisó, notando como Gaara ya estaba listo. Él se le acercó y le dio un fugaz beso en los labios, susurrándole un "Te amo", para después salir por la ventana del cuarto de la castaña, que apenas acabó de vestirse salió a mirarlo, pero lo encontró muy bien abajo, así que sólo le sonrió y le hizo un gesto de despedida, para finalmente ir donde sus padres.

Uf, de la que nos hemos salvado – Pensó, con una sonrisa un poquito traviesa.

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Cuando en la escuela todos les vieron tomados de las manos y besándose como una pareja común y corriente, pensaron que estaban locos, pero no, era muy cierto.

Sabaku No Gaara y Koyama Matsuri eran novios oficiales, y a quien no le gustara que se aguantara, porque era la única verdad.

El club de fans de Gaara fueron las primeras en largarse a llorar al saber la noticia y su presidenta, la bruja de Kaoru, se arrancó varios cabellos de la rabia que sentía.

Habían comenzado a correr rumores de que ellos todos los días tenían sexo, o que lo hacían desde antes de hacerse novios oficiales. Incluso, circuló la noticia de que tenían orgías con algunos de sus amigos, aunque claro, todos no eran más que chismes que se dieron por pasarse el "dato" de boca en boca, aunque uno que otro no estuviera muy alejado de la realidad.

Ellos dos estaban –sin duda- en la boca de todos.

Pero todo eso ellos lo ignoraron, porque ya no eran más enemigos con derechos, ahora eran simplemente una pareja que se amaba por sobre todas las cosas.

—¿La viste? Casi se queda pelada – Dijo Matsuri mientras se reía, a lo que su novio asintió con la cabeza, rodeándola por la cintura sin importarle las caras de funeral y metralleta que ponían las locas de sus fans.

—Sí, la vi, pobre tonta – Le respondió Gaara, para luego acercarse a su oído —. Pero cambiando de tema – Susurró —. ¿En tu casa o en la mía?

—Mis papás no van a estar, así que en la mía está bien – Respondió, dándole un beso corto. Él rió, mirando a las chicas que se deprimían con su relación, como queriendo enseñarles lo que se perdían y que sólo Matsuri tenía. La tomó del mentón y comenzó a besarla, ante la mirada furibunda de Kaoru, que sólo bufó y se alejó dando zancadas.

Por cierto, llevaba una peluca rubia, se había quedado literalmente sin pelos en la cabeza.

Fin.

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Bueno, este ha sido el fin.

¿Y, que les ha parecido? A mí me dio risa que al final la bruja usara peluca xD

Pues nada más me queda decir que nos encontraremos en cualquiera de mis otros fics, y que para el sábado sin falta estará la conti de "¿Te Casas Conmigo?" y posiblemente de alguno de mis NaruHina, o alguna historia de Bleach, aún no lo decido xD

Bueno ¡Hasta pronto!

¡Bye!