Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! No me pertenece ni sus personajes, es propiedad de Akira Amano.

Advertencias: Tsuna 13, Mukuro 16.

Aclaraciones:

_Hablan los personajes.

-Pensamientos de los personajes-.

-aclaraciones mías-.

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Recuerdos

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N/A: Ha sido un tiempo desde que comenzó este pequeño fic; mi primer sobre Mukuro y Tsuna. Fueron dos años (y un poco más) lindos y llevaderos, Artes oscuras siempre estuvo a punto de terminar, pero, de alguna forma, encontré la forma de volverlo más largo; sin embargo ha llegado el final.

Summary: Con sólo ocho años, Mukuro se encuentra recluido en una prisión, en la cual es comprado y se lleva una sorpresa al enterarse que ahora es pertenencia del hermano menor del hombre que le compro.


Yunmoon Projects

Presenta:

Artes oscuras

Parte 3: Tiempo perdido

Capítulo 19 – La oscuridad del arte de amar.

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Irie llegó corriendo a casa, abrió la puerta con manos temblorosas y cerró de un portazo, dejó caer la mochila al suelo y él mismo se deslizó lentamente, la respiración agitada y su corazón latiéndole hasta la garganta; tenía tanto miedo que alguien estuviera siguiéndolo. Que ese tipo extraño estuviera siguiéndolo. No podía creer lo que había pasado, realmente no podía entender como habían pasado las cosas, como había llegado a ese punto. Se tensó cuando escuchó pasos detrás de la puerta y comenzó a dolerle el estómago cuando sintió que se detenían frente a su puerta, se levantó rápidamente y se separó de la puerta, el golpeteo a la madera provocó un estremecimiento en su cuerpo.

No pudo haberlo seguido hasta aquí… ¿cierto?

_Shoichi.

Volvió al suelo con un suspiro de alivio cuando reconoció la voz, sin vergüenza se arrastró hasta la puerta y abrió. El rostro estoico de Spanner fue mostrado ante él e Irie se abrazó a sus piernas, la sensación de mal estar lentamente disipándose, pero aún sentía algo extraño, aún sentía el calor en su cuerpo y el tacto de unas manos frías y suaves.

Había sido lo más horrible que le había pasado en la vida.

Spanner colocó dos dedos en torno al palito de la paleta que llevaba en la boca y la sacó, la otra mano la dejó caer sobre su cabello pelirrojo; por eso le gustaba Spanner, sabía cómo reconfortarlo sin tener que pedírselo. Pudo haberse quedado así mucho tiempo, pero sus hermanas lo apartaron del rubio y todos se dirigieron a la sala. Sus hermanas continuaron regañándolo por sofocar al rubio, hasta que Irie se cansó de ellas y se llevó a su amigo a su habitación, sí, todo era suyo, sobre todo Spanner, era su mejor amigo y las brujas de sus hermanas no se lo quedarían tan fácil.

Spanner, como siempre, se mantuvo tranquilo y desinteresado durante todo el tiempo en que sus hermanas lo molestaron, ellas estaban un poquito enamoradas del rubio, sin embargo Spanner vivía demasiado en su mundo para notarlo; o importarle.

_Traje hoy el modelo del robot que te había hablado.

Spanner sacó su laptop y la colocó sobre el suelo, Irie recostó el estómago sobre un cojín en el suelo y observó con ojos analíticos el modelo, era mejor de lo que esperaba, pero bueno, hablaba de Spanner, él podía no ser muy sentimental ni tampoco muy hablador, pero cuando se trataban de cosas técnicas era sorprendente. Si había algo de lo que Irie se sentía contento era de Spanner, era un amigo que lo entendía, no podía esperar algo mejor que él.

_Eso luce… sorprendente. ¿Cómo los vas a llamar?

_Hmm… aún no lo sé. De todas formas, ¿qué fue lo que te paso en la mañana? No es normal en ti ponerte así…

Ugh, de nuevo sintió mal estar. Se hizo bolita sobre el suelo y se sujetó el estómago con fuerza, Spanner observó la paleta en su mano y luego la metió en la boca de Irie, el pelirrojo frunció el ceño pero no dijo nada; Spanner conocía muy poco de la convivencia humana, Irie supo que el chico era un loco de la mecánica quien vivió toda su vida encerrado en un internado… hasta que sus padres lo mandaron de intercambio.

_¿Tan malo fue?

Preguntó Spanner, Irie asintió aún sin responder, dejó caer la paleta en el suelo y lo miró.

_Fue… horrible. No vas a creerlo… un tipo raro me detuvo en la calle y…

Y fue tan… extraño.

Se sonrojó. ¡Maldición! ¿Cómo pudo permitir algo así? Había pasado tan rápido que no pudo pararlo, simplemente… ese sujeto había estampado su boca contra la suya, incluso había profundizado el beso… ¡Había sentido una lengua dentro de su boca! ¡Y esa lengua no era la suya! Spanner alzó la paleta del suelo y la desechó a la basura; luego con la manga de la sudadera comenzó a limpiar el suelo. Irie se levantó de repente, sorprendiendo ligeramente al rubio.

_¿Shoichi?

_¡Un tipo raro en la calle me besó! ¿Qué debería hacer?

Estaba muy exaltado, muy, demasiado exaltado, Spanner debió de haberlo notado ya que se levantó del suelo y comenzó a acariciarle la nuca hasta el cuello e hizo eso hasta que se calmó. Shoichi frunció el ceño antes de aceptar el tacto y dejarse caer contra el pecho del rubio, aunque tenían la misma estatura Spanner siempre le pareció más grande, más alto y más fuerte, mientras que él siempre se sentía demasiado pequeño.

Spanner pareció notar su estado de debilidad, ya que tomó su rostro por las mejillas y lo miró a la cara con preocupación, la estoica expresión del rostro de su amigo se volvió en una bonita mueca preocupada, Shoichi realmente consideraba a Spanner su mejor y único amigo.

_¿Fue un acoso? ¿Quieres que lo denunciemos?

Oh. Eso no lo espero.

Eck. No estaba seguro de qué hacer. Ese tipo fue raro y tenebroso… pero algo en sus palabras le pareció muy… verdadero. No estaba seguro de nada.

Creo que estoy enamorado de ti.

Esa fue la razón por la cual Irie no pudo actuar.

También fue la primera vez que alguien le dijo algo similar.

Y no sabía qué hacer.

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-'No sé mucho acerca de los comienzos, se dice que ese tipo de información sólo la sabe la cabecilla de Vongola. El jefe de la familia: Tsuna y Giotto, el jefe de la CEDEF: el padre de ellos y el jefe de Varia: Xanxus. No es que la información sea confidencial, de todas formas el consejo de viejos también debe de saberlo… Giotto nunca comentó nada y yo nunca consideré eso importante. Sin embargo averigüe esto con mis propias fuentes: Vongola nunca fue una mafia hasta que Timoteo entró al poder'-

Mukuro continuó caminando entre las tranquilas calles de Namimori, la voz de Daemon en su cabeza era lo único en lo que prestaba atención. Si Vongola no fue una mafia hasta que Timoteo entró… imposible, no era posible; pero no por ello debía de dejarlo, algo le decía que había verdad en sus palabras.

-'Al principio se decía que Vongola era una familia influyente dentro de la nobleza que aún persistía en Italia, aunque no tenían títulos nobiliarios aún se les consideraba importantes. Su palabra dentro de Japón también tenía peso, tanto en el parlamento como en la nobleza, tienen historia con el emperador'-

-Al parecer tienen mucha influencia-

-'Hasta donde escuché, Vongola se volvió una mafia cuando Gesso entró en contacto con ellos. Gesso era una familia menor en la mafia que quería ganar terreno, comenzaron con ataques sutiles… entonces las otras familias de la mafia, que sólo consideraban a Vongola como una amenaza menor, comenzaron a tomar a Vongola parte de su mundo, en vista que comenzó a ser el objetivo de ellas Timoteo se vio obligado a tomar papel dentro de la mafia, no porqué quisiera…'-

-¿Y Giotto? ¿Qué hará ahora?-

-'No lo sé. Nunca he hablado con él sobre el tema. De todas formas no creo que quiera continuar siendo una mafia, Giotto siempre estuvo en contra de ella. Ponía en peligro a su hermano, a sus amigos… a nosotros'-

-… Voy a dejar la mafia cuando encuentre a Tsuna-

La voz de Daemon se apagó de su cabeza, Mukuro se sentó en una banca en el parque y esperó a que el ilusionista volviera a hablar. Lo hizo.

-'¿Qué es exactamente lo que quieres hacer?'-

-Irme. Nunca quise tener que ver con la mafia, nunca quise entrar a su mundo. Así que le diré a Tsuna que me iré, si quiere venir conmigo, lo aceptaré, sino… entonces me despediré-

De nuevo no hubo respuesta, pero Mukuro ya esperaba la respuesta… era casi lógico lo que pasaría. Tsuna iba a escoger a su familia, porque Tsuna siempre veía el bien mayor, si lo mejor apuntaba a su muerte… el castaño iría a ello, si lo mejor era matar a alguien, con el corazón oprimido en una mano lo haría… si lo mejor era separarse, con lágrimas de sangre Tsuna lo haría.

Mukuro sabía que ante todo… Tsuna nunca lo elegiría y Daemon también sabía eso.

-'Que tengas una buena vida solo… puedes llamarme, me gustaría poder verte ahogado en sufrimiento'-

-Sin embargo tú estás confiado en que esa oveja siempre volverá a ti… ¿no es así? Giotto Vongola baila en la palma de tu mano… o sería mejor decir que tú eres la tonta oveja que siempre vuelve a él… te maneja a su antojo-

Estas conversaciones mentales quitaban todo el estrés de su cuerpo, mucho más si los dos tenían la lengua afilada y las garras afuera; sin contar que ambos parecían conocerse tanto que podían golpear el punto débil del otro sabiendo que sería doloroso.

-'Mejor que ser un imbécil que piensa que podrá sobrevivir. Te diré esto; te iras y notarás que no hay posibilidad de vivir solo, entonces volverás con el rabo entre las patas, pidiéndole a Tsunayoshi que te permita estar a su lado. Simple y verdadero, mejor que toda la fantasía que te llevas creando'-

Era un pequeño cabrón que abusaba de estar en sus pensamientos, leyéndolo cual libro abierto… era un cabrón.

-Vete al demonio-

-'Nufufufu~ la mayoría dice que soy uno'-

_Tsk.

_¡Hey! ¡Por aquí!

Mukuro volvió a la realidad cuando escuchó el grito, alzó el rostro y se topó con un rubio demasiado animado moviendo el brazo de un lado a otro, se hizo el que no lo conocía y siguió caminando, aunque de hecho no tenía que pretender, realmente no tenía ni idea de quien era ese sujeto. Sin embargo el rubio pensó que era demasiado desconsiderado de su parte, contando que había hecho un largo viaje desde la mismísima Francia para poder conocerlo, así que, totalmente patoso, se acercó a él.

_¡Mukuro!

El ilusionista se tensó y volteo de forma agresiva.

_¡Qué rayos crees que estás haciendo! ¡No digas mi nombre, idiota!

_¡Oh! Lo siento.

El rubio tuvo la delicadeza de parecer avergonzado, de todas formas se veía fingido ya que enseguida volvió a sonreír como un idiota. Mukuro estaba temiendo de escuchar el nombre, sabía que no le iba a gustar.

_¿Y quién rayos eres?

El rubio sonrió arrogante y Mukuro deseo patearle el trasero.

_Soy Dino Cavallone, jefe de la familia mafiosa de Italia.

Agh. Justo lo que se temía; la mafia era una mierda.

_Tu familia vive en Francia desde que tomaste el puesto de capo.

_¡Pero somos de Italia!

Tch.

-'Dino Cavallone es un idiota, ¿no te lo dijeron?'-

No, pero ahora se daba cuenta.

_¿Puedes cerrar tu boca? ¿Y qué quieres?

El rubio se puso serio, fue una faceta tan repentina que fue imposible no tomarlo enserio; no tenía idea de que mierda tenía metida la mafia para tener a alguien como ese rubio como capo, porque… era tan diferente a Giotto, Giotto era serio, era tranquilo, era cuidadoso e inclusive estoico cuando era necesario. Pero ese rubio era tan… raro. El mundo era un asco si ponía a personas como Dino Cavallone o Giotto Vongola en la mafia, eran personas buenas, limpias y luminosas.

-'Nosotros en cambio somos una mancha en su luz… y les da igual'-

-Tsk… cierra la boca-

Dino Cavallone comenzó a hablar, animadamente, estúpidamente; si no moría era por alguna bizarra suerte en su vida, de eso ya no tenía duda.

_Bueno, estuve hablando con Giotto hasta hace poco, pero hoy que fui dijo que no estaba para verme; entonces le pregunté qué sucedía, él no quiso decirme nada. Al final me dijo que viniera a buscarte porque podrías necesitar ayuda.

Mukuro arrugó el ceño; la mueca de asco que tenía fue suficiente para dar a entender a Dino que era innecesario, de todas formas se quedó en su lugar, el nerviosismo en cada poro de su cuerpo se revelaba, se veía torpe y patoso, Mukuro no lo soportaba. Odiaba todo lo que pasaba, todo lo que no pasaba y las cosas que no entendía, como siempre, se sentía un poco desconcertado e irritado. Todo era así cuando no tenía a Tsunayoshi para calmar sus sentimientos y darle esa seguridad que desconocía necesitaba.

_No te necesito. Lárgate.

-'Uh. Creo que podría echarse a llorar'-

Mukuro sonrió, el brillo de su ojo rojo fue peligroso, si Dino se iba a asustar al menos pensaba darle las razones suficientes para hacerlo; mostrando la cara que tenía cuando fue un asesino.

_Hey… yo creo que me necesitas; tú necesitas un cielo.

Todo a su alrededor se enfrió. Dino pareció notar el error que había cometido; retrocedió un poco pero no demasiado, lo suficiente para mantenerse en defensa si Mukuro intentaba atacar. Mukuro no atacó, se quedó quieto en su lugar; esperando un movimiento falso, algo para atacar.

Peligroso, fue la impresión que dio.

_No te necesito.

_Lo haces, necesitas a alguien que retenga tus sentimientos… tú no puedes hacerlo por tu cuenta, menos si dentro de tu cabeza está Deamon Spade.

-'Nufufufu~ no hay duda de que es un cielo; y uno bastante inteligente pese a ser torpe'-

Mukuro sonrió, la sonrisa era venenosa, sus ojos brillando aún con intensidad. Dino no se amedrento esta ocasión.

_¿Y qué te hace pensar que tú serás esa persona?

Dino se sonrojó.

_Eh… aceptó que nunca he tenido alguien niebla conmigo, no como Giotto… o Tsuna; pero sigo siendo un cielo y quiero ayudarte a encontrar a Tsuna… Tengo una cuenta pendiente con él y con Reborn.

Ugh. De nuevo Reborn.

_¿Qué tienes con Reborn?

Un movimiento con el pie de parte de Cavallone fue suficiente para saber que no era nada bueno; como era obvio tratándose de Reborn. Mukuro esperaba con ansias el día que le arrancaran la cabeza y desmembraran parte por parte del cuerpo de Reborn, era lo mínimo que se merecía por meterse donde nadie lo llamaba.

_Era mi tutor hace un tiempo… se llevó mi arma, cosa que realmente da igual, y también mi anillo de la familia Cavallone, lo importante; desde entonces desapareció y no he sabido nada de él. Mi familia me ha exigido el anillo y sin él no se me reconocerá como jefe nunca más.

Sonreír fue lo mínimo que pudo hacer, desde su cabeza Spade soltó una carcajada; Dino enrojeció de vergüenza mientras movía el pie con nerviosismo. Pese a lo cómico que sonaba todo el asunto aún quedaba una incógnita: ¿Por qué razón Reborn querría el anillo del líder de Cavallone? Sin embargo la respuesta llegó rápidamente: Un medio de defensa. De acuerdo a todo lo que había escuchado sobre la ceremonia del Trinisette, el poder que desataba era demasiado grande, de tal forma que sólo los cielos podían absorber ese poder; ¿Y qué había con un anillo de Cielo? Probablemente tendría una función similar, Reborn debía de saber eso al tomar el anillo de Cavallone para absorber parte del poder para que no hiciera mucho daño a los otros y a él mismo.

Todo lo tenía planeado desde hace demasiado tiempo para ser verdad. Reborn debía de haber previsto todo… o Luce le había informado todo lo que pasaría. Ahora que recordaba, en los recuerdos de Spade, Reborn había dio que todo ya lo había visto Luce y hasta donde sabía los arcobaleno, en especial los cielos, tenían visiones.

Maldito Reborn, debía de tener ya la delantera.

_Escucha, Dino Cavallone, yo no te necesito. Pero conozco a alguien que lo hace, su nombre es Hibari Kyouya y ahora mismo es igual que un gatito perdido, así que es mejor que vayas por él; pocas veces será sincera, pero él necesita de alguien como tú ahora.

Y realmente no mentía.

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A veces, raras veces, Giotto sabía lo que tenía que hacer, aceptaba que, muchas veces, actuó bajo influencia de otras personas, como G, Daemon, su familia, su hermano, su abuelo; todos. Pero tenía una excusa, sus mejores ideas habían sido en el calor de los peores momentos y con la inspiración de muchas personas, sobre todo Tsuna; él fue la inspiración de muchas de sus ideas e incluso ideales.

Por eso, acepaba que a veces le gustaba la idea de dejar de ser el líder; porque la verdad el papel le pesaba, le pesaba mucho; sin embargo (y pese a ello) la idea de dejar a su hermano como el líder le quitaba el alma. No podía permitir que alguien tan pequeño, puro e inocente fuera un líder. No podía porque Nana se lo había encargado con el último suspiro de su alma, y el corazón se le oprimía al recordarla porque ella siempre fue una excelente madre, aunque no fuera su madre biológica.

Pero sobre todas las cosas; Giotto amaba a Tsuna con el amor más grande que nunca hubiera tenido. Lo amaba mucho más de lo que amaba a Daemon, lo amaba como se amaba a sí mismo. Tsuna le había brindado calor en los peores momentos, le entendía cuando nadie, ni Daemon, podía hacerlo. Dejarle la mafia a alguien como él… imposible, simplemente no podía.

No podía hacerlo; por esa razón ahora miraba el cuerpo de Daemon con anhelo. En el momento en que Daemon volviera sería el momento indicado para pedirle que se quedara con él para siempre, no le importaría nada ni nadie, sólo él y dejaría a su hermanito en libertad; lo merecía. Tanto Tsuna como Mukuro ya habían sufrido demasiado, permitir que niños entraran en la mafia, que se enfrentaran a la vida de esa forma, no podía hacerlo.

Ya no más.

Sin embargo era consciente que corría peligro, que los mandos ahora eran insoportables y que preferían al líder real que a él; pero nada de eso podía importarle menos: porque ya había tomado una decisión.

La decisión estaba más que clara en su mente, sólo necesitaba hacérselo saber ahora a Daemon. Ya no más mafia, así le costara la vida volvería a Vongola en el grupo vigilante que comenzó. Nada más debería de valer ahora.

_Hey, Daemon… Lo lamento. Tenías razón, soy muy débil cuando no estás conmigo… Cuando no tengo a Tsuna a mi lado que me infunda valor. Tenías razón.

Lentamente Giotto se quedó dormido a los pies de la cama.

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Mukuro se detuvo en el lugar acordado al atardecer; Daemon había mantenido una plática insulsa con él desde que dejaron a Dino Cavallone atrás, sin embargo sabía que era seguido por el mismo y no podía sentirse más arto. Pero se mostró indiferente y esperó por Hibari. Una vez se encontrara con Hibari seguiría la vibra del collar y obligaría al tonto friki de las tonfas quedarse con Cavallone; ya no lo necesitaba y estaba seguro que Reborn tampoco.

En fin.

-'Por lo tanto; Giotto se quedaría cuidando mi cuerpo lo que le obligará a enterarse de donde estoy, claro, si decide dejar de ser un marica romántico y buscar en la habitación. De cualquier manera, no espero nada de él, debe de estar en su peor momento'-

-Sabes que no me interesa nada de lo que estás diciendo, me da igual si él cuida o no tu cuerpo, es más, espero que lo destruya y lo entierre-

-'Si él hiciera eso tú y yo tendríamos una larga vida juntos, Nufufufufu~'-

-… Como sea. Piérdete, no quiero seguir escuchándote-

-'Oh, mira, es Hibari'-

Kyouya llegaba con el rostro más pálido que le hubiera visto, alzó una ceja interrogante y le mandó una mirada de desconcierto, el pelinegro desvió la mirada y le extendió algo, era una nota. Lentamente la tomó, pero no hizo ademan de abrirla, no entendía nada; la actitud de Hibari le disgustaba un montón, sobre todo esa mirada culpable que tenía. Apretó el papel entre sus dedos.

_¿Qué sucede? Parece que hubieras visto un muerto, Kufufufu~

_Tenías razón.

Soltó lentamente, pero Kyouya no lo miró a los ojos, Mukuro tuvo que soltar un suspiro para no comportarse desagradable, odiaba esa actitud de Hibari, era molesta porque era irritante, era irritante porque se veía débil, se veía débil porque sabía algo tan grande que seguro iba a odiar. Dejó de apretar el papel entre sus dedos, pero no lo abrió, todo lo contrario, hizo ademan de dejarlo caer al pavimento.

_¿En qué?

_Tsunayoshi sigue vivo.

Maldita sea. Mukuro tensó los dedos en torno al papel entre sus dedos, sin embargo no se movió, entonces Hibari lo miró a los ojos; se veía preocupado. Divertido, nunca pensó que vería algo así en las elegantes facciones de Kyouya; esto no era divertido ni agradable, esto era molesto y Mukuro lentamente elevó el papel hasta tenerlo a la altura de la barbilla, pero no lo abrió.

_¿Lo viste?

_Sí.

Hibari volvió a desviar la mirada, esta vez pareció tornarse más pálido y Mukuro decidió abrir el tonto papel.

Con Enma Simon en la calle ****

Reborn

Mukuro volvió a mirarlo y se detuvo en su entrecejo, parecía preocupado y molesto.

_¿Qué sucedió?

_No voy a ser el imbécil que de las noticias, ve ahí y a mí ya no me busques. Vongola es una mierda y no voy a volver a Italia.

Sin más Hibari hizo ademán de seguir de largo, Mukuro lo sujetó del brazo y lo hizo recargarse de la verja en la que él había estado apoyado, el pelinegro no se amedrentó ni pareció molestarse, es más, parecía esperar por ese ataque. Mukuro se quedó quieto porque no supo que hacer, así como podía molestarlo también podía sacarle la información, incluso podía irse con él.

Pero no podía hacer nada.

_¿Qué tanto me voy a disgustar? ¿Terminaré odiándolo?

Supuso que parecía una súplica demasiado patética, puesto que Hibari lo miró como si mirara a un cachorro; luego frunció el ceño mientras una sonrisa bizarra y burlona surcaba en el extremo derecho de su boca. Lo odio tanto que se recompuso un poco, pero ya era tarde, ya había demostrado debilidad frente a Hibari Kyouya.

_No hay forma; tú estás obsesionado con él. Aunque Tsunayoshi matara a tu hermana no lo odiarías… Tu ruina es él y vivirás con eso el resto de tu vida.

Palabras más sensatas no pudo escuchar. Hibari desvió el rostro al suelo antes de mirarlo una vez más. Mukuro estaba totalmente repuesto ahora.

_Ahora mismo te compadezco.

Soltó Hibari mientras se soltaba de su agarre.

_Por cierto… voy a marcharme a Francia con Cavallone; es lo más cerca que estaré de la mafia.

Hibari caminó hacia el auto oscuro que intentaba ser una piedra en el camino y golpeo con sus tonfas el cristal hasta hacerlo añicos; Dino salió hecho una furia y luego recibió el saludo marca Kyouya: Un tonfaso directo a la nariz y otro al estómago. El rubio cayó al suelo sujetándose las áreas afectadas, pero Kyouya ignoró su dolor y subió al auto; a Dino le esperaba una larga temporada con ese tonto y temperamental chico.

Bien, al menos se había librado de Kyouya sin tener que hacer nada.

-'Todo fue gracias a Reborn, como siempre'-

Mukuro evitó el disgusto y, mirando una última vez, se dirigió hacia donde el collar lo guiaba; no sin antes notar que era justo en la dirección que estaba escrita en el papel que Reborn le había hecho llegar a partir de Hibari. Hibari era un imbécil si había decidido ser utilizado por Reborn una última vez, en fin, era su vida y que hiciera lo que quisiera.

-'Kyouya nunca va a ser libre, no mientras exista Reborn en su mundo. Y lamentablemente siempre existirá. Si lo que quiere es dejar de tener la influencia de ese sicario lo mejor que puede hacer es morir'-

-Eres un psicópata-

-'Pero es la verdad. Aunque tú lo dejes nunca podrás vivir fuera de su influencia, Tsunayoshi lo es todo para ti'-

-Creo que ya habíamos hablado de eso. Así que ya cállate-

-'Como quieras, al final quien va perder vas a ser tú'-

-Sí, sí, como digas-

Hubo un momento de silencio en el que Mukuro pensó que no habría más plática, pese a ello Daemon comenzó a reír, la risa parecía más bien algo amargo.

-'¿Dijo Simon, así como la familia Simon?'-

-¿Qué tiene?-

-'Simon fue una familia mafiosa muy importante en Italia; hace mucho estuvo en la alianza Vongola, pero mataron a su líder y luego la familia desapareció. No sabía que seguían con vida'-

-¿Qué tiene?-

-El líder era amigo de Giotto, su muerte fue muy difícil para él'-

-¿Y? Eso a mí en que me afecta-

-Tsunayoshi conoció a su hermano, Tsunayoshi se dirigió con Enma Simon después de lo sucedido, Tsunayoshi lo planeo todo-

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_¿Lo planeaste todo?

Tsuna negó con la cabeza, se veía cohibido y un poco arrepentido, pero sólo un poco. Además de un montón de otros detalles en los que Reborn no planeaba meterse ni mucho menos hondar, de cualquier forma Reborn se pasó una mano por el cabello antes de ocultar tras su fedora.

_Yo no planee nada…

_Pero sacaste provecho de ello. ¿Por qué? Pensé que no eras de ese tipo, Dame.

Puesto en evidencia, Tsuna bajó el rostro, Enma le miró significativamente antes de sentarse a su lado, muy a su lado; parecía un poco protector, pero Reborn podía entenderlo y lo peor es que no sabía qué hacer, porque esto no se lo esperaba. De cualquier forma disimulo muy bien, Lambo ayudaba al comportarse como idiota frente a la chica exuberante y rompiéndole la paciencia (cosa fácil para él, Reborn siempre deseaba patearle la cabeza y dejarlo estampado en alguna pared, sino fuera suyo y no lo disfrutara lo hubiera hecho hace mucho tiempo).

_Tenía que hacerlo… Él iba a dejarme… Tenía que hacerlo para no perderlo.

Reborn frunció el ceño; por eso nunca podría enamorarse de un cielo, pese a que aparentaban un aura brillante la verdad era bastante diferente. Los cielos eran egoístas y las cosas que más amaban nunca las perderían; las celaban de tal forma que eso que amaban no se apartaba de su lado por miedo a lastimarlo. Así como Mukuro o como Daemon nunca podrían apartarse de su cielo; estaban atados a ellos, obligados (sin ser conscientes) a permanecer al lado de ese cielo.

_Si tanto lo amas deberías dejarlo irse; eso sería mejor para él.

Tsuna desvió la mirada.

_No puedo… Lo siento.

_A mí que me dices; pídele disculpas a quien lo merece.

Enma observó a Reborn un momento antes de mirar a Tsuna.

_¿De qué habla?

Tsuna se removió en su lugar; pero no dijo nada, en cambio Reborn sonrió y el castaño supo lo que iba a hacer.

_¿A caso no lo recuerdas, Enma Simon?

El pelirrojo miró con desconcierto, luego se encogió de hombros.

_Ya me lo había dicho… Todo tiene que ver con el Trinisette, ¿no?

Reborn entrecerró los ojos antes de levantarse de su lugar; Lambo lo observó desde su lugar en la barra americana que separaba la cocina de la sala; Adelheid se levantó de su lugar observando con desdén al sicario; sin embargo Tsuna se levantó y observó a Reborn con reto, el pelinegro entrecerró los ojos con desafío; pero Tsuna no hizo nada más que mirarlo.

_Quiero hablar contigo, a solas.

Tsuna negó con la cabeza.

_Esperaremos a Mukuro; así que siéntate y sé paciente.

Un gruñido salió de la boca del pelinegro mientras volvía a su sillón. Tsuna volvió a su lado del sofá con Enma a su lado; sabía que podía llegar primero Reborn o Mukuro, aunque confesaba que siempre creyó que sería Reborn, de cualquier forma esperaría por Mukuro pacientemente.

La verdad pronto sería revelada.

.


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Mukuro se detuvo frente a la casa; la dirección era la indicada y sabía que detrás de esa puerta estaría Tsuna, pero se sentía… extraño; sí, esa era la palabra, extraño. Sabía lo que quería y eso era su libertad, por lo mismo algo le decía que entrar por esa puerta no le daría lo que necesitaba, podría decirse que estaba asustado; pero era consciente de lo que tenía que hacer. Realmente necesitaba un descanso de todo, todo este tiempo, todos estos años, era demasiado para él, pese a ello la mínima idea de pensar en no conocer a Tsuna era aterrador en muchos sentidos. Vivir sin una razón no era una vida, vida sin Tsuna era solo existir. Existir era solitario y no pensaba volver a algo tan desagradable.

-'Si piensas de ese modo deberías volver por donde viniste. Lo que está detrás de esta puerta seguramente no te va a gustar'-

-Ya estoy aquí, qué más da si me quedo o me voy; de todas formas terminaré enterándome; y terminaré dándome cuenta que todo esto es odioso… Maldita sea, debería volver y nunca buscarlo, pero es un cielo, es mi cielo; simplemente no puedo ignorar ese hecho-

Daemon no aceptó ni negó algo, por ende supuso que lo dicho le había hecho pensar; igual y se daba cuenta que amar de tal forma a un cielo no era sano, de cualquier forma seguiría amando a Giotto así como Mukuro amaba y amaría a Tsuna. De verdad, debía ser algún tipo de veneno o droga, no veía otra forma de que amara tanto a Tsuna. Ignorando todos sus pensamientos se encaminó al pórtico del hogar y con dedos frígidos golpeo la puerta.

No quería escuchar una respuesta, pero la puerta se abrió antes de que pudiera retractarse; Reborn le invitó a pasar sin siquiera dirigirle una mirada y lo guio dentro de la casa. Se quedó en la entrada mirando al sicario alejarse, el pelinegro debió notarlo ya que se quedó dónde estaba y volteo lentamente.

_¿Ahora qué te pasa?

_¿Él está adentro?

_Lo está.

No quería que lo estuviera, deseaba que no estuviera, ¿qué debía de hacer para que no estuviera? Permaneció en la entrada del lugar sin dar indicios de entrar; si él estaba no sabía si debía de entrar, iba a perder algo, y no sabía que tan bueno sería eso. Reborn seguía en la entrada esperándole con paciencia.

_¿Vas a entrar o no?

Sin responder y a paso seguro pero dubitativo, Mukuro entró. Clavo la mirada en la espalda de Reborn y no se permitió apartarla hasta que el sicario se quitó de enfrente.

Todo fue demasiado como para detenerlo (o enfrentarlo); se estremeció mientras sentía las manos del moreno enterrarse en la carne de su cintura.

Debía de ser una broma.

Las manitas calientes se sentían aún debajo de la ropa y lo peor surgió cuando la cabecita morena se enterró a la altura de su estómago.

Debía de ser una broma con el único objetivo de joderlo; extrañamente estaba surtiendo el resultado esperado.

_¡Mukuro! ¡Viniste! Sabía que lo harías.

Mukuro se estremeció cuando el timbre de voz familiar fue reconocido por sus oídos, y aunque todo parecía una broma ahora estaba seguro que no, el collar vibraba en reconocimiento a su creador y el mismo se encontraba rodeando el cuello menudo de Tsuna.

De un Tsuna de seis años.

Fue como volver el tiempo, de esa primera vez que se conocieron; cuando el castaño siendo un niño le timo haciéndose pasar por un niño ingenuo cuando la verdad era que de ingenuo sólo tenía los dientes de leche. Sin embargo devolvió el abrazo y sintió la suavidad de los mechones castaños, pero todo dolía y no sabía porque. Bueno, lo sabía, una parte de si estaba perdida en cuanto observó a Tsuna; no podía dejarlo.

No iba a dejarlo.

Todo había cambiado en cuanto vio a Tsuna; al pequeño Tsuna de su juventud, aquel que le dio la más brillante luz antes de sumergirse en la oscuridad de su propio corazón; fue aquel que le dio una razón de vivir y un corazón para sentir; un alma menos sucia. Todo gracias a él. Por eso ahora no podía abandonarlo, el moreno le necesitaba; tanto que la simple idea de marcharse, ahora, era inaudita. Imposible. Inconcebible.

_Estaba tan asustado cuando… Cuando me di cuenta que estaba así… tenía miedo… Tenía miedo de no verte nunca más. Por favor, no me abandones.

Enterró los dedos en su cabecita y se hincó frente a Tsuna y le sonrió de lado, de la forma en que Tsuna amaba que lo hiciera. Acarició todos sus mechones de forma cariñosa y se acercó hasta que sus rostros estaban tan pegados que sólo podían mirar los ojos del otro.

_Nunca voy a abandonarte, jamás.

-'Sin embargo, hace menos de quince minutos planeabas verlo y luego largarte'-

Ignoró la voz en su cabeza, no tenía tiempo para escuchar a Daemon ahora.

_Gracias.

Tsuna se acercó para besarlo (probablemente) sin embargo Reborn los separó los alejó tanto uno del otro que Tsuna terminó casi en la esquina derecha de la habitación y Mukuro en la contraría.

_Bien, bien, Daemon…

En su cabeza el demonio se movió impaciente y emergió mandándolo a él al fondo de su mente, genial, ahora era él quien observaba todo mientras Daemon se encontraba jugueteando con su cuerpo. Simplemente genial.

_Reborn.

El sicario alzó un arma y sonrió.

_Manda mis recuerdos a Giotto; que no pierda el tiempo buscándome y que sea buen líder metiéndose sólo en lo que debería importarle: la familia.

El arma viró entre los dedos de Reborn con tanta rapidez que por un momento no pudo observar el movimiento, era veloz y por lo visto había tenido mucha práctica con las manos. El arma se detuvo tan rápido que sólo fueron capaces de escuchar el disparo.

El olor a pólvora era penetrante; era un olor extraño, como la sangre, pero con fuego incluido, también un poco olor a quemado, el arma no tenía el silenciador y Mukuro se preguntó si todo esto estaba diseñado para ser un gran drama o llegar a un punto concreto.

Cuando la bala impactó contra su objetivo Mukuro recordó porque Reborn era el mejor sicario de todo Vongola; nunca había fallado una bala, jamás. Todas sus balas tenían un objetivo y el objetivo siempre era destruido por las manos de Reborn. Por eso mismo cuando observó el objetivo supo que no podría detenerlo y todo alrededor se desmorono mientras su propia mente y la de Daemon luchaban para tener el control del cuerpo. Él gano, era su cuerpo después de todo; Daemon era un invasor en sus pensamientos.

Pudo distinguir el rostro de todos los presentes.

Lambo miraba con tanta tranquilidad que se recordó que ese chico fue elegido por Luce para ser guardián de Tsuna, probablemente él ya sabía algo de todo lo que pasaba, por lo mismo no se notaba sorprendido; Mukuro esperaba encontrarlo lloriqueando como recordaba lo hacía constantemente en la mansión, pero no lo estaba haciendo y él se encontraba gratamente sorprendido; Lambo, después de todo, no dejaba de pertenecer a la mafia y, hasta donde sabía, no era tan mal sicario.

En la habitación había una chica, ella, además de ser increíblemente voluptuosa, se veía increíblemente trastornada, como si no pudiera explicarse como todos los eventos habían desencadenado a ese desenlace, también se veía asombrada y, por no mentir, maravillada. Seguramente nunca había visto actuar a alguien como lo hacía Reborn. Ni él mismo lo había visto actuar con tanta precisión.

Luego estaba ese pelirrojo que presumía ser Enma Simon; él se veía tan desconcertado y con el rostro tan lleno de dolor que parecía que su corazón estaba dando sus últimos latidos, su cuerpo se deslizó al suelo tan velozmente hasta quedar de rodillas, pero nadie pareció notarlo ya que todos continuaban mirando en otra dirección.

Finalmente estaba Tsuna; la adoración de sus ojos, su cuerpo estaba tieso mientras sus ojos se mantenían abiertos con asombro y una mueca de sorpresa se había pintado en sus facciones juveniles; en esas que había amado casi desde que le sonrió. Su cuerpo descendió casi al mismo momento que Enma Simon y la sangre se deslizó sobre su camiseta verde limón, manchó el suelo de madera y Enma parecía estar sufriendo el mismo destino ya que parecía que su respiración se había detenido mientras veía a Tsuna morir.

Mukuro estaba muriendo también.

Sin oponer resistencia, Daemon abandonó su mente cuando una ola de segadora ira le atacó y le expulso.

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Giotto despertó cuando el cuerpo de Daemon se movió violentamente, se levantó de su lugar y corrió hacia el chico con una mirada llena de preocupación.

_¡Daemon! ¿Estás bien? ¿No te sucedió nada? ¿A dónde fuiste?

Daemon no contestó; su mente intentando procesar todo lo que había sucedido en ese momento, primero se encontraba en una situación incómoda con Reborn y Tsuna incluidos, de repente Reborn había lanzado un disparo (que para él fue primero muy al azar hasta que atino a mirar hacia la dirección del moreno) que había impactado al castaño; ¿muerto? Sí, era lo más probable, había visto la sangre deslizarse por su pecho y su cuerpo pequeño caer al suelo después del disparo.

Aún no podía creer que Reborn hubiera matado a Tsuna.

_¿Daemon?

Como decirlo, sabía que algo así iba a pasar, pero no tan literal, todo el tiempo no creyó que Reborn fuera a hacerlo, siempre fue muy bromista con eso de matar a alguien como Giotto o Tsuna, por eso nunca le creyó capaz, si no lo hubiera visto aún no le creería. Mukuro debía de estar muriendo en ese momento, fue el último sentimiento que llegó a él antes de ser expulsado por toda esa ira.

Mierda; si todo iba mal ahí morirían más personas además de Tsuna.

_¡Daemon!

El grito le despertó, observó a Giotto antes de soltar sus palabras, era mejor hacerlo ahora que dejarlo a la deriva, después sería demasiado malo, mucho peor que ahora.

_Reborn ha matado a Tsuna.

Como era obvio, Giotto se congeló en su lugar, pero al sentir el aura brillante ser más hostil supuso que debía de actuar rápido; se levantó y le sujetó el brazo, la mirada helada que le envió le mandó escalofríos, pero sabría que tenía derecho, acababan de matar a su hermano; Giotto tenía derecho a hacer un berrinche.

_Suéltame.

_No puedo. Reborn tiene razón, no puedes ir a perseguirlo, debes enfocarte en la familia; si Tsuna murió fue por la familia, era él o era con Byakuran… Giotto, eso habría sido muy peligroso.

Giotto lo miró como si le hubiera traicionado de la peor forma, pero no mentía, las cosas eran bastante malas como para ir por Reborn, no sólo Vongola estaba bajo presión, Byakuran también lo estaba con su propia familia. De nuevo las cosas estaban cambiando y Giotto como líder total de Vongola debía de actuar.

_¿Cómo puedes decirme eso? Pensé que me entendías. Tsuna es parte de mí, ¿cómo, si quiera, puedes pedirme que lo deje ir?

_Tenías razón.

Soltó rápidamente, no podía ocultar nada con Giotto ahora, estaba en su etapa de enojo y debía de ser sincero si quería detener lo que podría pasar.

_Sobre los lazos y toda esa cursilería. Tsuna y yo formamos un lazo después de ese tonto ritual; lo sentía dentro de mí, cuando estaba vivo sabía que lo estaba y una parte dentro de mí me gritaba que estuviera tranquilo, que nada pasaría. Pero ahora que se ha ido es… vació. Estos lazos; yo los odio. Es mejor no conocerlos, cuando los pierdes todo se vuelve vació y tan confuso.

Por un momento Giotto se mantuvo en la misma posición de ataque, antes de derrumbarse; bajó los hombros y la cabeza antes de comenzar con un gemido lastimero que indicaba su llanto; le sonrió con pesar mientras lo rodeaba por los hombros.

_Lo lamento; realmente… lo lamento.

Giotto no respondió, toda la noche se mantuvo con el llanto.

.


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Sin embargo, Byakuran estaba en otro lado. Uni lo observó por largos minutos antes de sonreír serenamente y observar la mirada rabiosa de Bluebell mientras veían al peliblanco perdido, una vez más, en sus pensamientos, así había estado desde que llego de su paseo el día pasado. No había mencionado nada de Tsuna tampoco y Uni estaba empezando a pensar que había una probabilidad que hubiera encontrado su razón de ser. Así como ella lo encontró al servir ahora para los arcobaleno todo indicaba que ya no estaba interesado en conseguir el Trinisette y que ya no la necesitaba más; sin embargo no pensaba marcharse hasta que el mismo Byakuran le dijera que debía de hacerlo.

Lo quería demasiado como para cambiarlo.

Solo desearía saber quién era la persona qué se había ganado ese lugar importante para Byakuran. Simplemente no podía entender, después de todo siempre creyó que nadie lo lograría, Byakuran tenía muchos estándares no solo imposibles también absurdos; Uni simplemente había creído que las cosas serían así para siempre; y la sola idea le había hecho sentirse triste. No deseaba que la vida de Byakuran fuera así de solitaria, que nunca conociera a alguien que le hiciera feliz más que las personas que necesitaba para completar su utopía, su obsesión. No quería algo así para el albino.

Sin embargo ahora estaban ahí; Byakuran siendo un tanto raro, ignorando a todo el mundo por lo que presumía ser un nuevo amor. Estaba feliz por él. Realmente le deseaba lo mejor ahora; sin embargo debía de saber quién era esa persona, después de todo lidiar con Byakuran fue una tarea que ella misma decidió tomar y no podía dejarla pasar a quien sea. Al menos esperaba que fuera un poco como Tsuna, él hubiera sido bueno para el albino si no hubiera estado enamorado de Mukuro; habría sido la mejor opción (por no decir de la única, después de todo Byakuran siempre pareció verdaderamente enamorado del castaño).

_Hoy pareces tan distraído como ayer.

Ni sus palabras nítidas y perfectamente audibles fueron escuchadas, Uni se colocó a su lado y dejó caer, casualmente, una mano sobre el hombro del albino; Byakuran reaccionó lento: Volteó a mirarla y luego le sonrió con calidez, siempre era igual su reacción cuando la veía, por eso no podía dejarlo, el albino la veía como una persona importante y Uni también.

_Uni-chan, ¿qué sucede?

_Me preguntaba porque te ves tan distraído; has estado así desde ayer.

Byakuran no contestó nada en los primeros minutos (sí, minutos, Uni se sorprendió por lo mucho que estaba tardando en contestar) pero luego soltó un suspiro y dejó caer la cabeza contra su hombro delgado, ella le recibió con una sonrisa y le acarició con suavidad el cabello, para Byakuran ella era como una madre; no, un ángel que había bajado de algún lugar a cuidarle. No podía hacerle daño porque Uni era la persona más importante del mundo. Por la misma razón sentía que ella podía ayudarle. Si, nadie como ella para ayudarle en ese momento donde se daba cuenta que en el mundo existía una persona que podía ser la más importante para él… ¡Y no sabía que hacer!

_Uni-chan… me he enamorado.

_Una verdad obvia, ¿quién fue la persona elegida? ¿La conozco?

_No lo creo. Él… nunca lo había visto antes en mi vida. Es… fue… Uni-chan, ¿y sí él me rechaza? No estoy hecho para el rechazo, no podría vivir si él lo hiciera.

Ella lo sabía, después de todo, la historia que precedía a Byakuran era un drama cliché del que ella le había ayudado a superar. Rechazado por su familia, sólo y abandonado; Byakuran no conocía otra cosa que el despreció al mundo, una vida solitaria que no le importaba llevar, porque nunca había conocido nada más. Uni lo conoció en ese entonces; ella era mucho más pequeña y él estaba en plena pubertad; le mostró la vida como ella sólo la conocía y él le mostró su infierno. Byakuran quedó fascinado y su mundo se volvió más grande porque ahora deseaba compartirlo con ella. Uni aceptó la tarea de compartir el mundo con él.

Por eso sabía lo difícil que era para Byakuran el rechazo, ser rechazado por la gente que amaba y debía amarlo era difícil, pero ahora que estaba dispuesto a entregarle su mundo a alguien estaba aterrado. Uni sonrió.

_No puedes saber lo que va a pasar si no hacer nada. Debes actuar para lograr lo que quieres, es lo que siempre has hecho, nada es diferente.

_Es diferente; intento que me ame por todo lo que soy, no ser simplemente agradable para que podamos crear algo más que hostilidad… Además, cometí un error y no creo que quiera verme de nuevo.

Su desánimo se notó cuando se separó de ella y se puso en pie; Uni lo miró dar vueltas entre el sofá de una plaza y el de tres hasta que se detuvo frente a ella y le miró con miedo. Ahora realmente estaba preocupada.

_¿Qué sucedió?

Byakuran se ruborizó tanto que Uni se sonrojó también, ¿pues qué había hecho?

_Ah… Puede que yo… Bueno… Uni-chan, ¿es malo besar a la gente la primera vez que los ves?

_Buen-no, tal vez… yo diría que sí, sí, creo que sí.

Byakuran volvió a dar vueltas y se detuvo dejándose caer en el sofá de una plaza, ahí se mantuvo hasta que se levantó de un salto.

_¿Y si lo buscó y le pido perdón? ¿Eso funcionaría?

Uni sonrió levemente y asintió.

_Eso sería un buen comienzo.

Y ellos pudieron haber continuado su conversación si no hubiera llegado Alaude en ese momento. Uni se levantó al igual que Byakuran, le observaron con desconcierto, más Uni, el albino parecía muy molesto y cuando alzó la mano ella lo detuvo sonriéndole y tomando su muñeca con tranquilidad, él debió de entenderla ya que se detuvo y bufó.

_¿Qué quieres?

Soltó con voz aburrida volviendo a recostarse en el sofá, Uni ofreció asiento al rubio, sin embargo este se negó y ella decidió permanecer de pie, Byakuran había sido muy mal educado al sentarse sin que el otro lo hiciera, pero ella lo entendía, no era más que un niño pequeño en el cuerpo de un adulto.

_Este es un mensaje de Giotto Vongola a Byakuran Gesso.

Por un momento todo quedó en un desconcertante silencio, pero Byakuran se irguió en la silla y con la mirada le invitó (obligó) a hablar; Alaude frunció el ceño antes de volver a abrir la boca.

_No te queremos más en nuestro territorio. Además que no intentes buscar a Tsunayoshi; el murió.

Uni se cubrió la boca con ambas manos mientras Byakuran lo miró sin creerle, el albino comenzó a reír y luego se levantó, sus ojos habían adquirido un brillo siniestro, pero Alaude no era de los que se asustaban por miradas así, su propia mirada era similar a la de Byakuran por ende el albino desistió de amenazarlo de esa forma, en todo caso lo que mejor tenían los cielos eran la palabra.

_Deja de bromear y lárgate; aunque intenten ocultarlo Tsunayoshi será mío.

_No miento ni trato de ocultar nada. Reborn asesinó a Tsunayoshi y Daemon lo ha confirmado.

Uni soltó un gemido mientras lágrimas se deslizaban por sus ojos; Byakuran sintió algo frío en su pecho. Nunca pensó que la pérdida se sintiera de esa forma, se sentó lentamente en su lugar, dejó los codos sobre las rodillas y se cubrió la mitad del rostro con las manos; entonces elevó su mirada a Alaude, la mirada fría había desaparecido y ahora sólo había duda y desconcierto.

_No miente.

Declaró Giotto detrás de Alaude, el rubio cenizo giró violentamente con el ceño fruncido.

_Te dije que no salieras del auto.

_Tenía que venir yo; debemos aclararlo todo, Byakuran.

Pero Byakuran no se movió, ahora lo entendía. El día pasado, en la tarde, además de sentir el dolor de ser rechazado había sentido una punzada de dolor en el pecho, como fue incómodo no le tomó importancia al principio y al final la ignoró; pero ahora lo entendía, Tsunayoshi, su Tsunayoshi había desaparecido del mundo. La idea era…

_¿Reborn? ¿Ese sicario? ¿Fue él?

Giotto no respondió, él simplemente asintió con la cabeza, la mirada lavanda de Byakuran se volvió helada. En un segundo plano Uni continuaba llorando, ella lo había sentido también, la pérdida en una parte de su corazón, pero no creyó que se tratara de Tsuna, no de él… No de él.

_No tiene caso. Ir por él en este momento no tiene caso.

Declaró Giotto mirando el suelo; Byakuran sintió el impulso de levantarse y golpearlo, ¿cómo se atrevía a sugerir que dejara las cosas cuando le había sido arrebatado de tal forma Tsunayoshi? Podría no haberlo conocido como habría querido, pero el dolor estaba ahí y no sabía si algún día podría detenerse; pero se guardó todo eso y lo miró con despreció. Alaude frunció el ceño ante la escena que se formaba delante de sus ojos. Giotto levantó la cabeza y su mirada determinada desconcertó a Byakuran en muchos sentidos.

_No te quiero en mi territorio y no quiero empezar una nueva guerra contigo. Mi familia quiere dejar de ser una mafia, esta es una advertencia, no me obligues a ir por ti y destruirte; esta vez no lo voy a pensar.

Sin más que agregar Giotto dio media vuelta y se marchó, detrás de él salió Alaude con una sonrisa arrogante y orgullosa. Byakuran continuaba en su lugar, sentado con su mirada en el suelo y su corazón un poco frío. Perder a Tsunayoshi, en un momento así, no le ayudaba en nada. Graciosamente nunca lo conoció adecuadamente pero sentía algo desgarrador en su interior; Uni lo demostraba abiertamente llorando como la niña que era, pero él no podía porque se sentía frío, demasiado frío. De nuevo perdió parte de su mundo y no le habían permitido disfrutarlo.

_Oh, Tsuna… Tsuna…

Gemía entre sus manos Uni y él gemía en su interior.

Por esta razón la simple idea de ir por ese chico y luego perderlo le aterrorizaba; ¿Y si se hubiera enamorado de Tsuna? Sería horrible, mucho peor de lo que se sentía ahora; su corazón se habría cerrado para siempre, simplemente no habría podido con eso.

De nuevo, estaba asustado del mundo que había visto a través de sus pestañas en el momento que conoció a aquel chico.

.


.

Sabía que pocas personas iban a entender lo que había hecho; sin embargo él lo entendía y el otro parecía satisfecho con eso. También sabía que había mentido cuando le dijo que podía irse si así lo quería, pero él no quería irse; había escogido al otro sobre cualquier cosa y no le importaba tener una vida de vagancia si eso significaba pasar su vida con Reborn. Sólo esperaba no aburrirlo porque no tendría a donde volver.

Namimori desde lo alto era algo que le gustaba; le gustaba la vista de la ciudad más tranquila que había visto en Tokio; también le gustaba la gente y las caras frescas en vez de cansadas. Lentamente cerró los ojos hasta que sintió a alguien sentarse a su lado. Lambo abrió los ojos.

_Viví aquí hace mucho tiempo, conocí a su madre, ella me crio cuando era un niño… Antes que ella entrara a la mafia. Me habían mandado a matarla porque era la nueva 'novia' del líder Vongola. Pero no pude y mi líder me permitió criarme con ella. Era fantástica, una madre devota. Cuando se fue con Vongola tuve que volver con mi familia.

_Por eso Luce te recomendó a ti para el puesto de su guardián.

Lambo asintió. Cuando supo que podría estar con el hijo de Nana fue muy feliz; conocer a Tsuna fue como ver de nuevo a Nana y eso le hizo recordar mucho su niñez. Ella había sido encantadora, una madre amable y Lambo se encontró amándola más que a su propia familia. Cuando conoció a Luce y le dio la oportunidad de ser guardián de Vongola casi chilló de la emoción (de hecho lo hizo, en la profundidad de su habitación bajo las mantas).

Tsuna no sólo se parecía a Nana físicamente, también emocionalmente. Era puro y amable como ella y compartían el mismo sentimiento de crear buenos recuerdos y cuidar a la gente de su alrededor. Por eso, cuando supo lo que se tenía que hacer con el Trinisette supo que el que iba a morir sería Tsuna; Nana habría hecho lo mismo.

_Tsuna es parte de Nana-san; Luce-san supuso que yo podría hacer un buen trabajo como una resistencia para Tsuna, después de todo amé a Nana-san como mi propia madre. Ella habría dado su vida por criarlo, lamentablemente dio su vida para mantenerlo con vida.

Vida por vida; la mafia se trataba de eso. Era matar o morir, morir para vivir; una vida para que otro siguiera existiendo. Nana entendía ese concepto cuando entró a la mafia y ella sabía que un día debería de marcharse para que alguien continuara existiendo. Lambo lo sabía porque compartía el pensamiento de ella; compartía todas las enseñanzas que ella le había dado; todo podía comprenderlo porque la ideología de Nana era suya también.

Crear buenos recuerdos, una vida por una vida: vivir para ser feliz.

Por eso mismo no estaba arrepentido de su decisión de irse con Reborn, estaba contento con compartir la vida con él. Estaba bien con eso porque quería dar su vida para darle a Reborn una vida de recuerdos felices. Esperaba lograrlo porque de no hacerlo nada de lo que había hecho hasta ahora tendría un valor; la muerte de Tsuna sería en vano y él lamentaría eso por siempre (mucho más de lo que ya lo hacía).

_No podrás usar tu tonta ropa de vaca, ¿aun así piensas venir conmigo?

Lambo asintió simplemente, al mirar a la lejanía pudo reconocer el edificio que era el instituto de Namimori donde Tsuna había estudiado un tiempo y donde él mismo pensó que ingresaría si Nana no se hubiera marchado. Los últimos recuerdos felices que tuvo fueron ahí, en Namimori al lado de Nana y era aquí mismo donde comenzaría a crear nuevos recuerdos, esta vez para Reborn. Para los dos.

_Será lo único que voy a lamentar.

Bromeo con serenidad, extrañamente Reborn tomó su mano y la colocó a la altura de sus labios y le besó la punta de los dedos, pero no lo miró. Era extraño porque Reborn rara vez era amable, pero eso le gustó pese a todo.

Había pasado un mes desde la muerte de Tsuna y pese a que Giotto no había mando la búsqueda de Reborn, los altos mandos habían decidido enviar un grupo especial para su captura hace dos días y sus objetivos fueron Italia, Japón y América del Norte; Lambo había tomado toda esa información de Dino Cavallone y el propio Daemon Spade, por eso era información cien por ciento confiable. Hoy era su último día en Japón (en Namimori), se marcharían en dos horas en un avión que Dino les había ofrecido. Su destino era incierto, pero sospechaba que sería un lugar que no conocía, algo frío probablemente; aunque también podía ser algo cálido como Grecia e inclusive Turquía, lo mejor era no mantenerse tan alejados de Italia para no levantar sospechas.

_No vas a lamentarlo Lambo; cuando tomó a algo lo hago para siempre. Yo te he tomado a ti.

Reborn le había dicho que nunca había tenido un compañero, ni siquiera Hibari lo era; Hibari mismo se había ofrecido a ir a su lado y Reborn nunca lo había aceptado o negado, simplemente se había acostumbrado a estar a su lado y con ello comenzó una convivencia juntos. De no haber llegado Lambo probablemente Hibari sería ahora de Reborn y no él. Lo lamentaba un poco porque sabía que para el más joven el sicario siempre fue importante.

Sin embargo era egoísta y por ello no estaba mínimamente triste.

_¿A dónde nos marcharemos?

Reborn soltó su mano y se levantó, su mirada fija en un futuro incierto.

_Tsuna me dio un consejo antes de morir; dijo que Suiza siempre tenía un aura de neutralidad que tenía las defensas necesarias para vivir tranquilamente ahí. ¿Qué te parece? Creo que te gusta el chocolate, ¿no?

Lambo se levantó y asintió.

_El chocolate suena delicioso.

Reborn giró y lo miró profundamente, esta era la última oportunidad, para marcharse, después de ese momento no habría vuelta atrás; de todas formas Lambo era consciente que Reborn no lo dejaría ir. Reborn era el más egoísta de todos, él se burlaba de los cielos por ser realmente cínicos y falsos, pero Reborn era mucho peor que ellos. Para él no existía la palabra compartir (ni paciencia, ni autocontrol, ni nada similar), por ello mismo no lo dejaría ir.

_Vamos, Reborn.

Con nada de gentileza, el sicario lo sujetó de la muñeca y lo jaló así con fuerza; Lambo se estampó contra su boca y contra su cuerpo y se encontró hirviendo. Todo se desataba con el simple tacto de su boca dominante y su cuerpo caliente; droga infame, delirio infinito; instintos predominaban sobre sus razones, por ello mismo siempre confiaba en Reborn para detenerlo todo. El sicario detuvo el beso con tanta lentitud que Lambo pensó que moriría ahí, en ese instante.

_Yo también lo ama…

Confesó de repente, Lambo sonrió.

_Es un cielo, habría sido extraño si no lo hubieras amado ni un solo momento.

Reborn sumergió la cara en el cabello esponjoso de Lambo, el otro lo abrazó con fuerza.

Nada sería igual. Nunca.

Reborn había matado al cielo, después de todo.

Y, aunque aparentaba tranquilidad, nunca podría perdonarse haberle arrebatado la luz.

.


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Aria se detuvo cuando la voz plana de Daemon le hizo parar, giró sobre sus talones y con una sonrisa llena de luz le dirigió la mirada; Daemon se cohibió un poco antes de seguir firmemente. Después de todo lo sucedió había notado un cambió en el chico; así como había cerrado su corazón de repente lo había abierto para todos los que tuvieran el aura brillante. Secuelas de haber estado demasiado unido a un cielo.

(Más si ese Cielo era Giotto, quien su luz había logrado por fin alcanzar la luz que los altos mandos habían aceptado, era tan brillante como se supone debía de ser la luz del líder de Vongola, tan brillante como la del propio Tsuna, aunque nadie sabría cómo sería ese luz una vez creciera, después de todo Tsuna estaba muerto y su luz de cielo también).

_¿En qué puedo ayudarte?

Daemon le esquivó la mirada centrándola en una parte de su rostro que no era ni su sonrisa ni sus ojos, después de todo podía sentirlo, Aria era muy buena en ello.

_¿Realmente está muerto?

Aria se encontró desconcertada ante la pregunta, pero no lo demostró por más de un segundo, sonrió un poco triste, pero enseguida recuperó la sonrisa.

_Lo lamento mucho; sé que el lazo que formaron les unió y que ahora una parte de ti se siente vacía y muerta. Realmente lo lamento mucho.

Daemon bajó el rostro un poco, Aria sabía a donde se dirigía su pensamiento, en Giotto. Así como Tsuna murió un poco de la sonrisa brillante del rubio había desaparecido, una parte de Daemon murió al igual que una parte de Giotto y lo lamentaba por ambos porque no podía hacer nada. Incluso Uni y Byakuran habían estado muy raros, tanto así que, después de un mes, Byakuran seguía negándose a marcharse a Italia junto con su familia, había permanecido en la base de Giglio Nero en Japón y los Gesso temían que el chico no volviera.

Una parte del mundo de todos había sido arrancada, ella podía entenderlo porque también había sufrido en su corazón; la luz brillante y densa de Tsuna había desaparecido y algo dentro de todos se sentía vació.

Muerto. Vació. Oscuro.

Todo eso y más significaba Tsuna para ellos, era luz en sombras y era escarcha en invierno, era lluvia en verano y era luz en primavera. Simplemente su partida había significado muerte, en muchos sentidos.

Mukuro Rokudo había muerto desde entonces, nadie sabía de él; Hibari dijo haberlo visto con los Simon una vez dos semanas después de la muerte de Tsuna, pero cuando contactaron a Enma Simon él simplemente dijo que el chico fue a recoger un colgante y luego volvió a marcharse. Nagi (Chrome, o como se llamara) también negó haberlo visto, desapareció tan rápido y misteriosamente que mucho pensaban que había muerto ya.

Lamentablemente, con lo que ella sabía, pensaba que eso era cierto; la luz de la existencia de Mukuro fue Tsuna, él podría vivir en el mundo lejos de Tsuna sólo si sabía que el chico continuaría existiendo, pero ya no existía y su vida había perdido luz y calor.

_Una parte de mi cree que él no ha muerto.

Confesó Daemon con el rostro aún en dirección del suelo, Aria sonrió.

_Lo sé, una parte de mí también lo siente.

_Pero él está muerto.

Soltó con tristeza Daemon, sonaba tan mal que Aria sintió mucha pena dentro de ella, no entendía como alguien tan perfecto y puro debía dejar de existir tan pronto. Trece años, el niño tenía trece años cuando murió.

Era triste e injusto en miles de sentidos.

Giotto apareció de una de las esquinas del pasillo, uno de sus dedos estaba manchado de sangre, varios tajos se veían ahí, Daemon se acercó al chico y cuando una lágrima se deslizó de su mejilla Aria apretó los labios. Su visita había sido un fracaso después de todo, no, su visita únicamente había hecho confirmar lo que ya sabían y ella se encontró apretando las manos en puños apretados.

_No está… La habitación de Tsuna ha desaparecido. Él realmente está muerto.

Desde que Tsuna murió Giotto llevaba buscando el cuarto de armas de Tsuna, para ello necesitaba buscar con sus llamas de cielo en toda la mansión Vongola de Italia, Aria se había ofrecido a ayudarle y entre los dos habían estado buscando la llama familiar de Tsuna; desde entonces llevaba un mes de búsqueda y ella sabía que habían registrado la mansión al menos diez veces, por no ser más.

Encontraron la llama en la habitación del moreno, en corredores y en puertas que nunca habían visto, pero no había nada; la llama era la simple sombra de lo que fue, dando a entender que la habitación despareció así como lo hizo Tsuna; rápidamente, sin dejar rastro.

Giotto ni siquiera tenía un cuerpo que velar, porque el cuerpo de su hermano había desaparecido en un montón de polvo de luz; esas habían sido las palabras de Adelheid ya que Enma Simon se había negado a hablar. ¿Mukuro? Había desaparecido tan pronto como vieron desaparecer a Tsuna. Aria se acercó un paso, pero se alejó al ver a Daemon envolver en un abrazo a Giotto y luego ella decidió que debía dejarlo, todo lo que podía hacer ya había sido hecho. Ahora le quedaba a los dos consolarse mutuamente.

Giotto se abrazó con fuerza a Daemon, quería creer que cabía la posibilidad que Tsuna siguiera vivo, pero sabía que no había forma; la llama desapareció, la luz del Cielo que mantenía a Tsuna con vida murió y lo comprobó con angustia cuando Yamamoto y Gokudera llegaron días después reclamando que sus anillos se habían disuelto en un montón de polvo y luego desaparecido como si fuera polvo de luz, así como lo fue Tsuna.

Yamamoto ahora estaba con su padre y Gokudera había decidido quedarse con ellos en la mansión en Italia. Sin embargo la muerte de Tsuna había creado sombras en sus rostros, sobre todo en el de Gokudera; al parecer se había unido de forma más simbólica que muchos otros, G se lo había conformado cuando dijo que Gokudera estaba pasándola muy mal con la pérdida.

Daemon lo abrazó con más fuerza.

_Lo siento; lo siento… Realmente lo siento.

_No es tu culpa, no lo es.

Se abrazaron fuertemente, entonces Giotto se despegó.

_Daemon… Quédate conmigo para siempre, por favor. No me dejes ahora, te necesito tanto que si desapareces simplemente moriré.

_No pensaba dejarte. Giotto te amo, y te aseguro que eso nunca va a cambiar. Podré morir e ir al infierno y aún ahí seguiré amándote.

Por eso ahora pensaba mucho en Mukuro, el que pensó que podría vivir sin Tsuna y los cielos habían sido tan amables que se lo habían quitado para siempre; ni siquiera tendría el consuelo que el chico viviría bajo el mismo cielo porque Tsuna había desaparecido.

_Te amo Giotto, realmente lo hago.

Se separaron, se miraron a los ojos y después de casi dos meses volvieron a besarse. El beso fue el más húmedo y salado que habían tenido; lágrimas de Giotto se pegaron en sus labios mientras el rubio intentaba dejar de sollozar y llorar, pero le estaba costando demasiado. Toda su esperanza se había perdido en el momento que supo que la habitación de Tsuna desapareció.

Se separaron lentamente y al mirarse a los ojos Giotto comenzó a reír. Sería una recuperación lenta pero lo lograrían.

Se tenían entre los dos, por eso lo harían.

Ninguno dejo de pensar en Mukuro al tener ese pensamiento.

.


.

Después de dos semanas Uni había logrado recuperarse (o al menos se había estabilizado para no parecer un zombi) y salir de su habitación y luego de una semana ella logró sacarlo de su habitación y que pareciera más que aun autómata, le tomó cinco días sacarlo del sofá y dos días en lograr que volviera comer malvaviscos y convencerlo a buscar al chico pelirrojo. Pero Byakuran aún sentía dolor y no estaba seguro de que haría cuando encontrara al chico pelirrojo si sentía que Tsuna estaba aún ahí, en alguna parte de su interior.

Sinceramente no entendía porque tenía esa depresión, sin embargo había entendido la razón, sus otros yo (en otras dimensiones) habían mostrado el hecho que Tsuna siempre fue una constante en su vida, nunca un amante pero siempre un amigo reconfortante, un amigo como Uni, así de importante; la pérdida de Uni sin duda terminaría con su vida, por eso entendía que la pérdida de Tsuna era como arrancarle una parte de sí mismo.

Por eso Byakuran siempre se sentía tan temeroso sobre ese chico pelirrojo. En ese momento podía olvidarlo y seguir adelante con Uni a su lado, porque sabía que podía tomar un lugar más importante que la chica y si ella era tan importante como para terminar con su vida, ¿entonces qué pasaría con ese chico pelirrojo? Terminaría no sólo con su vida, terminaría con su alma, con su corazón y con sus razones de vivir.

La idea era tan atemorizante que simplemente deseaba no encontrarlo nunca.

Al pasar una semana buscándolo y no lográndolo le supo mal. Aunque no quería encontrarlo en el fondo deseaba verlo de nuevo, sentir ese vibrar en su corazón y esa calidez con la simple presencia del chico.

Estaba tan ansioso que entre el mar de gente pudo distinguir los mismos audífonos grandes color azul sobre sus oídos y los anteojos de marco grueso color verde cubriendo unos ojos verde botella. Todo perdió sentido de nuevo, pero esta vez estaba más preparado y fue tan consciente de todo que se llenó de pánico, miedo y timidez. Ni siquiera notó que se había detenido hasta que el pelirrojo lo notó, se detuvo también en medio de la calle y pudo observar a la perfección su rostro iluminándose de un casi imperceptible color rosado, luego el pánico en sus ojos, pero no se movió.

Byakuran dudo un poco antes de comenzar a acercarse, lo hizo tan lento como pudo y sintió tanto alivio cuando el chico continuó en su lugar aun cuando llegó frente a él. Se miraron a los ojos y aunque Byakuran quemaba para tocarlo no lo hizo, había prometido a Uni pedir disculpas al chico en cuanto lo tuviera en frente y era justo lo que iba a hacer.

_Lo siento tanto, por lo de la otra vez. No pude contenerme, lo lamento.

Soltó suavemente, casi como un murmullo, la gente había dejado de golpearle los costados y los esquivaba con facilidad mientras caminaban por las concurridas calles de Namimori. El pelirrojo bajó la cabeza y se sujetó el estómago.

_¿Por qué lo hiciste?

Preguntó en un jadeo, pero no lo miró, Byakuran sintió algo caliente dentro de sí, realmente deseaba tocarlo pero sabía que no podía hacerlo.

_Porque en cuanto te vi, supe que te amaba y no pude detenerme… Uni ha dicho que desconozco la palabra autocontrol y…

El chico volvió a elevar la cabeza, el sonrojo imperceptible ahora era muy perceptible y Byakuran se encontró muy nervioso, el brillo en los ojos verdes no pasó desapercibido tampoco.

_Soy Irie Shoichi…

Byakuran sintió más calor, con el conocimiento de su nombre supo que esto podría ser mucho mejor.

_Byakuran Gesso… Soy Byakuran Gesso.

Estiró la mano y aún con la duda en sus ojos verdes Shoichi la tomó. La electricidad pasó como una corriente que sólo un rayo podría ofrecer; pareció que el pelirrojo también lo sintió porque su rostro se volvió tan rojo que parecía que lo estaban calentando en lava.

_Shou-chan… Cuida de mí por favor.

Y supo que no mentía, realmente quería ser cuidado por alguien como él.

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Observar las reacciones de Byakuran y del pelirrojo surcó una sonrisa en su rostro adolescente; los catorce sentaban con maravilla en su cuerpo. Soltó de la banca en la que se había subido para observar con más detalle todo, el sombrero peludo sobre su cabeza cubría casi todo su rostro, a excepción de la mitad de sus ojos chocolate y la parte de la boca y sus mejillas. A su lado un chico mantenía una mirada molesta al verlo sobre la banca pero él lo ignoró, luego, cuando bajó de la banca el chico miró con burla su sombrero que tenía la forma de un perro, inclusive lo que parecían sus patas cubrían sus hombros; el vestido que llevaba bailo con una brisa suave y unas medias a medio muslo cubrían sus blancas piernas.

El chico se levantó y se fue al verle sonreírle, al parecer irritado con tanta niñería, sin embargo ignoró todo y se dirigió hacia el otro lado del parque; se detuvo cuando llegó ahí corrió en dirección de un chico alto con una gabardina oscura y un sombrero que cubría su cabello, sin embargo aún podían distinguirse mechones de cabello azul brillante.

_¡Lo hicieron! ¡Se encontraron de nuevo y se presentaron! Tuviste que verlos, parecían brillar entre toda la gente, fue tan emocionante.

_Kufufufu~ Ni me lo digas, solo pensarlo me da asco de tanta azúcar.

El sombrero de perro bajó suavemente hasta llegar a su nuca, el cabello lacio y castaño llegaba hasta un poco sobre los hombros. Lambo habría dicho que Nana había vuelto a la vida y Giotto no podría negarlo porque era la viva imagen de aquella mujer en ese momento.

_Ya podemos irnos, ahm… ¿qué te parece Francia? Yo nunca he estado ahí… Oh, pero Cavallone está ahí… ¿Tal vez debamos ir a América? Oh, pero ahí buscaran a Reborn… ¿Alguna idea?

_Me gusta Suiza, dicen que el chocolate es bueno.

La sonrisa cubrió todo el rostro del moreno, desde su boca hasta sus ojos.

_Imposible, ese lugar también está ocupado. ¿Qué tal si vamos al Caribe? Un lugar cálido tampoco está mal, luego intentaremos irnos para el norte de América, o podemos quedarnos en el sur, como Argentina o tal vez una isla… ¡Estoy tan emocionado!

Acarició su cabeza crispando un poco el pelo, pero este volvió a ser lacio como el principio. El moreno le miró con amor antes de acercarse y de puntitas besarle la boca, lo retuvo en la posición y le obligo a elevarse más hasta el punto en que sus pies estaban sobre el otro y se besaron, mucho, no le importa que la gente los viera porque ahora nada podía importarle, nadie importaba nada.

Reborn había matado la llama.

Cuando Mukuro lo vio disolverse en luz sintió que enloquecería y que mataría a todos ahí; entonces lo escuchó, en su mente Tsuna lo llamó; fue una súplica y se encontró corriendo a la dirección indicada y lo encontró muy lejos de la casa de Enma Simon, en la parte poniente cerca de una bosque artificial construido entre lo que era Namimori y el centro de la ciudad de Tokio. Pero no fue más el niño de seis años, era el adolescente de trece, desnudo y tembloroso, pero era él y estaba vivo y Mukuro nunca sintió tanto alivio en su vida como en ese momento.

No estaba seguro si Reborn sabía lo que estaba haciendo en el momento que disparó, pero había matado la llama de cielo que estaba contenida en Tsuna.

Para Tsuna fue muy difícil porque la llama era parte de su vida y el perderla iba a matarlo tarde o temprano; Mukuro lo cuido todo ese tiempo, nunca creyó en un Dios hasta ese momento y le rezó tanto hasta el punto que en su mente sólo le imploraba por dejar a Tsuna vivir con él.

La bala había impactado en el anillo de Cielo que Tsuna había colocado en su pecho, y había roto algo en el interior del moreno además de provocarle una herida en el pecho, la misma herida que provocó la sangre, pero no lo mató. No a Tsuna, sino esa llama que aún seguía en la superficie del moreno, la llama del Trinisette que provocó que el núcleo de la llama de Cielo surgiera y el impacto de la bala había destruido el anillo y dañado el núcleo hasta el punto que Tsuna no podía hacer más una llama, porque su núcleo estaba muriendo.

Y el núcleo murió dos semanas después, justo cuando trajo consigo el collar que había hecho con sus llamas de niebla unas cuantas llamas de Cielo de Tsuna, las mismas llamas que sanaron la herida para luego disiparse para siempre.

El mismo día que la llama de Tsuna murió su anillo de guardián desapareció y Mukuro supo que Tsuna había dejado de ser un Vongola, que lo que Giotto quería hacer lo había conseguido Reborn en un tiro que presumía ser suerte o planeado.

Probablemente nunca sabría cuáles fueron las intenciones de Reborn al apuntar a Tsuna y disparar; nunca sabría si realmente planeaba matarlo o planeaba liberarlo de la maldición, lo que fuera que pasara no podría saberlo. Porque ahora eran sólo Tsuna y él, el mundo podía desaparecer pero Tsuna nunca más.

Nunca más.

Tsuna le sonrió mientras volvía a colarse el gorro peludo, Mukuro se había burlado pero no podía negar que se veía totalmente adorable con él. Por el momento Tsuna había decidido ser una chica y Mukuro decidió dejarlo ser antes de irse y perderse para siempre.

Tomó la mano de Tsuna con devoción y con amor, el castaño le devolvió el gesto con una mirada incluida.

Tsuna lo había conseguido al final, había conseguido conservarlo a su lado, aún si sacrifico todo podía tener a Mukuro para él, para siempre.

Y que el amor triunfe ante todo. En la oscuridad, en la luz, en la vida y en la muerte.

Era un arte, después de todo.

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Y así llegamos al final de Artes oscuras.

Creo que el ganador en esto fue Tsuna y al parecer nunca sabremos las intenciones de Reborn, ¿matar a Tsuna o liberarlo? Ustedes piensen sobre eso, espero leer muchas opiniones de ello.

Lamentablemente la muerte de Tsuna desató muerte a su alrededor, de su hermano, de Daemon, del propio Reborn e inclusive de Byakuran, al que dejó muy sensible sobre las cuestiones del corazón, tal vez le tomará su tiempo aceptar a Shoichi, pero al menos lo intentará y Uni estará apoyándolo.

Esperó no haber dejado muchas dudas, después de todo me agrada la idea del final y por lo mismo dudo escribir un epílogo, si lo hago será porque faltó aclarar cosas, pero espero que no las haya porque las dudas a veces son buenas.

Gracias a todos por los comentarios, los amé a lo largo de la historia y gracias a ello hoy puedo llegar a este final.

¡Gracias a todos por ser pacientes!

Shao~ Shao~