Bueno chicos, a petición de muchos daré pequeños capitulos donde se muestren esos pequeños momentos perdidos de la historia, saltos, etc,. También quiero pedirles disculpas a todos aquellos que comentaron el ultimo capitulo y no he respondido, lo que sucede es que comencé clases y reviso todo desde mi celular.

Mis agradecimientos por leerme y apoyarme a lo largo de esta historia son a las siguientes personas: Oriano, Patty sweet heart, WinterForever, Caaro13, chico cj seddie, osval18, alexiel evans, Mistress of the Strange, Duque Astaroth, seddie love239, victoria96, Mistress of the Strange, AngieSeddieShipper, Dramione18, Klarine, Ghost Seddie,seddiebetterthancreddie, TheRockAngel, honey04, GladiiSeddie, osval18, patzy-chann, rger22, Channylover08, dark dragon Hades, xzettax, panxaaseddie, SeddieLuvPurple, LiritAgnes, zey08, geraldCullenBlack, Alabdiel, SpecialPurpleHam, leeslie17, Meliina, kisa kuchiky, Paola, hartful13, Oschii, alely, Seddie4eve, Ariana, ItsMiiqu, pervertida yaoista, laura 100 seddie, daniibep y todos aquellos que dejaron sus anonimos, para bien o para mal...

Muchas gracias...

Disfruten de este especial...

Momentos perdidos Bajo la Lluvia

Bajo la luz de la Luna

Freddie la besaba con adoración, cada parte de su puerto respondía a cualquier roce de su piel con la suya por más mínimo que fuera. Los rizos dorados de Sam estaban esparcidos por la almohada y solo una parte de ellos era apresada por su mano. Todo parecía un sueño, un sueño del cual ninguno quería despertar.

Sus respiraciones se hicieron cada vez más superficial, ninguno de los comprendía el mar de emociones y sentimientos que los embargaba en ese momento. Sus manos recorrían el cuerpo de Sam, acariciando cada rincón haciéndola vibrar de placer, un placer totalmente desconocido. El calor en la habitación aumentaba de acuerdo a la intensidad de sus acciones; de pronto, Freddie y Sam emitieron un gemido casi animal al sentir la excitación del otro.

-Freddie… hazme el amor –susurró Sam con voz temblorosa.

Freddie asintió mientras cortaba la distancia entre ellos, cuando besaba a Sam todo a su alrededor desaparecía dejándolos en su propia burbuja personal, solo que esta vez ese beso estaba teñido con otro significado. La rubia tomaba el cabello de Freddie con fuerza con una de sus manos, trataba de hacer el contacto mucho más íntimo mientras su otra mano recorría su espalda. Cuando realmente fueron conscientes de que necesitaban respirar rompieron el contacto llenando la habitación de jadeos.

-Eres tan hermosa… -susurró el castaño con adoración mientras besaba el cuello de Sam. –Tan suave… -susurró antes de morder suavemente su cuello para luego lamerlo lentamente. La rubia nunca había sentido tanto placer en su vida, era la primera vez que se entregaba por completo a alguien sin pensar en el miedo o en lo que pudiese pasar, en ese momento solo importaban ellos.

-Por favor… -balbuceó la rubia cuando las manos de Freddie se apoderaron de sus pechos. Su tacto era firme y delicado al mismo tiempo, a Sam se le hizo imposible callar sus gemidos.

Él comenzó a bajar lentamente en un camino de besos, con su lengua probaba cada pedazo de piel disponible, necesitaban más contacto. Para Sam todo pensamiento coherente se esfumo cuando él beso sus pechos, el toque de sus labios y lengua era tan delicado al igual que el rozar de sus dientes enviándole a Sam miles de choques por todo su cuerpo, especialmente a su centro.

-Me encanta cuando gritas de esa manera… -jadeó Freddie acercándola más a su cuerpo en un toque posesivo.

Sam no se había dado cuenta de eso, ¿En qué momento estaba gritando? Lo único que deseaba en ese momento es ser suya, sentir su piel cerca y ser uno con él. Como si él le estuviera leyendo la mente lo sintió cerca de su sexo erizando su piel. Freddie mordió sus labios con fuerza cuando sintió el cálido interior de su novia, dentro del placer y la cordura se percató de la postura rígida que adoptó Sam. Sus uñas se clavaban en su espalda y un pequeño gemido de dolor traicionero escapó de sus labios, Sam se maldijo internamente por ser tan débil.

-Discúlpame… ya pasara… te amo –susurraba Freddie entre besos, él quería compensar ese dolor con placer aunque fuera un poco.

Freddie beso sus labios con fiereza, no podía controlar esa parte, todo lo que estaba sintiendo lo estaba dominando, pero necesitaba resistir y ser fuerte por ella. Sus lenguas se unieron a una lucha de dominios del cual ninguno sería el vencedor, las manos del castaño recorrían con adoración su cuerpo, pero todo quedo en blanco cuando ella movió sus caderas.

-Oh Dios… -gimió Freddie tomándola con fuerza entre sus manos, estaba abusando de su control, del poco control que quedaba. Segundos más tarde sintió su cuerpo relajarse, podía hacerlo… debía pensar en el bienestar de Sam. –Te amo –susurró de forma ahogada mientras sus caderas iniciaban un suave vaivén tan placentero como doloroso.

Minutos más tarde, él sintió como la rubia comenzaba a disfrutar de su toque y su expresión cambiaba de dolor a placer. Se atrevió a entrar completamente en ella y eso lo envolvió en un estado de éxtasis completo, podía sentir las como su espalda ardía gracias al toque de Sam y como sus oídos eran inundados por el sonido más hermoso y embriagante que pudiera existir, sus gemidos.

Sin proponérselo, aumento la fuerza de sus embestidas, Sam arqueaba su espalda permitiéndole mejor acceso y más placer. Los jadeos y gemidos de Sam aumentaron al igual que la tensión en su cuerpo, ella estaba cerca de la liberación y él también.

-Mírame… -exigió Freddie gruñendo a causa del placer.

Sus miradas chocaron y todo desapareció, los movimientos de sus cuerpos eran frenéticos al igual que su respiración. El toque de Freddie en las caderas de ella se intensifico, él sabía que eso iba a dejarle marca pero ya no podía controlarse. Las uñas de Sam se clavaron en su espalda antes de gritar de la forma más placentera que el castaño había escuchado.

Sin apartar la mirada uno del otro se dejaron llevar. Todo era cálido, húmedo, ardiente… la cama y todo lo demás se desasía entre los cuerpos de ambos amantes al igual que su respiración. Solo quedaban sus almas y aquel sentimiento de conexión único e inigualable, la fuerza de su liberación fue tal que, literalmente, tocaron el cielo con sus manos.

El cuerpo de Sam vibraba por dentro y por fuera, en todo sentido, jamás había sentido algo igual. No era simplemente el placer que estaba sintiendo, era algo distinto y difícil de explicar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y un nudo se formó en su garganta. Sin motivo alguno su cuerpo comenzó a temblar y su corazón se aceleró de manera alarmante, ¿Qué le estaba sucediendo?

Freddie por su parte no se sentía de otra manera, en ese momento veía todo de la misma forma que ella. Sentía una opresión en el pecho que le impedía respirar y por más que tratara de ocultar los espasmos de su cuerpo, le era imposible.

-Freddie… -susurró Sam entrecortadamente.

-Dime… -preguntó Freddie bajo el mismo tono.

-Te amo –apenas pudo decirlo, el nudo en su garganta no le permitía hablar.

El castaño la miró a los ojos y sonrió apartando el cabello de su rostro para luego juntar sus frentes. Freddie quería expresarle por medio de su mirada cuanto significaba ella para él.

-Te amo… -respondió susurrante antes de besarla con amor y dulzura.

Sus parpados se volvieron cada vez más pesados y sus caricias cesaron al momento de sucumbir al sueño. Sam dibujó una pequeña sonrisa mientras lo abrazaba cada vez más y se dejaba llevar a un maravilloso sueño.

En la oscuridad solo la luz de la luna bañaba sutilmente el cuerpo de dos amantes que dormían plácidamente después de demostrar cuanto se amaban.