Naruto es de Kishi...

Antojo


Kushina ladeo una sonrisa al ver a Minato salir de casa con aspecto somnoliento en plena madrugada.

No es que fuese su intención, aunque no negaba que le causaba algo de diversión verle así de atento y preocupado por ellos.

Porque, al final, no solo se trataba de ella. Naruto estaba presente y necesitaba alimentarse. Su pequeño quería una manzana verde y ella le apoyaba en sus antojos repentinos, aunque fuesen manifestados a altas horas de la noche. Joder, no quería un niño frustrado. Ya era un consentido aun antes de nacer.

No entendía como demonios Minato encontraba un lugar donde comprar sus antojos nocturnos. Pero bueno… lo importante era que cumplía sin molestarse. Tal era el amor que les profesaba a ambos.

Acariciaba su vientre abultado cuando sintió la presencia de su rubio y luego su imponente y cansado físico aparecerse frente a ella. Le extendió una bolsita con unas pocas manzanas verdes de aspecto apetecible que tomo gustosa entre sus manos.

-Gracias cariño- dijo con una sonrisa, al tiempo que acariciaba su mejilla y le daba un beso en la frente obteniendo una sonrisa deslumbrante y algo cansada como respuesta.

Bajo por un cuchillo y un pequeño plato a la cocina y lavo dos de las manzanas dejando el resto sobre un mesón.

Subió las escaleras tomando asiento en la cama, comenzando a cortar las manzanas con paciencia y probándolas con detenimiento. Su bebe debía estar feliz en aquel momento y aun mas por su jovial estado de ánimo.

Sonrió de lado al sentir una caricia proveniente de Minato sobre su vientre, Minato saludaba a Naruto y le decía palabras tiernas y cargadas de orgullo. Besaba de vez en cuando aquel pedazo de piel.

-¿Quieres?- le ofreció la pelirroja a Minato un tenedor con un trozo de manzana ensartado en sus filosas puntas. Minato lo comió dándole luego un beso suave en los labios a la pelirroja, quien se sonrojo de inmediato al sentir el sabor dulce de las manzanas que tenían los labios del rubio.

El joven Hokage se recostó nuevamente en la cama, cayendo dormido sin quitar su mano del abultado vientre de Kushina. Una vez que hubo terminado de comer, la chica opto por acostarse junto a el, posando una mano sobre la de su esposo, y sonriendo ampliamente aun en sueños, gracias a la maravillosa y complaciente pareja que había tenido la suerte de encontrar en su camino.


Fin

Gracias por leer!

Ja nee!