LEGALMENTE RUBIO
1- HAY QUE LEER LA LETRA PEQUEÑA
No puedo pedir más a la vida en estos momentos, Jonouchi Katsuya, eres realmente bendecido por la fortuna, llegó a mis manos mi "Carta de Libertad", también conocida como mis documentos de emancipación, sí, porque luego de casi 2 meses de dura lucha dada por los abogados de Kaiba Corp., tengo por fin los dichosos papeles firmados por un Juez, debo admitir que en algunos momentos llegué a pensar que esto no podría ser posible, pero, ¿quién con el mínimo de cerebro pondría peros a mi lucha por liberarme de ese lastre que tengo por padre?
A pesar de tener casi 16 años -los cumplo en exactos 3 días- me he mantenido por mis propios medios desde la edad de 7 años, cuando mi "adorada madre" se marchó llevando consigo a mi única hermana, y si incluimos entre las cosas a mi favor el grandioso trabajo que tengo como niñero de Mokuba Kaiba, que trae consigo no solo un gran salario, sino techo y comida gratis, mis bonos para la emancipación definitiva subieron notoriamente.
No crean que aproveché esta oportunidad que Kaiba me ofrecía para sacarle todos esos beneficios, no señores, el solo recordar la pequeña batalla que tuvimos cuando me di cuenta lo que había firmado, salió mi lado duelista, pero prestó tan poca atención a mis protestas y continuó con su discurso sobre las personas irresponsables que no cumplen los contratos.
- Mira Jonouchi -habló en su tono frío tan común en el- Sé que has estado cuidando de Mokuba estos días durante mi ausencia, me lo dijo mi hermano cuando lo llamé ayer, que lo acompañabas por las tardes luego del colegio, además de regresarlo a casa todas las veces que ustedes se reúnen con la banda de inútiles que son Moto y compañía.
-¡OYE KAIBA! -grité saltando del cómodo sofá en el que me encontraba en el despacho que tiene en su mansión, aunque debo admitir que me agradó que no me mencionase en esa despectiva frase- no hables así de mis amigos, que ellos no te han hecho nada.
-¡SILENCIO PERRO! -dice golpeando el fino escritorio- y déjame continuar.
Mejor me quedo en silencio o no terminaremos nunca y ya me está dando algo de hambre, aunque me encanta cuando frunce el ceño, luce tan guapo, es como si sus ojos tornaran a un azul mucho más profundo, ¡SÍ!, definitivamente amo a este hombre, me costó pero al fin pude admitírmelo, pero mejor se los explico desde el comienzo, así comprenderán como llegué a esta verdad que tan profunda tenía oculta incluso a mi propia razón.
Luego del torneo de Ciudad Batallas, y habiéndose librado de los 5 grandes, las responsabilidades de Kaiba se volvieron mayores, debido a ello sus ausencias en la escuela también, así comencé a percatarme que el maldito neko me hacía falta, extrañaba discutir diariamente con el, al principio pensé que solo era debido a que en aquellas discusiones liberaba bastante del stress acumulado por culpa del ebrio y apostador de mi padre, pero luego de una ausencia de casi 4 días, los cuales para mi fueron un pequeño infierno, debí aceptar que el muy maldito se había colado en mi corazón. Por suerte, aunque nunca utilizaría al chibi en mi propio beneficio, estaba bastante informado de todos o casi los movimientos de MI neko -para que mentir descubrí que soy en extremo posesivo con la persona que amo- gracias a Moki que acostumbraba a reunirse conmigo y mis amigos para jugar algún duelo.
Entre conversaciones salía de vez en cuando el tema de su hermano y nos ponía al tanto de lo que hacía en su empresa, desde el principio de nuestros encuentros me había acostumbrado a llevar de regreso al pequeño Moki a su mansión, luego de descubrir mi amor, esto se volvió una de mis prioridades, pues para Kaiba no hay nada más importante en el mundo que su pequeño hermano y seguro debiese sentirse triste al igual que el chibi por no disfrutar de estos momentos, creo que me siento identificado con el puesto que mi hermana se encuentra lejos, aunque debo admitir que el amor que Kaiba y Mokuba se profesan, jamás mi hermana lo sentirá por mi ya que desde que se recuperó de su operación sólo hemos hablado un par de veces, únicamente porque yo la llamé para saber de ella, pero mi situación económica no me dio para continuar con ese lujo.
Al principio las ocupaciones del neko lo obligaban a trabajar en exceso, según Moki su hermano llegaba cuando él ya dormía pero por las mañanas siempre desayunaban juntos, así que comprenderán que el primer viaje que hizo fuera de la ciudad aunque corto fue muy duro para el chibi, y para mí, además de acompañar al peque desde su colegio a casa como normalmente lo hacía -ya sé que tiene su propia seguridad, pero me gusta estar completamente seguro que llega a salvo a su hogar, solo es un niño de 8 años- el que me despidieran de mi trabajo de las tardes fue en parte beneficioso ya que podía cuidar mejor del chibi, aunque eso impidió el seguir llamando a mi hermana, las dos noches y respectivas mañanas que Kaiba no estuvo en la ciudad llamé a Mokuba a la hora estipulada por su hermano para dormir, asegurándome que ya se encontraba acostado y poder desearle las buenas noches o darle los buenos días.
El cuarto día de un nuevo viaje del neko, mientras regresábamos con Moki, el pequeño recibió una llamada que alegró mi corazón gracias a lo que pude oír.
-¡SETO! -dijo gritando de alegría- que bueno que ya regresaste… por el parque con Jono cerca de casa….
¡"Casa" JAJAJAJA!, sí que se oye gracioso, cuando lo que en realidad parece ese lugar es un palacio, pero bueno, para el peque debe ser de lo más normal vivir en un sitio cuyos jardines lucen casi como el parque de la ciudad.
- Lo único que no tiene esa mansión donde vives Mokuba es una mascota -dijo bromeando un día mi amigo Tristán.
- A mi hermano no le gustan- respondió inocentemente el chibi, no comprendiendo el tono usado.
No pasaron ni dos minutos desde que Moki terminase de hablar y apareció mi amor imposible, creo que durante los días que no lo he visto se ha vuelto más atractivo aún.
- Mokuba -le dijo, estrechándolo en sus brazos, el peque recibió gustoso el abrazo que le daban junto con un tierno beso en la frente- ¿nos vamos, ya es algo tarde?
- ¿Cómo es que acortaste tu viaje? -le dijo entre alegre y curioso.
- Solucioné todo antes, pero en casa te cuento -su voz es tan dulce cuando le habla a Moki- volvamos, hoy está realmente frío como para sacar a pasear a las mascotas -dice mirándome directamente.
- Bueno peque, ya que llegó el idiota que tienes por hermano -espero que no se dé cuenta de la emoción que siento al verlo luego de tantos días- así que hasta mañana -antes de darme la vuelta para marcharme la voz de Kaiba me detiene.
- Espera Jonouchi, tengo que hablar contigo -es mi idea o su voz sonó algo nerviosa, que va, tonterías mías.
Moki ya se encuentra en la limosina y el neko me hace un ademán para que lo siga, al subirme me doy cuenta que lo que había dicho sobre el clima es cierto, no me había dado cuenta lo frío que está afuera. El ambiente que hay entre los dos hermanos es realmente acogedor, me da pena el interrumpir estos preciados momentos, el chibi hablando sin parar y Kaiba oyéndolo con total interés, nos detenemos en la gran entrada de la mansión y el chofer abre la puerta haciendo una leve reverencia a su jefe cuando este baja, Mokuba sale dando un gran salto y le sigo caminando bastante cohibido.
Este lugar es realmente mucho más sorprendente visto desde cerca, al entrar y ver desde el lujoso vestíbulo esa gran escalera de mármol, según creo, es algo que a una persona común como yo deja sin aliento, ahora que lo pienso es más impresionante de lo que lucía en una fotografía que una vez apareció en los periódicos, pues antes de desaparecer Gozaburo Kaiba había dado una entrevista donde lo fotografiaron en este recibidor y cuando se supo de su extravío dicha imagen se reprodujo incontables veces.
- ¡Sígueme perro que tenemos que hablar! -ese tono neutro nuevamente, uno no puede saber que esperarse en ocasiones como esta.
Estoy bastante nervioso como para responderle, así que dejo pasar su comentario. Caminamos por un largo y lujoso pasillo.
- Si miran hacia su derecha podrán apreciar un conjunto de grabados del famoso maestro Xu Beihong(1), hacia su izquierda una mesa Luis XV y sobre esta un hermoso jarrón chino de la dinastía Song(2) -Kaiba se detiene y me mira algo estupefacto, creo que hablé en voz alta, me doy cuenta que le sorprende el que pueda distinguir el origen de dichos objetos- aunque no soy millonario como tú -le digo bastante molesto- no soy tan ignorante como piensas, así que quita esa estúpida cara de asombro.
- La pobreza no tiene nada que ver con la falta de conocimientos, perro -su tono de voz no es para nada condescendiente- sólo que eres de los pocos que han sido tan exactos en sus observaciones.
- Gracias -le dijo bajando la mirada, no puedo soportar mucho tiempo esos mares observándome.
Abre la puerta que está frente a él y me indica entrar, toma asiento y me pide hacer lo mismo, luego comienza a sacar varios papeles junto con su amada laptop.
- Mira perro, te ofrezco que trabajes para mí, estarías a cargo de cuidar de Mokuba durante mis ausencias -jamás había oído este tono de voz, seguro y es su "modo CEO"- el te quiere, y sé que tú lo aprecias, así que no encuentro mejor candidato para cuidar a mi hermano mientras esté de viaje.
- No necesitas pagarme Kaiba, me gusta cuidar al peque -lo que le digo es cierto, además ¿quién desperdiciaría la gran oportunidad de estar aunque sean pocos minutos cerca de la persona que ama?
- Esta vez pude acabar todo en pocos días, pero con todo el trabajo que tengo con la expansión de Kaiba Corp., estaré viajando muy seguido y lo peor no solo dentro del país -luce algo triste, seguro al pensar en todo el tiempo que estará separado de Moki.
- Ya te dije que no hay necesi…
- Te contrataré de tiempo completo, eso significa que no tendrás tiempo para otro trabajo, este es el contrato, léelo -a veces pienso que Kaiba es monocorde, sin nombrar que piensa que su palabra es ley- si algo no te parece veremos cómo llegar a una solución que nos agrade a ambos.
Mientras comienzo a leer los susodichos papeles que pone frente a mí, creo que mi rostro de asombro lo dice todo, la suma es… no creo que la palabra exorbitante pueda hacerle honor, es demasiado para solo tener que estar al pendiente del chibi luego del colegio y durante los viajes del neko- lo siento Kaiba, no puedo aceptar esta cantidad, es demasiado…
- ¿Poco? -dice sin enfado alguno en su voz- te lo aumentaré, pues tendrás que acompañar a Mokuba a algunas actividades de su colegio y había olvidado ese punto, tambi…
- ¡NO ME INTERRUMPAS KAIBA! -digo molesto, se sorprende por mi reacción- ¡ES TODO LO CONTRARIO!, lo que ofreces es demasiado para tan poco trabajo, no puedo aceptar, ya te dije que lo cuidaré sin necesidad que me pagues, además ahora tengo algo de tiempo libre -pienso que podría trabajar por las noches pagan bien y no afectaría el cuidado del chibi.
- No puedo permitir eso -su voz no muestra enfado- sé que tratas de ahorrar para devolver el dinero que el enano te prestó para la operación de tu hermana, ¡y no me grites perro!
- Deja de llamarme perro -¿por qué le gusta hacerme enfadar?- no soy un animal.
- Lo haré cuando te comportes racionalmente -creo que ahora es él el molesto- esa suma es lo que cobraba la última niñera que tuvo Mokuba.
- Vaya creo que te estaban estafando ricachón -digo sonriendo- mira si realmente no piensas cambiar de idea respecto al pago, te acepto lo que recibía en mi trabajo de las tardes.
- Mmm… -se pone de pie, me quita el contrato que aún mantenía en mis manos y comienza a caminar por la habitación- y dime ¿cuánto es esa cantidad?
Le digo la suma y al parecer se sorprende, quizás es porque no es ni el 10% de lo que me ofrecía.
- ¿Cómo podías mantenerte solo con ese dinero?
- No es tan poco, además como mesero incluía las propinas, pero también tengo mi trabajo de las mañanas como repartidor de periódicos, los fines de semana en una pastelería y en el verano en una granja a las afuera de la ciudad -creo que mi pecho se ha inflado orgulloso de mí.
- Y yo que pensaba que trabajaba demasiado -sonríe, mejor dicho, luce en su precioso rostro algo parecido a una sonrisa- eres sorprendente cachorro.
¿Cachorro? ¿De dónde salió ese apodo?, el tono de voz que utilizó no suena para nada a una ofensa, me agrada oírselo decir, creo que si aún le da por apodos caninos prefiero ser un cachorro a un perro.
- Está bien, tenemos un trato -se acerca al escritorio y cuando está a punto de tachar la cifra me mira- no necesitas decirle a tus amigos que trabajas para mí, lo preferiría, no deseo dar explicaciones del porqué de esta decisión, además podrían sentirse en el derecho de hablarme libremente.
- Eres un total antisocial Kaiba -le digo en el tono más suave y comprensivo que tengo, pero antes que tenga tiempo de reprocharme algo tocan a la puerta entrando Moki en cuanto su hermano da la orden de pasar.
- La comida está lista Seto, apresúrate en terminar -le dice mientras me jala del brazo para sacarme del despacho, sin darme oportunidad a excusarme- vamos Jono, te mostraré donde lavarte las manos.
- Ve Jono -es la primera vez que me llama como todos mis amigos, comienza a teclear rápidamente en su laptop- redactaré un nuevo documento con la cifra acordada para que luego de comer lo firmes.
Asiento con la cabeza y me dejo llevar por el chibi que va relatándome todo lo que avanzó en su juego mientras su hermano y yo discutíamos. Cuando nos encontramos los tres sentados en la gran mesa del comedor formal Kaiba pone al corriente de la noticia a Moki.
-¡MARAVILLOSO! -dice parándose de su silla y viniendo a darme un fuerte abrazo- ahora sí podré tenerte más tiempo para que juegues conmigo.
- Espero que luego no te arrepientas Moki cuando te haya ganado -le desordeno el cabello cariñosamente con mi mano y le indico que regrese a su lugar, mientras la cena pasa rápidamente entre los comentarios del chibi sobre los planes que tiene conmigo, mi neko solo se dedica a observarlo en silencio y yo le miro de reojo de vez en cuando, espero que esta no sea la última oportunidad en que pueda estar así tan cómodamente con él.
- Bueno Jonouchi ven a mi despacho para que finalicemos el trato -se encamina fuera de la habitación mientras me despido de Moki.
En cuanto me pasa el documento pienso que ahora tiene más hojas que antes, solo he leído hasta donde está la cifra y ya estoy agotado, así que me preparo para firmarlo.
- ¿No lo leerás completo? -dice con una extraña mueca en su rostro que no consigo comprender.
- ¿Para qué? Ya se corrigió lo del dinero, además seguramente las restantes hojas deben decir algo como que no debo hablar con nadie sobre lo que pueda oír por casualidad, cosas de ese estilo -digo encogiéndome de hombros y firmando sin mas.
- Ya sospechaba eso de ti, sabía que no lo leerías en su totalidad -dice con una verdadera sonrisa en su rostro, no sé pero no me gusta esta actitud en Kaiba, le entrego el documento y lo guarda en su caja de seguridad- bien cachorro, mañana luego de clases mi chofer te llevará a recoger tus cosas.
- ¿Recoger mis cosas? ¿Para qué? ¿Qué tienen que ver mis cosas en todo esto y además porque mañana, no me digas que viajarás nuevamente? -esto me dejó totalmente perdido.
- Pues lo que dice el contrato, que vivirás en la mansión desde hoy, te prestaré algo para dormir y utilizarás uno de mis uniformes para ir a la escuela -sigue hablando como si todo fuese de lo más normal y yo ni siquiera puedo procesar de que rayos va todo esto- yo primero voy a Kaiba Corp., así que te irás con Mokuba a clases, a tu padre le informaremos luego, pues sé que no está en la ciudad.
La mandíbula creo que se me ha caído hasta el suelo ¿cómo pude firmar algo sin leer? ¿Qué hice?, no puedo vivir en la misma casa de mi amor imposible no lo soportaré, moriré de un ataque al corazón solo de pensar que dormimos bajo el mismo techo.
¡KAMI! ¡BUDA! ¡RA! ¡SUPERMAN! ¡ E!
Aclaraciones:
(1) Xu Beihong: es uno de los pintores chinos más conocidos en el extranjero, y expuso en multitud de países de todo el mundo.
(2) Dinastía Song: gobernó en China entre los años 960 y 1279, es antecesora de la muy conocida Dinastía Ming (1368-1644).