"Izayoi...vivir y vivir, eso es lo que debes hacer... con InuYasha a tu lado..."
Esta es la historia de la bella princesa Izayoi y del poderoso Inu no Taisho "La bestia comandante", un amor apasionado pero por demás prohibido al ser ella una humana y él un feroz yokai, un amor tan profundo que daría como resultado el nacimiento de un niño hanyou...
Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi autora de "InuYasha: un cuento feudal de hadas"
He decidido comenzar esta historia debido a una duda que he tenido desde siempre y estoy segura es la misma de muchos de los fans de InuYasha ¿Cómo fue que se conocieron Izayoi e Inu no Taisho? x3 ¿Cómo fue su historia de amor? bueno quizá con mi versión de la historia se den una idea ^^ espero y sea de su completo agrado
-Kimiko Kagome
Prólogo:
Hace muchísimos años, ahora no puedo recordar cuantos, existió una bella princesa, su piel era blanca como la nieve, tenía unos hermosos ojos color chocolate y un largo y lacio cabello negro, era la única hija de un rico y poderoso señor feudal, su nombre era Izayoi, su vida estaba por demás resuelta gracias a las riquezas de su padre, tenía a su disposición los mejores kimonos de las telas más elegantes su prenda favorita era un bello kimono rosado con flores en un rosa más oscuro con un fondo azul y rojo, así como los más selectos maquillajes para realzar su belleza nata, pero aun así se distinguía por ser una joven sencilla y de noble corazón, pero su vida cambiaria por completo el día que conociera al que sería el amor de su vida y padre de su hijo…
Era una fresca mañana, la bella Izayoi se encontraba sentada en unos de los pasillos de la enorme mansión de sus padres, se encontraba observando el hermoso jardín mientras bebía una taza de té
-Izayoi…- le llamó una ronca voz
La linda princesa volteó para ver a quien le llamaba y observó a dos hombre parados frente a ella, uno era un hombre de apariencia adulta que vestía las típicas ropas de un terrateniente y el segundo hombre era un joven de tez morena, cabellera negra y fríos ojos grises, este portaba una armadura samurái de color rojo
-¿Si? ¿Sucede algo padre?- le preguntó curiosa al hombre mayor
-No sé si recuerdes al hijo mayor del antiguo guardián de la familia- comenzaba a decirle su padre mientras el joven samurái daba un paso hacia enfrente –Setsuna no Takemaru…- presentaba al joven mientras Takemaru hacia una reverencia a la princesa –solían jugar cuando niños…- concluía el poderoso terrateniente
-Si claro que lo recuerdo- contestó Izayoi mientras se ponía de pie y miraba dulcemente al joven -Cuánto tiempo ha pasado ¿No Takemaru?- le preguntó con una linda sonrisa
-S…Si…princesa Izayoi…- tartamudeó el muchacho levemente sonrojado por la dulce mirada de la princesa –Es más hermosa de lo que recuerdo…- pensaba el joven samurái mientras miraba a Izayoi
-Takemaru tomara el lugar de su padre al hacerse cargo del bienestar y protección de nuestra familia, se hará cargo en especial de ti hija- le explicaba el señor feudal a su joven heredera
-¿De mi?- preguntó curiosa Izayoi –Padre ¿pasa algo?- continuó preguntando levemente más preocupada
-Veras Izayoi- comenzó el hombre mayor –En esta época de constantes guerras, quien tenga la fortuna de casarse contigo tendrá derecho a mis tierras y a mi ejercito, es por eso que no podemos permitir que cualquiera se te acerque… una guerrilla amenaza nuestra casa, es por eso que le he pedido a Takemaru que te traslade a nuestra casa de verano- concluía tranquilamente
-Ya veo…- respondió Izayoi levemente intranquila
-Descuide no permitiré que le pase nada- le tranquilizaba Takemaru logrando que Izayoi dirigiera su mirada hacia él –Prin….princesa Izayoi…- concluía nervioso
-Saldrán por la tarde así que prepara tus cosas hija- concluyó su padre mientras daba la media vuelta y se marchaba de la habitación
-Nos vemos más tarde princesa…- se despidió Takemaru mientras hacía nuevamente una reverencia a Izayoi y seguía al señor feudal
-Protégela con tu vida-le ordenaba el terrateniente a Takemaru en voz baja mientras se alejaban de la princesa
-Si señor- le contestó Takemaru mientras volteaba hacia atrás para ver una vez más a la bella Izayoi
Una vez que los dos hombres se fueron, Izayoi camino hacia su habitación, deslizo la puerta corrediza y encontró a sus sirvientas guardando todos sus finos kimonos, así como sus maquillajes y peinetas en unos baúles de madera
-Veo que fui la ultima en enterarme- comentó Izayoi al ver como todas sus cosas eran acomodadas dentro de los pesados cofres
-Princesa Izayoi- comenzó una de las mujeres –Su padre nos ha ordenado empacar todas sus cosas- concluyó la mujer que a simple vista podía distinguirse que era la más joven de todas las sirvientas en la habitación, aparentaba la misma edad de la princesa
-Si, Hikari, ya lo sé- le contestó Izayoi con una tenue sonrisa
-La extrañaré mucho, señorita Izayoi- confesó Hikari
-no tendrás porque hacerlo, porque tú me acompañaras- dijo Izayoi sonriente mientras tomaba de las manos a la muchacha –Así que anda y prepara tus cosas-
-S…si señorita Izayoi- contestó Hikari sonriente mientras salía de la habitación
Cuando Hikari salió, inmediatamente entró otra mujer muy parecida a Izayoi, quien vestía un elegante kimono verde con bordados dorados, cuando las sirvientas la vieron entrar tomaron silenciosamente los baúles entre dos y salieron sigilosamente de la habitación, dejando a las dos mujeres solas
-¿Ya estas lista Izayoi?- le preguntó la elegante mujer a la princesa
-Si madre, mi señor padre ya me lo ha explicado todo- le contestó Izayoi a su madre –Pero no entiendo…- se preguntaba dudosa –Madre, ¿Por qué no vendrá conmigo?-
-Mi deber es estar al lado de tu padre- le explicaba la dulce mujer quien notó la mirada dudosa de su hija –Cuando te enamores me entenderás hija mía…- concluía mientras sujetaba las delicadas manos de Izayoi
Izayoi no entendía bien la voluntad de su madre, así que solo se dedico a sonreírle mientras le sujetaba las manos cuando unos tranquilos pasos se acercaban a ellas, era Takemaru
-Princesa Izayoi, debemos irnos antes de que anochezca- le explicaba Takemaru a las dos mujeres
-Setsuna no Takemaru- comenzó la mujer mayor al ver al joven samurái de pie frente a ellas –Mira cuanto has crecido, la última vez que te vi eras solo un niño- concluyó sonriente
-Con su permiso mi venerable señora- se limitó Takemaru a decir –Debo llevarme a la princesa como se me ha ordenado- concluyó con una reverencia
-Si, entiendo- contestó la mujer mientras se despedía de su hija con un tierno abrazo al tiempo que volvía a tomar su delicada mano y también tomaba una de las manos del guerrero Takemaru y las entrelazó -cuídense mucho- concluyó sonriente mientras que Takemaru se sonrojaba levemente al sentir la delicada mano de su amada princesa
Afuera de la mansión se encontraba una carroza en la que ya habían montado los baúles con las pertenencias de la princesa, Izayoi caminaba en dirección a la carroza siendo escoltada por Setsuna no Takemaru, cuando se encontraron a Hikari quien llevaba una pequeña bolsa de tela
-¿Estas lista Hikari?- le preguntó Izayoi sonriente
-Si señorita Izayoi- le contestó la joven de clase baja a la princesa
Ambas se sonrieron cuando Takemaru se paró a un lado de Izayoi
-Takemaru, ¿Recuerdas a Hikari?, es la hija de la cocinera con la que jugábamos de pequeños- le comentó Izayoi al guerrero
-Si, claro que la recuerdo…- se limitó a contestar Takemaru seriamente mientras le dedicaba una desinteresada mirada a Hikari, la joven sirvienta se sonrojó levemente ante la mirada de Takemaru
-Muy bien, es hora de que emprendan su viaje- les decía el terrateniente que había salido a despedirlos –Cuídate mucho hija- se despidió de Izayoi con un abrazo
-Si padre, los extrañaré mucho- se despedía la princesa correspondiendo el abrazo, inmediatamente lo soltó y se dirigió a la carroza, donde uno de los soldados le abrió la puerta para que ingresara siendo seguida por Hikari, una vez las dos adentro el soldado cerró la puerta
-Takemaru, dejo en tus manos lo más preciado que tengo- le dijo el terrateniente al samurái
-Cuente conmigo, no lo defraudaré- dijo Takemaru haciendo una reverencia al señor feudal, cuando el terrateniente se marchó siendo escoltado por un par de soldados Takemaru caminó hacia el frente de la carroza que se encontraba fuertemente protegida por soldados en cada costado y al frente de toda la guardia se encontraba su caballo un bello pura sangre de color negro se subió en él y dio la orden de avanzar, mientras tanto Izayoi y Hikari solo escucharon el trote de los caballos y la carroza moverse, su viaje había comenzado
Ya comenzaba a anochecer y aun no habían llegado a su destino, las dos mujeres dentro de la carroza se habían quedado dormidas siendo arrulladas por el tranquilo trote de los caballos
-Sueño de Hikari- -Flashback-
El sol comenzaba a ocultarse y dos niños se encontraban de pie, uno frente al otro
-Takemaru…kun…- dijo la niña que llevaba un sencillo kimono amarillo
-No estés triste Hikari chan, me iré a entrenar para ser un poderoso guerrero samurái tal y como lo es mi padre- le decía el niño a la hija de la cocinera
-Si, y volverás para ser el jefe de guardia de esta casa ¿No es así?- le contestaba la niña con una sonrisa
-Si así es- le respondía lleno de orgullo –y entonces podré reclamar a la princesa Izayoi como mi esposa- decía seguro de sí mismo
-A… ¿Izayoi?...- preguntaba Hikari desilusionada
-Fin flash back-
-¿Hikari?...- se escuchó la dulce voz de la princesa
-S…¿Si?- respondió Hikari
-Ah lo siento ¿Te desperté?- le preguntó tiernamente Izayoi
-N…no princesa no se preocupe- le contestó Hikari con una sonrisa
-Está bien- le sonrió Izayoi cuando bajó su mirada y observó esa bolsa de tela que llevaba Hikari entre las manos -¿Qué llevas en esa pequeña bolsa?- le pregunto dudosa la princesa
-Son mis pertenencias…- le respondía la sirvienta,
-¿En esa pequeña bolsa?- le preguntó Izayoi mientras observaba extrañada, claro a la noble mujer le parecía una bolsa muy pequeña para llevar las pertenencias de alguien, ya que ella necesitó más de un gran baúl para guardar tan solo sus maquillajes –No eso no está bien- renegó con un gesto de molestia –Mi dama de compañía debe portar los más finos kimonos…- seguía renegando la princesa
-¿Da…dama de compañía?- preguntó Hikari sorprendida
Izayoi solo se dedicó a sonreírle dulcemente a la sorprendida Hikari –Cuando lleguemos, ordenaré que te compren ropa nueva- dijo aún sonriente
-Si señorita Izayoi, muchas gracias- le contestó Hikari devolviéndole la sonrisa
Mientras las dos mujeres hablaban dentro de la carreta, Takemaru encabezaba a toda la escolta que protegía a Izayoi, el viaje se atrasó debido al camino en mal estado y el sol ya había desaparecido por completo así que fue necesario que se encendieran antorchas para poder observar a través de la densa noche
-Señor Takemaru- le llamó uno de los soldados -¡Mire eso!- le dijo señalando a un gran y grotesco ogro que se acercaba a ellos y paró justo enfrente de Takemaru y sus hombres
-Ustedes humanos, ¿Qué quieren aquí?- preguntó el asqueroso ogro
-Eso a ti no te importa, así que apártate de mi camino antes de que te mate- le respondió Takemaru en un tono desafiante
El ogro ignoró a Takemaru cuando vio la carreta que custodiaban
-Esa es una elegante carroza, seguramente llevan algo valioso ahí- sonrió fríamente el ogro mientras se acercaba a la carroza pero Takemaru con su caballo le impidió el paso
-Te lo advierto, ¡no te acerques o no dudaré en matarte!- le continuó desafiando el samurái mientras los soldados colocaban sus lanzas y arcos a la defensiva
El ogro se enojó ante el insolente humano así que con sus poderosos brazos apartó a Takemaru y a sus hombres empujándolos violentamente contra el suelo
-¡Izayoi!- gritó Takemaru que había caído sobre su caballo
Los hombres que le lanzaban flechas o lo atacaban con sus lanzas para evitar que se acercara al carruaje pero sus ataques eran en vano y solo recibían un fuerte golpe por parte del ogro que los alejaba violentamente, cuando logró llegar al carruaje lo destruyó dejándolo reducido en pedazos y entonces vio a las dos mujeres muertas de miedo, pero puso especial atención en Izayoi
-¡Pero qué hermosa mujer! ¡Y seguramente sabe delicioso!- exclamó el ogro haciendo que Takemaru reaccionara de inmediato y desvainara su espada al mismo tiempo que el ogro con su grotesca mano sujetaba a la princesa
-¡Ni se te ocurra tocarla!- gritó Takemaru al mismo tiempo que encajaba su espada en la pierna del ogro para inmediatamente sacarla ensangrentada, haciendo que este gritara de dolor y soltara a Izayoi
-¡Señorita Izayoi!- gritó Hikari -¡Corra!-
Izayoi le hiso caso a Hikari y comenzó a correr en dirección a un profundo bosque
-¡¿A dónde crees que vas?- le gritó el ogro mientras comenzaba a perseguirla
-¡Tu pelea es conmigo!- le gritó Takemaru al ogro
-¡No estorbes!- le respondió el feroz ogro mientras lo golpeaba fuertemente y lo estrellaba contra un árbol
-¡Takemaru sama!- gritó Hikari mientras corrió en su ayuda
El ogro ignoro al resto de los soldados que intentaron enfrentarlo y corrió en busca de la princesa
Izayoi corría por el bosque sin importarle que su fino kimono se maltratara o se rompiera, era más importante salvarse, las lágrimas que brotaban de sus ojos le nublaban la vista cuando de repente tropezó con una piedra que hiso que se lastimara el tobillo
-¡Ahí estas!- le gritó el babeante ogro
Izayoi estaba muy asustada se intentaba levantar para alejarse de su atacante pero el dolor de su tobillo era muy intenso así que se arrastro para alejarse pero el ogro la acorralo debajo de un árbol
-¡Serás mi cena!- le gritó el ogro mientras se abalanzaba hacia ella, cuando unos látigos brillantes verdes lo atacaron quemándole su gruesa piel
-No nos estorbes- le ordenó una fría y serena voz
El ogro estaba dispuesto a atacar a aquella voz cuando unas ráfagas amarillas muy parecidas a unas garras lo partieron en pedazos ante los sorprendidos ojos de la princesa Izayoi; entonces frente a la princesa camino desinteresadamente un hombre alto de cabello largo y plateado, con un kimono masculino blanco detalles en rojo, sobre el cual llevaba una armadura de acero con púas, sujetado con un obi de color amarillo, así como una larga estola, su piel era blanca, llevaba en los costados de su rostro unas franjas rojas y en la frente una media luna azul, miró a Izayoi sin el más mínimo interés con sus ojos de color miel y continuó caminando
Izayoi quedó atónita con aquel ser, que sabía bien que no era un humano
-¿Te encuentras bien?- le preguntó una segunda voz que distinguió no era la misma que había retado al ogro hace unos instantes, esa voz que le preguntaba era aun más firme y demostraba mayor autoridad, Izayoi se dio la vuelta para ver de quien se trataba y entonces lo vio…
Era un ser muy parecido al que vio anteriormente solo que este era unos centímetros más alto, era levemente más moreno y las franjas a los costados de su rostro eran color azul, llevaba un kimono blanco con detalles en azul, su armadura de acero era más grande que las del hombre más joven ya que no solo tenia púas en el pecho si no también contaba con unas grandes laminas de acero que protegían sus hombros sujetados por un obi rojo, y su largo y plateado cabello estaba sujetado con una cola de caballo
El misterioso ser al ver que la asustada mujer no le respondía se agacho a su lado para poder verla fijamente
Los bellos ojos chocolate de la princesa se encontraron fijamente con los ojos miel de aquel ser, aunque solo fue por un momento los corazones de ambos latían muy rápido; el hombre rompió con aquel momento cuando acerco su mano hacia ella para ayudarla a levantarse…
"Mi querida Izayoi: aquel fue el primer momento que te vi, de no haber sido por tu esencia humana pude haber jurado que eras una deidad que había sido expulsada de su templo, no tenía la menor duda eras lo más hermoso que había visto en toda mi vida…"