¿Qué tanto sabes de mí? Parte 1

-¿Bella?- preguntó incrédulo. Lo miré extrañada, de donde me conocía.

Lo observe asombrada sin poder pronunciar palabra, era un muchacho alto, rubio, de contextura fuerte y con el cuerpo lleno de cicatrices de mordidas, lo que solo significaba una cosa y era que había participado en la guerra. Antes de que pudiera emitir palabra el Señor Tripp se percató de mi presencia.

-Oh Isabella ahí estas- exclamo alegremente, él que no se había percatado de nuestro intercambio- te presento a Jasper Cullen, el nuevo profesor que estábamos esperando- dijo señalando al vampiro rubio- Jasper ella es Isabella Swan, subdirectora de tu cátedra.

-Encantada- murmuré extendiendo una mano, una extraña expresión de incredulidad, enojo y hermetismo pasó por su cara, fue solo un flash pero nadie engaña a un vampiro.

-Un placer- su rostro reflejaba todo menos eso y estaba empezando a inquietarme, ¿quién era este tipo?

-Muy bien- exclamó el Señor Tripp con una placida sonrisa- ahora que ya están hechas las presentaciones, Isabella ¿podrías mostrarle las instalaciones? Han surgido unos imprevistos y estoy algo atareado.

-Eso no será problema- contesté a sabiendas de que lo único que quería era dejarnos tiempo solos, pero por una vez me iba a beneficiar de su afición de casamentero e iba a tratar de averiguar quién era ese sujeto, a pesar de lo perturbadora que se me hacía su presencia.

-Por aquí Señor Cullen- dije indicándole la salida, era temprano así que tendríamos como una hora antes de que empezaran las clases, una vez que estuvimos solos en el pasillo se giro hacía mí.

-¿Cómo ocurrió esto? ¿Por qué nunca nos buscaste?- se veía molesto.

-¿Quién eres? ¿De dónde nos conocemos?- pregunte casi al mismo tiempo.

-Vamos Bella ya sabes quién soy, podrías contestar mi pregunta ¿Quién te transformó?-

-No lo sé, y no tengo idea de quién eres ni de donde me conoces- contesté enfadada, su actitud acusatoria estaba empezando a cansarme.

-Mira Bella se que debes estar enojada pero eso no justifica que finjas que no sabes quienes somos- dijo como quien le explicara a un niño que uno más uno es dos.

-Es que en realidad no lo sé, no tengo la más mínima idea de quién soy, de donde nos conocemos o quien fuimos en el pasado, ¡yo no lo recuerdo!- concluí mirándolo exaltada, de haber podido llorar en ese momento lo habría hecho de impotencia. Me observo unos instantes y una expresión de pena se dibujo en el rostro.

-En realidad no lo sabes- suspiro derrotado, no era una pregunta así que no la respondí- crees que podamos hablar en algún lugar que no sea este pasillo.

-La sala de profesores está vacía a esta hora- contesté secamente mientras lo conducía a ella, una vez que entramos un tenso silencio se instaló entre nosotros.

-Supongo que deberíamos empezar las cosas bien- dijo al tiempo que se pasaba una mano por el cabello- ¿Qué es lo que sabes sobre ti misma?

-¿Por qué de repente me crees?- pregunté extrañada, su actitud no me era fiable para nada.

-Mi esposa Alice tampoco recuerda nada de su vida pasada- su cara se iluminó en una sonrisa involuntaria cuando la nombró- creemos que perdió la memoria en la trasformación, ahora creo que pudo haberte pasado lo mismo.

-¿Nunca la recuperó?- el negó con la cabeza y sentí como si mis esperanzas se derrumbaran, jamás sabría quién era. Note como me miraba expectante por lo que decidí hablar.

-Solo sé, ó creo saber, que me llamo Isabella Swan, que viví en Forks, Washington, y que soy un vampiro, nada más-

-Si solo sabes eso ¿cómo recuerdas tu nombre?-

-¿Es ese mi nombre?- el asintió y sentí un repentino alivio de saber que al menos conocía algo de mí misma; por alguna extraña razón me sentía en confianza por lo que decidí confiarle mi único recuerdo. Me escuchó atentamente y su ceño se fue frunciendo más conforme pronunciaba cada palabra, cuando termine se acercó y me dio un fuerte abrazo; me quede estática en el lugar, que yo recordara nunca había sido abrazada, era un sentimiento extraño pero reconfortante.

-Perdón si te trate mal, y lamento mucho como han salido las cosas- le sonreía en respuesta pero me dio la impresión de que quería decir mucho más de lo que en realidad había hablado, parecía sentirse genuinamente culpable por algo, y a la vez alegre por encontrarme.

-¿De dónde nos conocemos?-

-De la secundaria- contesto como quien no quiere la cosa, al ver mi expresión estupefacta solo sonrió y prosiguió a contarme que cuando era humana había ido a la secundaria con él y sus hermanos, y que habíamos sido bastante amigos. También mencionó algo sobre un tratado y sobre los lobos, pero no tenía idea de qué relación tenía con ese Jacob Black.

-No puede decirse que haya sido una humana muy normal ¿no?- pregunté sonriendo cuando terminó su relato.

-No, supongo que no-

-¿Por qué pensaste que estaba fingiendo que no los conocía?-

-Supongo que, bah en realidad no lo sé pero no me parecía posible que no nos recordaras- su respuesta no me convencía en absoluto pero decidí pasarla por alto.

-Cuando hablas siempre lo haces en plural, ¿a quién te refieres?

-A mi familia, tú los conocías a todos, esta mi esposa Alice, nuestros hermanos Rosalie y Emmett que son pareja, nuestro hermano Edward, y luego están Carlisle y Esme que vendrían a ser como nuestros padres.

-Vaya, sí que son muchos- exclamé asombrada, él parecía querer añadir algo más pero en ese instante se abrió la puerta permitiendo que entraran varios docentes lo que dio nuestra conversación por terminada.

Al finalizar el día Jasper me estaba esperando a la salida del aula.

-Hola, ¿qué tal tu primer día?

-Bastante interesante, Bella estaba pensando que tal vez te podría llegar a gustar conocer a la familia …

-Puede ser si- concedí sin estar muy a gusto.

-Hoy- completo evaluándome.

-¿Hoy? ¿Es decir ahora?- lo mire espantada.

-No preocupes, no hay nada de lo que puedas estar asustada-

-No tengo miedo- le conteste indignada.

-Creo que no te había dicho que soy empático, además de poder modificar levemente el ánimo de la gente- esbozo una traviesa sonrisa mientras le miraba incrédula- ¿Qué te preocupa tanto?

-Todos parecen saber más de mí que yo misma, dices que los conozco pero no lo hago, y la persona que ustedes conocieron, puede que ya no sea la misma, yo solo no creo que sea una buena idea- concluí mordiéndome el labio.

-No insistiría con esto si no pensara que es lo correcto, creo que a todos nos hará bien verte y que puede ser bueno para ti, podrás conocer mucho más sobre quién eras.

-Pero ¿ellos saben…?

-Si ya les avise todo, solo será un rato Bella, no es un secuestro ni nada por el estilo- sonrió divertido.

-De acuerdo- concedí desganada.

Se subió a su auto y lo seguí en el mío, a cada segundo que pasaba mi mente no paraba de gritarme que diera media vuelta y pisara el acelerador. En realidad no tenía idea de quienes eran, solo sabía lo que Jasper me había dicho, podrían perfectamente ser unos vampiros sádicos y psicópatas, o bien alguno de ellos podría haberme transformado, o podían no conocerme en absoluto y que todo esto fuera un engaño, tal vez Jasper o alguno de sus hermanos podía leer la mente y esto no era nada más que una broma pesada. En fin ninguna de las perspectivas era alentadora pero tampoco era una cobarde y no iba a huir sin motivo alguno. Salimos de la carretera principal y entramos en una secundaria, que, según mi oído superdesarrollado, me informaba que estábamos bordeando un río. Al poco andar puede ver que entre los árboles se erguía una gran casa blanca, y que había varios vampiros en la puerta. Ya no había marcha atrás, habíamos llegado.

-¡Bella!- apenas puse un pie fuera del auto escuché alguien gritando mi nombre emocionada, en menos de un parpadeo tenía a una chica de baja estatura y corto cabello negro abrazándome con mucha fuerte- ¡No puedo creer que seas tú!¡Estoy tan feliz de verte, no tienes idea de lo que te extrañamos! ¿Pero qué has hecho de tu vida? Ya sé que estudiaste literatura pero ¿qué más hiciste? ¿Viajaste? ¿Conociste a alguien? Y… ¡oh por el cielo! Es increíble cómo vas vestida, que estilo casi ni puedo creer que seas tú, es evidente que tu sentido de la moda ha mejorado mucho.- dijo todo esto de corrido y sin perder su sonrisa- Ha por cierto soy Alice- agrego soltándose y tendiéndome una mano- perdón si te asuste pero es que estoy muy feliz de verte.

-Suficiente duende- exclamó un alto muchacho extremadamente musculoso y de cabello rizado mientras la apartaba- ¡Bellita que bueno verte!- dijo al tiempo que me abrazaba y alzaba del suelo, era mucho más alto que yo.

-Emmett bájala, no hace ni un minuto que está aquí y ya están atosigándola- cuando me bajo pude ver que quien lo había retado era una despampanante rubia, alta, sumamente hermosa y digna de salir en la tapa de Vogue- Hola soy Rosalie y el idiota que te levanto recién es mi marido Emmett, es muy bueno verte- dijo al tiempo que me daba un suave abrazo.

-Hola Bella- dijo una voz sumamente cariñosa, pertenecía a una mujer con rostro en forma de corazón y cabello color caramelo que caía en suaves ondas, a su lado había un hombre rubio, alto y delgado que también sonreía- soy Esme y el es mi esposo Carlisle, no tienes idea de lo feliz que nos hace verte- ella también me abrazó y Carlisle sostuvo mis manos al tiempo que me sonreía.

Sonreí abrumada ante tantas muestras de cariño, pero mi vista quedó trabada en alguien a quien me faltaba saludar. Era alto aunque no demasiado, me sacaría aproximadamente una cabeza, bastante flaco y con una apariencia algo desgarbada, tenía un rostro anguloso de facciones marcadas y su desordenado cabello cobrizo caía en parte sobre su frente, dándole un look extremadamente atractivo. Me sonrió mientras se acercaba.

-Hola Bella soy Edward- dijo al tiempo que tomaba mi mano y caballerosamente depositaba un suave beso sobre los nudillos- es muy bueno verte.


Hola! Bueno aquí estoy de vuelta con otro cap, espero que les guste y quería avisarles que debido a que ando bastante escasa de tiempo el ritmo de actualizacion de la historia va a ser bastante lento, espero que sepan entender.

Les mando un beso enorme y espero que anden bien.