Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer. Sólo la trama es mía.

Outtake! Sí, lo sé, siglos de… nada. Pero bueno, mi linda beta me recordó este doc archivado y me convenció…

Un regalito, a leer.

Gracias Eri

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La vida no es una constante, el "Por siempre" no es algo que tengamos derecho a prometer.

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Jasper observó sin ver en realidad como encima de su escritorio de vidrio en el consultorio veterinario, reposaba un enorme sobre blanco lleno de muchos sellos con su nombre impreso en él, Bella se lo había llevado hace más de una hora con cara de quien anuncia una tragedia. Ella lo había recibido de parte del encargado por casualidad cuando había pasado por su casa para alimentar a Poly y no dudó un segundo en hacérselo llegar a su hermano con suma urgencia al entender de que se trataba su contenido.

Jasper apenas la vio, ni siquiera preguntó por su sobrina ni como se estaba portando Edward o si se había sabido algo de Jake, todo lo que para él solía ser importante desapareció y su vida comenzó a girar entorno a ese sobre.

Apoyó ambos codos sobre la mesa y sostuvo su cabeza entre sus manos sin apartar la vista de su objetivo, él también sabía con exactitud lo que contenía, por lo mismo no se atrevía a abrirlo.

¿Sorprendido? Mucho.

¿Asustado? Como el carajo.

¿Dolido? Cada jodido hueso de su cuerpo.

¿Qué iba a ser de él ahora? ¿Cómo Alice podía hacerle esto?

Se suponía que era una separación temporal, una búsqueda de aire y espacio para asimilar toda esa mierda del no poder tener hijos que para él realmente había dejado de ser un tema de vida o muerte comparado con el peso de tener a esa mujer a su lado.

Él le dio ese espacio, tiempo en que ella ni siquiera quiso responder a sus llamadas, si tenía suerte ella le respondía alguno de los cientos de mails que él le escribía al mes. Pensó que era lo mejor que podía hacer, no presionarla, dejar que pensara… esperarla. ¿De eso se trataba el amor real, no?

Llevaba ocho meses esperando, desesperado, deprimido pero con fe. ¿De qué le servía la puta fe ahora que le acababan de dar un golpe en las pelotas?

Habían sido meses horrendos, cada noche se dormía rendido, desesperado y anhélate de la mujer en la que no se podía refugiar sobre esa cama y cada mañana despertaba con su pequeño rostro tras sus párpados, colgándose de la esperanza de que ese sería el día en que ella volvería para obligarse a salir de la cama.

"Ella ya no va a volver" esas fueron las únicas palabras que su hermana, con rabia mal contenida dijo antes de salir de la oficina en silencio.

¿Este era el final? ¿No se supone que los amores como el suyo tienen por última frase un "vivieron felices por siempre" y no un "no fue suficiente"?

Quizás fue coraje, tal vez fue desesperación o en una de esas fue simple agonía, pero fuese lo que fuese logró que Jasper juntase el valor que le había faltado en todo este tiempo y se levantara de aquella vieja y maltrecha silla, tomase aquel asqueroso sobre y saliese de la clínica sin detenerse a dar explicaciones ante su repentina salida.

Agradecido de conocer a esa mujer tan bien como para saber de memoria sus refugios y de que Seattle no fuese tan incomunicable por carretera, condujo por más de dos horas hacia las montañas, por suerte su auto resistió el empedrado camino hasta dar con el territorio que los Cullen habían adquirido hacía tantos años donde una gran y acogedora casa de piedra tenía una vista privilegiada de la ciudad entre los enormes árboles de aquel bosque.

Jasper bajó de su vehículo antes de permitirse tener miedo y se encaminó hacia la entrada principal consciente de lo pesado que eran sus pasos sobre la tierra.

Tocó el timbre una vez de forma brusca dejando el dedo pegado al interruptor más tiempo de lo prudentemente común y esperó ansioso moviendo un pie incesantemente.

Cuando vio esos enormes ojos celestes, que se abrieron más a causa de la impresión desde el otro lado de la puerta, Jasper sintió como si alguien de pronto le hubiese robado el suelo que lo sostenía y reprimió las enormes ganas de estrecharla fuertemente entre sus brazos.

—¿Qué… qué estás haciendo aquí?—preguntó ella tontamente.

Jasper la observó en silencio con un millón de palabras atoradas en su garganta, desesperadas por ser gritadas a la vez… sin embargo, ninguna fue lo suficientemente valiente como para cumplir su amenaza y el silencio incómodo invadió el lugar.

Ella estaba tan distinta, su cabello siempre corto ahora le llegaba un poco más debajo de los hombros ¡Ella odiaba dejar crecer su cabello!

Estaba un poco más delgada, nada alarmante, pero él la conocía tan bien que podía intuir casi con exactitud cuantos eran los kilos que había perdido, vestía de manera sencilla, como solía hacer en invierno cuando estaba en casa y no planeaba salir. Sus pómulos estaban mas finos haciendo que sus ojos se viesen más grandes y mucho más profundos y su mirada… parecía como que un muro de vidrio se hubiese puesto frente a sus ojos impidiéndole adentrarse en su alma como él tan acostumbrado estaba. Pero ella se veía bien, ella parecía estar bien, entera y distinta… mientras que él se estaba muriendo por dentro.

Respiró hondo y dio los pasos necesarios para entrar al lugar sin esperar invitación, se detuvo en la sala y esperó a que Alice llegase a su lado para arrojar con fuerza aquel sobre en la mesita de vidrio ubicada al centro de la estancia.

—¿Así es como se supone que ha de ser? —habló por fin— ¿Todos estos años resumidos en una demanda de divorcio archivada en una carpeta en el juzgado?

Alice dio un paso atrás y puso ambas manos sobre su pecho.

— No pensé que te llegasen tan rápido. Yo… nosotros no estamos juntos, yo creo que es lo mejor.— susurró sin poder mirarle a la cara.

— ¿Lo mejor? — preguntó sin creérselo— ¿Te parece lo mejor enterarme que mi esposa inició los trámites del divorcio cuando un mensajero me lleva los papales a casa? ¿No te parecía más justo informarme que habías tomado la decisión un poco antes? ¿No merecía que me lo dijeras a la cara?— reclamó más fuerte.

—Lo siento— dijo ella dándole la razón, aún sin mirarle.

Él se quedó mirándola ahí frente a él, congelada; tenía ganas de gritarle, de discutir y hasta arrojar objetos por el aire pero súbitamente todas los reclamos habían abandonado su cabeza, así como también la esperanza que hasta ayer brillaba dándole fuerzas ahora empezaba a empacar sus cosas para marcharse.

Alice tenía una pose, un aire flotando a su alrededor mezcla de serenidad y haciéndose responsable de lo que ella sabía esta decisión iba a desencadenar en Jasper. Es como si estuviese esperando la lluvia de piedras, impaciente por terminar con esto cuanto antes y seguir adelante… Eso fue lo que desalentó a Jasper, lo que lo hizo darse cuenta de que gritar sería en vano, ella estaba asumida, ella estaba decidida.

Alice no iba a discutir, no le iba a gritar y menos lanzar objetos por el aire, ella se iba a quedar allí, estoica aguantando fuese lo que fuese que él le gritase, aunque la insultase o denigrase, ella lo iba a escuchar e intentar apaciguar, pero no iba a dar vuelta atrás.

—¿Por qué haces esto? — susurró Jasper pasado unos minutos—¿Realmente crees que esto es lo que nos merecemos? —insistió.

Alice rehuyó su mirada observando un punto muerto en la pared mientras se abrazaba a si misma.

—Yo te amo—dijo en un suspiro empeñándose en hacerla entender, decidido a rogar de ser necesario. Alice se removió incómoda en su lugar ahora mirando al suelo en varias ocasiones— ¿No me has oído, Alice? ¡Te amo! —gritó acercándosele.

— Lo escuché— dijo esquivando su cuerpo hábilmente y tomando asiento en uno de los sofás. — El amor nunca fue el problema, Jasper.

Jasper quedó atónito— ¿Quién eres? — susurró demasiado bajo para ser escuchado.

De pronto, era como estar en la dimensión desconocida, frente a él estaba su mujer, pero esta no era la misma a la que había jurado conocer tan bien hace tantos meses atrás. Ya no le miraba a la cara, rehuía sus ojos, su cuerpo estaba completamente tenso y era como si tuviese fobia a que él pudiese acercársele demasiado como para tocarla.

—¡Di algo, maldita sea Alice! ¡No soporto esta pasividad que finges tener!—pidió sentándose a su lado, mandando al carajo las señales de distancia que ella irradiaba.

Completamente desencajado vio como Alice cerraba fuertemente los ojos por unos momentos y tomaba aire antes de abrirlo y encararlo decidida.

—Se acabó, Jasper— sentenció con voz clara— Hace meses que lo… que tuvimos terminó, yo solo… los papeles son un formalismo, porque lo nuestro se acabó hace tiempo, siento mucho no haberte avisado o que lo hablásemos antes, juro que lo iba a hacer pero necesitaba juntar el valor, nunca pensé que fueran tan rápidos— dijo con tranquilidad.

Jasper estuvo seguro que, esa misma frase, Alice se la ha repetido infinidad de veces, esa era la única forma de que ahora saliera de sus labios con tanta monotonía.

—No se ha acabado— aseguró acercándosele— Te he estado esperando cada día, cada noche, cada minuto en estos meses, Alice. ¡Para mí no se ha acabado y para ti tampoco puede ser así de sencillo!

Alice le miró asombrada a la vez que negaba suave y lentamente con la cabeza.

—Jasper… ¿Me esperaste? Yo…—abrió la boca varias veces pero nada salió de ella.

Él entendió que de lo que saliese de la boca de esa mujer en los próximos minutos dependía su vida.

—No me arrepiento de nada— comenzó ella con suavidad. Jasper sintió como si le estuviese intentando explicar algo a un niño—si tuviese que volver atrás haría todo exactamente igual. No dudaría en enamorarme de ti en cuanto Bella nos presentase una mañana en el campus de la universidad, no tendría miedo de robarte un beso una noche en que consiguiera que me ayudases con un tonto proyecto, ni tendría vergüenza en seguirte por todos lados hasta que me hicieras caso, tampoco dudaría un segundo en decir que sí cuando me propusieras matrimonio una noche luego de haberme preparado una desastrosa cena en tu casa que Poly se terminó comiendo, porque te verías adorable e irresistible sobre una de tus rodillas tartamudeando una declaración… Nunca me arrepentiría de amarte como lo hice—murmuró— porque conocerte me enseñó que la magia existía, fuimos muy felices… pero se acabó, Jasper. La vida no es una constante, el "Por siempre" no es algo que tengamos derecho a prometer. El camino nos va moldeando, nos va re direccionando… hay cosas que sin darnos cuentas se acaban sin más…

—¿Es por lo del bebé? Eso no nos tiene que separar — la interrumpió ansioso y tomando sus manos entre las de él— Alice, eres una mujer tan inteligente… sabes que existen un millón de formas en que podemos ser padres… simplemente no puedes terminar esto por eso. Yo te amo, con o sin hijos. Eres mi mujer, mi testaruda y valiente mujer. Lo superaremos, ya hemos luchado varias batallas. Alice, no estamos en bandos contrarios, no hay re direcciones, somos nosotros como siempre. Esto también lo podremos superar juntos— intentó convencerla, pero cuando iba a acariciar su rostro ella se alejó, se puso de pie y cruzó los brazos sobre su pecho.

Le dio la espalda unos minutos y para cuando lo volvió a ver su mirada parecía tan rota, la muralla de vidrio había sido momentáneamente derribada… Él estaba viendo a su Alice nuevamente, a su herida Alice.

—¿No lo entiendes, verdad? — dijo sin reproche— No es algo tan básico como en no entender que existen otras formas de tener hijos aparte del método biológico que para mí fue negado… es algo mucho más profundo, Jasper. No es tan sencillo como ponernos los cascos y cargar las armas… no es una simple batalla en nuestro camino. Es más profundo, es algo que viene desde los cimientos, somos nosotros. Es lo que somos, lo que fuimos desde un principio y lo que debíamos de ser hasta nuestras muertes… pero que en algún punto en todo estos años juntos cambio y simplemente ya no hay ni habrá una batalla que enfrentar como aliados—suspiró—No me arrepiento de lo que vivimos, pero no puedo ser esa persona nunca más… ya no soy lo que tu amas, ya nos soy esa mujer que esperas.

—Alice—la interrumpió pero ella lo ignoró.

—Perdóname, Jasper… por favor perdóname, pero no puedo seguir contigo, si me quedase a tu lado ambos nos haríamos daño. Necesito que lo entiendas… Necesito que realmente lo entiendas para que no insistas.

—¡Explícame, Alice! ¡Explica de qué demonios estás hablando porque no entiendo nada! ¡Somos nosotros, con o sin bebés! ¡Siempre hemos sido nosotros!… no entiendo, ¿por qué ya no podremos serlo? Tú siempre lo serás todo para mí, sin importar qué o cómo— susurró lo último acortando la distancia hasta estar frente a ella.

—Cambié— suspiró hondo— el enterarme de que jamás podré tener hijos cambió todo mi mundo, todo lo que concebía y mis planes o sueños me fueron arrebatados— dijo pasando las manos por su cabello— Toqué fondo, me perdí por un rato hasta que las heridas comenzaron a sanar, entonces volví, busqué algo que hacer con lo que quedó y de a poco me he ido sintiendo cómoda conmigo misma, pero siempre tendré las cicatrices para recordarme lo que fui y ya no puedo ser esa mujer para ti… ¡Cambie! Y tu ya no puedes ser lo que yo necesito… pues no cambiaste… desde antes que supiésemos los resultados insistías en que los hijos no eran algo determinante en lo que éramos mientras que para mi eran mi sueño, luego seguiste diciendo lo mismo mientras yo estaba rota. Y hoy acabas de repetirlo… de la misma manera en que lo dijiste la primera vez, igual que todas las veces que lo has repetido. Es como… es como si para ti siempre hubiese significado lo mismo e incluso ahora no puedo saber si es que en todo este tiempo pensaste realmente en eso en algún minuto—susurró enfadada.

—Intentaba apoyarte— refutó de inmediato pasando las manos por su cabello.

—¡Oh, Jasper! — gimió dolorida. —¿En que punto nos perdimos tanto que ahora no eres capaz de entenderlo? No te lo estoy criticando, no te estoy haciendo responsable… simplemente quiero hacerte ver. No es malo que el tener hijos no fuese fundamental para ti como lo era para mí… simplemente creo que nunca lo viste del modo en que yo lo hacia, que de pronto estuviste tan ansioso por contenerme que no te permitiste ver cuanto te afectaba que tu mujer no pudiese concebir, por eso fue nuestra separación, para que ambos entendiésemos lo que aquello significaba, pero tu jamás lo pensante ¿No? Nuevamente estuviste enfocado en mí, en lo que fuese necesario hacer o decir para que yo me sintiese bien y todo volviese al cuento perfecto en el que una vez logramos vivir… pero eso no iba a pasar ¿No lo ves? Tomamos caminos distintos, Jasper, antes siquiera de darnos cuentas nuestro norte era diferente. De pronto ya no somos perfectos para el otro, es como si estuviésemos en diferentes aceras sin poder cruzar hacía el otro… Pero eso no es malo, simplemente sucedió, como suele sucederles a las personas a lo largo de sus vidas, duele pero es así nada más.

Jasper dio un paso atrás como si la fuerza de las palabras de Alice le hubiese dado un gran empujón. La miró descolocado al entender que la mujer de su vida acababa de decirle que ya no lo amaba más, pero que de alguna retorcida forma eso estaba bien y que eso no estaba matándola como a él.

— No me mires así— pidió ella evitando su mirada— No me mires como si esto fuera mi culpa, como si fuese un monstruo solo por decir las palabras no dichas. Las que nadie se atrevía pero que eran obvias— casi ordenó.

— ¿Me estás diciendo que lo que sentías por mí se ha secado… que yo me quedé atrás y que estás lista para seguir sin mí? ¿Y aún así te atreves a pedir que no te mire como si me estuvieras arrancando el corazón? — gritó— ¡Porque eso es lo que estás haciendo, me estás abandonando, me estás matando aquí! — chilló alzando los brazos a sus costados frenéticamente— ¡Me he pasado cada maldito segundo esperando que aparecieses por la puerta de vuelta a casa, cada mañana dándome aliento, recordándome que lo mínimo que podía hacer por ti era darte el tiempo que pedías! ¡Porque eres la mujer de mi vida! ¡Porque lo superaríamos! ¡Porque así se supone que debía de ser! ¿Qué hacías tú por mí mientras? ¡Planeabas tu nueva vida sin mí, sin siquiera tener la puta decencia de avisarme que para ti había terminado todo en cuanto saliste de nuestra casa! —gruñó apretando los puños.

Alice había comenzado a pestañear con fuerza cuando los ojos se le aguaron, lo contempló un momento, pero lo único que salió de sus labios fue un…

—Conocí a alguien más—confesó llena de vergüenza— No ha pasado nada, te lo juro… solo somos amigos—se apresuró a aclarar— Pero el conocerlo, el poder hablar con alguien nuevo y compartir experiencias… Él me hizo sonreír—dijo mirando a Jasper entre sus ojos aguados— Me hizo entender que hay más después de esto, que existen posibilidades y nuevas esperanzas—dijo casi sin voz— ¡Dios, Jasper! ¡Yo no quería, te lo juro! —sollozó— Me siento tan mal por todo esto. Perdóname… no quiero hacernos daño, pero no puedo más—en medio de otro sollozo—No soporto que me mires como si fuese una mala persona por algo que no busqué que sucediera, yo también quería que esa nube negra pasará y que volviésemos a ser los de siempre, pero no se puede. Yo nunca quise no poder tener hijos, nunca quise que mi vida comenzara a girar en torno a eso, tampoco quise alejarme y menos reponerme sin ti. ¡Lo siento, pero descubrí que puedo seguir sin ti! ¡Eso no me hace una mala persona! —lloró— Yo… yo me siento tan distinta, pero al mismo tiempo culpable, porque por alguna razón pienso que no debería sentirme bien sin ti a mi lado, pero lo hago, estoy bien, estoy tranquila, estoy reordenando mi vida, sanando lentamente y me gusta como está quedando… pero también sé que ya no somos los de antes, que ya no puedo volver a esa vida, no quiero esa vida… No quiero estar contigo por lo que fuimos—jadeó con ríos de lágrimas descendiendo por sus mejillas.

Jasper la vio en silencio sintiendo como si alguien metiese la mano dentro de su pecho y arrancase todo lo que había allí. Ella había conocido a otro… ¿Qué podía hacer él al respecto? ¿Preguntar su nombre y enfrentarlo? ¿Molerlo a golpes y luego cargar a Alice sobre su hombro y encerrarla en su casa?

No lo haría, él jamás fue de esa clase de energúmenos, en cambio el "tal vez" de poder odiarla le ofrecía ser la mejor opción.

Un sentimiento oscuro y fuerte reemplazando a otro tan potente como el amor parecía ser el único camino para no morir desgarrado.

La mujer de su vida lo había traicionado, con o sin intención, eso no tenía el menor valor para él, porque dudaba que lo que lo estaba haciendo hervir por dentro cambiase según la intencionalidad.

Decidió que no iba a suplicar más, no iba a ser ese hombre nunca más. ¿Eso es lo que ella le criticaba, no? Ella tenía razón ya no eran los de antes, Alice acababa de matar a aquel Jasper.

Giró sobre sus talones haciendo caso omiso a llanto descontrolado de Alice y se dirigió hasta el sobre, sacó los papeles y apenas mirándolos buscó un lapicero y los firmó sintiendo un grito muriendo en su garganta contenida.

—Escucha bien lo que te voy a decir, porque dudo que exista otra ocasión—dijo serio tendiéndole los papeles de manera brusca mientras ella hipaba— sabes que no soy de los que les es fácil aceptar perder, pero no soy un jodido masoquista, Alice. No voy a rogar migajas de algo que ya no sientes. Aquí tienes los papeles, tienes tu libertad para tu genial nueva vida sin mí con ese nuevo amigo que te hace reír— dijo con acidez empujándolos sobre su pecho, obligándola a tomarlos— Te amo, pero en cuanto salga por esa puerta ese sentimiento quedara apagado, voy a luchar por dejar de hacerlo y no pienso volver atrás. No soy fanático de los imposibles, no voy a esperar un puto segundo más por ti porque no vale la pena. No hay vuelta atrás, no hay esperanza de un "tal vez", voy a tomar mi camino y no voy a dejar lugar alguno para ti en él, no puedo hacerlo si pretendo sobrevivir; así que si tienes algo que decir hazlo ahora esta es la única oportunidad que te voy a dar, porque en cuanto salga por esa puerta lo único que tendré para ti es odio y palabras de rencor— dijo mirándola como el hielo y esperó.

Alice dio un paso atrás y bajó la cabeza llorando en silencio abrazada a sí misma casi convulsionando.

Jasper tragó con fuerza entendiendo el silencio, entendiendo que aunque la amase con todo lo que tenía lo único que podía hacer por ese amor era dejarlo ir, buscar su camino, volver a ser él, el primer amor no siempre es para siempre.

—Adiós, Alice— masculló con toda la entereza que logró reunir.

Salió de la casa preguntándose cómo podía caminar derecho si sentía que todo el cuerpo se le contraía. Cerró la puerta con más fuerza de la necesaria, no era que quisiera hacer una salida dramática, eso no iba con él, pero necesitaba descargar un poco del enorme dolor que lo estaba consumiendo.

Caminó como un autómata hacia su auto, se detuvo antes de entrar y cerró los ojos, rompiendo su promesa miró hacia atrás, "solo una vez más" le dijo la esperanza con maleta en mano apiadándose y le dio un último atisbo de fe. Pero Alice no apareció, no salió corriendo por la puerta gritándole que se detuviese, rompiendo los papeles y gritándole que lo amaba.

Entonces la esperanza huyó por la puerta, ella si que no miró a su espalda y dejó ese espacio dentro de Jasper para ser ocupado por la oscuridad.

Jasper exhaló su último aliento por ella, deseando que fuese feliz dentro de este nuevo camino, pero que lo fuese lo más lejos de él. Deseando no verla nunca más porque de seguro no volvería a tener ninguna palabra cortés hacia esa mujer.

Arrancó el auto y aceleró dejando una estela de polvo lo suficientemente alta como para no ver que mientras se alejaba Alice salía corriendo por la puerta llorando y gritando su nombre mientras el auto se perdía y se alejaba para no volver.

Ya era tarde, la oportunidad estaba perdida… y al final no siempre las historias de amor más perfectas tienen su "Y vivieron felices por siempre" en común.

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Esta prohibido amenazar a la escritora, por que bueno... ustedes saben, a veces hay que dejar abierta la posibilidad para una segunda parte.

Y en este caso creo que se le decia "secuela"?

besos