Disclamer: Todos los personajes son propiedad de Stephenie Meyer. Yo solo soy la dueña de la trama de la historia.

Summary: La belleza podría ser descrita de muchas formas, sin embargo el dolor de sus heridas se reflejaban de forma fuerte en su actuar. Él no era perfecto, ella tampoco. Ambos distintos, ambos sufriendo, unidos por el destino para vivir el día a día.

CARENCIA

Prólogo

En la lejanía mis ojos se prendaron de los de él. Poco a poco recorría su figura y algo me llamó poderosamente la atención, más a simple vista parecía todo normal. Pero sabía que la mente era muy poderosa y muchas veces podíamos intuir cosas que a muchos le eran indiferentes, pero a ciertos se nos dotaba de cierto don.

Si pudiera decidir si cambiaría algo de mi pasado, la respuesta sería un "no" exclamado firmemente. Dicen que muchas veces es necesario pasar por algunas pruebas para ser felices o que la misma felicidad te encontrará a ti iluminando tus días, como lo hacían estos pequeños y tímidos rayos de sol el día de hoy.

Era una falta lo que anidaba día a día en mi pecho, que muchas veces ante la maldad de los demás hacía que cuchillas se clavaran y desgarran aquel músculo que latía luchando por vivir, pese a las circunstancias.

La verdad es que fue algo inesperado y doloroso, como lo que paso aquella vez; no estaba preparada para nada, en ningún sentido de la palabra, para las fuertes sensaciones que despertó en mi corazón y mente aquella hermosa imagen frente a mis ojos. Más sabía a ciencia cierta y de primera mano que no todo lo que por fuera era lindo, por dentro lo sería de igual manera, pero aquel loco músculo de mi pecho decía que era hermoso.

Nunca, y digo nunca, espere a que la vida me brindara esta oportunidad o regalo de un futuro mejor y con algo más que inviernos fríos de corazón para mi porvenir, algo tangible, a mi alcance y que ante todo, que no temiera de mí con el sólo posar sus ojos y verme.

¿Pero cabía la posibilidad de un nuevo rechazo? La respuesta era un sí. Tantas veces acostumbrada a la exclusión efectuada por las multitudes, que con el paso del tiempo te vas dando cuenta de que te empiezas a endurecer y ciertas capas, como armaduras de guerrilleros blindaban tu corazón, haciendo esfuerzos sobrehumanos para no depositar la confianza en personas que sabía, con sólo verlas, que no reportarían nada bueno para mí.

Sin embargo, errar era humano y muchos de los que un día se burlaban de mí, algún día alguien les devolvería la mano de una forma u otra. ¡Pero hay de mí si no confiará en aquellos ojos puros y verdes! Con sólo verlos, me transmitían una seguridad pocas veces vista en mi persona, deseaba correr y gritar de emoción, sintiéndome libre por primera vez desde aquel día y con una paz de inundaba lo que quedaba de mi alma.

Lentamente se fue acercando a mí. Mi cuerpo comenzó a temblar inesperadamente, un sudor frío bajo por mi espalda y pude sentir como el calor fue ascendiendo a mis mejillas hasta dejarlas completamente coloreadas.

Mirarlo de frente era fabuloso, pero también inquietante a la vez. Su mirada ya no me trasmitía cosas buenas, sino que me daba un poco de miedo. Sus ojos antes amables se volvieron algo inquisitivos mientras buscaba algo en los míos.

-¿Tiene algún problema conmigo Señorita?- exclamó aquella voz aterciopelada, que distinguí en el acto mientras la grababa en mi corazón rápidamente para futuros recuerdos.

Algo me dijo que esa preguntaba escondía mucho más, quizás estaba herido por dentro y su corazón aún lloraba, quizás tan solo le molestó que lo mirara tan fijamente como un fruto prohibido, quizás… quizás él realmente era una persona antipática, de la cual me había hecho grandes ilusiones y fabricado castillos en mi mente, pintado un exterior de algo que no era, que solamente brillaba como el oro.

Pero no pude contestar nada. Simplemente mis ojos intentaron capturas todos los ángulos de su figura mientras pasaba segundos a mi lado. Él, al no obtener respuesta de mi parte, inclinó levemente la cabeza y se fue. Entonces comprendí el porqué de su pregunta acusatoria.

La evidencia estaba ante mis ojos, la física claro, pero estaba segura que la herida emocional era mucho más poderosa y que la pena que había en aquellos ojos verdes era por algo grande, quizás tan grande como lo mío.

Como lo que paso aquel día…