Capitulo 15

-Nooo- escuché a Edward a mi lado girándose y tapándose la cabeza con la almohada intentando amortiguar los ruidos. Yo simplemente abrí mis ojos y deje escapar una pequeña risa. Tendría que volver a levantarme yo por tercera vez en lo que llevábamos de noche. Rápidamente me puse mis zapatillas, la bata y cogí a la pequeña para llevarla a la salita contigua y sentarme con ella a intentar calmarla y que dejase de llorar.

-Shhhh bebé, vas a terminar despertando a todo el edificio- la acune en mis brazos moviéndome de delante hacia atrás.

Normalmente nuestras noches eran mucho más tranquilas, pero a sus 6 meses Daniella empezaba a acumular problemas entre los que se encontraban el comienzo de la salida de sus dientes y un resfriado que nos había dado más de un susto hace unas semanas. Era una pequeña tortura para alguien tan pequeño. Y una tortura que sufría toda la familia por igual.

-¿Mejor?- la dije dándole uno de esos juguetes masticables para que las encías dejasen de doler en momentos como este, y por la manera que lo mordía y se calmaba, parecía funcionar.

Era extraño lo que me gustaba hablar con ella. Sabía que era imposible que me entendiese, pero cuando su respuesta era esa mirada profunda que clavaba en la mía y su risita solo podía continuar con lo que estaba haciendo para que lo repitiese constantemente.

-¿Qué le pasa a mi princesa esta noche?- preguntó Edward frotándose los ojos y cogiéndola en brazos mientras se paseaba por la habitación tarareando torpemente una melodía que extrañamente parecía relajarla un poco más. –Perdón por no despertarme antes- me dijo mirándome.

-No pasa nada- dije levantándome y dándole un beso en la mejilla. –Estás cansado, lo entiendo, volver al trabajo no es fácil- dije riéndome un poco de su situación.

-Hubiese retrasado esto todo lo que hubiese podido, pero era hora-. Y era cierto, la empresa de Edward iba mejor de lo que cualquiera hubiese imaginado, pero aunque el fuese el jefe y pudiese ausentarse, había ciertas cosas que requerían su presencia física. Durante las siguientes 6 semanas tendría que pasar tiempo, demasiado para el gusto de ambos, fuera de casa. Y cuando volvía, a pesar de querer disfrutar de nosotras, el cansancio le podía.

-Vuelve a la cama Edward- dije quitándosela de los brazos aunque ya estaba prácticamente dormida. –Necesitas dormir-.

-Si tu no duermes, no es justo que yo disfrute de ese placer- dijo sentándose en el suelo frente a mi mientras yo lo hacía en mi lugar anterior.

-Soy madre a tiempo completo…-.

-Y ahora sé que ese es el trabajo más duro del mundo-.

-Pero el que más vale la pena- dije pasando mi dedo por la pequeña mejilla de mi hija.

-Desde luego- respondió sin poder quitar sus ojos de la niña. Desde luego sus baberos nos vendrían mucho mejor a Edward y a mí cuando la mirábamos.

-¿Piensa parar esta noche de llorar?- pregunto Simón entrando por la puerta repitiendo el mismo gesto de su padre al frotarse los ojos y sentándose a su lado. –Para ser tan pequeña grita mucho-.

-Y lo hará más si sigues con ese tono- le reprendió Edward.

-Tenemos que tener un poco de paciencia. Está malita y se queja, no puede hacer otra cosa. Pronto pasará. Espero- dije.

-Yo también. ¿Puedo?- preguntó señalándola mientras yo se la daba con cuidado. Simón era el mejor hermano que ninguna niña pudiese tener. El cariño y la devoción con la que hablaba de ella y la trataba dejaba bien claro cuánto deseaba tener una familia y como quería a la que había encontrado. Y aunque a veces se quejaba, su cariño era mayor que cualquier otra molestia puntual que pudiese causarle la pequeña. Y con el tiempo yo, había aprendido a quererle como mi propio hijo. -¿Yo fui tan pesado de pequeño papá?- le preguntó a su padre cuando este le colocaba bien la cabeza a la pequeña en brazos de su hijo.

-Uffff- contestó sonriendo. –Digamos que tuve mucha ayuda contigo, pero todos llorarías lo mismo Simón, solamente que yo tenía menos experiencia contigo-.

-Está dormida- dijo Simón notando que la pequeña dejo caer el juguete que tenía en la boca y ahora respiraba calmadamente en sus brazos. –Voy a dormir antes de que vuelva a despertarse- paso el bebé a su padre y salió de puntillas hacía su cuarto. –Buenas noches-.

-Vete a la cama, yo la acuesto- dije cogiéndola para que pudiese levantarse.

-Te espero- dijo detrás de mí cuando yo me incline para dejarla en la cuna y tapara para que no recayese. –No puede ser más bonita- me dijo Edward cogiéndome por la cintura en mi espalda y susurrándome al oído aquellas palabras.

-Ni la podemos querer más- dijo acariciándole la mejilla que no tenía apoyada en mi hombro.

-Aunque le guste despertarme, jamás me cansaré de darte las gracias por darme este regalo, ¿lo sabes verdad?- dijo besándome mi clavícula.

Lentamente le cogí de la mano y apagué la luz de la sala llevándolo a la habitación ante su cara de confusión.

-¿Gracias a mi?- dije besándole la mejilla. –A ti y a Simón, por recordarme lo que es querer-.

-Te quiero- dijo cogiéndome de la cintura y cayendo en la cama donde planeamos demostrar hasta donde podía llegar tanto amor sin importarnos no dormir más.

+.

-¿Y mi padre?- me preguntó Simón mientras balanceaba a la pequeña en los columpios.

-Nos espera en casa, está…-.

-Trabajando. Lo sé- dijo mirando a un sitio indeterminado.

-Simón, sabes que solo serán una par de meses- dije desde el banco donde supervisaba todos los movimientos.

-Ya, pero hace mucho que prometió no volver a ese ritmo de trabajo y ahora…-.

-Simón, ahora tú eres más mayor y puedes entender que es necesario-.

-Pero Dani solo tiene 3 años y ni siquiera él puede explicárselo- dijo con frustración.

-¿Esto lo has hablado con él?- pregunté levantándome y colocándome a su lado.

-¿Serviría para algo?-. a sus 12 años Simón era un niño demasiado maduro y despierto, al igual que cabezota. Por lo que si juntábamos su edad y los genes del padre, sacábamos una especia de robot imposible de reiniciar en sus creencias.

-Eso tendrás que comprobarlo tú- dije acariciándole el pelo, una copia casi exacta al de su padre.

-Gracias Bella- dijo bajando las barreras un momento y dándome un beso en la mejilla.

A pesar de que habían pasado 4 años, Simón prefería seguir manteniendo el mismo rol que al principio, el de la amistad y el de la confianza. Y aunque me había dicho que para el yo era su madre, le gustaba más llamarme Bella, cosa que a mi me encantaba.

-Venga, os invito a un helado antes de irnos a casa- dije sacando a la pequeña del columpio mientras Simón ordenaba el carrito iluminándole la cara al escuchar mi propuesta.

-¡Sí!- chilló la pequeña agarrándose a mi cuello. –No mamá- dijo sin soltarse cuando fui a dejarla al carro.

-Dani, suelta- dije intentando con una mano desenroscar su enganche de mi cuello, pero era imposible. –Ayúdame Simón- dije.

-Ven aquí enana- dijo quitándome de una sola vez quedándose con ella en brazos. –Se viene un rato conmigo, ¿puedo?-.

-Eso es cosa tuya- dije cogiendo el carrito. –Dentro de 5 minutos suplicarás sentarla-.

-Algunos tenemos más fuerza que tu Bella-.

-¡Oh vamos! ¿Desde cuándo el estilo Cullen es lo que te va?- dije viendo que la ironía Cullen cada vez estaba más presente en sus comentarios hacía mi.

-No me lo tengas en cuenta, son los genes. Y hasta ahora nunca te has quejado de ellos-.

-Eso es lo que tu crees- dije sonriendo. –Muchas veces un esparadrapo en vuestra boca sería el mejor complemento-.

-Oye Bella- dijo un poco más serio. -¿Por qué papá y tu todavía no os habeis casado?-.

-No lo sé- dije sinceramente. Con Simón siempre era así. No había miedos pues sabíamos que la conversación siempre quedaría entre nosotros. –Nunca hemos tenido la necesidad de dar ese paso. Tener un hijo en común creo que ya es bastante compromiso. ¿Por qué lo preguntas?-.

-Es raro, sois más pareja que muchos de los padres de mis amigos que con un matrimonio, pero no estáis casados-.

-Al final es solo un trozo de papel. No me hace falta firmarlo para estar oficialmente con nadie-.

-Pero es bonito, eso de marido y mujer digo. Y la boda, eso sí que es bonito-.

-Vaya, que romántico Simón. Además, tu padre nunca me lo propuso asique supongo que el pensará de manera parecida-.

-Si mi padre te lo pidiera, ¿Qué le dirías?-.

-Pues… supongo que un sí. Ya te digo que no es algo que realmente espere con ilusión en la vida, pero si él lo pidiera es porque el si quiere, y dado que a mí no me molesta, me gustaría hacerle feliz-.

-Hoy nos ha dicho mi profesor de biología que todas las mujeres desean en esta vida una boda con más invitados que ciudadanos de los Estados Unidos, con una iglesia tan grande y un vestido tan grandioso que ni su sueldo de un año cubrirían la mitad de los gastos. Ese señor no te ha conocido a ti- dijo riéndose.

-Tiendo a alejarme de la normalidad-.

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-Que tranquilidad- dijo sentándose a mi lado dejando la bandeja de la cena encima de sus piernas.

-¿Cuándo fue la última vez que estuvimos solos?- pregunté cogiendo un trozo de pizza y llevándomelo a la boca.

-Con una niña de 3 años y otro de 12 esas cosas tienden a olvidarse porque son… demasiado de vez en cuando-.

-Cierto- dije fijando mi vista en la televisión, que no mi atención. Esa estaba completamente puesta es el hombre que tenía a mi lado rodeándome con un brazo y acariciándome el mío. Mi hombre.

No sabía muy bien de que iba la película, o la serie, o lo que fuese que echaran en la televisión. Pero un susurro en mi oído me hizo desconectar de lo poco que todavía me mantenía con los ojos en ella.

-Cásate conmigo-.

-¿Cómo has dicho Edward?- pregunté incorporándome para mirarle fijamente.

-Que te cases conmigo- dijo sonriendo como si la respuesta la supiese de antemano…

-¿Has hablado con Simón?-.

-Más bien hablo el conmigo… No quiso decirme nada de lo que hablasteis, te lo juro, y fue desesperante intentar sonsacarle algo- dijo defendiendo ante todo ese punto, algo que me dejo mucho más tranquila. –Simplemente me regaño por decirlo de alguna manera, parecía el mi padre y yo su hijo- continuo con su risa como si recordar aquella situación le resultase todavía cómica.

-Sigue-.

-Me dijo que te lo pidiese. Que quería a sus padres casados, y pensándolo bien, no veo el porqué no hacerlo. Puede ser un buen momento para hacer lo nuestro oficial-.

-¿Más oficial de lo que ya es? ¿Me estas tomando el pelo?-.

-Míralo así. Yo te amo, tú me amas, Simón quiere, Dani puede disfrutarlo, celebrarlo con la familia. Algo sencillo, tú, yo y ellos. Y el cura claro. Señora Cullen, no me digas que no suena bien- dijo besándome levemente los labios.

-Olvida el último punto, yo soy Bella Swan- dije remarcando mi apellido pero sin poder parar de sonreír, su propuesta sonaba más que interesante.

-Pero serás mi mujer. Siempre quise eso-.

-¿Y por qué no lo pediste antes? Te hubiese dicho lo mismo que hoy-.

-Nunca surgió el tema, creo que ninguno de los dos lo vimos como una verdadera necesidad, ¿o me equivoco?- preguntó cuando yo negaba con la cabeza. ¿Entonces? ¿Qué dices?-.

-¿Te imaginas que te digo ahora que no?- pregunté riéndome.

-Siempre he pensado que tendrías que devolverme de alguna manera el dolor de hace…-.

-Uh para- dije tapando completamente su boca. –Demasiado, demasiado tiempo. Si algo aprendí en estos años es a vivir el ahora, asique sí. Claro que quiero Edward- dije quitándole la mano y besándole con pasión.

-Creo que no ha sido la pedida adecuada- dijo rodeándome con sus brazos y haciendo que me tumbase sobre sus piernas mientras mis brazos rodeaban su cuello y hacían que su cara quedase a centímetros de la mía. –Ni anillo, ni petición de rodillas, ni promesas eternas…-.

-No las necesito. Es todo lo que puedes darme y lo acepté hace mucho tiempo Edward. Ha sido perfecta para mí-.

-Entonces es más que suficiente-.

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-Madre mía, no lo puedo creer- dijo antes de entrar a la carpa.

-¿No irás a llorar?- pregunté con una sonrisa tierna sabiendo exactamente que estaba sintiendo él en esos momentos.

-Intentaré aguantar-.

-No veo él porque tienes que hacerlo- dije cogiéndole de la mano y abrazándole con el otro brazo.

-¿Papi, por qué vas a llorar?- pregunto Dani acercándose a nosotros. Rápidamente Edward la levanto en brazos para darla un enorme beso, de esos que a ella le encantaba recibir en todo momento, más si eran de su "papi".

-¿Qué vas a llorar?- preguntó Emmet, el cual apareció de la nada.

-Emmet, ¿te recuerdo que tu lo hiciste cuando tus niñas lo hicieron? Y solo era la primaria- le recordé delante de toda la familia que ahora estaba en torno a nosotros.

-Pero son dos, y son mis niñas. ¡Esas cosas no se recuerdan Bella!- dijo como si fuese un niño de la edad de Dani provocando las risas de todo el grupo.

-Vamos dentro- dijo Edward cogiéndome una mano y llevando en la otra a Dani seguidos de la familia.

Una vez sentados en las sillas que nos correspondían pude apreciar el momento. La graduación de Simón. Aquel niño de 8 años que un día se perdió y acabo en mi tienda, hoy era un muchacho increíblemente guapo e inteligente de 17 que se graduaba en el instituto con honores y una plaza en una de las mejores universidades del país. El único problema era que estaría 4 años viviendo al otro lado del país, por lo que sus visitas se reducirían a unas pocas al año, algo que mataba a su padre, y que a mi me costaba horrores asimilar.

Edward intentaba no pensar en ello jugando con Dani, que a sus 9 años no podía estar más consentida con su padre, ni sus abuelos, ni su hermano, ni sus tíos. Era lo que tenía el ser la pequeña de la familia. Aunque eso cambiaría pronto. Me toque mi tripa, que a mis 6 meses de embarazo empezaba a ser más que evidente. Después del parto de Dani tuvimos que pensar muchísimo dar el paso, pero viendo los inconvenientes del momentos y las alegrías del futuro, tampoco fue una decisión muy complicada.

Alice y Jasper decidieron vivir su vida sin niños, por eso sus sobrinos eran las personas más consentidas del universo. Y Emmet y Rose tampoco tuvieron más criaturas. Sus hijas, ahora dos bellezas rubias a punto de pasar al bachillerato, traían de cabeza al padre, que se pensaba más de una vez en meterlas a un convento para que ningún chico pudiese ver semejantes monumentos.

Los aplausos me sacaron de mi mundo y vi como un fila de jóvenes vestidos con togas azules completaban la primera fila. Y el último, que sería el primero en subir, Simón, que antes de sentarse nos saludo con evidente nerviosismo.

-¿Cuándo ha pasado el tiempo?- me preguntó al oído Edward viendo como después de Simón el resto de compañeros recogían sus diplomas.

-Lo importante es que lo has disfrutado. Además, solo se va a estudiar, en unas 3 horas de avión estamos a su lado-.

-Es demasiado-.

-Es su vida Edward, igual que todos hicimos la nuestra-.

-¿Qué haría yo sin ti?-.

-Irte a vivir con él y fastidiarle sus años de universidad- dije secándole cariñosamente una lágrima que le caía por la mejilla.

-Te quiero-.

-Y yo a ti-.

-Shhh- nos reclamó la pequeña sentada en las piernas de Edward.

-Princesa, ¿a que tú siempre te vas a quedar con papa y mama?-.

-Claro que si-.

-Preciosa- dijo besándole la mejilla. –El día que me digas lo contrario te recordaré este momento- le dijo haciendo que la pequeña me mirase con cara de no entender nada. Simplemente me limite a hacerle un gesto como su estuviese loco. Ella rió y volvió su atención de nuevo al escenario. –Vosotras sí que me volvéis loca-.

-Para Cullen- dije antes de que aquello se nos saliese de las manos. Mis hormonas en mi estado no respondían de sí mismas.

-¿Sabes quién es el que jamás se va a ir de tu lado?-.

-¿Quién?- dije mirándole.

-Yo- y eso era algo que simplemente ya sabía.

Holaaaaa!Bueno, veréis que la historia no tiene ni epilogo, ni pone final ni nada por el estilo… La cosa es que en teoría este es un buen final, pero siempre me puede dar el venazo de querer escribir un capitulo más, contar cosas que entre medias no se contaron, hacer alguno desde el punto de vista de Edward, no se… Entonces la pondré como completa, pero algún día puedo continuarla, por lo pronto así se queda.

Espero que os haya gustado, aunque si tengo que ser sincera, no me quedo tan perfecta como yo esperaba, pero estoy contenta con el resultado Gracias por seguirla capitulo a capitulo y espero seguir viéndoos por otras novelas mías, tanto las terminadas, como las que sigo escribiendo, como las que tengo ya en cabeza que en breves comenzaré.

Muchos besos y muchas gracias de nuevo :D