Los personajes no me pertenecen, son de Stephenie Meyer, la historia fue creada por mi cabeza, al igual que alguno de los personajes que aparecen.

¡Sorpresa!, como prometí os traido el último capítulo unos días antes, así que espero que lo disfrutéis.


Epílogo.

5 años después.

No se si podría decir que había alcanzado todas las metas que me proponía para ser una persona mejor, seguramente mentiría, ya cada día tenía nuevos objetivos por cumplir aunque si que conseguí la que me prepuse hace tanto tiempo, el de llegar a ser una gran arquitecta, desde que terminé mi carrera, enseguida comencé a trabajar en proyectos, aunque al principio eran pequeños puesto que apenas tenía experiencia, hoy después de casi un año y medio trabajando en Construcciones Cullen, tenía que exponer un proyecto de gran importancia, era un nuevo rascacielos para el centro financiero de New York, los chicos me habían dando esta oportunidad y no los iba a defraudar, había trabajado casi 6 meses en este proyecto y hoy se lo iba exponer al dueño, para que diera el visto bueno y así empezar a construirlo.

No podía evitar sentirme nerviosa, si no le gustaba iba a ser un gran fracaso para mi, aunque Edward me hubiera dicho que me lo tomara con tranquilidad que él en su primer proyecto importante había fracasado, pero que ahora era el número 1, pero eso no me basta a mí, yo quería destacar y quería hacer las cosas bien desde el principio.

Entré en la sala de reuniones donde estaban Jasper, Emmet, Edward, el Sr. Maller, que era el dueño y alguno de sus asesores y personal que siempre le acompañaban, coloqué las cosas para empezar la presentación, y dejé la maqueta en el centro de la mesa, inspiré una vez más para infundirme valor y comencé hablar.

Una hora y media más tarde lo había conseguido, el Sr. Maller había quedado fascinado con mi idea, apenas quiso modificar nada del proyecto inicial, solo cierto detalles sin importancia, tras discutir algunos aspectos, se despidió quedando en que se pondría en contacto para ultimar algunos detalles, cuando la puerta se cerró, yo me derrumbé en la silla más cercana, los nervios me habían acompañado durante toda la presentación y posterior discusión.

- ¿Qué os había dicho?, que nuestra niña lo iba a conseguir, es la mejor – exclamó Emmet que me levantó de la silla dando un gran abrazo.

- Nadie dudaba de su capacidad, pero todos sabemos lo exigente que es el Sr. Maller – dijo Jasper que también me abrazó – tu tuviste que hacer para él tres proyecto diferentes porque ninguno le gustaba – le dijo a Emmet, éste solo se encogió de hombros.

- Yo sabía que lo conseguiría, siempre he dicho que es la mejor, pero ella no tenía confianza en sí misma – Edward me abrazó y dejó un beso en mis labios – enhorabuena pequeña.

- Gracias a los tres, y gracias Edward por aguantarme, sobre todo esta dos última semanas, siempre pagaba contigo mi enfado y malhumor – enterré mi rostro en su pecho y sentí como me acariciaba la espalda para calmarme.

- No hay de que, para eso estamos los maridos – dijo burlón, me separé de él, y los cuatros nos fuimos cada uno a su despacho.

Me fije en la hora y vi que dentro de 15 minutos tendría que ir a por Anthony al colegio, adoraba a mi hijo, era una versión en miniatura de Edward, aunque también tenía rasgos míos, era un pequeño muy travieso y a sus 5 años nos traía de cabeza a su padre y a mí. Terminé de enviar unos correos y me dispuse a levantarme para ir a por mi hijo cuando la puerta fue abierta y un pequeño terremoto entró en el despacho.

- ¡Mami, mami! – gritó mi hijo, mientras yo me agachaba para cogerlo mientras él se colgaba de mi cuello para darme un beso en mi mejilla.

- ¿Qué haces aquí? ¿Te has escapado de la escuela? – pregunté a mi hijo enarcado una ceja.

- No mami, la tia Rose me tajo – me respondió riendo con su dulce voz infantil, Rose y Emmet habían sido también padres de un niño de 4 años llamado Matt, que era igual que su padre, así que cuando los dos pequeños se juntaban con Emmet era el caos.

Alice y Jasper también había sido padres, hacía un año que la pequeña Sophie había venido al mundo, era preciosa y Alice estaba encantada con su pequeña, todos esperábamos que no saliera tan hiperactiva como la madre, porque si no el pobre Jasper iba a volverse loco.

- Hola Bella, siento no haberte avisado, sabía que estabas muy nerviosa y no quería interrumpirte – saludó Rose mientras se sentaba en una de las sillas que estaban frente a mi escritorio, yo también me senté y acomodé a Anthony en mi regazo - ¿Como te fue?.

- Hola, no importa, ahora iba a salir a por él, la presentación ha ido de maravilla, le ha encantado el proyecto – le expliqué a Rose.

- Enhorabuena, así me gusta que te impongas sobre esos tres zoquetes, tienes que ser mejor que ellos, que sepan que las mujeres somos superiores – ambas nos reímos, de pronto otro torbellino, pero esta vez de cabellos rubios entró en mi despacho.

- Corre Anthony, mi papá dice que vamos a da un susto a tu papá – mi hijo se revolvió sobre mi para bajarse, y salió corriendo junto a su primo.

- ¿Porque Emmet no se puede comportar como un adulto responsable? – bufó Rose, yo solo pude negar con la cabeza y esperar que la travesura no enfadara mucho a Edward.

- Ya lo conoces, es peor que los niños.

Ambas nos levantamos y fuimos al despacho de Edward donde se oían gritos y risas, cuando entramos encontramos a Emmet tirado en el suelo y Edward encima de él haciéndole cosquilla junto a los dos niños.

- ¿Y vosotros os llamáis adultos? – preguntó de forma burlona Rose, todos pararon y nos miraron, dejaron libres a Emmet, parecían críos.

- Somos adultos que se divierten con sus hijos – respondió Edward, Emmet y Rose se despidieron y se fueron junto con Matt, vi como Edward terminaba de recoger las cosas para irnos los tres juntos a casa. Sonreí viendo a mis chicos, estaba orgullosa de los dos, y nunca podría aburrirme.

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La semana había sido excesivamente larga, cada día estaba más cansada, entre el proyecto y Anthony terminaba agotada por las noches, este fin de semana íbamos todos a Forks, ya que era el cumpleaños de Esme, lo que significaba un fin de semana relativamente tranquilo, sentí mis ojos pesados sabía que no eran todavía las 8 porque Anthony no había venido todavía a la cama, y para eso era como un reloj, pero un dolor de barriga hizo que me levantara de golpe y saliera disparada de la cama, para saludar el retrete, sentí una mano en mi espalda.

- ¿Te encuentras mejor? – preguntó Edward visiblemente preocupado.

- Si, no tuve que comer tanto anoche – respondí.

- ¿No quieres que vayamos al médico? – insistió Edward, era tan tierno que se preocupar tanto de mi.

- Cariño estoy bien, solo ha sido algo que me sentó mal, si me vuelve a pasar te dejo que me lleves al médico o se lo digo a tu padre – Edward sonrió satisfecho, y aprovechó para atacar mis labios, me subió al mueble y se acomodó entre mis piernas, no pude evitar gemir, Edward comenzó a sacar mi camiseta, para empezar a jugar con mis pechos, yo me aferraba a sus hombros, pero una vocecita se coló en el baño.

- ¿Mamii?, ¡Papii! – nuestro hijo nos estaba llamando, Edward y yo nos miramos a los ojos.

- Será mejor que vayas, yo tengo que darme una ducha de agua fría – dijo resignado Edward, y me di cuenta de la erección que tenía, no era la primera vez que nuestro hijo nos interrumpía, le di un beso en los labios, me acomodé la camiseta y salí al encuentro de mi hijo.

- ¿Y papi? – preguntó, estaba sentado en la cama.

- En el baño, vamos a desayunar que luego tenemos que ir a Forks al cumpleaños de la abuelita Esme.

- Siiiii – gritó mi hijo y empezó a saltar en la cama, lo cogí y lo llevé a la cocina para que empezara a desayunar, mi hijo adoraba a sus abuelos.

Una vez todo listo nos pusimos rumbo a Forks, pero un pequeño estaba bastante inquieto y no paraba de preguntar cuando llegaríamos, decidimos ir a ver primero a mi padre ya que luego no tendríamos tiempo, y además que trabajaba por la tarde ya que me lo había comentado cuando me llamó el lunes para preguntarme por el proyecto.

- ¡Abu, abuuu! – gritó mi hijo cuando saltó del coche, siempre hacia lo mismo, cuando lo sacaba del coche salía disparado hacia la casa donde lo esperaba mi padre.

- Pero que grande estas, eres todo un hombrecito – le dijo mi padre, Anthony sonrió orgulloso.

- Hola hijos ¿qué tal el viaje? – preguntó mi padre mientras entrábamos en casa.

- Bien, aunque al final Anthony estaba un poco desesperado por llegar – contestó Edward viendo como nuestro hijo empezaba a sacar los juguetes que mi padre tenía en casa para cuando él fuera.

Tras estar un rato con él, nos despedimos y para poner rumbo a la mansión Cullen, pronto sería la hora de comer y seguro que Emmet estaba impaciente, Edward aparcó al lado del jeep de Emmet, y una vez más mi hijo salió disparado llamando a sus abuelos.

- ¿Como es posible que tenga tanta energía? – preguntó Edward mientras me cogía de la cintura para adentrarnos en la casa, con los años el amor entre Edward y yo no había disminuido, si no todo los contrarios había veces que éramos peores que unos adolescentes.

Cuando entramos los gritos y las risas fueron audibles, eso era común siempre que todos nos reuníamos, entramos al salón y allí estaban todos, fuimos saludando a cada uno de los presentes, era muy tierno como Sophie intentaba seguir a sus primo por toda la casa.

- Felicidades Esme – le dije mientras la abrazaba.

- Gracias hija, no hay mayor regalo que teneros a todos juntos en este día.

Todos nos dirigimos a comer al comedor, me encantaba estas comidas con la familia, no faltaba las risas y las historias, era lo que siempre soñé, una familia unida. Una vez terminamos de comer y que los pequeños se durmieran un rato, Edward y yo decidimos escaparnos aprovechando que teníamos niñeras y así estar unas horas solos, como siempre que podíamos nos dirigimos a nuestro prado, adoraba pasar horas allí, además de que era especial para nosotros ya que allí fue donde nos confesamos por primera vez lo que sentíamos el uno por el otro.

- Parece increíble que hayan pasado más de 5 años desde la primera vez que estuvimos aquí – dijo Edward que estaba tumbado encima del pasto, el sol había salido haciendo todavía más mágico el lugar.

- Fue aquí donde nos dijimos te quiero por primera vez – susurre, yo estaba sentada apoyando mi cabeza en las rodillas contemplando a Edward, éste abrió sus ojos y los fijó en los míos una sonrisa se expandió en su rostro.

- Si, y fue unos de los mejores días de mi vida – afirmó.

- ¿De verdad? ¿y cuales han sido los otros? – pregunté con cierta curiosidad.

- Bueno tengo muchos, casi todos contigo, pero si tengo que destacar algunos, puedo decir que el día que nos conocimos, cuando me dijiste que estabas embarazada, el nacimiento de nuestro hijo y el día de nuestra boda – su recuento hizo que mis ojos se llenaran de lágrimas, bufé odiaba volver a llorar por todo pero era lo que me quedaba de aquí a unos meses, vi a que Edward había vuelto a cerrar los ojos, era la hora de decir lo que había ocultado desde hace un par de semanas.

- Pues creo que vas a tener que ampliar tu lista, porque estoy embarazada – Edward se levantó de golpe y abrió sus ojos clavándolos de nuevo en mí, pude ver un brillo de felicidad, de pronto dejé de sentir el suelo y me vi envuelta en un abrazo por parte de Edward, sabía que le haría ilusión, hacía tiempo que deseaba volver a ser padre, pero que por mi no me lo había dicho en voz alta, ya que Edward deseaba que terminara tranquila la carrera y trabajara sin estar pendiente de los pequeños.

- ¿Pero como?, no me digas el como se perfectamente como se hacen los bebés, de hecho me salen bastante bien – yo rodé los ojos y le golpeé en el brazo.

- Cuida tu ego Cullen, y ha sucedido lo mismo que la otra vez – rodé los ojos solo a mi me pasan las mismas cosas dos veces – como estos meses he estado bastante agobiada he olvidado tomarme la pastilla – Edward se rió de mi.

- ¡Así que vamos a volver a ser papás! – exclamó lleno de alegría, yo solo asentí, y vi como se arrodillaba para quedar frente a mi vientre, sentí mis ojos volver a humedecerse – Hola bebé, espero que seas una linda princesa igual que tu mamá, ya estoy desando de verte la carita – Edward dejó un beso en mi barriga y se levantó para besarme.

- Yo también espero que sea niña, aunque si es un niño lo amaré igual.

- No lo sabremos hasta dentro de unos meses, y por lo visto las terribles nauseas ya han hecho su aparición – yo asentí, era lo que más odiaba – por cierto ¿de cuanto esta?

- De unos 7 semanas, me enteré hace un par de semanas, y si esperado para decírtelo ha sido porque quería estaba esperando al momento adecuado y porque estaba segura de que me hubieras ayudado en el proyecto para que estuviera tranquila y no andara tan estresada.

- Me conoces demasiado bien, pero no quiero que me ocultes las cosas, pero si tienes razón habría actuado así – sonreí, conocía muy bien a mi marido.

Decidimos volver a casa y compartir la noticia con nuestra familia, sabía que sería un buen regalo para Esme, ella adoraba a sus nietos y deseaba tener más para así formar una gran familia, solo esperaba que Anthony se tomara bien la noticia, Edward y yo decidimos decírselo antes que al resto de la familia, era lo justo.

Cuando llegamos todos estaban en el patio disfrutando de una tarde soleada, nuestro hijo vino corriendo para contarnos lo que había hecho con sus abuelos, decidimos aprovechar ese momento para decírselo, así que nos separamos un poco de la familia.

- Campeón, mamá y yo te tenemos que dar una noticia – explicó Edward que había cogido a nuestro hijo en brazos, él nos miraba expectante.

- Vas a tener un hermanito – le dije, su rostro se iluminó y yo solté el aire que había retenido.

- ¿Y donde está mi hermanito? – preguntó con curiosidad.

- El bebé está en la barriguita de mamá, porque ahí está protegido – le explicó Edward, Anthony me miró y en su boquita se formó una "o".

- ¿Y vino una ciguena? – preguntó, cuando Alice se quedó embarazada mi hijo nos preguntó por qué el bebé estaba dentro de su tía y le explicamos que una cigüeña traía una pastilla que la mamá se tenía que tomar y por eso el bebé estaba en la barriguita, la explicación de Edward hizo que Emmet estallara en carcajadas, pero sirvió para que los más pequeños dejaran de preguntar.

- Se dice cigüeña, y si vino y ya me tragué la pastilla – la cara de Anthony era adorable.

- ¿Y no te dio mieo? – sonreí a mi hijo y negué con la cabeza.

- Así que ¿estas contento con la idea de tener un hermanito o hermanita? – preguntó Edward.

- Siiiii, y así jugadá conmigo – Edward bajó a Anthony pero le advertimos que no podía decir nada hasta que nosotros le avisáramos, ya que él sería el encargado de decir a los demás la noticia.

Tras la conversación con Anthony estuve más tranquila, había temido que no se tomara muy bien la noticia pero fue todo lo contrario, las chicas me miraban de vez en cuando intentando descubrir de que habíamos hablado, pero me hice la loca, después de cantar el cumpleaños feliz a Esme y entregarle los regalos, Edward cogió a Anthony en sus brazos y se puso de pie al igual que yo.

- Bueno Esme te queremos dar un último regalo que espero que te guste, aunque en realidad es un regalo para todos – dije mirándola, todos nos veían con curiosidad, Edward le susurró algo a nuestro hijo.

- Voy a tene un hermanitoooo – chilló, eso causó que todos se levantaran y nos felicitaran, Esme vino abrazarme con lágrimas en los ojos diciendo que era el mejor regalo de todos, yo no pude evitarlo y al final derramé las lágrimas que había estado evitando toda la tarde.

Después pues de la euforia inicial, todos nos calmamos y la conversación como no pudo ser de otra forma giró entorno al nuevo Cullen que venía en camino, yo solo esperaba que esta vez la genética estuviera más de mi parte y fuera un poco más Swan.

Tras un largo día caí exhausta en la cama, esperando que Edward saliera del baño para así poder acostarme junto a él, después de todo este tiempo me había acostumbrado a su calor y cuando no dormía con él por cualquier circunstancia me costaba horrores conciliar el sueño.

- Creo que ha sido una gran semana para ti – dijo Edward saliendo del baño y sentándose en la cama.

- Si no puedo estar más contenta, gracias por darme la oportunidad de ese gran proyecto, se que os arriesgasteis al darme algo tan importante – dije acomodando mi cabeza sobre su pecho.

- Sabía que lo lograrías, todos estos años has demostrado ser una gran arquitecta y para que te lo creyeras era necesario que hicieras algo importante y esta era tu oportunidad y no la has desaprovechado – afirmó me incorporé un poco y vi en sus ojos un brillo de orgullo, Edward había sido el que había estado a mi lado durante estos meses animándome cuando me veía que me iba a derrumbar.

- Además si hay alguien que debe agradecer aquí soy yo – le miré con curiosidad – gracias por darme otro hijo, no lo habíamos hablado pero me has hecho el hombre más feliz.

- Lo se, aunque últimamente en mi cabeza rondaba la idea de ampliar la familia, así que tarde o temprano hubiera sucedido.

- ¿Eres feliz? – preguntó Edward.

Yo me quedé pensado en esa simple pregunta, ¿era feliz?, aunque era cierto que discutíamos algunas veces y nos enfadábamos, no cambiara mi vida por nada del mundo. Gracias a Edward he llegado donde estoy hoy y no simplemente lo digo por el lado profesional, que eso también resultó ser positivo pero era lo de menos, si no por mi lado emocional, había logrado tener lo que siempre añoré desde pequeña, una familia unida, se que la decisión que tomaron mis padres fue la correcta pero eso no impidió que yo soñara con ese ideal de familia, y que después de los años lo había conseguido, no se si será la mejor, pero yo intento cada día que mi familia sea feliz, alimentado ese amor que un día nos confesamos Edward y yo, y que pronto se vería premiado con otro miembro más, así que si alguien me hiciera la misma pregunta dentro de unos años creo que la respuesta segaría siendo la misma, porque de una cosa estaba segura y es de que ese amor no se evaporaría de la noche a la mañana.

- Si Edward, soy feliz.


Gracias por leer.

Bueno ahora si puedo dar por cerrada esta historia, pero esto no quiere decir que sea una despedida, ya estoy trabajando con algunas ideas y que espero poner pronto en marcha.

Gracias a todas las alertas y favoritos, también a todas aquellas que han leído esta historia en silencio y sobre todo a las que han ido comentado la historia, mostrándome así su opinión y apoyo, gracias de todo corazón a:

vcullen, lalycullen2010, Seiya-Moon, LoreMolina, Roxy, kalicullen, madaswan, Maya Cullen Masen, flooor, jade0709, Anira Cullen y bea.